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Consecuencias
 
Edición N° 17
 
Julio 2016 | #17 | Índice
 
Nos queremos necesarios, pero somos contingentes
Por Giselle Canteros
 

 

(...) El encuentro puede no tener lugar, al igual que puede tener lugar. Nada decide, ningún principio de decisión decide por adelantado en esta alternativa, que es del orden del juego de dados.
Louis Althusse

Giselle Canteros Epicuro nos explica que antes de la formación del mundo infinidad de átomos caían en paralelo en el vacío. No paraban de caer. Lo que implica que antes del mundo no había nada, y al mismo tiempo que todos los elementos del mundo existían por toda la eternidad antes de que hubiese ningún mundo. Por tanto antes de la formación del mundo no existía ningún Sentido, ni Causa, ni Fin, ni Razón ni sinrazón. La no-anterioridad del Sentido es una tesis fundamental de Epicuro con la que se opone tanto a Platón como a Aristóteles. Sobreviene entonces el clinamen que es una desviación infinitesimal, «lo más pequeña posible», que tiene lugar «no se sabe dónde ni cuándo ni cómo», y que hace que un átomo «se desvíe».

En un libro poco valorado Para un materialismo aleatorio Louis Althusser arriba a una conclusión interesante al decir que el origen de todo mundo, y con ello de toda realidad y todo sentido, es debido a una desviación, y agrega que la Desviación y no la Razón o la Causa sea el origen del mundo, da una idea del atrevimiento de la tesis de Epicuro.

El acontecimiento Leonardo Da Vinci

Es sabido que Freud ha sido un gran admirador de la Obra de Leonardo Da Vinci. En una carta que le dirigió a Fliess de 1898 testimonia que su interés por Leonardo era de antigua data. Tal ha sido su interés que le ha dedicado un texto titulado: Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci (1910). En dicho texto realiza una minuciosa reconstrucción de la vida emocional de Leonardo a partir de sus primeros años, la descripción del conflicto entre sus impulsos artísticos y científicos, el análisis profundo de su historia psicosexual, entre otras cosas.

A partir de la reconstrucción de la vida de Leonardo, Freud sostiene que en los primeros tres o cuatro años de vida se fijan impresiones y se abren camino modos de reacción frente al mundo exterior a los que ningún vivenciar posterior puede ya arrebatar su significatividad. Así es que las circunstancias accidentales de su niñez ejercen un profundo efecto perturbador. Es decir, su nacimiento ilegitimo lo sustrae, quizás hasta el quinto año, del influjo del padre, y lo deja librado a la tierna seducción de una madre de quien él es el único consuelo.

Ahora bien, este texto tiene la particularidad de cierta insistencia de Freud por ponderar algunos límites del psicoanálisis para la comprensión de la configuración de una vida y de las maneras para arreglárselas con esa vida que tocó en suerte. Manifiesta que si se dispusiera del más amplio material histórico y se tuviera el más seguro manejo de los mecanismos psíquicos, una indagación psicoanalítica sería incapaz, en dar razón de la necesidad por la cual el individuo sólo pudo devenir de un modo y no de otro. Dice: "En el caso de Leonardo, debimos sustentar la opinión de que la contingencia de su nacimiento ilegítimo y la hiperternura de su madre ejercieron la más decisiva influencia sobre la formación de su carácter y su ulterior destino…Pero esta represión tras las primeras manifestaciones eróticas de la infancia no necesariamente debió producirse; acaso no habría sobrevenido en otro individuo, o se habría producido de una manera mucho menos vasta. Aquí tenemos que admitir un grado de libertad que no puede resolverse mediante el psicoanálisis".[1]

Aquí Freud deja entrever como quizá en ningún otro texto de su Obra el lugar del azar en la vida de un sujeto y cómo la meta del psicoanálisis sigue siendo demostrar el nexo entre vivencias externas y reacciones de la persona a lo largo del camino del quehacer pulsional. Si bien es cierto que el psicoanálisis no esclarece la condición de Leonardo como artista, vuelve comprensibles sus exteriorizaciones y limitaciones. Al respecto cito a Freud, pues además de ser, en mi opinión, una de sus citas más conmovedoras, grafica como en ninguna otra parte la confrontación con la contingencia, y la aserción de que finalmente somos azares:

"¿No cabe escandalizarse por los resultados de una indagación que concede a las contingencias de la constelación parental tan decisivo influjo sobre el destino de un hombre; que en el caso de Leonardo, por ejemplo, lo hace depender de su nacimiento, ilegítimo y la infecundidad de su primera madrastra, Donna Albiera? […] Cuando se considera al azar indigno de decidir sobre nuestro destino, ello no es más que una recaída en la cosmovisión piadosa […] Naturalmente, nos afrenta que un Dios justo y una Providencia bondadosa no nos protejan mejor de tales contingencias en el período más indefenso de nuestra vida. Así, de buena gana olvidamos que en verdad todo es en nuestra vida azar, desde nuestra génesis por la unión de espermatozoide y óvulo, azar que como tal tiene su parte en la legalidad y necesidad de la naturaleza, sólo que no posee vínculo alguno con nuestros deseos e ilusiones."[2]

Contingencia como trauma

Siguiendo a Mario Goldenberg en su artículo Lo infantil en la estructura. Variaciones del niño en la obra de Freud el carácter accidental, contingente del trauma, en la primera época de Freud Psicoterapia de la Histeria (1895) o en la Etiología de la histeria (1896), va a mantener su vigencia aunque Freud abandone la teoría inicial del trauma. La forma de encuentro con lo sexual tiene el carácter de un mal encuentro, accidental y contingente, que en un segundo tiempo –a posteriori– va a producir síntomas.

Con Los tres ensayos sobre teoría sexual de 1905, Freud pasa del trauma accidental a la pulsión como fuerza constante; del niño como víctima de la escena de seducción al niño perverso polimorfo, cuando introduce la sexualidad infantil.

Asimismo en El delirio y los sueños en la "Gradiva" (1906-1908) manifiesta que en la causación de la neurosis cooperan entonces la solicitación {Entgegenkommen} de la constitución, la precocidad, la propiedad de la adhesividad elevada, y la incitación contingente de la pulsión sexual por una influencia extraña.

En la Conferencia 23, "El camino de la formación de síntomas", cuando Freud ya tiene conceptualizada la pulsión, cuando ya sitúa la fijación en la metapsicología, esta tensión entre lo contingente y lo necesario vuelve con las vivencias sexuales infantiles, que son la matriz de los síntomas, modos de goce que han sido fijados en las experiencias de la primera infancia y el síntoma repite como manera de gozar.

Mario Goldenberg plantea que hay dos cuestiones nuevas en las Conferencias de introducción al psicoanálisis" (1916-17), respecto del síntoma, y dirá que "por un lado, el sentido de los síntomas es un sentido sexual, el ciframiento semántico conduce al goce, la fijación del trauma; por otro lado introduce también la concepción del síntoma como satisfacción sustitutiva, respecto de estas vivencias sexuales infantiles. El síntoma condensa a la vez el sentido y la manera de gozar."[3]

El trauma, en el texto de 1920 Más allá del principio de placer aparece como una ruptura en la protección antiestímulo, y la compulsión de repetición es el intento de ligar mediante un trabajo psíquico, la ruptura en la red de significantes. El trauma accidental de los comienzos del psicoanálisis, es en Más allá del principio de placer, estructural, solidario de la pulsión de muerte.

Podemos decir entonces que "Freud pasa de la sexualidad traumatizada por una escena accidental a una sexualidad que es traumática en tanto tal, donde la contingencia del encuentro con el goce deja marca en la falla central de la lengua, respecto de la relación sexual". [4]

El azar lacaniano en la Primera Enseñanza

Lacan en el Seminario sobre la Carta Robada (1956) recorre el cuento de Poe para luego dar cuenta de que el orden simbólico es lo que más importa en este momento de su enseñanza. No obstante, lo simbólico tiene un tope, dado que no todo lo real es simbolizable. El automatismo de repetición toma su principio en la insistencia de la cadena significante. Esta noción es correlativa de la ex–sistencia, que es lo mismo que decir el lugar excéntrico, allí se sitúa el sujeto del inconsciente.

En este momento de su Enseñanza las incidencias imaginarias, no son lo esencial de la experiencia analítica, para ello deben ser referidas a la cadena simbólica que las conecta y las orienta. En palabras de Lacan, "es la ley propia de esta cadena lo que rige los efectos psicoanalíticos determinantes para el sujeto: tales como la preclusión (forclusión, Verwerfung), la represión (Vedragung), la denegación (Verneinung) misma".[5] "Por tanto es el desplazamiento del significante el que determina a los sujetos en sus actos, en su destino, en sus rechazos, en sus cegueras, en sus éxitos, y en su suerte, a despecho de sus dotes innatas y de su logro social, sin consideración del carácter o el sexo."[6]

En Todo el mundo es loco Jacques Alain Miller nos recuerda que "una carta llega siempre a su destino quiere decir que una carta viene determinada por un algoritmo y, por tanto, si patina o parece no llegar a su destino no es más que una interposición imaginaria o un hecho de inercia. Se podría decir que siempre llegó ya a su destino en función del algoritmo que la determina".[7]

Mario Goldenberg en su artículo Nota lacaniana sobre el concepto de inconsciente sostiene que Lacan en su retorno a Freud va a formular que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. También en su Escrito sobre La carta robada va a ubicar la lógica simbólica que comanda el azar.[8]

En síntesis, los efectos mencionados determinantes para el sujeto están a su vez determinados por lo simbólico, que en el Seminario de La carta robadaen particular, se presenta bajo la forma de una cadena significante que responde a una ley. La causalidad, la determinación, que son lo que importa en este momento de la Enseñanza de Lacan, están del lado de lo simbólico y no del azar; o bien si hablamos de azar, se trata del estadístico y no del azar contingente que escapa a cualquier cálculo.

"Una carta llega siempre a destino" así lo refería Lacan, pues bien, el destino de la carta, como del sujeto está sobredeterminado por el inconsciente, por el orden simbólico.

Más adelante en su enseñanza Lacan en el Seminario XI habla de tyche y automaton tomando estos términos de Aristóteles. Cuando habla deautomaton está sosteniendo un azar propio de la red, de la red de los significantes. Pensar el azar desde esta perspectiva, es decir desde la lógica del significante, es situar la repetición como aquello que es esperado y esperable en un sujeto, hace falta que algo suceda y que ponga en marcha este mecanismo. Por lo que no hay tyche sin automaton. "No puede fundarse nada en el azar –cálculo de probabilidades, estrategias– que no entrañe una estructuración previa y limitada de la situación en términos significantes".[9]

El Azar Contingente

Lo contingente comienza a aparecer como una categoría a partir de Encore, cuando trabaja los operadores modales. Aquí ubicará lo contingente en el lado no todo de las posiciones sexuadas, y expresado en términos matemáticos. Luego a la altura del Seminario 23: El Sinthome sitúa lo contingente en el nudo, en tanto que nada indica que los redondeles de cuerda deban unirse de tal o cual forma, una vez que se cortan podemos decir cómo eso se sostenía, entonces lo contingente no sólo es solidario al matema, sino además al nudo.

Jacques–Alain Miller sostiene que lo que marca el principio del fin de la enseñanza de Lacan es el abandono de la categoría de la determinación como brújula de la práctica analítica en beneficio de la categoría de la contingencia. En su última enseñanza, Lacan no utiliza la palabra determinación sino que pone de relieve la de necesidad, cuyo principal mérito es aislar un imposible, es decir, algo que no se puede inscribir en una sintaxis.[10] También problematiza la palabra "contingencia", dado que es la antítesis exacta de la "determinación", palabra clave que Lacan colocaba a la cabeza de sus escritos y por la cual el psicoanálisis avanzó al comienzo.

Al final del Prólogo a la edición alemana de los escritos, Lacan plantea que lo imposible en un análisis no se demuestra por lo necesario sino por lo contingente y dice: "Claro está, entre los seres, que sexuados lo son (aunque el sexo no se inscriba sino por la no proporción), hay encuentros. Hay buena suerte. Es más, no hay sino eso: ¡el azar!"[11]

Momento de concluir

Hemos visto en el texto sobre la vida de Leonardo Da Vinci como Freud deja abierto, quizá por vez primera, un lugar aún más importante para el azar en la configuración de una vida y su devenir.

Tal como lo afirma Goldenberg es llamativo que en los comienzos del psicoanálisis, el malentendido de Freud haya condensado en el niño el sexo, la contingencia y el trauma, anticipo del lugar central que tiene la contingencia en la enseñanza de Lacan".[12]

A partir del Seminario 20 Encore vislumbramos la insistencia de Lacan por lo contingente, y por ende por lo real; podríamos pensar que Freud se topo con un trazo de real cuando no pudo dar cuenta, y por ello señaló un límite, de por qué Leonardo devino como lo hizo y no de otra forma a partir de las contingencias que marcaron su vida.

De ahí que sea útil para pensar, la afirmación del biólogo francés Jacques-Lucien Monod en su libro Le hasard et la nécessité (Essai sur la philosophie naturelle de la biologie moderne): "Nosotros nos queremos necesarios, inevitables, ordenados desde siempre. Todas las religiones, casi todas las filosofías, una parte de la ciencia, atestiguan el incansable, heroico esfuerzo de la humanidad negando desesperadamente su propia contingencia".[13]

Será cuestión entonces, mediante un análisis, de "responsabilizarse de las contingencias que constituyen la radical singularidad gozante que somos."[14]

 
Bibliografía
  • Althusser, L., Para un materialismo aleatorio, Arena Libros, Madrid, 2002.
  • Freud, S., "Conferencia Nº 23: Los caminos de la formación del síntoma", en Obras completas, Amorrortu, Bs. As., 1996
  • Freud, S., "EL yo y el ello" 1923, en Obras Completas, Amorrortu, Bs. As., 1993.
  • Freud, S., "Tres ensayos de una teoría sexual" 1905, en Obras completas, Amorrortu, Bs. As., 1993
  • Freud, S., "Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis" (1912), en: Obras Completas, tomo XII, Amorrortu, Bs. As., 1975.
  • Freud, S., Volumen XI: Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci y Otras obras, Amorrortu, Bs. As., 2012.
  • Freud, S., Volumen XV: Conferencias de introducción al psicoanálisis, Amorrortu, Bs. As., 2012.
  • Goldenberg, M., "Nota Lacaniana sobre el concepto de inconsciente" en Revista Consecuencias, 2012.
  • Goldenberg, M., "Lo infantil y la estructura. Variaciones del niño en la obra de Freud". en Psicoanálisis con niños. Los fundamentos de la práctica, Grama, Bs. As., 2004.
  • García Gual, C., "La teoría física. La constitución atómica del universo" en Epicuro, Alianza Editorial, Madrid, 2002.
  • Lacan, J.,"Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos" en Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2014.
  • Lacan, J., Seminario 19: …O peor (1971-1972), Paidós, Bs. As., 2012
  • Lacan, J., Seminario 23: El sinthome (1975-1976), Paidós, Bs. As., 2013
  • Lacan, J., Seminario 20, Aún, Argentina, Paidós, Bs. As., 1993.
  • Lacan, J., Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Bs. As., 1993.
  • Lucrecio, De la naturaleza de las cosas, Alianza Editorial, Madrid, 2013.
  • Miller, J–A., Todo el mundo es loco, Paidós, Bs. As, 2015.
  • Monod, J., El azar y la necesidad. Ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna, Planeta- De Agostini, Barcelona, 1993.
 
Notas
  1. Freud, S., Cinco conferencias sobre psicoanálisis. Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci y otras obras (1910), Buenos Aires, Amorrortu, Bs. As., 2012, p.125-126
  2. Ibíd, p.127
  3. Goldenberg, M., "Lo infantil en la estructura. Variaciones del niño en la obra de Freud" en Psicoanálisis con niños. Los fundamentos de la práctica, Grama, Bs. As., 2004, p.102
  4. Ibíd, p.103
  5. Lacan, J., "El seminario sobre la carta robada" en Escritos 1, Siglo XXI editores, Bs. As.,2011, p.23
  6. Ibíd, p.40
  7. Miller, J–A., Todo el mundo es loco, Paidós, Bs. As., 2015, p.201
  8. Goldenberg, M., "Nota lacaniana sobre el concepto de inconsciente" en Revista Consecuencias, Abril 2012 Edición Nº8. Consultado en: http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/008
  9. Ibíd , p.47
  10. Miller, J–A., Todo el mundo es loco, Op. Cit., p.202-203
  11. Lacan, J., "Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos" en Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2014, p.582
  12. Goldenberg, M., "Lo infantil…" Op. Cit., p.104
  13. Monod, J., El azar y la necesidad. Ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna, Planeta- De Agostini, Barcelona, 1993, p.53
  14. Goldenberg, M., "Lo infantil…" Op. Cit., p.104
 
 
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