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Consecuencias
 
Edición N° 12
 
Mayo 2014 | #12 | Índice
 
Ley universal / sujeto singular:
Notas sobre psicoanálisis y diversidad de género
Por Paula Husni
 

1. Haciendo historia

Paula HusniHace ya más de 10 años, diversas agrupaciones y movimientos sociales vienen haciéndose eco en la República Argentina de movimientos que habían obtenido importantes logros en materia de derechos civiles en distintas partes del mundo.

Como consecuencia, en el año 2002 se aprobó en la Ciudad de Buenos Aires el proyecto de ley de unión civil presentado por la CHA (Comunidad Homosexual Argentina); corolario de lo que sería, ocho años más tarde, en Julio de 2010, la ley de matrimonio igualitario. Modificación sobre la ley ya existente que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y que tuvo alcances sobre la adopción y sobre la inscripción de nacimientos. Argentina se convirtió así en el primer país de América Latina en reconocer este derecho en todo su territorio nacional. La consigna bajo la cual se llevó adelante el debate fue: "Los mismos derechos, con los mismos nombres". Dos años después de la sanción de la ley ya se habían celebrado más de seis mil matrimonios en todo el país.

Fue la sanción de esta ley la que permitió crear los cimientos para sancionar la ley de identidad de género en Mayo de 2012.

Esta establece que toda persona tiene derecho al "reconocimiento de su identidad de género, al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género, a ser tratada de acuerdo con su identidad de género y a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada". (Ref. art. 1º de la ley 26.743)

En el artículo 2º propone una definición de la identidad de género entendiendo a la misma como "la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo". (Ref. art. 2º misma ley)

Las implicancias de la ley son precisas a partir de aquella definición. En el artículo 3º establece que "toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo, y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género autopercibida". (Ref. art. 3º misma ley)

Si bien uno de los requisitos para la rectificación registral (cambio de DNI) y para las intervenciones quirúrgicas u hormonales, es ser mayor de 18 años, sin requerir en estos casos autorización judicial o administrativa alguna, para los menores de edad se establece:

– En cuanto al cambio de DNI, el menor puede solicitar el trámite a través de sus representantes legales; en el caso de no ser posible obtener el consentimiento de algún representante legal, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/las jueces/as resuelvan (teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva de acuerdo a lo estipulado en la Convención sobre los derechos del Niño).

– En cuanto a las intervenciones quirúrgicas, totales o parciales y/o tratamientos hormonales rigen los mismos requerimientos, agregando que se deberá contar en este caso con la conformidad de la autoridad judicial (que deberá hacer valer los principios de capacidad progresiva)

Es decir que la ley incluye tanto a adultos como a jóvenes.

2. La época del todo para todos

Si bien hay diferencias sustanciales entre ambas leyes, sobre todo respecto a las consecuencias subjetivas, ambas tienen incidencia en las subjetividades y en el discurso social.

El empuje al goce del que el psicoanálisis ya está advertido, conceptualizado por J.–A. Miller hace algunos años como la época del ascenso al cenit del objeto a, acarrea, de la mano de la ley, una tendencia a borrar las diferencias. El para todos de la ley presenta estructuralmente este reverso. Y cuando de posiciones sexuadas se trata, las consecuencias subjetivas son enormes.

Se podría hablar también de la época que hace vacilar el binarismo hombre–mujer para nombrar las posiciones sexuadas. Alemania, por ejemplo, es un claro exponente del fracaso de este binarismo al introducir una tercera posibilidad de inscripción en la partida de nacimiento: hombre–mujer–x (indeterminado).

Estableciendo, por un lado, que habría elección posible y, por otro, introduciendo con el término mismo de indeterminación, un lugar que pudiera nombrar lo que no encajara en aquel binario.

Szlavoj Žižek, sostiene que el afluente contemporáneo de diversidades y multiplicidades se funda en una continua obliteración de las diferencias. Una multiplicidad de sexos que se convierten en una suerte de Unisex, estableciendo una mismidad que todo lo invade; sostenido por lo que él denomina una participación ficticia: "La forma consensual de la política en nuestro tiempo es el sistema bipolar que ofrece el aspecto de una posibilidad de elección cuando no hay esencialmente ninguna… Es un hecho muy conocido que el botón para cerrar las puertas es un mero placebo inoperante en la mayoría de los ascensores, cuando en realidad, si pulsamos ese botón, la puerta se cierra al mismo tiempo que si pulsamos sólo el botón del piso".[1]

Vemos como la época de la inexistencia del Otro promulga la predominancia de las comunidades de goce y alienta la ilusión de una elección voluntaria de sexo.

Es desde esta perspectiva que pueden enmarcarse diversos movimientos sociales. Por ejemplo, la Queer Theory, movimiento que nace en EEUU en los años sesenta, parte del rechazo al pensamiento binario hombre–mujer y cuestiona la identidad de género, proponiendo en su lugar la idea de transgénero; término que acoge una multiplicidad de rasgos y modalidades que signifiquen un rechazo al ordenamiento sexual establecido.

Más recientemente, en Argentina, el movimiento bisexual deja entrever la contracara del rechazo al binarismo: "A pesar de que los bisexuales suelen ser incluidos en los discursos que convocan a la comunidad homosexual, se trata de una categoría que no posee la misma legitimidad. En general, refieren, la bisexualidad queda incluida dentro de la diversidad sexual en general pero no hay una reivindicación específica, esto tiene que ver con la idea del binarismo. Nosotras elegimos la fluidez del deseo, poder afirmar todo".[2]

En tanto el goce no es regulable, no hay ley que pueda regularlo. Hay un real que en tanto es sin ley, siempre se escabulle. La época propone nombres en un intento por atraparlo, instaurando un movimiento que declina al infinito. Nombres genéricos que, en tanto nunca tocan al sujeto en la singularidad de su goce, siempre retornan como fallidos. Es así como la sigla que pretende enmarcar la ¨diversidad¨ de la época, cada vez encuentra mayores dificultades para encontrar un punto de capitoneo: la sigla LGTB, fue luego LGTTB, más tarde, LGTTBI, y, en la última marcha por el orgullo gay, ya pudimos leer LGTTBIQ[3]. Y así continuará.

Efectivamente, es la emergencia del goce como hetero lo que resulta disruptivo para el sujeto. Lacan es radical al respecto, cuando establece que para Juanito el encuentro con su propia erección es de lo más hetero que hay.[4]

Podríamos preguntarnos si la dificultad de lidiar con lo hetero de la estructura del discurso es lo que ha acarreado estas respuestas de la época o si estas emergencias son las que empujan a borrar lo hetero inherente al sujeto de discurso. Se trata del problema –siempre en tensión– de la lucha por la igualdad de derechos y las diferencias insondables por estructura.

3. Perspectivas: Psicoanálisis y Teorías de Género

El término gender (género) surge en Estados Unidos en 1955 gracias a John Money, psicólogo y sexólogo investigador de la identidad sexual para quien ese término define a lo masculino y a lo femenino desde lo cultural y no desde las diferencias biológicas.

N. Stromquist aporta la noción de un sistema de género "como una construcción social y política de un sistema que crea diferencias entre hombres y mujeres simplemente en virtud del sexo".[5]

Es desde los fundamentos de estas teorías que se promueve la apertura a la diversidad socio –cultural en un intento por soslayar las posibles incidencias de factores socialmente predominantes a la hora de la identificación sexuada. Es así que se promueven cambios frente a toda posible estigmatización sobre los llamados estereotipos de género. Tanto desde el discurso, con la modificación del uso de artículos masculinos/ femeninos – los/las, todos/todas – instalando el uso de la equis (x) o el arroba (@) o promulgando, por ejemplo, que las jugueterías no se dividan en sectores de niños y de niñas para evitar la promoción de modelos estigmatizantes.

Es decir, nuevamente la elección sexuada se pone a cuenta de una falsa elección.

Pareciera retornar incesantemente y en un eco sin tiempo, la famosa frase de la feminista francesa, Simone de Beauvoir, "La mujer no nace, se hace".

Si la teoría de género sostiene que la identificación sexuada es producto de una construcción social, esto deja por fuera la noción de inconsciente que da sustento al psicoanálisis mismo.

Geneviève Morel, psicoanalista francesa, no duda en establecer al género como "un sistema de identificaciones imaginarias y significantes que debe diferenciarse de la sexuación".[6]

Efectivamente, desde el psicoanálisis la elección sexuada es una construcción a partir de la relación del sujeto al Otro y sus marcas de goce. La apuesta al inconsciente hace entonces del sujeto un sujeto responsable de su goce. Se trataría de poder pensar cierta torsión entre un sujeto–objeto de la ley que no vacila, hacia un sujeto responsable.

4. Una clínica posible: Hacia lo singular

Las teorías de género emergen de los estudios clínicos de Stoller y Benjamin (1953) sobre los casos de transexualismo justamente cuando la técnica médica y quirúrgica comienza a estar preparada para el cambio de sexo.

Efectivamente, el transexualismo parece haberse convertido en el paradigma de una época que adhiere enérgicamente a las teorías de género. En términos de C. Millot, "El transexualismo es hoy día un fenómeno social, incluso un síntoma de la civilización".[7]

Qué respuesta posible entonces desde el psicoanálisis que pueda orientar una práctica? Propongo sostener la orientación que siempre hemos tenido, la orientación por el síntoma, la orientación por lo real. Esta no es posible si no se propone un abordaje singular, del uno por uno que facilite un lugar que pueda funcionar de límite –para quien quiera tomarlo– a la respuesta unívoca que brinda la ley. Allí donde la ley responde con un para todos, el psicoanálisis posibilita un cada quien; instala un intervalo que permite situar que no para todos ese empuje es el mismo ni para todos su efectivización tendrá iguales consecuencias –siempre supuestas– de apaciguamiento.

Desde la última enseñanza de Lacan, la reasignación genital podría ser una suplencia que permita el anudamiento de los tres registros, o bien podría, en otros casos, producir un desencadenamiento. Se trata de establecer, en cada caso, una lógica respecto al modo de goce y su tratamiento por parte del sujeto.

Creo sin embargo, y considerando la casuística, que el desencadenamiento no es el punto nodal.

En la mayoría de los casos la operación no se exige para experimentar el goce sexual del otro sexo[8], o para convertirse en una mujer que un hombre pueda llegar a desear[9] sino por una certeza sobre el ser que atañe a la identidad. Se trataría de "metamorfosearse en La mujer, es decir, en un ser fuera de sexo. Por ello su libido es pobre a diferencia del perverso".[10]

Si bien la imagen logra, en muchos casos, un apaciguamiento, entiendo esta pobreza de libido como la cuestión central. Porque considero que se trata del retorno de lo insondable por estructura, lo que Lacan denomina la pequeña diferencia.

"Para acceder al otro sexo –señala Lacan– hace falta pagar el precio de la pequeña diferencia, que pasa engañosamente a lo real a través del órgano, debido a lo cual deja de ser tomado como tal y, al mismo tiempo, revela lo que significa ser órgano; que sólo es instrumento por mediación de lo que todo instrumento se funda, que es un significante.

El transexual no lo quiere en calidad de significante. En eso padece un error, que es el error común. Su pasión es la locura de querer liberarse de ese error, el error común que no ve que el significante es el goce y que el falo no es más que su significado.

Su único yerro es querer forzar mediante la cirugía el discurso sexual que, en cuanto imposible, es pasaje a lo real".[11]

Si el no–todo se sitúa del lado de la existencia y no del ser, "Que el ser hablante sea no–todo es lo que lo hace existente. Que exista es una cuestión de hecho, separada absolutamente de la ilusión trascendental de una identidad del ser. Se trata de conjugar el hecho de que el ser es completo, a la vez que está agujereado por la existencia misma".[12]

El invento frente a la no relación sexual, frente a este "agujero en el programa" es, para los seres hablantes, sin excepción[13] y no queda subsumido por la cirugía.

Jan Morris, escritora y periodista, luego de la operación de reasignación genital afirma: "Muchas veces me preguntan si me he arrepentido y yo contesto frívolamente que no, salvo que me parece que ya no disfruto tanto de beber vino…."

La paradoja está, existe y se sostiene. La ley debe ser para todos por igual y está bien que así sea. El psicoanálisis propone tomar su reverso, partiendo de la lógica de la imposibilidad de relación y de que no hay modo alguno de subsumir las diferencias. El goce es siempre hetero, el agujero en el programa permanece siempre abierto. La pregunta es cuál será la apuesta de cada quien frente a aquello que no tiene solución por estructura.

Diciembre 2013

 
Bibliografía
  • Lacan, J., El Seminario, libro 19. … o peor (1971-1972), Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 17.
  • Lacan, J., Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma. En Intervenciones y Textos 2, Editorial Manantial, Buenos Aires, 1988, p. 128.
  • Ley 26.743. Identidad de Género. Disponible en: http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/195000-199999/197860/norma.htm
  • Ley 26.618. Matrimonio Civil. Disponible en: http://www.lgbt.org.ar/00-derechos,15.php
  • Miller, J. A. –Intervención en el Senado francés, en Transformaciones. Ley, diversidad, sexuación,Grama Ediciones, Buenos Aires, 2013, p. 133.
  • Millot, C., Ensexo – Ensayo sobre Transexualismo, Catálogos Editora, Buenos Aires, Segunda Edición.
  • Morel, G., Ambiguedades Sexuales. Sexuación y Psicosis, Editorial Manantial, Buenos Aires, 2002, p. 185.
  • Stromquist, N., La construcción del género en las políticas públicas: perspectivas comparadas desde América Latina, Instituto de Estudios Peruanos, 2006.
  • Vicens, A., Revista Colofón. nº 22. Boletín de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo Freudiano, Granada, Noviembre 2002, p. 39.
  • Vicens, A., El futuro de la Escuela se escribe en femenino – Blog de la ELP – Julio 2013. Disponible en: http://www.blogelp.com/index.php/el-futuro-de-la-escuela
  • Žižek, S., Extracto del texto ¨Por qué a todos nos encanta odiar a Haider¨ - Disponible en: http://www.egs.edu/faculty/slavoj-zizek/articles/por-que-a-todos-nos-encanta-odiar-a-haider
 
Notas
  1. Žižek, S., Extracto del texto ¨Por qué a todos nos encanta odiar a Haider¨. Disponible en: http://www.egs.edu/faculty/slavoj-zizek/articles/por-que-a-todos-nos-encanta-odiar-a-haider
  2. Revista ¨Soy" 23 de Noviembre de 2012. publicación de Página 12. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/subnotas/2715-260-2012-11-23.html
  3. Lesbianas, gays, travestis, transexuales, bisexuales, intersexo, queer.
  4. Lacan, J., Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma. En Intervenciones y Textos. Editorial Manantial, Buenos Aires, 1988, p. 128.
  5. Stromquist, N., La construcción del género en las políticas públicas: perspectivas comparadas desde América Latina. Instituto de Estudios Peruanos, 2006.
  6. Morel, G.,–Ambiguedades Sexuales. Sexuación y Psicosis. Editorial Manantial, Buenos Aires, 2002, p. 185.
  7. Millot, C., Ensexo – Ensayo sobre Transexualismo. Catálogos Editora, Buenos Aires, Segunda Edición.
  8. Morel, G. Op. Cit p. 187.
  9. Vicens, A., Revista Colofón. nº 22. Boletín de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo Freudiano. Granada, Noviembre 2002, p. 39
  10. Ibíd
  11. Lacan, J., Seminario 19, … o peor. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 17.
  12. Vicens, A., El futuro de la Escuela se escribe en femenino – Blog de la ELP – Julio 2013. Disponible en: http://www.blogelp.com/index.php/el-futuro-de-la-escuela
  13. Miller, J. A. –Intervención en el Senado francés - Transformaciones. Ley, diversidad, sexuación. Grama ediciones, Buenos Aires, 2013, p. 133.
 
 
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