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Consecuencias
 
Edición N° 18
 
Diciembre 2016 | #18 | Índice
 
Lacan con Beckett [*]
Por Mónica Boada
 

Mónica BoadaA principios de este año leí un reportaje a Zacarías Marco[1] sobre la obra de Samuel Beckett y su articulación con la enseñanza de Lacan. Fue un buen encuentro, ya que a sabiendas que durante este año iba a tener que volver a leer el Seminario 16, me aportaba un hilo distinto del cual tirar. Creí, ingenuamente, que podía ser un tema "menos árido" que otras referencias como las de la lógica–matemática en las que había incursionado otras veces con este seminario. Eso creí hasta que comencé a sumergirme en los textos de Beckett. Es una experiencia.

De ese reportaje extraje esta idea: así como la última enseñanza de Lacan, – el sinthome, la identificación al síntoma, etc.– se puede pensar en términos de Lacan con Joyce; el período anterior – aquel en el que se concibe el final del análisis en términos de "atravesamiento del fantasma"– podríamos pensarla en términos de Lacan con Beckett.

Voy a intentar dar cuenta de la misma tomando tres escritos de Samuel Beckett: La carta alemana de 1937, La última cinta de Krapp de 1958 y Mal visto, mal dicho de 1980. Y con ellos retomar algunos de los temas que trabajé en la clase anterior sobre la topología del Otro y el objeto a en el Seminario De un Otro al otro.

I
La Carta alemana (1937)
Un discurso sin palabras.

La frase: "La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras"[2] aparece en la primera clase del seminario 16 escrita en el pizarrón. Al igual que la que podría ser su continuación o su relectura: "De un discurso que no fuera del semblante"[3] en la primera clase del Seminario 18. Casualmente los dos mismos seminarios en los que Lacan hace referencia a Samuel Beckett.

"Sin palabras", "fuera del semblante", resuenan con lo que la vez pasada trabajé como un "sueño de Lacan"[4]. Pero también podría ser el sueño de Beckett, hay una obra de teatro que se llama Acto sin palabras. Así mismo, Lacan dice que comparten el hartazgo por el mismo "cubo de basura" al que tenían atada su suerte[5].

Para situar esto leo un párrafo de la "Carta a un amigo alemán", de 1937:

"Y mi propia lengua cada vez se me antoja más un velo que ha de rasgarse para acceder a las cosas –o a la Nada– que haya tras él. La gramática y el estilo. Para mí, son tan superfluos como el traje de baño en la época victoriana o el porte impertérrito de un caballero genuino. Mera máscara. Esperemos que llegue el día, gracias a Dios ya ha llegado en determinados círculos, en que la lengua se utilice con la máxima eficacia allí donde con mayor eficacia se inutiliza. Como no es posible eliminar la lengua de golpe y porrazo, al menos será preciso no dejar cabos sueltos que puedan propiciar su caída en descrédito. Abrir en ella un agujero tras otro hasta que lo que acecha detrás, sea algo, sea nada, comience a rezumar y a filtrarse. No se me ocurre que el escritor de hoy en día pueda fijarse una meta más alta. ¿O acaso ha de ser la literatura la única de las artes que remolonee y se quede atrás, empantanada en los perezosos modelos de antaño, que hace tanto descartaron de plano la música y la pintura? ¿Es que hay algo tan sacrosanto que resulta paralizante en la naturaleza viciada de la palabra, algo que ya no se encuentra en los elementos propios de las demás artes? ¿Existe alguna razón por la cual la terrible materialidad de la superficie que encostra la palabra no se preste a su disolución, como en cambio se presta la superficie sonora, rasgada mediante pausas inmensas, por ejemplo en la Séptima Sinfonía de Beethoven, de modo que a lo largo de páginas enteras podamos percibir tan sólo una senca de sonidos en suspenso a alturas vertiginosas, que encadene insondables abismos de silencio?[6]".

En esta carta se lee claramente dónde ubica lo que llamaríamos con Lacan, la dimensión del semblante y cómo Beckett aspira a una literatura que lo atraviese, que lo agujeree, que lo rompa. Logro al que, según él, han arribado otras artes, como la música y la pintura (Marisol y Ana retoman algo de esto[7]), y que él considera que la literatura tiene pendiente.

Este es el germen que años después producirá una otra escritura, de la que Lacan dirá que "salva el honor de la literatura" y que su genio domina la época. La literatura de la despalabra. Beckett reduce la escritura al "movimiento constante de agujerear la presencia, haciendo borde a un agujero en el saber"[8].

Pero esa otra escritura no está desde el comienzo. Los comienzos de Beckett son bien universitarios, su aspiración no es escribir sino enseñar. Y es en esa época temprana que entra en relación a Joyce, relación que Z. Marco califica de estrago. Hay una primera relación de Beckett al saber–erudito, que es estragante. Y a partir de algo que se ha llamado la "revelación" o la epifanía de Beckett hay la otra escritura, la literatura de la despalabra.

Allí hay un recorrido que podríamos llamar de un Otro al otro.

II
La última cinta de Krapp (1958)
El agujereamiento del Otro o la reducción.

En el libro Palabras desalojadas[9] de Z. Marco, el capítulo 8 se llama "La epifanía de Beckett". Ubica este episodio de la vida de S. Beckett entre 1945–46, luego de la liberación de Paris después de la guerra. Vuelve a su casa y se reencuentra con su madre luego de varios años (este lazo también es calificado en términos de estrago). En este encuentro se produce lo que él llama la "revelación". Ella, su madre, no es la misma, la vejez, una enfermedad degenerativa... Él tampoco es el mismo… No voy a tomar la cuestión biográfica sino el tratamiento que Beckett realiza de la revelación en la obra de teatro "La última cinta de Krapp" unos años después.

En la obra se trata de un anciano decrépito, en el final de su vida. Krapp[10] que en el día de su cumpleaños escucha una cinta grabada, de él mismo el día de su cumpleaños 39, que a su vez comenta sus reflexiones luego de escuchar la cinta grabada en otro cumpleaños en su juventud.

En la obra, Krapp escucha, pasa la cinta, corta, rebobina, vuelve a pasar, corta, rebobina… Juega y se deleita con algunas palabras, busca en el diccionario otras, no son cualquier palabra, pero no explica.

La voz de la cinta dice que está ocupado en separar "el grano de la paja" y se pregunta "qué es lo que entiendo por grano… (vacila), supongo que me refiero a esas cosas que valdrán la pena cuando todo el polvo haya… cuanto todo el polvo se haya asentado."[11]

Esto me recordó el esquema de la Topología del Otro, del Seminario 16 De un Otro al otro:

S1 –> (S1 –> S2)

y que Lacan reescribe:

Cinta Kapp –> (CK –> (CK –> grano)))

Es un anciano que busca en su historia, en sus memorias grabadas en cintas, eso que vale la pena retener, el grano… Podría ser la estructura del SSS y el grano el agalma, aquello escondido en el Otro, que suponemos valioso, que le da sentido a todo.

Sin embargo la operación de Beckett/Krapp es otra:

"Al fin, la revelación. (…). Lo que entonces ví,, de repente, fue que la creencia que había guiado toda mi vida, es decir... (aquí KRAPP desconecta el aparato con impaciencia, hace avanzar la cinta, conecta de nuevo) (…) veía claro, en fin, que la oscuridad que yo siempre había rechazado encarnizadamente era, en realidad, mi mejor..." (corta).

Allí interrumpe la cinta nuevamente, y la adelanta. Ya no sabremos de qué se trata. En algún lugar, Beckett refiere que la palabra elidida es "aliada". La oscuridad que siempre había rechazado era su mejor… aliada. La revelación es un consentimiento a su propia opacidad. Pero no lo dice, deja el agujero

Beckett nos muestra en acto el principio creador que funda su escritura: somete la ficción de su momento de inspiración a la limpieza, a la tijera, al empobrecimiento constante, a la poética de la escoba, dice Z. Marco. A la reducción.

III
Mal visto, mal dicho (1980)
El objeto a

Podría haber tomado otro escrito, tal vez su último poema Como decir, o el cuento Esa tarde, o El despoblador como hace Leonardo Gorostiza[12], o alguno que no leí…

Tomo éste en particular, porque espero causarlos a su lectura ya que no voy a poder contarlo, es un escrito que se resiste, al menos para mí al relato, a pesar de que es el último de un libro que se llama así: Relatos.

Hay dos cosas que rescato en este escrito. Uno es que retoma el tema de la opacidad materna, apenas aludido en "La última cinta…" y aquí también escamoteado pero justamente por eso presente. Es alrededor de ese enigma, de esa oscuridad, que gira todo el escrito. De ese agujero.

La otra cuestión que me resulta valiosa de este cuento, es cómo localiza, escribe, en ese agujero, el objeto. Particularmente encarnados en la mirada y la voz: mal visto, mal dicho.

Lo fragmentario de la escritura, las repeticiones y las pausas, van dibujando el borde de esos objetos que intentan tratar, obturar, ese enigma que enloquece…

Así leemos:

"¿Hubo nunca un tiempo donde ya no fuese cuestión de preguntas? Nacidas muertas hasta la última. Antes. Nada más concebidas. Antes. Donde ya no fuese cuestión de responder. De no poder. De no poder no querer saber. De no poder. No. Nunca. Un sueño. Esa es la respuesta.

¿Qué hacer con el ojo sometido a ese régimen? Ese goteo escocés. Pero veamos no volverlo a abrir. Hasta que todo hecho. Ella hecha. O abandonada. Osamenta y extravío. Nada más que para recuperar. En el mundo llamado visible. Esa cáscara. Con náusea rellenarla de nuevo y volverla a cerrar. Sobre ella. Hasta que se acabe. O aborte. Esa es la respuesta"[13]

Como dice Alejandra Eidelberg, Beckett anhela que la visión fracase en la imagen, que no puedan dar a ver, así como quiere palabras que no expliquen, porque eso apacigua[14].

IV

A diferencia de Joyce y su apoteosis de la palabra, Beckett es la literatura de la despalabra. Pero él no tiene que tratar una palabra que se impone como Joyce, tal vez lo que se le imponga sea el sentido. Su camino, su saber–hacer es el de desasirse de esa imposición de sentido.

Así es como, luego de su "revelación", prescinde de la lengua materna, escribe en francés para no cargar con el exceso de significaciones, de sonoridades poéticas del inglés, "una lengua proliferante incompatible con la reducción beckettiana"[15].

Es un trabajo de asunción no saber/no poder, sobre el borde de lo imposible y que se sostiene sobre una idea de artista como aquel que se atreve a trabajar con el fracaso. Trabajar con el fracaso, con el límite: "fracasa otra vez, fracasa mejor" dice en uno de sus textos.

Aquí es donde se vuelve a encontrar con Lacan: "El psicoanálisis debe fracasar"[16], nos dice en La Tercera. Si triunfa se extinguirá.

En un análisis se trata de la reducción del sentido edípico, del atravesamiento, de rasgar el velo del fantasma, para encontrarnos, con el resto, con eso innombrable, indecible, "con nuestra basura" (crap), diría Beckett. La pregunta que resta es si esta misma reducción la podríamos llamar con Lacan invención.

 
Notas

* Clase escrita para el Seminario Diurno de la EOL "Enseñanza y contraenseñanza de Lacan. Lecturas del Seminario XVI De Otro al otro". Responsables: Florencia Dassen y Viviana Mozzi. Presentado 14 de Septiembre del 2016 en la EOL.

  1. http://www.telam.com.ar/notas/201601/133415–beckett–siempre–es–fiel–a–su–trabajo–sobre–lo–imposible.html (parte I) y http://www.telam.com.ar/notas/201601/133773–beckett–reduce–la–escritura–al–movimiento–constante–de–agujerear–la–presencia.html (parte 2)
    Agradezco especialmente a Zacarías Marco quien me hizo llegar generosamente, un capítulo de su libro Palabras desalojadas, que al momento de realizarse este trabajo no había llegado a las librerías argentinas
  2. Lacan, J., El Seminario 16 De un Otro al otro, Paidos, Buenos Aires. Introducción.
  3. Lacan, J., El Seminario 18 De un discurso que no sea del semblante, Paidos, Buenos Aires. Clase 1.
  4. M. Boada: "Un sueño de Lacan" o el "modito de cada uno de revolver la ensalada". Algunas puntuaciones sobre las referencias lógico–matemáticas del seminario De un Otro al otro de J. Lacan. 10/08/16
  5. Lacan, J., Lituraterre, Otros escritos, Paidos, Buenos Aires.
  6. http://lafogonera.blogspot.com.ar/2011/02/carta–alemana–samuel–beckett–1937.html
  7. Marisol Gutiérrez: Lo que queda del silencio. La des–palabra y el des–concierto; Ana Clara Filhol: La imagen en Beckett.
  8. Eidelberg, A., Letras. Poéticas. Lecturas lacanianas. Ed. Tres Haches.
  9. Marco, Z., Palabras desalojadas. El nivel infraleve de la memoria, cap. 8: La Epifanía de Beckett. Arena libros. Madrid. 2016.
  10. En inglés, crap: deshecho, basura, mierda.
  11. Beckett, S., La última cinta de Krapp, 1958. https://www.youtube.com/watch?v=1IUDUMkTva8
  12. Gorostiza, L., El analista y su despoblador, piblicado en: http://jornadas2015.eol.org.ar/Ediciones/024/default.asp?Boletines/007.html
  13. Beckett, S., Mal visto, mal dicho, en Relatos. Pág. 239. Ed. Tusquets. Buenos Aires. 2004.
  14. Eidelberg, A., Un estilo despalabrado. En Letras. Poéticas. Lecturas lacanianas. Ed. Tres Haches. Buenos Aires, 2014.
  15. Marco, Z., http://www.telam.com.ar/notas/201601/133773–beckett–reduce–la–escritura–al–movimiento–constante–de–agujerear–la–presencia.html.
  16. Lacan, J., La tercera, en Rev. Lacaniana nro. 18, Ed. Grama. Buenos Aires, 2015, p. 16.
 
 
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