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Consecuencias
 
Edición N° 10
 
Junio 2013 | #10 | Índice
 
Destetarse del sentido. Resonancias en el cuerpo
Por Greta Stecher
 

"Lo real, diré,
es el misterio del cuerpo que habla,
es el misterio del inconsciente"
Lacan, J., Aún, p. 158.

Greta StecherUn análisis transcurre con las piernas enredadas en esas lanas grises [del sentido] que dificultan el caminar –en alusión a las alucinaciones de Justine, en el film Melancholia del director danés Lars von Trier–.

Tomar un ejemplo de psicosis para ilustrar, con una imagen, el entrampamiento del sentido suena discordante. En la psicosis, en lo que concierne al sentido, en todo caso la significación, el tramado delirante, contribuye, en el mejor de los casos, al anudamiento, a una estabilización vía el delirio. Pero lo elegí por lo que como obra artística refleja: la fotografía de la joven intentando avanzar, enredada, habla por sí misma. Valga la presencia del cuerpo, del goce, que es algo tan vivo, tan real, en el personaje de la película. Y la muerte, como solución, aparece como un empuje a deshacerse de lo que asedia. Esa es una manera. El psicoanálisis puede ofertar otra.

Para situarnos en lo que quisiera recorrer hoy, he de indicar que considero que la operación de destetarse del sentido sería correlativa de una positivización del goce. Esto es de poner en el tapete, de entrada en un análisis, los asuntos del goce, del cuerpo, de los afectos que son efectos de goce. Implica que se vaya pudiendo ir cerniendo el acontecimiento de cuerpo que implica el síntoma.

En el Seminario 20 Lacan enseña que el lenguaje es una elucubración de saber sobre lalengua. Así el lenguaje nos queda del lado de lo que hace lazo, cadena, texto, direccionalidad a un Otro. En cambio lalengua sirve al goce, es la secreción de cierto cuerpo, concierne a los afectos, es una pasión en el sentido de lo que se padece, de lo que se sufre; con el material fónico de la lengua, con esos restos, fragmentos, cada quien podrá inventar algo; cuando lalengua es tocada por el análisis algo se modifica en la vida del sujeto[1]. "La operación del análisis es eso, cómo tocar esa zona de cruce de lalengua y el cuerpo, zona del goce, en la que se recortarán y se pondrán de relieve ciertos restos, fragmentos, con un valor de goce singular"[2].

Entonces cuando hablamos de lalengua, del traumatismo de lalengua, estamos dando cuenta de un despedazamiento inicial, de los afectos, de lo fragmentario, de los restos. ¿Podemos decir que, sobre lalengua y su indecible, el inconsciente elucubra un saber, un texto, un semblante?

En uno de los testimonios de Pase de Mauricio Tarrab "Entre relámpago y escritura"[3] él ubica una brecha irreductible entre historia y satisfacción; podríamos decir entre significante y cuerpo. Brecha que el psicoanálisis mismo, con su dimensión de semblante, de algún modo encubre, tejiendo empalmes, puentes, artificios.

Del lado de la historia, dice, tenemos: el sentido, el jouissens (goce-sentido) y la lectura (el saber, la verdad, la lógica); del lado de la satisfacción: el afecto del cuerpo, el goce opaco del síntoma y la escritura (como ausencia de sentido).

El goce-sentido (Jouis-sens/jouissance) es una paronomasia que condensa varias líneas: la jouissance (el gozo); je jouis (yo gozo); sens (sentido); j´ouis (yo oí) y un oui, un sí, escondido en el interior de la palabra[4]. Otro modo de decirlo es que el lenguaje es aparato de goce, hablando gozamos.

Tras la operación de reducción en el análisis contamos con fragmentos de escritura y trozos de real; ¿restos de lalengua?, con esos restos se puede construir una hystoria para ser contada pero siempre manteniendo esa brecha abierta. Tarrab dice que es estar entre la fugacidad del relámpago que ya ha pasado, lo que ya se ha escrito y lo imprevisible que aún debe escribirse[5]. A lo imprevisible lo pienso como lo contingente. Y creo que un modo de tropezar con ello es que resuene en el cuerpo.

El discurso analítico toca el cuerpo, es una práctica que tiene resonancias en el cuerpo; no es una práctica sólo de palabras, estamos en presencia de un cuerpo hablante[6]. Este modo de pensar la clínica incorporó el uso del concepto de parlêtre (hablante ser) que fue ganando terreno al de sujeto del inconsciente. "La experiencia analítica es una cita de dos cuerpos en presencia"[7]. Para poder tocar algo del goce es necesaria la presencia, en carne y hueso, la del analizante y la del analista. El analista con su presencia encarna algo del goce, el analista está a título de su encarnación[8].

El inconsciente interpreta lo real[9]. El inconsciente, en tanto semblante –como decíamos al respecto de la elucubración de saber sobre lalengua–, es respuesta, es defensa, contra lo real sin ley y sin sentido[10]. El inconsciente viene a responder al despedazamiento inicial; el inconsciente vela, cubre, protege, lo fragmentario del goce[11]. Hay un sentido que se le hizo necesario al neurótico para poder existir al asedio de lo real y paradojalmente le enredó las piernas hasta el tropiezo, la asfixia, la debilidad mental.

Convivimos con un asedio del sentido. Un sentido que se hinchará para sostener el trabajo analizante y con ello hará posible recordar, cernir y ordenar los significantes amos para, posteriormente, desarticularlos y aislarlos[12]. La erosión del sentido, vía el análisis, va produciendo un vaciado, pero asimismo cada vez, cada encuentro con el analista, es una operación de reducción. Desde el primer momento, el analista procurará aislar y vaciar. Eso no quiere decir que el goce-sentido se suelte tan pronto, ni tan fácil, ni qué cosa. Sospecho que eso acompaña hasta las puertas del pase, acaso es lo que se extrae de muchos testimonios.

¿Pero de qué se trata el alivio subjetivo, correlativo a la caída del sentido, sino de un efecto que es, podríamos decir, de pleno derecho, analítico? Acostumbrados a las bondades del efecto terapéutico le adjudicamos todos los laureles del estado de bienestar. Ya lo dijera Miller algo así como ¡quién pudiera atender las primeras 16 sesiones y ya! Y ahorrarse todo el berenjenal que viene después.

Considero que la operación de reducción, per se, la caída de las identificaciones fatigosas, conlleva una pérdida de goce que sin dudas es aliviante, y no creo que esto vaya a las lides de los efectos terapéuticos. Identificaciones, por cierto, implican tanto una versión agobiante como otra que es, en cambio, la que posibilita, establece, permite. No todo tiene que disolverse, algunas marcas quedan, vaciadas, como huellas en la arena.

La identificación no es sin cuerpo. Me parece importante situar el clivaje de la última enseñanza. O bien la identificación se puede pensar como un asunto puramente significante, prescindiendo del cuerpo; o bien, hay que buscar, en cada análisis, la resonancia de la marca de goce que subyace a la identificación. Me interesa destacar que detrás de la identificación, o sea del S1, hay que buscar el cuerpo, el acontecimiento de goce, pero esto no va de suyo. Mientras el sujeto está identificado, ¿podríamos decir que no tiene cuerpo? En esta perspectiva tener un cuerpo y no saberlo, es como no tenerlo. Un cuerpo es algo a advenir en un análisis, para poder usarlo, para poder disponer de él.

Querría interrogar las coordenadas de esta relación o, mejor, esta no-relación, entre significante y goce. Hace poco me enredé con la discordia entre inconsciente y cuerpo[13], de la que Lacan habla en el Seminario 22[14], heterogéneos, marcados por una brecha irreconciliable, mal que le pese al neurótico, pero no por ello desanudados. El inconsciente ex–siste al cuerpo, ex–siste en la discordia, que no hay nada en el inconsciente que con el cuerpo haga acuerdo: el inconsciente es discordante[15].

Hipotetizo que esta discordia entre significante y goce no es sin encuentro, encuentro contingente, pero como movilidad, fuga; como el relámpago, inasible. ¿No es acaso bajo las coordenadas de la contingencia que se produce el choque del significante y el viviente dando lugar al acontecimiento de cuerpo? El acontecimiento de cuerpo, único cuerpo que se tiene, se lo tiene, y con el que se hace síntoma. Pero para poder servirse de él, usarlo, hay que vaciarlo del sentido. Ahí podrá advenir lo nuevo.

En el seminario 20 Lacan señala que "El análisis presume que el deseo se inscribe a partir de una contingencia corporal"[16]. El histórico deseo lacaniano, articulado pero no articulable, que se desliza por los significantes, que motoriza el aparato, él halla su origen en la apuesta freudiana a la identidad de percepción inalcanzable. Esto es, recordemos, el inconsciente freudiano apostando a reencontrar la percepción de aquella primera vez en que se produjo la separación entre el goce y el rasgo que lo representaba. El inconsciente buscando la identificación posible con su resto de goce. Lo que se busca, nos dice Freud, es, justamente, la identidad de aquella primera vez[17]. Lo inhallable escribe una distancia, socaba una brecha, una hiancia.

Esa hiancia, insuturable, habilita y dispara el deseo. Deseo que puede ser pensado, según el Lacan de Aún, como inscribiéndose a partir de una contingencia corporal. Esto da cuenta del origen pulsional del deseo. Un origen que no es sin un cuerpo, un cuerpo que goza, un cuerpo inaugurado por el significante, agujereado por el significante, y advenido por ello un cuerpo pulsional. El significante es causa del goce[18]. Acá podríamos leer la idea de causa homologándola al deseo; lo que toca el cuerpo estaría enlazando goce, deseo y objeto. Para decirlo todo: el deseo freudiano hunde sus raíces en una experiencia de satisfacción en lo real del cuerpo, un cuerpo perforado con palabras.

Así los acontecimientos de discurso dejan huella en el cuerpo, perturbándolo, sintomatizándolo. El analizante ha de aprender a leer esas marcas hasta que finalmente la operación se reduce a que el sujeto encuentre los acontecimientos con los que se trazan sus síntomas[19]. Si la marca significante pone el cuerpo a gozar, el goce del síntoma no es sino un acontecimiento del cuerpo. Sí, hay un alivio cuando comenzamos a leer esas coordenadas, pero siempre persiste un resto ilegible.

Síntoma entonces como nudo de deseo y goce, alojando lo más propio de cada quién, la máxima singularidad del modo de gozar. Hablo con mi cuerpo, y sin saber[20]. En Televisión Lacan advierte que "Es lo real lo que permite desanudar efectivamente aquello en lo que consiste el síntoma, a saber, un nudo de significantes"[21]. Nudos que se construyen haciendo cadena con la materia significante. Cadenas que no son de sentido, a secas, sino que son de goce-sentido.

Retomando lo antedicho, inconsciente y cuerpo son de estofas distintas, discordantes en el sentido de que son distintas cuerdas, que se anudan, contingentemente, en el síntoma produciendo goce-sentido o sentido-gozado.

Este año Miller en la conferencia de clausura del VIII Congreso de la AMP[22] propuso una línea de trabajo que toma lo real como contingencia. En Consecuencias Nº 2 hay un artículo suyo, justamente titulado "A merced de la contingencia" donde ubica que "lo real que Lacan ha cernido para el psicoanálisis se refiere a la contingencia. Su ultimísima enseñanza se refiere a este nivel de lo real contingente. Allí está sin duda, el motor que en su enseñanza hace derrumbar todas las categorías establecidas. Ninguna fundación resiste a este ácido de la contingencia, consecuencia de la no- relación sexual y al mismo tiempo vía de conocimiento, vía de saber de la no relación sexual".[23]

En el Prólogo a la Edición Alemana de los Escritos Lacan ubicaba que la imposibilidad se demuestra vía la contingencia. "¿Cómo no considerar que la contingencia o lo que cesa de no escribirse, no sea aquello por donde se demuestre la imposibilidad, o lo que no cesa de no escribirse? Y que desde allí un real se atestigüe que, por no estar mejor fundado, sea trasmisible por la fuga a la que responde todo discurso."[24] La contingencia entonces atestigua de un real, un real que se transmite en la fuga de sentido. A lo real se le escapa el sentido, no tiene sentido, no responde a ningún querer decir[25]. A través de este fenómeno, la fuga del sentido, nos aparece en el lenguaje la inexistencia de la relación sexual[26].

Paula Vallejo, analista de Acción Lacaniana de La Plata y miembro de la EOL y la AMP, señala que no hay posibilidad de alcanzar el goce sin el soporte de un semblante; alcanzar a tocar lalengua es salirse del amor al inconsciente y su infinitización; si el inconsciente mismo es un semblante, se trata de usarlo como herramienta que posibilite la torsión necesaria en el análisis para salir de las vías de la repetición y del destino y abrir a la dimensión de la contingencia[27].

Miller[28] propone, para el psicoanálisis del siglo XXI, desbaratar la defensa contra lo real, desordenarla. La defensa que, como dijimos, inauguró el inconsciente, dicho en su doble acepción: la defensa creando el inconsciente y el inconsciente inaugurando la primera defensa contra lo real sin ley y sin sentido. El despliegue, en un análisis, del inconsciente transferencial, ese que aún quiere decir, continúa la función de defensa; hace lazo, llama al Otro, le supone un saber, aún cree en los espejismos de la verdad.

El inconsciente real, en cambio, es definido por el goce de una matérialité fuera de sentido[29]. El inconsciente real, un saber solo, solitario, sin Otro, que concierne al traumatismo de lalengua sobre el cuerpo[30], es lógicamente anterior a la posibilidad de escribir S1-S2. Inconsciente real del que se podrá dar cuenta en las puertas del pase, en el pasaje de analizante a analista, no llama a la interpretación, no tiene sentido. Allí ya no hay intención de decir, es más bien bajo la modalidad del "así es", como nuestro "Amén", dirá Miller.

El pasaje del inconsciente transferencial al inconsciente real permitirá acaso hacer un bucle que resuene con algo de lo fragmentario de lalengua, con las primerísimas coordenadas del goce de cada quién. Para que este movimiento sea posible el deseo del analista, uniendo su horizonte a la subjetividad de su época, habrá de estar a la pesca de lo real despojado de sentido; un deseo de llegar a lo real, de reducir al otro a su real y liberarlo del sentido[31].

Destetarse del sentido entonces nos deja más cerca de lo irreductible del goce. Un goce que persiste hasta el final, nos hace tocar ese punto de encuentro entre el acontecimiento del cuerpo y el significante[32], nos devuelve al punto de partida, que se actualiza cada vez. La marca de goce del sujeto, aún, persiste como resonancia en el cuerpo, sin cálculo. Un real que no se deja atrapar, del que nos anoticiamos en cuerpo (en-corps), a pura contingencia.

 
Bibliografía Consultada
  • Miller, J–A., "Lo real en el siglo XXI" en El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era ¿Qué consecuencias para la cura? Volumen del VIII Congreso de la AMP, Edit. Grama, Buenos Aires, 2012
  • Chiriaco, S., "Una palpitación" en Freudiana 64, Edit. Paidós, Barcelona, 2012.
  • Dassen, F., "La discordia entre lalengua y el lenguaje. Tratamiento del resto y las pasiones" en Revista Litura 4, Acción Lacaniana, La Plata, octubre 2012.
  • Lacan, J., "Prólogo a la edición alemana de los escritos" en Otros Escritos, Buenos Aires, Edit. Paidós, 2012.
  • Lacan, J., El seminario 20. Aún, Buenos Aires, Edit. Paidós, 1998.
  • Lacan, J. Televisión, en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
  • Miller, J-A., "A merced de la contingencia" en Revista Consecuencias Nº2, Noviembre de 2008. www.revconsecuencias.com.ar
  • Perazzo, A., "La experiencia analítica, en–cuerpo" en Revista Consecuencias Nº 9. www.revconsecuencias.com.ar
  • Vallejo, P., "El amor a lalengua", en Revista Litura 4, octubre 2012, Acción Lacaniana, La Plata.
  • Tarrab, M., "Entre relámpago y escritura" en Lacaniana Nº7, Edit. Grama, Buenos Aires, 2008.
 
Notas
  1. Dassen, F., "La discordia entre lalengua y el lenguaje. Tratamiento del resto y las pasiones" en Revista Litura 4, octubre 2012, Acción Lacaniana, La Plata, p. 80, 81. La cita no es estrictamente textual.
  2. Ibíd, p. 81.
  3. Tarrab, M., Testimonio del Pase dado en las XVI Jornadas Anuales de la EOL, –Sección Córdoba– el 9 de julio de 2007 y en el III Encuentro Americano del Campo Freudiano en Belo Horizonte el 3 de agosto de 2007.
  4. Lacan, J., "Televisión" en Psicoanálisis Radiofonía & Televisión, Anagrama, Barcelona, 1993. De la nota al pie de la página, p.94.
  5. Tarrab, M., "Entre relámpago y escritura", en Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº7, Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Edit. Grama, Buenos Aires, 2008.p. 83.
  6. Perazzo, A, "La experiencia analítica, en–cuerpo", en Revista Consecuencias Nº 9. No es una cita textual.
  7. Ibíd.
  8. Ibíd.
  9. Miller, J–A., "Lo real en el siglo XXI" en El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era ¿Qué consecuencias para la cura? Volumen del VIII Congreso de la AMP, Edit. Grama, Buenos Aires, 2012, p. 434.
  10. Ibíd, p. 436.
  11. Vallejo, P., "El amor a lalengua", en Revista Litura 4, octubre 2012, Acción Lacaniana, La Plata, p. 23. La cita no es estrictamente textual.
  12. Chiriaco, S., "Una palpitación" en Freudiana 64, Edit. Paidós, Barcelona, 2012, p. 131.
  13. Stecher, G., "Acerca de la discordia entre inconsciente y cuerpo: Un rasgo sobre lo irrepresentable en Freud", inédito.
  14. Lacan, J., El Seminario 22, RSI, Clase 4 del 21/01/75. Inédito.
  15. Ibíd.
  16. Lacan, J., El seminario 20. Aún, Edit. Paidós, Buenos Aires, 1998, p.113.
  17. Laurent, E., Paradojas de la identificación, Edit. Paidós, p. 92.
  18. Lacan, J., Seminario 20, Op. Cit, p. 33.
  19. Gutiérrez, M., "La brújula del síntoma" en Revista Litura Nº2, octubre 2010, Acción Lacaniana, La Plata, p.15.
  20. Lacan, J., Seminario 20, Op. Cit, p.144.
  21. Lacan, J., "Televisión"en Otros Escritos, Edit.Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 542.
  22. Miller, J–A., "Lo real en el siglo XXI", Op. Cit.
  23. Miller, J–A., "A merced de la contingencia" en Revista Consecuencias Nº 2, Noviembre de 2008.
  24. Lacan, J., "Prólogo a la edición alemana de los escritos" en Otros Escritos, Buenos Aires, Edit. Paidós, 2012, p. 585.
  25. Miller, J–A., "Lo real en el siglo XXI", Op. Cit, p. 434.
  26. Miller, J–A., "Lo real y el sentido", Colección Diva, Buenos Aires, 2003.
  27. Vallejo, P., Op. Cit. p. 21, 22. La cita no es estrictamente textual.
  28. Miller, J–A., "Lo real en el siglo XXI", Op. Cit, p. 436.
  29. Soler, C., "Poner lo real en su lugar" en el 2º encuentro internacional de la EPFCL, Roma, Julio de 2010.
  30. Coccoz, V., "¿Qué permanece y qué ha cambiado del concepto de inconsciente?" Síntesis de la intervención realizada en el espacio "Hacia Milán 2008", Madrid, mayo de2008.
  31. Miller, J–A., Op.Cit.
  32. Chiriaco, S., Op. Cit, p. 135.
 
 
 
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