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Consecuencias
 
Edición N° 15
 
Mayo 2015 | #15 | Índice
 
De la arbitrariedad del significante a la contingencia
Por Giselle Canteros
 

La contingencia, la encarné en el cesa de no escribirse. Pues no hay allí más que encuentro, encuentro, en la pareja, de los síntomas, de los afectos de todo en cuanto en cada quien marca la huella de su exilio, no como sujeto sino como hablante, de su exilio de la relación sexual.
Seminario 20 Aún. Jacques Lacan

Lo arbitrario y el lapsus que Saussure cometió

Giselle CanterosEn Lingüística y psicoanálisis Michel Arrivé plantea que la lingüística y el psicoanálisis tienen que ver una y otro con el lenguaje; y que constituyen, por lo tanto, dos dominios contiguos. Sostiene que: "El significante saussureano es no solamente el homónimo sino, además, el epónimo del significante lacaniano".[1] Por tanto significante es una palabra que se escribe y se pronuncia exactamente igual en las conceptualizaciones saussureana y lacaniana pero tiene distinto significado y distinta etimología en una y otra.

Arrivé señala que el léxico lacaniano ha tomado prestada la palabra significante del léxico saussureano. A su vez plantea que el lenguaje como está estructurado el inconsciente no se confunde con el lenguaje como lo conciben los lingüistas.

En su Curso de Lingüística General F. de Saussure es claro cuando enuncia que lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica. Propone conservar la palabra signo como determinación del conjunto y sustituir concepto e imagen acústica por significado y significante respectivamente. La arbitrariedad es la primera característica que señala Saussure en el signo lingüístico: "El lazo que une el significante al significado es arbitrario; o bien, puesto que entendemos por signo el total resultante de la asociación de un significante con un significado, podemos decir más simplemente: el signo lingüístico es arbitrario".[2] Es decir, lo es, en relación con el significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural. Por tanto para Saussure el signo lingüístico es arbitrario y lineal, y afecta tanto al significante como al significado, dado que las relaciones entre uno y otro no son lógicas ni relacionales, ni poseen motivación intrínseca y se deben por tanto a las convenciones creadas por la tradición y el uso. Asimismo el autor señala el carácter inmotivado del significante: "La palabra arbitrario requiere también una observación. No debe dar idea de que el significante depende de la libre elección del hablante (ya veremos luego que no está en manos del individuo el cambiar nada de un signo una vez establecido por un grupo lingüístico); queremos decir que es inmotivado, es decir, arbitrario con relación al significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural".[3]

En relación a la arbitrariedad del significante E. Benveniste en el capitulo IV La naturaleza del signo lingüístico de su libro Problemas de lingüística general I manifiesta que: "el signo, elemento primordial del sistema lingüístico, encierra un significante y un significado cuyo nexo debe ser reconocido como necesario, por ser estos dos componentes consustanciales uno de otro".[4]

Por tanto para Benveniste lo que es arbitrario es que tal signo, y no tal otro, sea aplicado a tal elemento de la realidad, y no a tal otro. "En este sentido, y sólo en éste, es permisible hablar de contingencia, y será menos para dar una solución al problema que para señalarlo y dejarlo por el momento".[5] A su vez agrega: "Este carácter debe pues explicar el hecho mismo por el que se verifica: saber que, para una noción, las expresiones varían en el tiempo y en el espacio, y en consecuencia no tienen con aquélla ninguna relación necesaria. Se observan en diferentes pueblos las reacciones que suscita un mismo fenómeno: la infinita diversidad de las actitudes y de los juicios lleva a considerar que aparentemente nada es necesario. De la universal desemejanza se concluye la universal contingencia".[6]

Para Lacan en su primera enseñanza la teoría del significante es inseparable de la teoría del sujeto: "el significante es lo que representa un sujeto para otro significante". Los términos significante y significado aparecen –sin el nombre de Saussure– a partir de 1953, en el "Informe de Roma". De todos modos la referencia a Saussure aparece en los Escritos, en La cosa freudiana ycon más insistencia en el Seminario III sobre la psicosis.

En Saussure hay, fundamentalmente, una teoría del signo donde la teoría del significante está integrada: si no hay ningún signo, no hay ningún significante (ni significado). En Lacan, las cosas son totalmente diferentes. Hay también en Lacan, aunque de manera muy marginal, una teoría del signo. Pero no se articula con la teoría del significante: significante (y significado) por un lado y signo por el otro, separados. Al punto que es posible decir, en la terminología lacaniana, que el significante es un signo, lo cual está excluido del dialecto saussureano.[7]

El autor concluye: "Podemos –e incluso es necesario– decir que el signo lacaniano difiere fundamentalmente del signo saussureano; en suma, del significante y del significado".[8]

"En cuanto a la dualidad del significante y del significado: en el caso de Saussure, es inútil insistir: me limito a citar la fórmula "el signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras" (CLG: 99 [129]). En el caso de Lacan, el término utilizado no es dualidad, sino duplicidad. Lo encontramos frecuentemente. Cito dos ejemplos, ambos en Les psychoses (1981 [1984]): Sin la duplicidad fundamental del significante y del significado, no hay determinismo psicoanalítico concebible [Ibíd.: 136 (173)]. Todo fenómeno analítico, todo fenómeno que participa del campo analítico, del descubrimiento analítico, de aquello con que tenemos que vérnosla en el síntoma y en la neurosis, está estructurado como un lenguaje. Quiere decir que es un fenómeno que siempre presenta la duplicidad esencial del significante y del significado [Ibíd.: 187 (237) y 195 (229–239)]"[9]

Y prosigue explicando la distinción:

"Hay en Saussure un "deslizamiento recíproco de las unidades (CLG: 156 [192] del significante y del significado. Es la célebre comparación de la hoja de papel: "El pensamiento es el anverso y el sonido el reverso: no se puede cortar uno sin cortar el otro" (Ibíd.: 157 [193]). Nada de eso hay en Lacan. Al contrario, hay "autonomía" del significante con relación al significado".[10]

Por tanto, a diferencia del significante Saussureano el significante lacaniano es siempre pensado, topológicamente, como suspendido sobre el significado ý (S/s). En la concepción de Saussure el significante no aparece jamás por debajo del significado, es decir, la distinción que hace Lacan destacando la S del significante con una mayúscula y la s minúscula para el significado, es una diferenciación jerárquica no vista en Saussure.

Lo que propone Lacan en su primera enseñanza es hacer algoritmo del concepto de signo, formalizarlo en el sentido moderno porque esto hace posible un cálculo lógico. Hacer algoritmo del signo permite someterlo a un tratamiento especial que consiste impedir su funcionamiento como signo, en el sentido saussureano. Lo encontramos en La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud:

"Para señalar la emergencia de la disciplina lingüística, diremos que consiste, caso que es el mismo para toda ciencia en el sentido moderno, en el momento constituyente de un algoritmo que la funda. Este algoritmo es el siguiente: ý que se lee así: significante sobre significado, el "sobre" responde a la barra que separa sus dos pisos El signo escrito así merece ser atribuido a Ferdinand de Saussure, aunque no se reduzca estrictamente a esa forma en ninguno de los numerosos esquemas bajo los cuales aparece en la impresión de las lecciones diversas de los tres cursos de los años, 1906–1907, 1908–1909, 1910–1911"[11]

Por tanto en el algoritmo propuesto por Lacan se puede observar la desaparición de un cierto paralelismo de uno y otro lado de la barra, puesto que no se debe leer, como indica Lacan, significante sobre significado, sino S mayúscula sobre s minúscula ý. También se observa la desaparición de la elipse saussureana que simboliza la unidad estructural del signo; la sustitución de la fórmula saussureana de dos caras del signo por la de dosetapas del algoritmo. Asimismo el acento se carga sobre la barra que separa la S de s (el algoritmo se lee significante sobre significado, donde el sobre responde a la barra que separa ambas etapas). Desde este momento, el significante y el significado aparecen como órdenes distintos, separados inicialmente por una barrera resistente a la significación.

Miller sostiene que "La conocida demostración de Lacan en "La instancia de la letra" es precisamente que el significado es la función del significante o, por así decirlo, que el significante es la función cuya variable es el significado".[12]

Lo arbitrario y lo que ya no cuadra en Lacan

En el Seminario XX Aún considerado como el inicio de su última enseñanza Lacan se pregunta:

"¿Qué es el significante? El significante –tal como lo promueven los ritos de una tradición lingüística que no es específicamente saussureana, pues se remonta hasta los estoicos desde quienes se refleja en San Agustín– debe estructurarse en términos topológicos. En efecto, el significante es primero aquello que produce efectos de significado, y es importante no elidir que entre ambos hay una barrera que franquear. Esta manera de topologizar lo que toca al lenguaje está ilustrada de manera admirable por la fonología, en cuanto encarna al significante con el fonema. Pero al significante, de ninguna manera puede limitársele a este soporte fonemático."[13]

Jacques–Alain Miller en El ultimísimo Lacan se pregunta qué es lo que sacude la columna de la necesidad en la teoría de Lacan y responde que: "Es la promoción cada vez más acentuada en la enseñanza de Lacan de la categoría de la contingencia. Ya queda claro en Aún, cuando Lacan está disconforme con el adjetivo 'arbitrario' con el que Saussure calificada al significante, al decir: 'Hubiera sido mejor presentar el significante bajo la categoría de lo contingente' ". (Miller, 2013, p. 243).

En palabras de Lacan:

"No olvidemos que al comienzo se calificó, equivocadamente, de arbitraria la relación del significante y el significado. Así se expresa, probablemente a regañadientes, Saussure. Pensaba en algo muy distinto, y que está mucho más cerca del texto del Cratilo, como lo demuestra lo que hay en sus gavetas, a saber, las historias de anagramas. Ahora bien, lo que pasa por arbitrariedad es que los efectos de significado parecen no tener nada que ver con lo que los causa. Pero es que, si parecen no tener nada que ver con lo que los causa, es porque se espera que lo que los causa tenga cierta relación con lo real".[14]

Michel Arrivé en Lenguaje y Psicoanálisis, Lingüística e Inconsciente se pregunta "¿Arbitrariedad o contingencia del significante lacaniano?".[15]

Lacan marca que gracias al discurso científico tal como ha sido instaurado por Saussure, "ocurre esto de que el significante sólo se plantea a condición de no tener ninguna relación con el significado". Si Lacan consiente en utilizar el significante arbitrario, es para ponerlo en tela de juicio.

Sostiene en su Seminario 20 Aún que el significante es una dimensión que fue introducida a partir de la lingüística y que ésta, en el campo en que se produce la palabra, no va de suyo. La sustenta un discurso, el discurso científico:

"Un lingüista tan pertinente como fue Ferdinand de Saussure habla de arbitrario. Esto es escurrirse, escurrirse hacia otro discurso, el del amo, para llamarlo por su nombre. Arbitrario no es lo que cuadra".[16]

Y hay que reconocer, en efecto, que aunque la problemática del "amo" esté absolutamente forcluída del discurso explícito del CLG, la noción misma de "arbitrariedad" implica su figura, de un modo contradictorio: no hay arbitrariedad sin decisión, y no hay decisión si no hay alguien que decida. La arbitrariedad "no es lo que cuadra", incluso en Saussure.[17]

Pero entonces, ¿cuál es la noción que cuadra? Dice Lacan:

"Ningún significante se produce como eterno. Sin duda Saussure hubiese podido intentar formularlo: en vez de calificarlo de arbitrario hubiera sido mejor presentar el significante bajo la categoría de lo contingente. El significante repudia la categoría de lo eterno, y empero, singularmente, es por sí mismo".[18]

En el Seminario 17 El reverso del psicoanálisis Lacan explicita lo que hay que entender por significante amo:

"Al comienzo, ciertamente, no lo hay. De algún modo todos los significantes son equivalentes, porque sólo juegan con la diferencia de cada uno respecto de todos los demás, por el hecho de no ser los otros significantes. Pero por eso también cada uno de ellos puede adquirir la posición de significante amo, precisamente por lo siguiente, porque su función eventual es representar un sujeto para cualquier otro significante. Así es como siempre lo he definido. Sólo que al sujeto que representa no es univoco. Está representado, sin duda, pero también no está representado. En ese nivel hay algo que permanece oculto en relación con este mismo significante".[19]

En relación a lo particular de la lengua en Radiofonía Lacan va a calificar a ese particular, de arbitrario, y dirá que "es lapsus que Saussure cometió, de eso que, de mala gana ciertamente, pero por ahí tanto más propicio al tropiezo, él se «amparaba» ahí (puesto que me dicen que es una palabra mía) del discurso universitario, cuyo encubrimiento mostré es justamente ese significante que domina el discurso del amo, el de lo arbitrario".[20]

Conclusiones

Por una parte, tal como se mencionó al comienzo de este escrito el significante saussureano es el homónimo y también el epónimo del significante lacaniano. Por tanto significante es una palabra que se escribe y se pronuncia exactamente igual en las conceptualizaciones saussureana y lacaniana pero tiene distinto significado y distinta etimología en una y otra.

Por otra parte, podría decirse que no hay arbitrariedad del significante sin decisión, y por tanto no hay decisión sin alguien que decida. De ello se desprende que lo arbitrario sea del orden del amo, mientras que la contingencia es del orden de lo real, sin ley.

Lacan en el Seminario 19…o peor dirá que el no–todo en suma no es otra cosa que la expresión de la contingencia. "Como ya lo señalé oportunamente, la alternancia entre la necesidad, lo contingente, lo posible y lo imposible no tiene el orden que da Aristóteles; ya que aquí lo que está en juego es lo imposible, es decir, a fin de cuentas, lo real".[21]

Por lo tanto podría pensarse que cuando Lacan dice en su Seminario 20 Aún que hubiera sido mejor presentar el significante bajo la categoría de lo contingente se debe a la primacía que la categoría de la contingencia tiene a la altura de su ya última enseñanza; y a las consecuencias que se desprenden de ésta no sólo en lo referente a la teoría del significante sino también a su problematización sobre la constitución del sujeto.

Finalmente, ¿la contingencia es lo que cuadra? Parafraseando a Miller, si hablamos de contingencia introducimos con ella un mundo que no es ni un cosmos ni un universo y que por tanto no constituye un todo y que está sujeto a lo que se va a producir, al acontecimiento. Concluimos entonces dejándole la puerta abierta a la invención:

¡Es ella la que cuadra!

 
Notas
  1. Arrivé, M., Lingüística y psicoanálisis: Freud, Saussure, Hjelmslev, Lacan y los otros, Siglo XXI editores, México, 2001, p. 29.
  2. Saussure, F., Curso de lingüística general, Losada, Buenos Aires, 1981, p. 130
  3. Íbid, p. 94
  4. Benveniste, E., "Naturaleza del signo lingüístico" en Problemas de lingüística general, T. I, Siglo XXI, México, 1974, p. 55.
  5. Ibíd., p. 52
  6. Ibíd., p. 50.
  7. Arrivé, M., Lingüística y psicoanálisis, Op. Cit., p. 149.
  8. Ibíd., p. 150
  9. Ibíd., p. 150
  10. Ibíd., p. 151.
  11. Lacan, J., Escritos I, Siglo XXI, Buenos Aires, 2011, p. 464–465.
  12. Miller, J.–A., El ultimísimo Lacan: Los cursos psicoanalíticos de Jacques – Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 219.
  13. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan: Libro 20 Aún 1972-1973, Buenos Aires, Paidós, 2009, p. 27
  14. Ibíd., p. 28–29
  15. Arrivé, M., Lenguaje y Psicoanálisis, Lingüística e Inconsciente: Freud, Saussure, Pichon, Lacan, Siglo XXI editores, México, 2014.
  16. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan: Libro 20 Aún, Op.Cit., p. 40–41
  17. Arrivé, M., Lenguaje y Psicoanálisis, Op.Cit., p.129
  18. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan: Libro 20 Aún, Op.Cit., p.53
  19. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan: Libro 17 El reverso del psicoanálisis 1969-1970, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 93
  20. Lacan, J., Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 157.
  21. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan: Libro 19… o peor 1971-1972, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 205.
 
 
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