Última edición Staff Links Contacto Instituto Clínico de Buenos Aires Seguinos en FacebookSeguinos en Facebook
Consecuencias
 
Edición N° 10
 
Junio 2013 | #10 | Índice
 
¿Por qué el psicoanálisis no es una ciencia?
Por Damasia Amadeo de Freda
 

Consideraciones al respecto a la altura del Seminario XI de Lacan

Damasia Amadeo de FredaEn las primeras clases del Seminario XI, Lacan interroga, como tantas veces, el estatuto del psicoanálisis y pone en cuestión, una vez más, al psicoanalista; es decir, interroga su función. Considero que en el final de dicho seminario encontramos una respuesta.

Sin ahondar en la coyuntura política de la primera clase de ese Seminario, tenemos ahí la pregunta de Lacan sobre si el psicoanálisis es una ciencia, y qué nos garantiza que el psicoanálisis no pueda deslizarse hacia la religión.

La primera afirmación que hace es que el psicoanálisis es una praxis, es decir, el tratamiento de lo real por lo simbólico. Compara nociones tales como la de investigación, experiencia y pureza de la subjetividad del investigador para sopesar lo que sucede con estas nociones en el psicoanálisis, en la ciencia y en la religión. Mostrará en esa clase cómo hay una suerte de continuidad de esas nociones tanto en la ciencia como en la religión, aun cuando a primera vista estas últimas parecen situarse en los extremos opuestos.

En las siguientes tres clases, va a detenerse a dilucidar el concepto de inconsciente con la intención de arrimarlo lo más posible a los cánones científicos requeridos por lo que llamará: las ciencias humanas.

Partirá de la idea que él tiene del inconsciente freudiano, diciendo que sus leyes, tal como Freud las descubrió (condensación y desplazamiento), no son otras que las que descubre la lingüística estructural respecto del significante (metáfora y metonimia); disciplina, esta última, que puede aspirar a incluirse dentro de las ciencias humanas. Asimismo, dirá que estas leyes también están en la base de los estudios etnológicos hechos por Lévi-Strauss respecto de la antropología estructural.

Dirá que este inconsciente –que es el que él mismo caracterizó durante años– no es el inconsciente al que ahora apunta. El inconsciente que le interesa dilucidar no es el de las leyes del significante, sino el que concierne a la causa, en tanto ésta no está determinada por ninguna ley. En la pág. 30 dice que "el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real, real que puede muy bien no estar determinado".

Al respecto, tomará una pregunta que le hace un alumno que lo escucha por primera vez en este nuevo contexto: Jacques–Alain Miller, quien lo interroga respecto del valor óntico que tendría el inconsciente en relación con esta hiancia. Esta pregunta le permite tratar lo que él llama el "status del inconsciente".

Así, va a recordar que la ciencia moderna nace con Descartes a partir de su procedimiento, su método, que es el que culmina en la posibilidad de que el hombre pueda pensar el mundo para modificarlo. Compara y homologa en algunos puntos el procedimiento de Descartes y el de Freud y luego indica la diferencia de uno y otro y las conclusiones diferentes que produce en uno y en otro dicho método.

Va a decir que Descartes obtiene la certeza del "pienso luego soy" a partir del método de la duda, del método de poner en duda todo el orden del conocimiento previo. Dirá que Freud también obtiene su certeza de la duda, es decir, de todo lo que en el pensamiento se manifiesta como laguna, tropiezo, falla. La diferencia está en que Freud incluye a la duda dentro del texto mismo que trata, dentro del mismo sistema de pensamiento, e indica que serán los pensamientos que surgen a continuación de la duda sobre los mismos los que lo van a orientar respecto del inconsciente –no hay que olvidar que tanto Descartes como Freud aplican el método sobre ellos mismos–. Es decir que en Freud la duda, el tropiezo, lo que falla en el pensamiento, va a ser la brújula que conduzca hacia esos pensamientos que se manifiestan como estando ausentes a partir justamente de la duda que les hace de índice.

Pero la diferencia más importante que Lacan encuentra entre el método de Descartes y el de Freud es que para Descartes el ser se confirma por esos pensamientos, es decir, que el ser se deduce del pensar, y en cambio para Freud los pensamientos a los que se arriba mediante el mismo método dan cuenta más bien de un ser que se escabulle, que es efímero y que más que ser se manifiesta como falta en ser.

En definitiva, en el descubrimiento freudiano, el sujeto se presenta como dividido ante los pensamientos del inconsciente que surgen a partir de la duda sobre ellos, podemos decir. Los pensamientos de los que se duda no son otros que la cadena significante; es decir, que está ahí la idea misma de Lacan del sujeto en tanto dividido por el significante.

Para ejemplificar esto tomará el sueño que está en el cap.VII de La interpretación de los sueños de "padre, no ves que ardo" porque este sueño da muy bien la idea de un sujeto que está dividido ante una manifestación que se le presenta –el sueño– pero que no puede asimilar a su sistema de pensamiento consciente; el sujeto desconoce la razón de dicha manifestación e ignora su significado. El ejemplo de ese sueño es también el que lo conduce a decir en esa clase que el inconsciente no es óntico sino ético.

Pero esta característica del inconsciente, que no es otra también que la característica del sujeto para el psicoanálisis: un sujeto que está dividido, y que es también un sujeto que obtiene algo que es efímero, que dura el tiempo de ese encuentro para desaparecer en el instante siguiente y volver a perderse; esa característica que define al inconsciente y al sujeto mismo; ese poco de consistencia de la que da cuenta el fenómeno de apertura y de cierre del inconsciente y que no es otra cosa que lo que se verifica en la práctica, es justamente esa característica del inconsciente lo que dificulta la inscripción del psicoanálisis en el campo de la ciencia.

Por otra parte, cuando Lacan se detiene a pensar el concepto de repetición en la clase 4, va a suceder lo mismo. Pondrá el acento en que la repetición no es la reproducción, por ejemplo en la transferencia, del pasado en el presente, sino que la repetición, como consecuencia de la rememoración, es decir, de la cadena significante, dará cuenta, en la repetición misma, de lo que la repetición evita y que es siempre lo mismo. Es decir, que por la repetición se llegará siempre "al mismo lugar", esto es, al lugar de la imposibilidad del encuentro con un pensamiento, con un significante. Podemos ver que es esta también una definición de lo real, en tanto lo real es "lo que vuelve siempre al mismo lugar", y que es el lugar justamente hacia dónde conduce la repetición.

Es así como al final de la clase 4 volverá a toparse, ya no mediante la indagación del concepto de inconsciente, sino gracias al concepto de repetición, con el problema de la causa; esto es, con aquello que no está sujeto a la ley, o, lo que es lo mismo, es "sin ley". Es decir, se topará con aquello que no tiene una fórmula que pueda escribirse. Esta idea misma que desarrolla respecto de aquello a lo que conduce la repetición, es decir, a lo que no puede escribirse, hace que nuevamente sea complicado situar al psicoanálisis dentro de la ciencia.

Es por eso que, unos años después, Lacan aspirará a la posibilidad de inventar una ciencia nueva que contemple el real del psicoanálisis. Es por eso también que dirá que el real del psicoanálisis le es propio, que no es el mismo real que el de la ciencia. Porque hay que pensar que la función de la ciencia es la de lograr escribir un saber en lo real; es decir, que allí donde no hay una ley llegar a que sí la haya o, lo que sería lo mismo, escribir su fórmula –lo que da cuenta, por otra parte, de lo imparable del conocimiento científico–.

En cambio, nos encontramos con que, al final de su enseñanza, postula lo contrario de la ciencia, la cual se basa, como dijimos, en encontrar, en escribir, un saber en lo real. Lacan dirá que en cambio el psicoanálisis, su praxis, da cuenta de que en lo simbólico, es decir, en el saber en tanto determinado por las leyes del significante, hay un real, y que ese real es sin ley. Por lo tanto, es ese real, aquello que no tiene una fórmula escrita, lo que hace de límite a la cadena significante en tanto determinada, pero es también lo real lo que abre las puertas a la invención de una fórmula que no está escrita de antemano y que no depende de la leyes que sí están escritas y que son las que producen el determinismo y que son también las condiciones que requiere el conocimiento para ser científico.

Al final del Seminario XI vuelve a interrogar el estatuto científico del psicoanálisis, y sitúa ahí la x del deseo del analista como algo que vuelve a hacer obstáculo a dicha pretensión científica. Sitúa también el deseo del análisis como un deseo que no es puro, y dirá que solo al final del análisis, cuando se captó el significante primordial que ha causado al sujeto y lo ha dividido, "solo ahí puede surgir la significación de un amor sin límites, por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde puede vivir" –entiendo: único lugar donde puede vivir el amor sin límites–.

Entonces, retomando lo planteado por Lacan en las primeras clases de ese seminario, podemos pensar ese amor sin los límites de la ley como un amor que nace de esa hiancia a la que el análisis apunta, "apunta a un real que no está determinado." Es decir, que el análisis apunta a lo que no está sometido a la ley del significante o, lo que es igual, apunta a ese "sin ley" que la misma neurosis indica.

Si pensamos que el progreso del análisis solo es posible bajo transferencia, bajo el amor de transferencia, podemos pensar que el amor de transferencia es un tipo de amor que permite que al final pueda operarse esa transformación. Es decir, que de un amor que apunta al saber, al saber del inconsciente, se puede arribar a un amor nuevo que nace en el límite mismo de ese saber.

Porque podemos considerar que "un amor sin límites" es también un amor que no está editado, que no depende de lo que hay en el Otro. El análisis, en tanto que posibilitó el pasaje una y otra vez por ese lugar del Otro para descompletarlo, para hacerlo in-existir, posibilita esta operación.

Podemos pensar también que ese amor "fuera de los límites de la ley", y producido por el análisis, abre las puertas también a todas las potencialidades de creación.

En este sentido, y a partir de esta definición que da Lacan sobre el amor en el final del análisis, considero que el psicoanálisis se aleja cada vez más de la ciencia, para acercarse, en todo caso, por la vía del amor de transferencia, a una poética.

 
 
 
Kilak | Diseño & Web
2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA