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Consecuencias
 
Abril 2008 | #1 | Índice
 
Lacan enseña
Jacques-Alain Miller
 
Esbozo de una alocución en el Coloquio del Centenario realizado en Roma el 26 de mayo de 2001. El tema propuesto por los organizadores fue: "La enseñanza de Jacques Lacan".
 
I
 

¿Qué enseñó? ¿Por qué enseñó? ¿Cómo enseñó?.

Examinaré estas tres preguntas y las responderé. A cada una, sin embargo, le daré una respuesta. Puesto que, tratándose de Jacques Lacan, no hay sólo una. Hay varias y ellas pueden contradecirse sin dejar, no obstante, de ser cada una verdadera.

Precisamente esta inconsistencia dice algo de Jacques Lacan – tanto más: reproduce algo de su discurso. Es que Jacques Lacan nunca decía lo mismo. Se podría llegar a sostener que jamás decía lo mismo.

Se puede porque él mismo se enorgullecía de alimentar sus seminarios con un aporte cada vez inédito. Veía en lo nuevo el rasgo de lo verdadero, su condición sine qua non.

Pero la inconsistencia a la que me refería va más lejos aún, puesto que no sería falso pretender, en otro sentido, que él decía siempre la misma cosa, así como según Freud, la voz de la razón.

A las tres preguntas que enumeré, agregaría entonces esta cuarta: ¿Jacques Lacan enseñó?

 

 
II
 

Efectivamente, no es seguro que se sepa bien qué es enseñar y debemos aclarar esta cuestión. Es esto más necesario en tanto no se diga impunemente sea lo que sea de "Jacques Lacan".

En efecto, Jacques Lacan, no hablaba la misma lengua que el resto del mundo y esto se le ha reprochado. No sólo se trata de que ha forjado una lengua propia, una lengua especial, una lengua de los cálculos, hecha de símbolos y de bosquejos que se ve rápidamente que no pertenecen a la lengua común y de la que se puede aprender el funcionamiento. No, la dificultad resulta de su uso singular de la lengua común, de las torsiones que le hacía experimentar, a la tortura donde ponía las palabras de la tribu de tal manera que renovaba el sentido de dichas palabras. Esta transformación es más secreta, puesto que deja intacta la forma de las palabras del diccionario, transformando extranjera vuestra lengua materna. Es exactamente un efecto de Unheimlichkeit.

Por lo tanto, atención cuando se dice: "de Jacques Lacan" – DJL. Este sufijo no deja indemne el término al cual se lo acopla

Vuelvo a mis tres preguntas, ¿qué enseñó? ¿ por qué? ¿cómo?", para proponerles tres respuestas que son simples.

 

 
III
 

Jacques Lacan enseñó Freud. Enseñó a leer Freud. Enseñó a leer Freud a la letra. Para ello, fue necesario enseñar que no se leía Freud. No se lo leía porque se creía comprenderlo. Se creía comprenderlo porque Freud escribía en la lengua de todo el mundo. Más precisamente, Freud hacía creer que escribía en la lengua de todo el mundo. Lo hacía creer porque él mismo lo creía.

Aspiraba a escribir como Goëthe. Recibió el premio Goëthe de literatura. Fue un malentendido. Lacan enseñó que no había una sola palabra de Freud que, además de su sentido ordinario, no tuviera un sentido especial proveniente de su uso en el discurso de Freud.

Así pues, Lacan hizo de los escritos de Freud asunto de enseñanza.

Tenemos allí con que responder a la segunda pregunta: ¿por qué enseñó?

No enseñó antes de haber llegado a los cincuenta. Enseñar no era su profesión, ni sin duda su vocación. Enseñó, por lo tanto, porque se lo demandaron, ¿Quién? Los psicoanalistas jóvenes, que pensaban tener una formación que pasara por la lectura de Freud.

Es cierto que se puede reconocer allí un lugar común de la retórica, que agradece que no se produzca el fruto de su trabajo sino evitando ser inoportuno y alegando la solicitud inminente de los amigos, de los cercanos, de un círculo íntimo, en pocas palabras, de otro que se haga cargo de la culpa, haciéndose garante de lo bien fundado de ese pasaje de lo privado a lo público, siempre sospechado de indecencia.

Pero sería injusto no ver allí sino un topos. Piensen solamente que en Jaques Lacan no hay un profesor, sino un maestro causado por sus alumnos. Allí donde enseñó, fue siempre un invitado. Dependía de la amabilidad que se le mostraba. Estaba a disposición de la buena voluntad de alguna potencia establecida. Obsérvenlo, expulsado de la Asociación internacional de psicoanálisis, presentarse en enero de 1964 frente al auditorio renovado que mereció un lugar nuevo, abierto hacia la calle, sobre el Barrio latino: " En qué me autorizo?" pregunta y suspende la respuesta. Esperaba que le retornara del público.

De manera que, comenzó a enseñar porque se le pidió que lo hiciera. Pero también es verdad que se le pidió porque inspiró el deseo que se le demande.

No es de otro modo que comienza un psicoanálisis. Se compromete por una vía que no es diferente de la del amor y que Freud llama la transferencia.

Y bien, la enseñanza de Jacques Lacan es el resultado de la transferencia a Jacques Lacan y no posee otro soporte.

Hasta donde llegamos, no está mal reconocer el mérito de los jóvenes psicoanalistas en formación, de hace cincuenta años que hicieron de Lacan su enseñante. También, muchos, su analista.

Lacan los persuadió que, para formarse como analista, vale la pena la lectura de Freud. Es que el mismo Lacan llevó su transferencia a Freud.

La transferencia se activó a partir de los escritos de Freud. Nunca viajó a Viena, lo que le hubiera permitido encontrarse con el autor. Esta evitación no deja de interrogar.

De todos modos, es Jacques Lacan que comenzó a enseñar Freud.

 

 
IV
 

Dije que respondería a la pregunta: ¿cómo enseñó?.

Enseñó como se enseña, de viva voz y libro en mano, el de otro. Uno con la palabra, el otro guarda silencio; es escritura.

No deshonremos la palabra enseñanza. Freud no enseñó, él escribió. Jacques Lacan, enseñó. Una vez puesta en el buen camino, enseñó hasta el fin de sus días – durante treinta años, una vez por semana, los últimos años una vez cada quince días. Los últimos tiempos menos.

Enseñó de pie, frente a libros y papeles, con un pizarrón negro detrás suyo u hojas blancas. Hablaba durante dos horas sin leer, demostrando como verdadero orador su destreza en la palabra.

Aportaba cada vez lo que acababa de encontrar, porque su búsqueda durante mucho tiempo tomó la forma de encuentros.

Hablaba en voz alta. En su propósito comprometía todo su cuerpo. Como lo dice Hesíodo del rey que inspiran las Musas: "Toda la gente tenía puestos los ojos sobre él" Agrega también: "Su lenguaje infalible sabe, como se debe, apaciguar rápido las más grandes querellas" Eso no ocurría así con Lacan. En efecto, su lenguaje que parecía infalible no calmaba las querellas, por el contrario, las hacía surgir, las animaba. En ellas estaba él y su adversario; se asistía a una linda pelea.

Y ese adversario era Freud, a quien era necesario desalojar, ir a buscar detrás de un velo para conducirlo a plena luz. Y este adversario era aquellos que no lo leían, o que lo entendían mal Y este adversario era la tontería y la ignorancia. Y se trataba de triunfar.

He ahí, Jacques Lacan. He ahí, lo que él mismo denominó "mi enseñanza".

 

 
V
 

También, Jacques Lacan escribía. Escribía de vez en cuando. No dijo que sus oyentes lo leían. Decía que no lo leían. Consideraba sus escritos como "las partes caducas" de su enseñanza. Así es como lo expresó en Roma en 1967. "Caducos" quiere decir que consideraba sus escritos como caídos de su enseñanza. Para él , la escritura no es primera, ni primaria, ella cae de la palabra.

A tal punto es así, que calificaba sus escritos de desechos de su enseñanza. Más, generalmente, no reconocía otro estatuto a la letra que el de desecho.

Este estatuto se adapta al equívoco, entre letter y a litter con el cual James Joyce juega en la lengua inglesa.

Era mi deseo que el volumen de los Autres écrits, que acaban de aparecer en francés, se abriera sobre esta agudeza porque nada dice mejor acerca de la relación de Jacques Lacan con lo que él produjo como escrito.

El escrito era del orden del objeto, era un objeto – y es por eso que rechazaba el psicoanálisis del escrito, ya sea documental o literario, archivo u obra. Según él, no había psicoanálisis sino de la palabra – de la palabra en su diferencia con la escritura.

Introduzco por ahí la cuarta pregunta que prometí abordar hoy: ¿Jacques Lacan enseñó?

 

 
VI
 

Si, ¿el sustantivo enseñanza es conveniente para la actividad que acabo de evocar?

Hoy, se denomina "enseñanza" a la transmisión metódica de saberes estandarizados. Y se verifica luego, si ese saber fue aprendido correctamente. ¿El nombre enseñanza conviene en tanto que se trata de un saber que no tiene standards? - ¿Cuya transmisión no es un aprendizaje? - ¿Y no es el objeto de una verificación?.

¿Sobre todo, la palabra enseñanza conviene cuando se habla del inconsciente? En efecto, el inconsciente freudiano, si existe, es un saber, que se lee en la palabra – pero no en toda.

Podría ser que en la enseñanza, la palabra sea hecha para que nada se lea allí del inconsciente. Podría ser que la enseñanza, si es pedagógica, fuese el ejercicio de un poder, de un obstáculo al saber.

Resumiendo, enseñar el psicoanálisis realza la represión del inconsciente. Vayamos hasta ahí.

Y es por eso que le tocó a Jacques Lacan rechazar la palabra enseñanza: "No hay nada que esperar allí, todo está perdido, decía, si mi discurso es tomado como enseñanza" Yo lo cito: "Seguro está en mis principios no esperar nada de lo que en mi discurso sea considerado como enseñanza" (Autres écrits, p. 298).

¿En efecto, Lacan enseñó?

Digamos que él sostuvo un discurso que transformó al psicoanálisis – deseable para la gente de los años cincuenta, marcados por la Segunda Guerra Mundial – deseable para la gente de los años sesenta que se encontrarían sublevadas por la revuelta de 1968, deseable para la gente de los años setenta. La palabra de Jacques Lacan está dirigida hacia el efecto de transferencia. Hoy hay una enseñanza de Jacques Lacan, en el sentido que otros lo toman a él como materia de enseñanza.

Por lo tanto, se tratará del discurso de Jacques Lacan.

Entonces, las tres preguntas planteadas recibirán otras respuestas.

 

 
VII
 

Jacques Lacan enseñó Freud con los libros en la mano, promovió el retorno a Freud. Sí, todo eso es verdadero. Pero quizás nos equivocamos al tener una mentalidad histórica.

Es habitual que creamos que hubo algo en el origen que se oscureció, que se olvidó con el transcurso del tiempo. En los años cincuenta, Lacan acariciaba esta idea, entonces común, ("la tradición, olvido de los orígenes"). Daba del inconsciente una presentación histórica. Decía que era el capítulo censurado de la historia, como si fuese un libro al que le faltaba un capítulo. Jugaba también al anticuario - de él salieron numerosos eruditos freudianos.

¿Pero se trataba de eso?

No se trataba para Jacques Lacan del pasado. Para él, siempre se trató, del psicoanálisis en el presente, de hacer deseable el psicoanálisis, activo hoy y ahora igual que la primera vez. Siempre es la primera vez para quien entra en análisis. Y debe ser siempre la primera vez para el analista que lo recibe.

No se trataba totalmente de un "retorno a Freud". Era un semblante. Más que nada, se trataba, de una tracción ejercida sobre Freud para conducirlo entre nosotros.

Tracción, traducción, traición. Pero sí, Jacques Lacan traicionó a Freud, al de los anticuarios y los eruditos, cambió las referencias que Freud utilizó en su época, siguió los meandros de su cronología, su elaboración. Pero también suspendió esta cronología, elaboró una estructura de la experiencia analítica donde todos los términos sucesivamente elaborados por Freud son sincrónicamente ordenados.

Es que no se trataba de enseñar la historia. Se trataba de sostener un discurso que hiciera ex – sistir el psicoanálisis en las condiciones del presente, teniendo en cuenta las creencias, las supersticiones y también el gusto de los hombres de hoy, especialmente los jóvenes, o los menos envejecidos.

He aquí, por qué Jacques Lacan enseñó.

 

 
VIII
 

Se podría decir que Freud no hizo otra cosa. El psicoanálisis es la puesta al día de una práctica muy antigua, de un arte antiguo, el arte terapéutico de hablar. Es un aggiornamento.

Era necesario para eso tomar en cuenta las supersticiones propias de la edad de la ciencia. Era necesario hablar de lenguaje cientificista . Considerar de hecho la superstición. Con Freud, lo que entonces era divino, sagrado, santo, o sombrío, diabólico, irracional, extraño e inquietante, lo aceptó el positivismo.

Es lo que expresa la noción misma de inconsciente: sería un saber inscripto en lo real, un saber comparable al que descifra la física.

Es lo que Jacques Lacan actualizó. El decía que el sujeto del psicoanálisis no era otra cosa que el sujeto de la ciencia; que el inconsciente freudiano fue tomado de Galileo para ser escrito en lenguaje matemático ("estructurado como un lenguaje").

Por lo tanto, enseñó que el inconsciente funcionaba y que su funcionamiento respondía a los mecanismos (por ejemplo, metáfora y metonimia; diversos "matemas"). El inconsciente freudiano es un determinismo llevado a lo absoluto.

Un determinismo que no reposa solamente sobre lo real de la naturaleza, que es mudo, sino también sobre lo real de la cultura, que es un real que habla.

Lo que es llamado estructuralismo, es el determinismo, matematizado, transportado de la naturaleza a la cultura y de la cultura al individuo. De Galileo a Lévi- Strauss.

En ese sentido, el inconsciente quiere decir que, aún cuando uno no lo sepa, aún cuando uno no sabe por qué vía procede, una necesidad implacable ejerce su imperio sobre cada vida individual.

En ese sentido, el inconsciente es un "eso está escrito", "eso ya está escrito", "el libro de tu vida ya está escrito".

El inconsciente Ξ "todo tiene una causa". Aún cuando uno no la conozca.

El psicoanálisis comenzó como cientificismo apasionado. Vino a taponar los agujeros del determinismo. Logró el acto de fe que soporta la actividad científica. De hecho, descubre este acto de fe, actualiza la superstición de la ciencia (tema de Nietzsche).

Es aquí que se invierte la enseñanza de Jacques Lacan.

 

 
IX
 

El inconsciente no es un saber en lo real del individuo, es la suposición de ese saber.

En el psicoanálisis, gracias al procedimiento inventado por Freud, esta suposición es operante, permite al sujeto que habla inventar un saber. Este saber tiene la estructura de ficción. No es indigno, si bien es el caso de todo saber. El mismo sujeto de la ciencia no es otra cosa que un sujeto-supuesto-saber.

Es en ese sentido que Jacques Lacan podía decir: "Si yo enseño, es para instruirme a mí mismo."

Desde entonces, la expresión "la enseñanza de Jacques Lacan" tiene un sentido comparable al título de Goethe: "Los años de aprendizaje de Whilhelm Meister". La enseñanza de Jacques Lacan, es el relato de las enseñanzas que Jacques Lacan recibió – que recibió de su experiencia, de su práctica, y del "drama de su vida."

Esta enseñanza desemboca en un cierto apaciguamiento de la pasión por la verdad.. Apaciguamiento y también desencanto – el desencanto que afecta a aquel que pasó más allá del espejo de las apariencias, y que los Españoles del Siglo de oro llamaron el desengaño".

Este desencanto no es el de un individuo, del nombre de Lacan, Jacques. Es el desencanto del psicoanálisis mismo – es decir la puesta al desnudo de su resorte y de su ficción – y simultáneamente de su apuesta de real.

¿Por qué no decir que la enseñanza de Jacques Lacan es un psicoanálisis del psicoanálisis mismo?

Después de todo, Jacques Lacan avanzó hasta psicoanalizar el culto del Padre en Sigmund Freud. Dando una formalización lógica del Nombre-del Padre, desencantó al Padre. Felizmente. Porque la ciencia triunfó por el ídolo del Padre y ese triunfo se tradujo en el movimiento universal de la cultura.

 

 
X
 

Avancemos para concluir hasta la profecía.

El psicoanálisis no podrá continuarse como práctica en el siglo que comienza más que si los psicoanalistas no retroceden en desencantar los conceptos fundamentales del psicoanálisis.

No es la charlatanería sobre las neurociencias que salvará la referencia al inconsciente.

El inconsciente no es un ídolo. No hay que hacer del inconsciente un ídolo. El inconsciente freudiano es una elucubración de saber sobre los datos inmediatos de la conciencia. Es el sentido que Freud dio a los deslizamientos, a los obstáculos, a las (bévues) equivocaciones.

Conforme a la ideología de su tiempo les dio un sentido determinista, el sentido de: "esto está escrito, aún si yo no lo sé".

Jacques Lacan prolongó a Freud invirtiendo ese sentido. El inconsciente lacaniano tiene el sentido de un "no está escrito".

No es un saber que no se sabe, el inconsciente expresa un saber-hacer que no tenemos.

La condición humana se caracteriza por el hecho de "no saber hacer con" que es lo que más nos interesa. Y más aprendemos a hacer con la naturaleza, menos sabremos hacer ahí con la cultura, con los productos mismos de nuestra acción. Más sabios somos, inteligentes, eficaces, más evidente deviene nuestra debilidad mental.

El concepto de la debilidad mental va más lejos que el del inconsciente.

Se puede decir que el inconsciente es una elucubración de saber sobre nuestra debilidad mental.

La ciencia hace que la debilidad mental crezca. No sabemos hacer ahí con la naturaleza, sabemos aún menos hacer ahí con los objetos nuevos que produce la civilización , que nos perturban.

Esta debilidad mental hace nuestra desorientación, enloquece nuestro goce, es motivo de tristeza y de rabia, es causa de los síntomas, ella destruye. Eso se verifica todos los días en la actualidad. Ella es la actualidad.

Un psicoanálisis no triunfa sobre la debilidad mental, pero puede hacer que uno sepa mejor – un poco mejor – hacer ahí con lo real que no tiene sentido.

Será necesario que lo real haga menos mal. Es lo que uno siempre ha deseado. Este dolor es lo que uno siempre ha anestesiado. Este real, eso es de lo que siempre uno se ha defendido.

Se trata, para el psicoanálisis, de tomar otra vía: devenir más real, devenir "sí-mismo" más real. Saber guiarse sobre el puro real.

He ahí lo que la enseñanza de Jacques Lacan nos permite hoy entrever.

Con Lacan, no después.

 

 
Traducción: Clarisa Kicillof
 
Notas
* "Lacan qui enseigne" par Jacques-Alain Miller - "Qui sont vos psychoanalystes". Seuil – Paris 2002.
 
 
 
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