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Consecuencias
 
Edición N° 18
 
Diciembre 2016 | #18 | Índice
 
Presentaciones del cuerpo
Por Susana Frigerio
 

Susana FrigerioEn nuestra práctica en un hospital advertimos que el cuerpo aparece en primer plano en los diversos pedidos que se nos formulan.

Esas presencias del cuerpo en la clínica se imponen bajo la forma de la angustia, las adicciones, compulsiones, cuerpos intervenidos en lo real, cuerpos enfermos, golpeados, fragmentados por el discurso de la ciencia.

El psicoanálisis aplicado a la terapéutica en un ámbito hospitalario requiere de nuestra parte reformular en cada caso y en diversos dispositivos las condiciones para hacer lugar a las actuales presentaciones del malestar.

Es frecuente que en el contexto institucional se produzcan pedidos que se sostienen en la ilusión de sortear, de eludir lo imposible

Las formas del malestar que resultan de la conexión del discurso capitalista con el avance cientificista se presentan de manera contundente en un hospital.

Es un lugar contrastes entre la superespecialización y crudas formas de exclusión que son marcas de la época.

Se entrecruza la vida, el dolor, la enfermedad, el exceso, el padecimiento subjetivo, la urgencia y la muerte.

Coexisten el discurso médico, legal y los paradigmas de la Salud Mental que responden a adecuaciones sostenidas en el ideal de la reducción del malestar en la cultura[1].

La Biopolítica ordena modos de administración sobre los cuerpos, la salud es uno de sus instrumentos.

Las clasificaciones sostenidas en una gama de capacidades e incapacidades, alteraciones y disfunciones de la actividad mental responden a una lógica de salud y adaptación.

Ponen un sello.

Sellos que se encuentran ya instalados en la cultura, a tal punto que es frecuente que los sujetos lleguen a la consulta portando un nombre de goce en el cuerpo planteado en el plano del ser (anoréxica, depresivo…etc.) o intentando delimitar con una etiqueta una angustia que desborda al cuerpo (ataque de pánico).

No obstante, hay un margen para una práctica que apunte a la singularidad.

Allí es donde tratamos de situarnos.

Tener un cuerpo

"Uno tiene su cuerpo, no lo es en grado alguno"[2]. propone Lacan estableciendo una relación al cuerpo fuera del campo del ser.

La actualidad se presenta teñida por saberes en relación con los cuerpos que proclaman retornar a lo natural, cuidar al cuerpo, purificarlo, conocerlo.

Tomarlo como un organismo y escucharlo, son imperativos actuales.

Al respecto Eric Laurent subraya que de lo que se trata en relación con el cuerpo hablante no tiene que ver con discursos de sabiduría. Se trata de un cuerpo que goza, cruzado por pasiones, por afectos, por la angustia: ["… un cuerpo marcado que habla a través de sus irrupciones en la lengua…"].

Lo hablante del cuerpo no cesa de irrumpir"[3].

Cuerpos controlados. La calidad

En las especialidades de la medicina se intenta obtener por escalas, inventarios y cuestionarios una medida: la calidad de vida.

A través de una combinatoria de estándares, convenciones e ideales se trata de recortar en esa medida las condiciones y satisfacciones en la existencia.

Tomando como referencia estas evaluaciones se trazan estrategias para corregir, compensar y anticipar respuestas.

Las acciones que se proponen apuntan a evitar las discontinuidades en la adherencia a los tratamientos médicos.

Es en este punto que el médico se encuentra con demandas que incluyen la paradoja de ser curado y a la vez sostenerse en la condición de enfermo[4]. Se encuentra con quejas y síntomas no reductibles por los avances de la farmacología, de la neurobiología, de la genética.

Lo singular entra en juego, se escabulle de las pautas que intentan controlar lo que acontece a los cuerpos, se trata de otro orden del que marcan los protocolos.

Nuestra intervención apuntará a lo singular de las soluciones subjetivas frente al encuentro con lo real.

Cuerpos programables. El cálculo

Eric Laurent plantea que la época en la que rige la hegemonía de la razón científica está cifrada en el cálculo.

"Si nada escapa al cálculo, estaríamos en un mundo sin contingencia, sin real"[5].

El cuerpo aparece como programable, proyectable y previsible.

Paula Sibilia en su lectura de las articulaciones filosóficas, políticas y sociales de la tecnociencia ubica la caída en desuso la figura del robot, del hombre máquina, del autómata que alimentaba a las ficciones y relatos de otros tempos.

Señala la diferencia de estas figuras que respondían a una lógica mecánica con una lógica digital en la que se inscriben los cuerpos contemporáneos que pueden ser pensados como sistemas de procesamientos de datos, códigos y perfiles cifrados.

La configuración actual de los cuerpos se produce en nombre de la eficiencia y al compás del avance tecnocientífico.

En función de la estos avances y por efecto de ["… las novedosas prótesis teleinformáticas y biotecnológicas..."] se configuran ["…cuerpos conectados, ávidos y ansiosos, cuerpos sintonizados. También sin duda, cuerpos útiles."][6]

Cuerpos transparentes. Las garantías

Las imágenes ocupan un lugar preponderante en el modo en que se estudian los cuerpos.

Desde una lectura antropológica, ya hace bastante tiempo Le Breton[7] señaló un mito fundante que organiza el campo epistemológico y técnico en relación al cuerpo: la identificación entre saber y ver.

Esta identificación perfilaría una medicina absoluta y diagnósticos sin fisuras a partir de los aparatos de visualización.

Un ideal de transparencia de los cuerpos sostiene la ilusión de garantías[8]. Pero el goce no puede cuantificarse, monitorearse ni calcularse.

La proliferación de procedimientos que pueden practicarse sobre los cuerpos en la actualidad abre nuevos espacios clínicos.

Somos convocados por equipos médicos que abordan la alta complejidad.

En relación con estos llamados, es preciso ubicar cada vez en qué punto somos requeridos.

No se trata de responder para apoyar la eficiencia de prácticas sofisticadas.

Nuestra intervención podrá apuntar a abrir una pregunta acerca de los efectos de esas prácticas que involucran al cuerpo y al sujeto.

Se tratará de producir un espacio en que el sujeto pueda tomar sus decisiones.

Al respecto, un planteo de Adriana Rubistein ubica claramente esta cuestión y nos orienta:

"No se trata de oponerse a la ciencia, a la imagen, a los medios, a la fertilidad asistida, a la medicación, a los gadgets, a las computadoras y quedar atrapados en una posición de francotirador. Lo fundamental es contribuir a preservar y producir un sujeto de deseo que pueda decidir sobre el uso que hará de ello."[9].

Noviembre de 2016

 
Notas
  1. Miller, J.–A., Hablar con el cuerpo. Conclusión PIPOL V. http://www.enapol.com/es/template.php?file=Argumento/Conclusion–de–PIPOL–V_Jacques–Alain–Miller.html
  2. Lacan, J., El Seminario 23.El Sinthoma, Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 147
  3. Laurent, E. El cuerpo hablante: El inconsciente y las marcas de nuestra experiencia de goce. Entrevista a Eric Laurent por Marcus André Vieira.21 de mayo de 2016. http://ampblog2006.blogspot.com.ar/2016/05/el–cuerpo–hablante–el–inconsciente–y.html
  4. Lacan, J., Psicoanálisis y medicina. Intervenciones y textos I. Ediciones Manantial. Buenos Aires.1985, p. 90.
  5. Lacan, J., Psicoanálisis y medicina. Intervenciones y textos I. Ediciones Manantial. Buenos Aires.1985, p. 90. http://www.telam.com.ar/notas/201403/56862–la–epoca–en–que–la–politica–daba–respuestas–a–la–pregunta–por–el–sentido–esta–terminada.html
  6. Sibilia, P., El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2009, p.193.
  7. Le Breton, D., Antropología del cuerpo y modernidad, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2002, p. 211.
  8. Laurent, E. Op.Cit.
  9. Rubistein, A., El porvenir de la práctica psicoanalítica en Un acercamiento a la experiencia. Práctica y transmisión del psicoanálisis. Grama Ediciones. Buenos Aires, 2009, p. 158.
 
 
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