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Consecuencias
 
Edición N° 10
 
Junio 2013 | #10 | Índice
 
Lo universal y lo singular en el recorrido analítico
Comentario sobre el testimonio de Angelina Harari: Partenaires a lo singular.
Por Paula Husni
 
Angelina Harari
Angelina Harari

Voy a partir para este comentario de la premisa de que es este un testimonio paradigmático para situar el recorrido de un análisis que va del ser a la existencia; de lo universal a lo singular. Si la universalidad se sostiene en el nivel del ser[1] "para todo x", la existencia se ubica en el registro de lo singular bajo el modo "existe al menos uno" ó "hay de lo Uno"; una iteración –acción que repite un proceso– que implica un acontecimiento singular y abarca al parlêtre en su marca singular. "Lo que Lacan llama sinthome, establece Miller, es por excelencia el concepto singular, ese que no tiene más extensión que el individuo."[2]

Escandiré el testimonio –con la orientación del concepto "solución sinthomática" – en tres tiempos lógicos, más uno:

Tiempo uno: Hablar de todo para no hablar de eso

Es en su tercer y último análisis donde Angelina Harari encuentra lo que ella misma denomina una "solución sinthomática", es decir, una nueva alianza con el goce. Un viaje a Egipto – país natal – reanima el recuerdo de una supervisión que había tenido hace 13 años; esto precipita la elección de aquel supervisor como su nuevo analista. Puede inferirse que lo que articula estos dos puntos es la identificación a la abuela paterna, cuestión de la que comienza a hablar en este último análisis y de la que nunca antes había hablado. Encuentro que promueve la emergencia de algo nuevo y singular, una identificación sustancial que sostendrá su posición de goce.

La escena que emerge en el recuerdo de aquella supervisión, podría reducirse a la frase: "A una amiga se le hacen confidencias mayores". Esta frase puede leerse, après coup como una primera interpretación que inscribe el recorrido de lo universal a lo singular: establece que no se trata del todo sino de encontrar aquello que hace marca en el sujeto, no de lo que el sujeto habla, sino de lo que lo habla. Se trata justamente de poder escuchar lo clandestino en el discurso común.

Lo que devela la identificación a la mujer dura fálica es el viraje de lo duro –que el analista encarnaba durante la supervisión– a lo tierno que comienza a encarnar en tanto analista. Ella escogía, analistas "duros", semblante que le posibilitaba "responder a la expectativa del A".

Sancionar su posición en la transferencia, mediante la intervención: "Usted es el joker de la expectativa del analista" devela aquella identificación y se encadena con otra, fundamental: "Usted elige, no es la elegida". Esta última sanciona, a mi entender, no sólo su funcionamiento en la vida amorosa, corriéndola de la supuesta pasivización de la mujer sumisa que se deja escoger, sino también, que la identificación misma es una elección. La identificación a la dureza de la abuela paterna es una elección que le permite encarnar a la mujer fálica y encontrar por esta vía, una respuesta –sintomática– a la pregunta de qué es ser una mujer.

Es en el marco de las entrevistas preliminares que el analista interviene: "Estamos casados con el objeto a". Esta intervención es central en la dirección de lo universal a lo singular, donde lo singular, representado por el objeto para cada quien se opone al "para todos" del universal sostenido por el ideal.

Tiempo dos: El goce clandestino

Paula Husni
Paula Husni

Un sueño permite la localización subjetiva, al mismo tiempo que devela su ser de goce: "Veo un murciélago colgando del techo". Este animal que vive de noche, señala Angelina Harari, condensa el goce clandestino al mismo tiempo que localiza un costado de goce escópico en el verse gozar, ella sola.

El goce clandestino sanciona el nombre de goce de esa "Otra mujer que yo me tornaba en la relación con los hombres, una forma de no constituir pareja, de no someterme a las condiciones masculinas." Es decir, un modo de decir que no, que devela el sentido fantasmático: si se trata de no someterse es porque supone en su ficción que la relación con un hombre implica el sometimiento. Se ve claramente aquí cómo la repetición del síntoma tiene una funcionalidad al sujeto y su modo de goce.

La localización subjetiva en el sintagma del "goce clandestino" precipita la entrada en el tiempo tres y el pasaje del síntoma con su goce opaco como determinante de la repetición a la solución sinthomática que posibilita un saber hacer con lo opaco del goce. Recortar el objeto con el que no podrá nunca dejar de estar casada le permite cesar con el empuje a casarse con todos; de hacer Uno a hacer con el Uno.

Tiempo tres: Algo mejor en algo que no cambia

Tomo esta frase del comentario de Jacques Alain Miller sobre el testimonio. Se trata, dice, de un cambio de modalidad lógica: de la impotencia a lo imposible. De la impotencia del síntoma –lo que no cesa de escribirse– a lo imposible como lo que no cesa de no escribirse; cambio de modalidad lógica que es condición para el uso de lo posible que la solución sinthomática habilita.

Para que lo mismo no sea igual, es necesaria una operatoria analítica que produzca un desinvestimiento, un drenaje de goce; dejando como resto aquella cáscara vacía que podrá ser utilizada por el sujeto para vérselas con lo imposible de la relación sexual y con la inexistencia del Otro, sin el padecimiento del síntoma. Angelina Harari transmite muy bien este uso al final; no sólo es un modo de relación a los hombres sino a cualquiera en tanto aquel cualquiera encarna la alteridad propia del Otro por estructura.

J.–A. Miller sitúa que la formulación al final "yo soy eso: el sinthome", reconoce el ser del sujeto, no en el objeto a sino en un montaje, una repetición. Es este montaje desinvestido de goce con lo que el sujeto cuenta para su invención, al final. La "prisión del parlêtre", como él la llama, da posibilidades –no infinitas pero sí singulares–.

Es este un testimonio que transmite de un modo muy preciso y claro cómo la solución sinthomática consiste en una invención con eso con lo que el sujeto cuenta y que le permite, usando una expresión de Miller, dejar de "robar el goce a escondidas" para poder hacer con él una nueva alianza. Se verifica el pasaje del malestar del síntoma a una satisfacción inédita. Como lo señala J. Lacan, "no tiene otro término más que la satisfacción que marca el final del análisis."[3]

J. A. Miller le da diversos nombres a esta nueva alianza que propicia la solución sinthomática: "mutaciones de goce", en Sutilezas Analíticas[4]; "transmutación subjetiva", en El Banquete de los Analistas[5]. La proposición –universal – de que la salida por la vía del sinthome implica una "mutación" debe encontrar, al final, una solución –singular– para poder hablar de una invención que le permita al sujeto hacer allí, cada vez, : "Formar pareja de forma diferente cada vez..."[6].

Tiempo del Pase: Hablar de eso; no hablar de todo

Ir de lo universal a lo singular implica, en este caso, una torsión, que en el tiempo 3 encuentra su máxima expresión. Si en el tiempo 1, lo que se presenta es un sujeto que supone al inconsciente en todos lados, en el tiempo 3, lo que era clandestino, se vuelve permitido. Es esto lo que se transmite en la experiencia del pase.

Para poder dar efecto a esta torsión y efectivamente hablar de eso que emerge como el antagonismo al todo del inicio, es necesario el testimonio. Creo en este sentido que el testimonio mismo, como lo es en muchos casos, es un movimiento más en el tratamiento sobre el goce. Porque hace falta ese decir –demostrar en acto–, como dice Miller, para que eso prohibido pase a ser permitido; para demostrar –en acto– que al final es sólo eso. La reducción lógica de este testimonio, donde no hay prácticamente hystorización, muestra que efectivamente hablar de todo se ha reducido a eso, a ese hueso.

La operatoria que permite realizar el pasaje de lo universal a lo singular, del ser que condensa la identificación fálica a lo singular que decanta en aquella identificación última: soy eso de lo que gozo, permite al sujeto, efectivamente, nombrarse como "partenaire a lo singular".

"Si hubiera que buscar un criterio del pase, dice Miller, daría aquel que no permita a nadie imitarlo: este criterio sería desbaratar cualquier parecido. Hay en el pase algo de inverosímil, […] el pase del parlêtre no es el testimonio de un éxito, sino de cierto modo del fracaso."[7]

"Don Quijote esboza lo negativo del mundo renacentista; las semejanzas y los signos han roto su viejo compromiso; las similitudes engañan, las cosas permanecen obstinadamente en su identidad irónica: no son más que lo que son; las palabras vagan a la aventura, sin contenido, sin semejanza que las llene; ya no marcan las cosas; duermen entre las hojas de los libros en medio del polvo. La magia, que permitía el desciframiento del mundo al descubrir las semejanzas secretas bajo los signos, sólo sirve ya para explicar de modo delirante por qué las analogías son siempre frustradas. La erudición que leía como un texto único la naturaleza y los libros es devuelta a sus quimeras: depositados sobre las páginas amarillentas de los volúmenes, los signos del lenguaje no tienen ya más valor que la mínima ficción de lo que representan. La escritura y las cosas ya no se asemejan. Entre ellas, Don Quijote vaga a la aventura."[8]

11/6/2012

 
Bibliografía
  • Foucault, M., "Capítulo 3", Las Palabras y las Cosas, Siglo XXI editores, Primera Edición en español, México D.F, 1968.
  • Harari, A., Testimonio "Partenaires a lo Singular, Revista Lacaniana Nº 10, Octubre de 2010.
  • Lacan, J., "Prefacio a la Edición Inglesa", El seminario de Jacques Lacan. Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1995.
  • Miller, J.–A., El Banquete de los Analistas, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2000.
  • Miller, J.–A., Sutilezas Analíticas, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2011.
  • Miller, J.–A., Clase XI, 4 de Mayo de 2011. Inédito.
 
Notas
  1. Miller, J.–A., Clase XI, 4 de Mayo de 2011 – Inédito.
  2. Miller, J.–A., Sutilezas Analíticas, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2011 p. 100.
  3. Lacan, J., "Prefacio a la Edición Inglesa", El seminario de Jacques Lacan. Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1995,p. 61.
  4. Miller, J.–A., Op. Cit.
  5. Miller, J.–A., El Banquete de los Analistas, Editorial Paidós, Primera Edición, Buenos Aires, 2000.
  6. Harari, A., Testimonio ¨Partenaires a lo Singular, Revista Lacaniana Nº 10, Octubre de 2010.
  7. Miller, J-A.,Sutilezas Analíticas. p. 135
  8. Foucault, M., "Capítulo 3", Las Palabras y las Cosas, Siglo XXI Editores, Primera Edición en español, México D.F, 1968. p. 54.
 
 
 
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