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Consecuencias
 
Abril 2008 | #1 | Índice
 
Estamira, nueva forma de existencia - Parte I [1]
Célio Garcia
 
Este es quizás uno de los primeros textos de la Orientación lacaniana que fundan una nueva clínica: la clínica de la carencia. A partir de toda una serie de figuras (en el sentido de las figuras hegelianas) como el recolector de basura, el que pinta grafittis, el que hace capoeira, el infractor, el constructor de ranchos en la favela, Celio García examina y construye los modos de existencia de la clínica de la carencia.
 

EstamiraEstamira es portadora de sufrimiento mental. Psicótica, ella fue atendida por el servicio de salud mental. Medicada, ella está bajo efecto de psicofármacos.

Pero eso no dice todo. Todos esos procedimientos no agotan la cuestión suscitada por Estamira. Existe algo más. Estamira hace su trayectoria, ella inventa su territorio y por donde pasa lleva con ella su sufrimiento mental, que dura. El tiene una duración, la duración de la vida, pero no es crónico.

La vida pasa, aunque sea en un tiempo lento (como es el tiempo de los pobres). Si no, veamos:

Ella no permaneció internada por un largo período, ni en hospital, ni en unidad de substitución (hogar obligatorio o morada terapéutica).

Ella fue atendida en un momento de urgencia, es verdad, pero ella no cumplió la tríada "urgencia - guardia - ambulatorio". Fue otra la temporalidad que ella estableció.

El término territorio sirve para situar por dónde anduvo Estamira. En su caso, el tterritorio es físico, socio-comunitario (lazos, familia, compañeros en el basurero), territorio discursivo (delirio de fondo religioso). Todo eso formaba su cotidiano. Vamos a llegar a una Clínica para Estamira.

Primera anotación al margen en nuestro cuaderno, en el servicio de salud mental donde ella fue atendida: el sufrimiento de Estamira habría sido mucho mayor si ella permaneciera adscrita al servicio, su perímetro, sus reglas, sus procedimientos, su temporalidad (Urgencia - Ambulatorio - Convivencia).

Segunda anotación: mejor hubiera sido si el lugar donde está localizado el servicio de salud mental abriera espacio incorporando el territorio de Estamira; permeable, si él se dejara existir sin las imposiciones, restricciones, marcaciones (horario, división en especialidades) que esperan el paciente y el profesional cuando llegan al servicio de salud. Pero, eso habría sido muy difícil.

Yo bien lo sé. Además, sin recorrer el territorio de Estamira, no corremos el riesgo de ser sorprendidos por Estamira. Ese territorio tiene su angustia, es verdad, pero, para llegar hasta allá, tenemos que ir mucho más allá del bio-médico, donde quedan las "nuevas formas de existencia": una Clínica para Estamira.

 

 
Una película
 

Las notas hasta aquí hacen referencia a la película documental brasileña "Estamira" que cuenta la historia de una portadora de sufrimiento mental en la "baixada fluminense" (próxima a Rio de Janeiro) que ganaba su sustento como recolectora en el basurero (lixão). Ella estuvo internada en ocasión de su crisis, siendo luego liberada, como preconiza la Reforma Psiquiátrica. Solo que el director Marcos Prado sin preocupación directa con nuestros debates, nos muestra una "nueva forma de existencia" para una persona que no pasa por hospitalización en grandes o pequeñas unidades, ni por contención, a no ser por la medicación puesta a su disposición por la gama de psicofármacos existentes actualmente.

Además de esa idea "nuevas formas de existencia", tengo consideraciones que me han sido útiles en el trabajo. Estamira me lleva a tres anotaciones:

1) El film de Marcos Prado nos muestra el territorio de Estamira, o Estamira en su territorio del cual ella no salió.

2) La experiencia de la carencia creó condiciones para la creatividad de las que hizo prueba Estamira en su forma de existencia.

3) La necesidad de pensar una Clínica de la Carencia.

 

 
Por una Clínica de la Carencia:

1. Los irregulares, aquéllos que dan testimonio de una pérdida, al mismo tiempo en que nos dicen cómo continuar.

2. El resto, el fragmento, el refugio, del que se apropian los irregulares.

3. El PSF (Programa de salud de la familia) y la ACS, personaje crucial para abordar la carencia, su patología.

4. La lógica de la que hace uso el irregular: la no predicación.

 

 
Las minorías y la solución comunitarista

"Ahora yo soy alguien!" decía después que comenzó a frecuentar tal iglesia comunitarista. "El pastor y cada uno de los presentes celan por mí", agregaba.

Declaraciones semejantes podemos cosechar junto a participantes de grupos de atención comunitarista como AA para alcohólicos, así como para drogadictos; la misma declaración es recogida por parte de prisioneros en cárceles. Tenemos que admitir que hay algo de verdadero en tales declaraciones. Vamos examinarlas con la atención que ellas merecen.

Al tratar como pura diferencia los particularismos representados por las minorías, luego reificadas por el reconocimiento que les fue atribuido, la modernidad contemporánea consigue homogeneizarlos, al mismo tiempo que reparte la situación en sub-conjuntos articulados burocráticamente.

El saldo de la operación viene a ser un "nuevo contractualismo universalista" pretendidamente garantizador de una realización de totalización (mundialización).

En cuanto a nosotros, desde siempre supimos de la tensión entre universal y particular; supimos del lugar negativo cuya marca es dejada por el particular, si pretendemos definirlo.

Supimos que al negar el universal, el particular lo realiza, demostrando así la imposibilidad de totalización.

¿Cuál es el real unificador de esa promoción de la virtud cultural de los subconjuntos oprimidos, de esa alabanza del lenguaje de los particularismos comunitarios (los cuales en última instancia remiten a un más allá de la nación, de la religión o el sexo)? El unificador es evidentemente la abstracción mercadológica, cuyo falso universal aceptaría perfectamente particularidades comunitaristas.

Y no será renunciando al universal concreto de las verdades para afirmar el derecho de las "minorías" raciales, religiosas, nacionales o sexuales, que se amortigua la devastación ya causada. La lógica identitaria que sostienen las minorías, lejos de orientarse en dirección hacia una apropiación de esa tipología, no propone sino una variante del velo de encubrimiento capitalista. Ella polemiza contra todo concepto genérico del arte y lo sustituye, por su propia cuenta, por el de cultura, concebida como cultura de grupo, cimiento subjetivo o representativo de su existencia, cultura destinada a sí mismo y potencialmente no universalizable. Ella no vacila, además, en dejar claro que los elementos constitutivos de esa cultura no son plenamente comprensibles, a no ser bajo la condición de una pertenencia al subconjunto considerado. De donde los enunciados catastróficos del género: sólo un homosexual puede "comprender" lo que es un homosexual! Un "careta" no sabe lo que sea consumir drogas!

Con esas dos declaraciones, golpeamos a las puertas de la clínica.

Los consumidores de síntoma ("consumos fatídicos") encontrados en grupos AA, drogadictos, se acomodan al paradigma de las leyes del mercado. Así también los profesionales encargados de la atención a los que los buscan. Con el abandono de los viejos ideales, el progreso de las ciencias y sus nuevos objetos tecnológicos parecen promover el imperativo de usufructuar del goce del consumo al sepultar la especificidad del deseo.

Con eso, el reparto burocrático del espacio subjetivo a través de criterios extraños a la situación tiene consecuencias en la práctica clínica. El particularismo y su gestión comunitaria están trayendo consecuencias notables al nivel de la atención clínica, cuando resulta en repartición del espacio subjetivo en función de criterios particularistas (falsamente identificatorias, o identificatorias a costa de rótulos, o diagnósticos que valen como estigmas o emblemas clasificatorios). Se vacían las cuestiones traídas por el público que busca el profesional "psi" al desviarse la demanda enigmática, orientada ahora en términos únicamente de queja. Me refiero expresamente a los grupos de atención denominados grupos de portadores de LER (Lesión por esfuerzo repetitivo), grupos de toxicómanos, grupos de hipertensos, grupos de diabéticos, grupos de madres en tales o cuales condiciones... y así por delante.

En cuanto a las minorías, se trata de un problema delicado, pues no basta pasar de una situación de exclusión a una "autonomización comunitarista". Hay de hecho, en la materia, dos concepciones: una piensa la cuestión apuntando a la consolidación del dispositivo comunitarita, lo que ciertamente trae efectos positivos que tiene que ver con defensa de derechos y acompañamiento de prácticas sociales discriminatorias.

Al mismo tiempo, esa concepción trae un inconveniente fundamental. Transforma el país en un mosaico de minorías, donde cada uno defiende su identidad sin que eso traiga mejorías que podríamos llamar de igualdad política en el espacio público. Defender derechos, la propia identidad, sin articulación mayor en cuanto al espacio de decisiones generales, no garantiza la defensa de los derechos de las minorías, incluso los derechos culturales, pues no la incluye en una circulación general donde se sitúa la práctica política.

La aporía esta vez se plantea en los siguientes términos:

1) Lo común es anterior a toda comunidad;

2) Del común toda comunidad depende, pero ninguna se agota;

3) Cuál es el estatuto de una comunidad? Si ellas se cierran a partir de lo común, ellas son totalitarias, si ellas se abren ellas ya no existen?

4) De qué, efectivamente, se compone nuestra actualidad?

El cruce entre la ideología culturalista y la concepción del hombre como víctima hace sucumbir todo acceso al universalismo, el cual no tolera ser consignado a una particularidad, ni guarda relación directa con el estatuto dominante o típico de víctima.

La lógica globalizadora y el fanatismo de la identidad asociados, gracias a una inseparable complicidad, construye la comunitarizacion del espacio público, la renuncia a la neutralidad trascendente de la ley; con eso, el Estado pretende ser el guardián de la identidad atestada de aquellos de quienes él se encarga. Por otro lado, hay un proceso de fragmentación en identidades cerradas, implementado por la ideología culturalista y relativista que acompaña esa fragmentación.

Esos dos procesos están perfectamente intrincados, pues cada identificación (creación o montaje de identidad) crea una figura que suministra materia para su inversión por el mercado. Nada más cautivante para la inversión mercadológica, nada que se ofrezca más para la invención de nuevas figuras de la homogeneidad monetaria, que una comunidad y sus territorios. Es necesaria la apariencia de una no equivalencia para que la equivalencia sea, ella misma, un proceso. Qué mejor fuente de inversiones, inagotable para el mercado, que el surgimiento en la escena, en forma de comunidad reivindicativa y de supuesta singularidad cultural, de las mujeres, de los homosexuales, del grupo de jóvenes, de los que fueron clasificados como "tercera edad", de los toxicómanos? En cada caso, una imagen social autoriza productos nuevos, tiendas especializadas, centros comerciales adecuados, radios, TVs, redes publicitarias encaminadas para sus nichos, y en fin, "debates de cuestiones sociales" en horarios de gran audiencia.

Desacreditados lo social y su lazo, quedó el vacío, y con el vacío descubrimos nuevas dimensiones para el en-común. El despojamiento de los significantes que pesaban en nuestras identificaciones nos libera para una otra dimensión.

Vamos a anotar la pregunta: en qué medida la nominación/significantes identificatorios están comprometidos con la lógica de la predicación, con sus rótulos, atributos, diagnósticos?

Podríamos llegar a una práctica política / clínica sin que estemos anclados en la nominación/significantes identificatorios?

Hay lugar todavía para la clínica? Sería posible una clínica de la carencia, de la precariedad (inventiva y creativa de nuevos usos) en contrapartida a la posición de víctima o miserabilidad? Para eso, se trataría de hacer surgir la significación de fragmentos o pedazos resultantes de destrucción de la experiencia.

En qué pueden interesarnos esos fragmentos?

Siendo el inconsciente atemporal, las conexiones entre un fragmento y otro no obedecen a restricciones de tiempo o marca cronológica; podemos agregar que (en los sueños, por ejemplo) los referidos fragmentos son provenientes de diversos orígenes. En verdad ellos son reincorporados, o si prefiere reciclados cada vez.

No hay, por lo tanto cadena, sino conexión entre los elementos o fragmentos.

La Práctica política igualmente, es formada de secuencias finitas (vean la contrapartida memoria y/o lugares de memoria para conmemorar fastos y nefastos de antiguos y otros regímenes), sus recursos provienen del reempleo de elementos de diversas fuentes, tal como en el inconsciente.

En vez de identidad, de grandes oposiciones, de ideales, trabajamos con la mínima diferencia; la identidad ha sido fuente y origen de discriminación, segregación, precisamente a partir de criterios traídos por la técnica en su estado actual.

El sujeto perdido en la gran ciudad podrá siempre ser confrontado a la respuesta que lo constituyó como sujeto. Él ya dio la respuesta cuando nosotros lo atendemos. En ese ítem encontramos el tema de la responsabilidad, pero ahora liberado de su carga moral, de su formato jurídico.

 

 
2. La "irregularidad" del grafiteiro-pichador: el cuerpo de su escritura

En el siglo XIX (precisamente, en la época en que la Modernidad se imponía haciendo desaparecer la experiencia) el arte de los locos, el arte de los niños, las artes llamadas primitivas, eran reunidas en un conjunto donde los críticos veían déficit y maladresse.

El conjunto formado por esa producción era evaluado de acuerdo con normas y cánones que deberían hacernos hacer tener acceso a lo bello a través de juicio estético universal, privilegio de quien había pasado por la experiencia ahora en fase de destitución.

Lo arcaico, lo salvaje, lo infantil, repentinos arrobos regresivos y/o balbuceos de un comienzo por ser vivido, eran considerados por una Europa colonialista, en oposición a lo evolucionado, civilizado. Producciones artísticas debidas a portadores de sufrimiento mental nos llevaron a reconocer a veces, el genio en la locura. Esa producción era encontrada no solamente en hospitales y asilos, sino también debida a personas excéntricas y marginales, frecuentemente mal adaptadas a la sociedad tal como ella era.

Algunas exposiciones osaron a mostrar el nuevo acervo. Surge entonces una cuestión:

¿Qué clasificación adoptar en la preparación de un catálogo como es de praxis en esas circunstancias?

El vuelco se dio en el siglo XX cuando pasamos a valorizar la inmadurez, lo inacabado, lo primitivo (todavía no había condiciones discursivas para hablar de la carencia y su clínica).

En 1921, en Frankfurt "los dibujos patológicos" habían sido agrupados en tres grupos:

1) cuadros que recuerdan obras expresionistas;

2) cuadros que recuerdan dibujos de niño;

3) cuadros que recuerdan obras de civilizaciones extintas.

Sin embargo, la clasificación dejaba que desear. La analogía con el arte primitivo no satisface, pues ella es sin base; en cuanto al arte moderno, sea él expresionista, cubista, o futurista, obedece a la lógica, atiende a alguna problemática, se inscribe por su lado como una respuesta plástica en la historia del academicismo europeo.

El término "arte bruto" ya fue recordado; me pareció lo más cercano de lo que encontramos en la producción gráfica de grafiteros dejados en los muros y paneles, estos últimos cuando fueron disponibilizados por alguna institución.

 

 
Grafiteiro / Pichador [2]

Aquí cabe examinar una distinción entre grafitteiro y pichador. Un curso para grafiteiro patrocinado por la TV Palavrão, servicio comunitario en la chabola de Rocinha en Rio de Janeiro, ponía frente a las cámaras un instructor del referido curso que declaraba haber hecho pichação tres o cuatro veces en su vida. Entendemos que el joven grafittero, una vez concluido el curso estaría habilitado para dibujo donde se copiase un modelo, u otras tareas propias de un diseñador. El manejo del lápiz fusain, del sombreado era nítidamente habilidad adquirida por la pandilla. También en Belo Horizonte, (Ver periódico Pampulha, 2/10 a 8/10/99) por ocasión del encuentro nacional del Movimiento Hip Hop, estaban previstas, Talleres de DJ, Grafitti y Pausa para el día 30/10. En el periódico Pampulha, el grafitti es descrito como inscripciones a través de la escritura y la pintura en espacios públicos, externos, que pueden ser un muro, una fachada de edificio o hasta las paredes de trenes o metro. Las letras son distorsionadas al construirse un escrito lúdico, lo que llevaría a las personas a que intenten descubrir lo que está escrito; además del escrito, la firma es importante. "Su nombre carga el mensaje y el mensaje carga su nombre", concluye el grafittero Bin. Agrego que la forma holofrásica sugiere un sintagma empotrado juntamente con el nombre, tal como decía Bin. Todavía en Belo Horizonte, el concurso de cartel "Grafittando por la paz – por el Fin de la Violencia en las escuelas", lanzado el 30 de Junio recibió trabajos hasta el 22 de septiembre.

 

 
Un caso para ilustrar

Examino el caso de un grafittero/pichador llevado por la necesidad interior incoercible que lo hacía producir inscripciones que ilustraban situaciones traumáticas vividas por él, tomado por el impulso que invade su cuerpo dándole una elasticidad y agilidad insospechadas. Los jóvenes cargados habitados por una expresión plástica inusitada, inseparables de una escena sin palabras, articulan grafías e iconos, con tendencia a ocupar todo el espacio disponible, creando una proliferación inconveniente.

Tal arte yo lo colocaría del lado de los "irregulares", y nunca del lado de los niños o de los primitivos, como había pensado el crítico de arte delante de las obras de arte llamada "irregular" en el siglo XIX.

Espontáneos e instintivos, allá están los irregulares en la periferia de las grandes ciudades, en los arrabales del planeta, frecuentemente ligados a la tradición oral, a la música hip-hop o rap, a la danza. En el caso de Brasil encuentro en la danza de la capoeira de Angola la expresión plástica cuya partitura serían los gruesos rasgos, el trazado enfático, dejados en los muros, paredes, monumentos (infracción considerada pasible de medida socio-educativa, tal como la prestación de servicios a la comunidad), monumentos cuya memoria sin pensamiento ya no es reconocida por el joven grafiteiro/pichador.

El abordaje aquí propuesto, de momento denominado "arte irregular", al ser pensado puede retirar el joven de su ghetto, minoría, o bando como quieran llamarlo; retirar quiere decir lanzarlo en dirección al gran movimiento de producción artística que va por el mundo. Hasta entonces ellos fueron y serán mantenidos en la periferia de las ciudades, incluso frecuentando concursos o cursos que intentan regularizar la actividad del grafittero.

Lo mismo diría tratándose del recolector de cartón a quien se diese como referencia el gran movimiento ecológico que recorre el mundo, desde Alemania donde el Partido Verde (Die Grüne) ya forma parte del gobierno de coalición, hasta Green Peace en sus intrépidas aventuras en el mar, en los aires, en la tierra. Una exposición de objetos reciclados no basta; siguen faltando una clínica y su pensamiento.

 

 
3. El resto, el fragmento, el refugio

Estamira, con quien fuimos aprendiendo los primeros pasos de la presente reflexión, era recolectora de basura en el Terreno Sanitario, de dónde sacaba su sustento, donde encontraba sus compañeros y con quienes practicaba su filosofía. Vamos a reflexionar sobre esa fase de Estamira.

Cierta vez, dando supervisión a profesionales psi en Unidades de reciclaje de material recolectado en la gran ciudad, anoté:

Estamos comprometidos con una mayor eficiencia (Selección y Gestión del material colectado, a ser reciclado), pero no olvidamos la "colecta puerta-a-puerta", y con ella la flexibilidad, lo informal, todos estos ítems y aspectos de la carencia/precariedad definida como fuente de creatividad e invención cuyo alcance nos remite, ni más ni menos, a los problemas de la humanidad en este siglo XXI.

La selección hecha ya por el recolector que separaba mínimamente los objetos recolectados necesariamente heteróclitos, algunos en fragmentos, otros estropeados, otros en buen estado listos para ser reutilizados, ya nos ofrecía una visión traída por el recolector tras su ronda por la ciudad, mientras que esa ciudad grande se representaba como racionalmente ordenada, regulada en sus paseos rectilíneos, su limpieza pública.

Consulté "Gestión des déchets et Education a la l'environnement". Después leí un poco sobre la filosofía (como se dice!) del material:

Basura, resto, refugio, porquería..., son nociones a ser definidas en este campo específico del saber con recortes tecnológicos, antropológicos, filosóficos.

El resto, lo que es puesto de lado, a veces para ser olvidado, a veces contiene el sentido original, lo queramos o no, prolifera en el mundo. De hecho, la pérdida y sus diversas modalidades nos remiten a la materia, el material, su capacidad de recuperación, la vuelta al ciclo natural de las cosas.

La basura, lo que es rechazado, parte mala en el producto tan bien embalado, antes consumido, ahora motivo de asco, de desprecio. Sabemos confusamente que la basura (lixo) puede acumularse, para eso creamos en portugués el término basurero (lixão) en el intento de aislarlo en una localización geográfica.

Hasta llegar a la porquería que nos hace próximos a la naturaleza en su supuesta bajeza, nos hace reconocer la intimidad con las excreciones, secreciones, la decadencia física, la muerte.

El desecho que nos hace dispensar lo inútil, lo ridículo, lo insignificante. Tan poco que no merece atención por parte de nuestro espíritu, por hábito tan distante de la materia, de la naturaleza.

La producción industrial, una vez alcanzada la dimensión llamada de escala, su proceso tecnológico (ciego ya que desconoce los sujetos a quienes se dirige), a veces, es visto como origen de todo eso, pero también visto como fuente de soluciones mágicas.

Nos gustaría pensar en una clínica de la carencia (como orientación de nuestro trabajo) como la ocasión de reconocer creatividad e invención, por ejemplo, en la construcción de un barraco (rancho, choza en una villa o favela).

La construcción de un ranchito en la favela tendría alguna cosa para enseñarnos? Por su simplicidad? Habría una estética de lo simple? O llegamos a lo simple luego de la elaboración científica?

De alguna manera, abandoné esas cuestiones, y anoté:

1. Disociar los usos y los términos objetivantes que los sobrecargan, hasta el punto en que una ventana y sus persianas vuelvan a ser una apertura para el aire o para la luz y su ocultación, o una hilera de columnas pueda ser visto como un muro, ora abierto, ora discontinuo en ciertos sitios, y así también una cerca, una hilera de potes con plantitas.

2. Nuevos usos (G. Agamben): objetos lanzados por el mercado pueden servirnos para usos no previsto por el mercado.

3. Los barracos ciertamente son construidos de acuerdo con las necesidades, pero nada impide que una invariante de forma (inclinación del techo) haga surgir una constante, esto es, la geometría se hace presente. La anotación decisiva viene ahora: el constructor del barraco reuniendo en una sóla figura la concepción, el diseño sea él precario o sumario, la construcción, finalmente el uso, saca a la Arquitectura de un impasse al que se refieren los arquitectos entrevistados, ya que estos profesionales sufren de la fragmentación de su arte (estereotipada entre concepción, diseño a mano, diseño a tres dimensiones en una computadora, construcción y usuario, cada operación a cargo de un especialista distinto), a un punto tal que algunos se vuelven hacia experiencias en la favela.

Pude reflexionar con ellos sobre la solución (dialéctica?) del impasse encontrado por el constructor de barracos.[3]

 

 
4. Una Clínica para el PSF (Programa de salud de la familia)

Dos o más personas en asociación en un territorio será llamado un colectivo. Un Colectivo puede ser acogido en un Centro de salud.

La Clínica será ejercida en el colectivo.

Hay una distinción a hacer entre grupo y colectivo. Una actividad de Grupo (Grupo terapéutico, grupo Operativo) busca justificación en una cierta legalidad, en un cierto trayecto previsto desde el inicio (inscripción, pertenencia en virtud del diagnóstico, rasgos culturales o físicos). Los síntomas en Grupos Monosintomáticos, por ejemplo: para entrar en el Grupo necesita tener el síntoma.

Un Colectivo trae en sí una legitimidad que lo justifica. Nuestro trabajo, cuando él se vale de esa legitimidad, va más allá de los límites inicialmente establecidos.

En la atención colectiva, la legitimación surgida autoriza a uno de los participantes hacer comentarios que difícilmente serían hechos (con los efectos que constatamos) en la sala del médico o del psicólogo.

El colectivo trata a la subjetividad aquí definida como conjugación de lo Social y lo Psicológico.

 

 
Qué es la Subjetividad?

La subjetividad podría ser algo próximo a lo que entendemos como típico?

El libro "Macunaíma, el héroe sin ningún carácter" (1928) ha sido leído como siendo típico del brasilero. En la época (1928), se buscaba definir y orientar lo que debería ser un tipo brasileño (capaz de mantener el país unificado, formar una nación única amenazada ya por la extensión geográfica). Era la época posterior a la llegada de los inmigrantes en São Paulo. El extranjero era visto como amenaza. El tema (raza, unidad nacional) también estaba de moda. Los países de Europa se inquietaban con lo que se preparaba en Alemania con la ascensión del nazismo y del fascismo.

Vamos a acompañar al personaje (Macunaíma) con sus contradicciones, complejidad, mestizaje, que no se resuelven con una tipología. Además, el título "héroe sin ningún carácter" sugiere despojamiento, inconstancia del alma, abandono de significantes identificatorios, así como atribuciones clasificatorias.

Esa es la indagación que nos orientó en la presente investigación.

 

 
Perdemos con la subjetividad?

Para la subjetividad, sólo resta lo inevitable, abrazar el destino pase lo que pase? Vamos a continuar examinando la cuestión.

Abordábamos la subjetividad a través de la tipología que pretende ser taquigrafía de la realidad, icono que pretende resumir la complejidad de un caso.

Macunaíma es el nombre de él, llamado el tipo del brasilero. La figura de Macunaíma fue vista como un presumido "modo de ser brasilero" descrito como lujurioso, ávido, perezoso, y soñador (términos que convienen a una tipología toda ella comprometida, de ningún modo inocente), caracteres que le atribuía Paulo Prado, en Retrato de Brasil (1926).

Vamos pasarlo a la criba de multiplicidades y variaciones, para indagar si muchas veces no pasan de estereotipos forjados por los mitos. Los mitos nunca son inocentes.

La realidad nunca es completa, inexorable. Por eso mismo preferimos hablar del paciente y su síntoma que acaba trayendo un suplemento que hace entrar el acaso en el universal (de la enfermedad). El síntoma del paciente, incluso sometido a la precariedad, a la duda, a la incertidumbre, propicia alguna consistencia al mundo.

 

 
Lo típico y la Tipología

Veamos algunos tipos en Brasil: el bandeirante, el indio, el negro, el inmigrante, el agreste, el cauchero, Macunaíma, palurdo armadillo, el chabolista, los tipos son tantos cuanto son los nombramientos. En la escuela el mal alumno, el agitado, el perverso, de padres separados, y por ahí va.

 

 
Los tipos no son producidos por la subjetividad, son estereotipos

Contrariamente a la tipología, preferimos dispensar todos los significantes identificatorios (psicológicos parentales, culturales, o simple estereotipos) reservando lugar para lo real de la carencia, del traumatismo tal como él es.

EL PSF (plan de salud familiar) es el reconocimiento de que existe un territorio (a ser visitado por el médico y su equipo), que el público no es masa, ni clase, sino un colectivo formado por personas residiendo en aquel territorio, en aquel callejón, en aquel lote frecuentemente ocupado por varias familias.

Hay producción de Subjetividad, mismo en condiciones desfavorables para el surgimiento del sujeto. Cuando alguien habla, podemos decir que él lo hace a partir de un punto de vista, una posición. Crear condiciones para el reconocimiento de esa posición subjetiva, (en el caso de Estamira incluye el delirio) significa dejar oír su voz desnuda y cruda, sin garantía de realidad.

Nuestro recorte trae el caso del hombre que quería un certificado que lo dispensaría de trabajar por motivos de salud.

. Social tiene que ver con asociación, reunión, asociación nueva que quiebra certezas al introducir "nuevos usos" para objetos en el campo de la solidaridad, familiar, de la sexualidad, de la lengua, de la propiedad.

. Una asociación en un territorio será llamada "un colectivo".

. El colectivo da legitimidad. Nuestro trabajo cuando él se vale de esa legitimidad, va más allá de los límites establecidos. Dónde encontrarla?

. El término territorio es conocido por el lenguaje administrativo, pero aquí nosotros lo empleamos de manera especial. El territorio puede crecer, puede disminuir, puede ir más allá, mucho más allá (como decía Estamira convocando el más allá en su discurso delirante).Territorio es definido por: nosotros somos de aquí y nos queremos quedar aquí.

. En la red, puedo recordar una sala de espera como un lugar donde hay indicios de territorio. Los gestos, las conversaciones giran sueltas. La estrategia de las conversaciones poco tiene que ver con el "diálogo" trabado cuando el paciente es llamado en sala de atención. De golpe, cambia el escenario, ya no es el territorio, ni las conversaciones habladas en el territorio.

. Una vez (no es costumbre) invitamos a todos los que esperaban en la sala de espera para entrar en la sala de atención. Como eran ocho o nueve, cada uno trajo su silla. Era el colectivo y la respectiva legitimación lo que se instauraba. Uno de los pacientes había anunciado su queja y su demanda: un certificado para no trabajar por razones de salud. Cuando él entró en la sala, una mujer a pocos metros, lanzó: "Mmm, un hombre tan fuerte!", o sea, aún en condiciones de producir hijos y sustentar a una familia, a una mujer, da placer a ella.

. El hombre que pretendía el certificado para ausentarse del trabajo, desistió de su demanda, no dijo más nada.

. En la atención colectiva, la legitimación surgida autoriza al paciente a hacer comentarios que difícilmente serían hechos en el caso que estuviésemos en la situación de atención. En esta última, se muda la sintaxis en el habla, cambia el universo semántico-político de las frases, se pierde la legitimidad.

 

 
La subjetividad

La Clínica del PSF es experiencia contestadora porque es una contrapartida para la especialización en el momento actual hegemónico en la práctica médica: contestadora porque es contrapartida a las diversas orientaciones en el abordaje de la psique humana, ahora forzadas a una nueva visión en virtud de la carencia en que vive la población.

La subjetividad recibió tras esa pequeña investigación definición en términos de "conjugación de social y psicológico". ("Realidad social" como equivalente a "realidad psíquica", decía J. A. Miller por ocasión del anuncio de PIPOL 4). No vamos a dejar de mencionar el término experiencia personal en el colectivo.

 

 
Experiencia: Teoría y Práctica

Con Foucault, la experiencia sirve como contrapartida a las pretensiones de la teoría fácilmente inclinada a toda explicación. Momentos cruciales son encontrados en la historia de las asignaturas que nos ayudan a trabajar con esa hipótesis. Podríamos llegar a una clínica sin estarnos anclados en una tipología de significantes identificatorios? Sí, la respuesta es sí.

La clínica del PSF es experiencia contestadora porque contrapartida para la especialización de momento actual hegemónica en la práctica médica; contestadora porque contrapartida a las diversas orientaciones en el abordaje de la psique humana ahora forzadas a una nueva visión en virtud de la precariedad en que vive la población. Un paciente que ofrece dificultades en la clínica de la precariedad es cuando alguien viene pedir un atestado para ausentarse del trabajo. Tenemos que admitir ser él portador de una enfermedad mezcla de síntoma social y sufrimiento psicológico. El caso está a exigir atención de nuestra parte. En Francia, para decir como la cuestión no fue resuelta, hay siempre la posibilidad de una contra-peritaje (dicha espontánea, esto es, sin aviso) por médicos contratados por el patrón. La protesta de los sindicatos, así como las denuncias junto al Consejo, traen aborrecimientos, pero ninguna propuesta fue hecha. Una Clínica para el PSF pretende abordar la cuestión.

 

 
EL ACS (Agente Comunitario de Salud), personaje crucial

La gran novedad traída por el PSF está personificada por los ACS. Pagados como tercerizados, por consiguiente no plenamente reconocidos, como conviene a los que son admitidos sin que el sistema lo sepa, sin que el sistema quiera darse cuenta. El sistema (ya por fuerza del avance tecnológico que envuelve a la medicina) sólo forma especialistas (estudios actuales). La querella generalista vs. especialista (apoyo) pasa a ser menos importante cuando el personaje ACS la resuelve yendo más allá del impasse; el personaje crucial es el ACS. La creatividad adviene sin que ninguna ciencia sea avisada. El no es técnico, ni tiene diploma, él es agente. El ACS sin ninguna dificultad practica el abordaje por la subjetividad (mezcla de Social y Psicológico).

El aviso de praxis cuando hay visita domiciliaria no es constreñimiento para el ACS. Él es una especie de informante, visitador Vicentino, (nuevo) psi de la Clínica de la Subjetividad, puente entre el sistema y el pueblo.

 

 
ACS: por cuánto tiempo?

Rápido él podrá ser recuperado, ubicado en algún organigrama (diploma, concurso, encuadramiento). Pero, en el momento actual su originalidad es asegurada por la improvisación que cerca su estatuto. No poseyendo diploma (curso superior) él puede ser visto como alguien sin condiciones de asimilar la información, trasmitiendo la información de manera defectuosa (declaración de alumna en la Universidad). Mi observación va en sentido contrario.

 

 
5. Una lógica no predicativa

¿Cuál es la lógica que sostiene el irregular? Tendrá que ser una lógica no predicativa. Dónde encontrar una lógica no predicativa en uso?

a) Vamos a adoptar como primer ejemplo la lógica del cuento de Guimarães Rosa "Mi tío Iauaretê o el cazador que se transformó en onza" en "Estas Historias" publicado en 1961. La teatralización del cuento ya fue llevada al escenario anteriormente, aquí ella dio margen para la propuesta que traemos, es decir, una Lógica no predicativa, o en contrapartida a la Lógica tradicional, Lógica Predicativa, o Lógica de Predicados.

Veamos cómo este espectáculo es presentado en Globo Rural de Noviembre de 2004: "Mi tío Iauaretê" es un monólogo-diálogo de uno salvaje contratado para "desonzar" el mundo. Eximio cazador, él empieza a liquidar animales pero, poco a poco se va identificando con ellas, hasta arrepentirse, y pasar a protegerlos. Paró de matar". En la experiencia la que me refiero, Gercino, escenificador del cuento, y Emerentina Rabelo (asistente social) hicieron comentario tras la escenificación, trayendo los personajes para nuestra situación, ya que atienden en una clínica de Salud Mental donde van jóvenes portadores de sufrimiento mental, frecuentemente en conflicto con la ley, en víspera de delincuencia. Dijo Gercino (él mismo maestro de capoeira): la onza mata para sobrevivir, así también el macuncoso que viró onza.

Y los niños que atendemos aquí en el puesto de salud?

Y los psicólogos (a quien Gercino se dirigía en aquel momento) como van ellos a atender alguien que "se volvió chorro" para sobrevivir, tales las dificultades en su día–a-día, noche adentro, llegando a robar, hasta matar para... (no continúo la frase. Como hablar de la transformación al abandonar la lógica de la predicación? Esa es nuestra pregunta, a ser tomada en cuenta cuando hacemos una clínica de la carencia).

b) Una segunda referencia para nosotros, está siendo la crítica de Ian Hacking a la clasificación como operación de ingreso de las personas ("Façonner les gens" en la web electrónico del Collège de France). Dice él: acentuar la importancia de nuevos nombres para designar nuevas formas de trabajo, de nuevos oficios, de nuevas clases sociales, diagnostico, es quizás una simplificación excesiva. No hablo de un mito construido tal como en el caso de un "pensamiento primitivo", sino de la potencia de los nombres en nuestra propia civilización. Den un calificativo común a alguien, feo o lindo, y este o aquel puede pasar a ser feo o lindo.

La consecuencia banal se trasluce en la observación de Nietzsche: el nombre de las cosas importa más que todo que ellas puedan ser.

Nietzsche coloca este problema en los siguientes términos: la relación paradojal entre los nombres y las cosas causa "gran dificultad". La dificultad, dice, es que "nos demos cuenta". Las relaciones entre los nombres de tipos de personas y las personas, son para nosotros practicantes del saber psi, también una gran dificultad.

En principio, decimos que las cosas son más importante que su nombre, pero nosotros debemos admitir - con consternación - que nombrar una categoría de persona es frecuentemente problemático, y que es importante para la propia concepción que el individuo tiene de sí mismo.

c) "Nuevos usos" fue la noción fundamental para nuestras intervenciones en una Clínica de la Carencia. El término propuesto por Agamben (en el libro "Profanations") es traído en el contexto donde el uso de objetos reservados al culto y a lo sagrado fue fuente de discriminación. Las concesiones bastaban a los legos que se satisfacían con lo que restaba. Sólo así ellos se apropiaban (profanación) de partes del animal sacrificado que de inicio no les eran debidas.

Rescatar objetos de un uso de inicio reservado a lo sagrado, esa sería la tarea política que nos incumbe. En la actualidad, permitirse un uso en nada coincidente con el marketing sería una demostración de creatividad e invención del que los niños dan prueba en sus juegos. El consumo desenfrenado va contra ese movimiento creativo que se impone como freno y critica a las manipulaciones de que somos blancos en el supermercado y en el centro comercial de cualquier ciudad. Una sigla, un icono, un lema expuestos en el logotipo de una marca son ocasión para reservar / preservar un objeto cuyo uso pasa a ser codificado.

En casas de gente con pocos recursos objetos son aprovechados en la cocina, en el cuarto de dormir, hasta en la sala. Una lata, un cajero, un material especial, cuyo contenido fue alimento u otra cosa, para la familia serán utensilio, adorno. Los juguetes de los niños eran fabricados con lo que restaba de los objetos cuyo uso en principio era reservado. Hay hasta un nombre para ese tipo de creatividad que se transformó en término técnico de la antropología, quiero decir: bricolaje. Pero, en vez de "nuevos usos" a veces, hacemos una crítica feroz cuando decimos que "el uso y/o la decoración es kitsch, pensando con eso desclasificar la invención".

En nuestros días, en nuestras grandes ciudades, jóvenes infractores hacen a veces en medio de la violencia inaceptable, "nuevos usos" de objetos sociales, culturales, morales, amorosos. Al ampliar la noción del joven infractor ahora articulada a la idea de "nuevos usos", abro el horizonte para buscar entender lo que ocurre con ellos en su forma violenta de vida, y preparo el abordaje para la clínica de la atención del joven infractor, del joven en general con sus maneras, su modo de vida actual. Resumiendo, yo digo que ellos hacen "nuevos usos".

d) La lógica del perspectivismo amerindio: situaciones del tipo "el animal es gente"[4] fue igualmente contribución importante para nuestra elaboración (Viveiros de Castro "La inconstancia del alma salvaje" editorial Cosac y Naify).

Todo se da como si los indios pensasen el mundo de forma inversa a la nuestra, consideradas las concepciones de "naturaleza y "cultura".

Cada modo de identificación autoriza configuraciones singulares (Lógica de las Transformaciones), al redistribuir los seres existentes en colectivos con fronteras bien diferentes si tenemos en mente las fronteras conocidas por nuestras ciencias humanas (Lógica de la Predicación). Me limito a traer algunas frases del antropólogo brasileño, tales como: "... en el mundo indígena, identidad es que es una ausencia de diferencia, y no la diferencia una ausencia de identidad".

Pregunta: en qué medida la nominación/significantes identificatorios estarían comprometidos con la lógica de la predicación?

Podríamos llegar a una práctica política / clínica sin estar anclados en la nominación/significantes identificatorios ?

El joven infractor arriesga la propia vida cuando hace uso de objetos (morales, religiosos, sexuales, afectivos, familiares, tradición de toda suerte) cuya identidad los reservaba para uso específico entre nosotros, su uso fuera de las normas se constituye en infracción.

Si, es la respuesta traída por la Clínica de la carencia a partir de Gercino, el maestro de capoeira (sin olvidar a Guimaraes Rosa, Viveiros de Castro, Ian Hacking, Agamben). Con ella intento exorcizar juicios y opiniones de colegas y/o instituciones encontrados en programas de atención al joven infractor o en conflicto con la ley. Por ejemplo, cuando somos interrogados sobre la peligrosidad de uno joven infractor.

[El macuncoso de Rosa ahora identificado con las onzas también pasó a ser peligroso? Indagaba Gercino, el maestro de capoeira, delante de aquél auditorio de psi silenciados por los impasses en que vive nuestra práctica.]

 

 
Conclusiones

Por todo esto, llamaría a mi propuesta una Clínica de la Carencia, en la que encontré una demostración de gran creatividad por parte de este público a quienes dedico este trabajo.

Las figuras aquí expuestas 1) Estamira, 2) el recolector de basura, 3) el joven infractor (grafiteiro-pixador), 4) el constructor del barraco, 5) el agente comunitario de salud, son ellos los que apuntan hacia el alcance desastroso de los significantes identificatorios reforzados por una lógica predicativa, así como esas mismas figuras hacen la prueba de creatividad que se instala una vez que estos significantes ya no sirven para nada.

 

 
Traducción: Patricio Álvarez
 
Notas
1- Presentamos en este número de Consecuencias la primera parte del texto de Celio García. La segunda parte será presentada en el próximo número.
2- Nota del traductor: el pichador, término sin traducción en el español, se conoce en Brasil como aquél que hace grafittis sin una educación previa, es decir, el grafittero callejero que aquí conocemos bien. El término grafitteiro designa en portugués, a aquél que hace grafittis pero habiendo recibido una educación específica para eso, ya sea del Estado o de alguna otra entidad.
3- Agradezco especialmente a los profesores José Cabral Filho (Escola de Arquitetura da Universidade federal de Minas Gerais) y al profesor Roberto Eustáquio dos Santos (Projeto Espaços Urbanos Seguros/Prevenção do Crime Através do Desenho Ambiental assesorado por Associação Arquitetos sin Fronteras y Escritório de Integração – DAU/PUC Minas Gerais).
4- Nota del traductor: en el original, "bicho e gente" se refiere a que para los indios, los animales tienen un estatuto muy similar al de los humanos. Pero también es una frase popular que indica solidaridad.
 
 
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