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Consecuencias
 
Edición N° 11
 
Noviembre 2013 | #11 | Índice
 
Lo "parapsi" ¿Piedra en el zapato?
Por Astrid Álvarez de la Roche [1]
 

Astrid Álvarez de la RocheLuego de un extraño camino, ha habido un interés por el estudio de lo denominado "parapsicológico". Y si se anota que ha sido ex–traño, es debido a que ha venido, provenido, desde un campo aparentemente ajeno (pero definitivamente y a la vez) desde lo más íntimo del sujeto.

Si "meta" es "junto a", o "después de", ¿por qué usar "para" en "parapsicología"? Parecieran iguales… "junto a", "al margen de", de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española.

¿Por qué Freud usa "metapsicología"? ¿De qué se trata cuando habla en sus obras de fenómenos estudiados en el campo de la actual parapsicología, como por ejemplo la telepatía?

Que si un analista debe o no ocuparse de dichos problemas, de aquellos fenómenos que no pueden ser explicados usando los métodos de las ciencias tradicionales ni mediante el estudio de mecanismos de percepción habituales (en humanos, animales e incluso seres vegetales), es toda una pregunta.

Hay, ha habido, series de situaciones globales que hacen al sujeto preguntarse, más allá de deberes sociales e ideales culturales, por qué ocurren situaciones denominadas milagrosas, mágicas, ocultas, entre otras adjetivaciones.

¿Es que lo "inconsciente", "lo real", pueden explicar el mundo en sí mismo?

¿Es que los significantes con que organizamos, producimos el mundo, la realidad, son, están, se presentan suficientes a la hora de explicar la sorpresa, lo nuevo, la emergencia de lo no calculado?

¿Es necesario o existe el espacio para la producción de términos que intenten dar cuenta, dar luces sobre nuevos fenómenos, ayudando a reducir el malestar subjetivo y la angustia, usando material clínico, evidencias sustentadas, relevantes y sometidas a criterios de comunidades de colegas formados?

Se encuentra entonces en la obra de Freud una serie de artículos de interés, como son "Psicoanálisis y Telepatía" (1921), la Conferencia 30 de las "Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis" (1932–1936, "Sueño y Ocultismo"), y el apartado C ("El significado ocultista del sueño") de "Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto", de 1925.

De lo anterior me interesa resaltar lo que sigue, así:

Freud no estuvo de acuerdo en establecer una relación de igualdad entre el ocultismo y el psicoanálisis. Si bien consideraba que compartían en cierto modo un trato despreciativo por parte de la sociedad, prevalece en el segundo una modalidad de estudio y rigurosidad "científica" que no encontró en el tratamiento de los otros temas.

Cabe anotar sin embargo que en la actualidad la parapsicología se ha organizado desde principios científicos, incluyendo paradigmas, estudios y comunidades de profesionales enlazados con entes de diferentes disciplinas que valoran las tesis y resultados de sus investigaciones. Lo anterior no existía en la época en que Freud escribió estos textos (no como hay ahora), lo cual se podría anotar a favor de la parapsicología y el estudio de los fenómenos paranormales.

En todo caso lo interesante es que Freud mismo ubica más adelante en el texto haber tenido un caso que lo interrogó de manera seria sobre una clase de estos hechos. Es así como narra la situación vivida por un joven en análisis, que manifiesta haber recibido noticia de parte de una médium sobre un evento que iba a ocurrirle a su cuñado, situación de intoxicación por efecto de ingesta de langostas y ostras. Cuando el paciente relató esto a Freud, él mismo quedó tan "sentido" que renunció a "la aplicación analítica de su comunicación". Tenemos acá a un Freud dividido, interrogado, en gran modo perplejo.

Descartando cualquier posibilidad de fraude, dada la distancia de la médium con respecto al personaje en cuestión de esta "premonición", el analista explica el hecho a partir de una hipótesis sobre la telepatía. En este sentido, el saber de "transfirió de él (el paciente de Freud) a ella (la médium), la supuesta profetisa, y por caminos ignorados, que excluyen las maneras de comunicación por nosotros conocidas. Vale decir, nos veríamos precisados a extraer esta conclusión: Existe transferencia de pensamiento" (p. 176).

Así, la médium se convierte en receptor del pensamiento del paciente. "Parecida disposición de las cosas hemos conocido, por ejemplo, en el caso del chiste, cuando se trataba de asegurarle a un proceso anímico un discurrir más o menos automático".

Cabe ahora preguntarse, ¿qué se transfiere?

Un deseo, deseo "sofocado" y no inconsciente, expectativa de cumplimiento de deseo.

Más adelante Freud narra el caso de una joven que denomina, al igual que el de su paciente masculino, caso de "profecía no cumplida". En este encuentra de nuevo el evento de transferencia del pensamiento, elemento nada ínfimo y que ubica como fundamental a la hora de explicar la cuestión de la telepatía.

Ahora bien, en el texto "Sueño y Telepatía", de 1922, Freud establece con claridad no encontrar relación alguna entre los llamados fenómenos telepáticos y los sueños. Las expectativas de cumplimiento expresadas en algunos sueños no tienen base sobre la realidad. Son, de otro lado, motivos inconscientes aquello que se encuentra en el fondo de dichas producciones oníricas.

Pero si no hay sueño telepático para Freud, ¿por qué acaso aparecer como afiliado a la Society for Psychical Research? ¿De qué se trata esta suerte de "simpatía por el campo"?

Freud indica, nos responde:

La telepatía nada tiene que ver con la esencia del sueño, tampoco puede ahondar nuestra comprensión analítica de él. Al contrario, el psicoanálisis puede hacer avanzar el estudio de la telepatía aproximando a nuestra comprensión, con el auxilio de nuestras interpretaciones, muchas cosas inconcebibles de los fenómenos telepáticos, o demostrando por primera vez que otros fenómenos, todavía dudosos, son de naturaleza telepática.

En cuanto a esta apariencia de lazo íntimo entre telepatía y sueño, resta considerar el indiscutido favorecimiento de la telepatía por el estado del dormir. Por cierto, no es esta una condición indispensable para el advenimiento de procesos telepáticos, consistan ellos en mensajes o en una operación inconsciente.

[…]

¿He despertado en ustedes la impresión de que solapadamente quiero tomar partido en favor de la realidad de la telepatía en el sentido del ocultismo? Mucho lo lamentaría. Es que es tan difícil evitar una impresión así… en realidad, yo quiero ser totalmente imparcial. Además, tengo todas las razones para serlo, pues no me he formado juicio alguno, yo no sé nada sobre eso.

Entonces, podríamos anotar que el analista en tanto ocupado de lo real y el sujeto éticamente responsable acerca de su elección de goce, se distanciaría de considerar en su práctica el acaecimiento propiamente dicho de lo oculto, referido a lo parapsicológico.

Aún, transferencias de pensamiento pueden establecerse durante acontecimientos psíquicos verificables y concebidos desde el psicoanálisis.

Claro es que si se habla de telepatía, lo es a partir del concepto de transferencia.

No hay allí "misterio", brujería, o similar.

Hay de lo real.

¿Vale esto para dejar un campo al vacío?

Un no cesa de no escribirse insiste como "para"…

Si en un momento "lo inconsciente" fue en cierto modo "hechicería", establecido fuera de la ciencia positiva, ¿puede ser así con lo parapsicológico?

Insiste la respuesta… insiste la pregunta…

Sea la ocasión para retomar la cuestión a posteriori.

 
Notas
  1. Psicóloga (PUJ), Analista, Asesora, Miembro del Colegio Colombiano de Psicólogos, Máster en Salud Mental Itinerario Psicoanálisis, Máster en Ciencias de la Educación ̶ Interdisciplinar en Asesoramiento Educativo ̶ Social, Clínico, Organizacional, Investigación y Práctica Profesional, Doctorado en Parapsicología (en curso). Bogotá.
 
 
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