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Consecuencias
 
Edición N° 12
 
Mayo 2014 | #12 | Índice
 
Elena de Petra [1]
Por Marcela Antelo [2]
 

Marcela AnteloSabemos por Goethe, por Nietzsche, por Freud, y porque es así, que Elena es el modelo de todas las mujeres. La culpable fue Elena de Troya, que era de Homero y de Eurípides, más que de Paris o Menelau. Le siguió Elena de Fausto, figura de la plaga que le arroja el diablo Mefistófeles –¿nos arroja?– "Verás una Helena en cada mujer[3]". Pero más reciente la Elena de la tragedia de Althusser. Y, porque la poesía obliga, hoy tenemos a Elena de Petra.

Elena es un personaje que no sabía que andaba en busca de un autor, hasta que lo encontró, y nada pudo saber de eso. El psicoanálisis nos acostumbra a habitar el abismo que hay entre la verdad y el saber que de él podemos extraer, nos enseña a renunciar a esa cópula imposible, y a la Petra agradecemos que lo coloque en evidencia, o ponga en escena.

Petra elucida el impasse que consiste en cantar loas al ideal absurdo de un sufrimiento mensajero de verdades. "No hay verdad, que al pasar por la atención, no mienta", decía Lacan, y este principio desafía el límite entre la ficción y el documental. No hay tal límite, hay borde, una frontera incierta que es, usando una expresión de Lacan, un litoral, como lo que separa y junta la arena del mar. Indecible, dirían los lógicos.

Por eso adoro que la Elena de Petra sea acuática. Líquido amniótico por todos los lados, eso es lo femenino. Tal vez por esa razón Virginia Woolf, otra mujer que osó decir de la muerte, la haya realizado en el agua. Woolf buscó un género híbrido para decir sobre su vacilación, sobre el sexo, la filiación, la vida y la muerte. Freud llamó "psicología submarina" nuestro procedimiento de investigación, una vez que decidió hablar sobre la muerte.

Sabemos también del boom de la literatura testimonial, a pesar de ésta no ser una novedad – San Agustín, Montaigne, Rousseau, Proust–. Una acuática Amélie Nothomb nos transmite La metafísica de los tubos. El cine no huye de esta fiebre. Cine testigo, historia oral, autobiografías, escrita de si, frenesí de la memoria.

Nadie se salva. Hasta la publicidad la explota. El libro de Paula Sibilia El show Del yo: la intimidad como espectáculo (Nueva frontera, 2008) lo refleja: ella habla de una subjetividad de las superficies, de acuerdo a una creciente publicidad de lo privado: un festival de vidas privadas a disposición de los voyeurs, estridente en Brasil, tercer país más bloguero del mundo, según ella. El yo como ficción gramatical inventa una intimidad para sí y la muestra en escritos éxtimos[4], satisfaciendo el intenso hambre de realidad que congestiona la web cada día. Veo por las preguntas que envuelven el film en la web que hay algo así en juego para el espectador modelo. Sibilia encuentra Lola Copacabana, autora de blogs y blooks, que declara el espíritu de La época: "Vivo constantemente haciendo el esfuerzo para que no existan en mi vida cosas inconfesables." Tiranía de una transparencia ciega como ideal de la época. Ideal patético: ¿Cómo confesar lo que se ignora? Me pregunto a propósito de la vida de Elena. Sibilia dice que hoy se rebobina la vida como un filme, se operan flashbacks, se aplican zooms, se hace travelling o close up sobre escenas traumáticas, se deleta o se hace un back–up, se turbina.

Por esa razón, en este comentario, quiero insistir que, en Elena de Petra, la riqueza está en lo indecible. Klee dijo en su Confession créatrice que el arte "no reproduce lo que es visible sino que lo hace ver" [5]. Petra hace una mise–en–scène de la memoria, como Godard lo proponía, el Cinema como fábrica de la memoria, pero teniendo en cuenta la máxima de Wim Wenders, un filme con agujeros donde es posible insertarse.

Elena de Petra está lleno de agujeros, ya que se trata de la escritura de la memoria en el cuerpo. Lo que me gusta en Elena de Petra es la piel de la película. El olor, el sonido. Película llena de texturas, de superficies y también texturas sonoras. Discurso visual y táctil. Lo táctil, según la australiana Laura Marks[6]. El es puro y sobrio para un tema monumental como es el suicidio, que fue tratado por los grandes, Coppola, Fassbinder, Haneke, Kieslowski, Truffaut, Amenábar, Lars Von Trier.

Esperemos que las elucubraciones de saber no borren su verdad, que no eliminen los agujeros del tejido fino que Petra tejió y que recoge serenas y ondinas, insondables y recónditas, entre las que la bella e inquietante Elena habita.

Teje narrando, porque como dijo Benjamin, el poder de la práctica de la narración, –para continuar en el acuático–, es llevar el dolor para lejos[7].

Petra crea puentes, tarea del luto, sobre el abismo que hay entre la experiencia y lo que de ella podemos contar, entre la percepción y la memoria que Freud llamó Das Ding, La Cosa. Cada vez que recordamos algo nos olvidamos algo. El abismo no se disuelve, se puebla. Otro cineasta, Chris Marker lo dijo también así : "No recordamos, reescribimos la memoria así como la historia es reescrita"[8]. Acontecimientos testimoniales que cuentan con la cámara de Elena como testigo. Cámara subjetiva, nunca más adecuada, adorno del filme.

El proceso preformativo de contar la historia de Elena es el modo de reescribir el presente de Petra, pertenece al género de Survivor testimony. Recordemos de Los ahogados y sobrevivientes (1986) de Primo Levi.

Ahí se impone el medio decir de la verdad de por qué abordamos los confines de la vida con la muerte. Recordemos siempre el buraco: mind the gap.

En ese diapasón, hay una frase de La madre que resuena en mi Freud y en la historia de mi generación, el primer nombramiento que ella hace de la existencia de Elena: "barriga que salva la vida". Freud parafrasea el príncipe Hal en Enrique IV de Shakespeare, no sin introducir una pequeña diferencia. Parecemos ignorar, él dice, que cada uno de nosotros debe una muerte a la naturaleza[9]. El débito se transmite de generación en generación. Freud laico no debe al Dios padre y sí a la naturaleza. En lugar de silenciar, denegar, el término cierto es desmentir; buscar palabras para decir de la muerte. Es curioso que, en un recuerdo de un momento inminente de La muerte, Freud hace uso de un doble registro: uno visual –trozos de papel fluctuando– y otro acústico –alguien le grita al oído–.

Elena es musa confesa de Petra. Musa como artificio de dar nacimiento a un autor, aquel que desea enfrentar la impotencia de la palabra frente a lo real siempre traumático. Las musas celebran "las bodas taciturnas de la vida vacía con el objeto indescriptible[10]", nombra Lacan en su homenaje a Duras, otra musa de Petra, de la cual también leemos sus huellas.

Para finalizar, una observación en relación a las palabras finales de Petra a su amada y abismal hermana: "Yo me ahogo en ti". Yo propongo releer el enunciado como un cogito "petriano": "Yo me ahogo en ti, luego fluctúo".

 
Bibliografía
  • Benjamin, W., "Magia e técnica, arte e política: ensaios sobre literatura e história da cultura", Obras Escolhidas I, São Paulo: Brasiliense, 1985. p. 205"( Magia y técnica, arte y política: ensayos sobre literatura e historia de La cultura. Obras escogidas I.San Pablo)
  • Marker, C., Sans soleil (Sin sol) (100', Argos Films, 1983) O roteiro em: El recorrido em: http://www.markertext.com/sans_soleil.htm
  • Trata–se das palavras do príncipe Hal a Falstaff em Enrique IV (act. V, esc. 1): "Thou owest God a death".( Se trata de las palabras del Príncipe Hal a Fastaff enEnriqueIV).
  • Lacan, J., « Hommage fait à Marguerite Duras, du ravissement de Lol V. Stein », ECF, Ornicar ? n°34, Paris, p. 13. (Homenaje a MargueriteDuras, del encanto de Lol v. Stein)
 
Notas
  1. Intervención hecha en el estreno Del filme "Elena" de Petra Costa, en presencia de la directora, en el cine Glauber Rocha e Salvador, Bahia, 10 de mayo de 2013.
  2. Psicoanalista. Miembro de Escuela Brasilera de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis
  3. Enunciado citado en carta de Freud a Jung, de fecha de abril de 1909, segundo CASSIN, B. "L'inconscient, qui voit Hélène en toute femme" ( El inconsciente, que ve a Helena en toda mujer) en Voir Hélène en toute femme. Collection: Les empêcheurs de penser en rond. Paris, 2000.
  4. Sibila, P., O show do eu: a intimidade como espetáculo, ( El Show del yo: La intimidad como espéctaculo). Rio de Janeiro: Nova fronteira, 2008, reseñada en Correio, revista da Escola Brasileira de Psicanálise N° 69, set. 2011.
  5. « L'art digne de ce nom ne rend pas le visible: Il dessille les yeux » em KLEE, Paul , Confession créatrice em Grohmann, Will, Editions des Cahiers d'Art, 1959, p. 282. ( El arte digno de este nombre no muesta lo visible : abre los ojos)
  6. Marks, L., The skin of the film: Intercultural Cinema, Embodiment, and the Senses, Duke University Press, 2000;ver "Haptic Visuality: Touching with the Eyes", Frameworks 02/2004, http://www.framework.fi/2_2004/visitor/artikkelit/marks.html
 
 
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