Última edición Staff Links Contacto Instituto Clínico de Buenos Aires Seguinos en FacebookSeguinos en Facebook
Consecuencias
 
Edición N° 12
 
Mayo 2014 | #12 | Índice
 
El síntoma como sesgo en la época de la tecnociencia
Discurso capitalista, ciencia y mercado
Por María Paula Castro
 

María Paula CastroEric Laurent en su argumento para el ENAPOL VI al que tituló "Hablar con el propio síntoma, hablar con el propio cuerpo" enuncia que las palabras y los cuerpos se separan en la disposición actual del Otro de la civilización, y agrega que a las normas les cuesta cada vez más lograr que los cuerpos entren en los usos estándar, donde el significante amo de la época instala sus disciplinas de marcación y de educación; poniendo la exigencia de goce en primer lugar, la "ascensión al cenit" del objeto a somete a los cuerpos a una "ley de hierro". "Los cuerpos parecen ocuparse de sí mismos. Si algo parece ocuparse de ellos, es el lenguaje de la biología. Este opera sobre el cuerpo, lo recorta en sus mensajes propios, sus mensajes sin equívocos, que no son los de la lengua. Produce cuerpos operados (….) genéticamente modificados (…)"[1]

Distinto del psicoanálisis dirá Laurent, que captó precisamente el empalme entre las palabras y los cuerpos, bajo un sesgo preciso, el del síntoma. "Algo resuena en el cuerpo, a partir de lo simbólico, y hace que el cuerpo responda".[2] El síntoma es justamente la presencia del significante del Otro en uno mismo y en ese punto es una marcación, un corte. Es mediante las palabras que se produce la perturbación del cuerpo, marcando de este modo las vías por las que advendrá el goce en el síntoma histérico. "El síntoma histérico está antes de la cuestión del síntoma como tal. El síntoma va a inscribirse sobre el cuerpo pese a ser también, llegado el caso, exterior al cuerpo. El síntoma está en el cuerpo. No es endopsíquico, está en el afuera."[3]

Lo que dirá Laurent es que lo que gira en torno al síntoma histérico es el amor al padre y es eso justamente lo que está puesto hoy en tela de juicio. El ascenso al cenit social del objeto a ha producido un desanudamiento del síntoma del Otro, en el discurso hipermoderno los términos están disyuntos por lo que no opera como discurso en el sentido de producir un lazo social. Será Lacan en su Seminario "Joyce el síntoma" quien dirá que el síntoma es un acontecimiento de cuerpo, o sea, una invención, un nuevo modo de hacer lazo con el Otro sin la rutina del Nombre del Padre.

Por eso concebir el síntoma no a partir de la creencia en el Nombre del Padre, sino a partir de la eficacia de la práctica psicoanalítica, permitirá a dicha práctica, mediante su manejo de la verdad, rozar algo de lo real. Pudiendo de esta manera distinguir el cuerpo cizallado por el significante en la histeria de un cuerpo tórico agujereado que se sostiene sólo en torno a uno o dos agujeros; donde vamos a pensar al cuerpo como agenciamiento de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario, como un acontecimiento de cuerpo. Siendo este el cuerpo del parlêtre, del ser vivo, que no pasa por la identificación histérica que mezcla síntoma y sentido.

El objetivo de este trabajo será entonces continuar el recorrido por los diferentes autores que trabajan la temática planteada por Laurent con relación al empalme de las palabras con los cuerpos en la época de la tecno–ciencia; y desarrollando el enunciado del subtítulo de este artículo "Discurso capitalista, ciencia y mercado", la idea directriz y orientadora será interrogar lo que lleva como título este trabajo "El síntoma como sesgo", que es una afirmación que me convocó a escribir este artículo bajo el siguiente interrogante: ¿Por qué o cómo pensar al síntoma como un sesgo en la época actual?

En Wikipedia el término sesgo en psicología es entendido como una distorsión, como un error sistemático, una tendencia o una inclinación. Una distorsión que afecta el modo de percibir la realidad.

Jacques Alain– Miller en la presentación del tema del IX Congreso de la AMP establece que el discurso de la ciencia y el discurso del capitalismo son los dos discursos prevalentes en la modernidad, y que desde la aparición de cada uno lo que han hecho es destruir la estructura tradicional de la experiencia humana. "El Nombre del Padre según la tradición ha sido tocado, ha sido devaluado por la combinación de los dos discursos, el de la ciencia y el del capitalismo."[4]

Va a decir que antaño lo real se llamaba la naturaleza, aquello que siempre volvía al mismo lugar siendo garantía del orden simbólico, en este sentido el Nombre del Padre era la clave de lo real simbolizado y la familia como formación natural servía como modelo para la puesta en orden de los grupos humanos. Hoy en día lo que podemos ver es en cambio un tremendo cambio en el orden simbólico, el nombre del padre se ha resquebrajado, y lo que prevalece es "Un gran desorden en lo real en el siglo XXI."[5]

"Diré que capitalismo y ciencia se han combinado para hacer desaparecer la naturaleza y lo que queda del desvanecimiento de la naturaleza es lo que llamamos lo real, es decir, un resto, por estructura, desordenado."[6]

Mario Goldenberg en su texto "El discurso capitalista" enuncia que "El capitalismo se consuma y se consume bajo el imperativo de la plusvalía, por lo tanto el plus de gozar, y es eso lo que está en el cenit social", va a decir que el plus que comanda no produce ningún ordenamiento y que lejos del imperativo kantiano que establece que "la regla de tu acción sea una regla que valga para todos" es necesario que tu acción se adecue a las ofertas del mercado.[7]

Entonces, si pensamos al síntoma como un sesgo en la época de la estandarización de los modos de gozar, será porque desde el psicoanálisis podemos escuchar la singularidad de cada quien en su modo de gozar lalengua; en el empalme que se produce entre el cuerpo y las palabras en un síntoma hay algo que puede leerse como una distorsión o un error a lo medible y cuantificable en términos de clasificación. El síntoma de cada quien no entra en una clase.

Miller en "Clínica del sinthome" dirá que la clínica clásicamente es el arte de clasificar los fenómenos a partir de signos e índices previamente catalogados: "Consiste en un ejercicio de planificación, de clasificación y de objetivación"[8] como son los DSM; distinto de lo que son las estructuras clínicas, concepto que agrega a la clase la causa dirá el autor, o sea que el concepto de estructura agrega al conjunto de signos sintomáticos que comprenden una clase una articulación que es singularísima, el $ de la estructura clínica es insustancial y se encuentra condicionado por la articulación en la que está atrapado, S1, S2, a la que se le agregará el a formando una estructura que Lacan denominó discurso.

El síntoma es la conexión real entre significante y cuerpo.

El síntoma, dice Laurent, es lo que interroga a cada uno sobre lo que viene a perturbar su cuerpo, distinto del terreno orgánico–biológico donde por el contrario el defecto singular no es atribuible al sujeto, no hay ahí una interrogación ahí. Como establece Javier Peteiro, el defecto singular es atribuido al orden molecular, real o más bien imaginado, y modificable farmacológicamente, evitando de este modo todo acto de responsabilidad subjetiva con aquello que en el cuerpo sucede en términos de manifestaciones sintomáticas.

Se ve claramente en lo expresado por Javier Peteiro la disociación entre las palabras y los cuerpos en la época actual enunciada anteriormente. "La subjetividad escapa a lo que es propio a la ciencia: observación, experimentación, reproductibilidad de resultados…. En este sentido, cualquier aproximación terapéutica concebida como científica es propiamente cientificista por olvidar la naturaleza real de la ciencia".[9]

Como dice Claudia Moggia en "Soluciones de la ciencia… ficción?" un texto de su autoría presentado en el Departamento de Psicoanálisis y Filosofía de la EOL, con el advenimiento del discurso del capitalismo en su entrecruzamiento con la ciencia, se proponen como solución objetos de consumo que aplastan el deseo, apareciendo en su cara de exceso lo que el discurso contemporáneo obliga a responder.

Entonces, lo real no es un orden, es un trozo, un fragmento asistemático separado del saber ficcional que se produce a partir de ese encuentro. Dirá Miller: "Ese encuentro de lalengua y del cuerpo no responde a ninguna ley previa, es contingente y siempre perverso. Es ese encuentro y sus consecuencias, porque ese encuentro se traduce en un desvío del goce con respecto a lo que el goce debería ser…."[10]

 
Bibliografía
 
Notas
  1. Laurent, E., Hablar con el propio síntoma, hablar con el propio cuerpo. Argumento. Disponible en: http://www.enapol.com/es/template.php?file=Argumento/Hablar-con-el-propio-sintoma_Eric-Laurent.html
  2. Ibíd
  3. Ibíd
  4. Miller, J. A., Presentación del tema del IX Congreso de la AMP. Disponible en: http://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Presentation-du-theme_Jacques-Alain-Miller.html
  5. Ibíd
  6. Ibíd
  7. Goldenberg, M., "El discurso capitalista". Disponible en: http://blog-elephant.blogspot.com.ar/2013/06/el-discurso-capitalista.html
  8. Miller, J.–A., "Clínica del Sinthome" en Sutilezas analíticas. Editorial Paidós, Buenos Aires. 2013.
  9. Peteiro, J., Entrevista a Javier Peteiro. Por Mario Goldenberg y Mauricio Beltran. En Revista Consecuencias N° 10.
  10. Miller, J.–A., http://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Presentation-du-theme_Jacques-Alain-Miller.html
 
 
Kilak | Diseño & Web
2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA