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Consecuencias
 
Edición N° 19
 
Julio 2017 | #19 | Índice
 
Presentación del libro Bullying, acoso y tiempos violentos. Lecturas críticas desde el psicoanálisis de orientación lacaniana en la EOL.
Por Juan Mitre
 

Juan MitreAgradezco la invitación a presentar este libro, es realmente un honor. Le agradezco especialmente a Claudia Moggia quien me hizo llegar la invitación y a Mario Goldenberg por la confianza.

En principio quiero resaltar el subtítulo del libro: "Lecturas críticas desde el psicoanálisis de la orientación lacaniana". Se toma un tema que tiene una pregnancia enorme: "la violencia en las escuelas" y un término como el Bullying que ha tenido la fortuna (como dice Bassols en el prólogo) de pasar al discurso común, y así se aborda el tema, el termino en cuestión, desde distintos ángulos, cada autor desde sus lecturas. Cada texto del libro aporta algo nuevo, otra perspectiva teórica o clínica, otra lectura crítica para ayudarnos a pensar eso que se llama –desde no hace tanto– Bullying, y esos fenómenos de violencia loca y mortal que irrumpen en las escuelas, tampoco desde hace tanto… Es un libro de una actualidad enorme.

El significante Bullying se instaló de tal manera en la lengua común que tiene un sentido pleno. Tomarlo para hacerlo estallar me parece una operación fundamental. Demostrar también, la trampa al pensamiento que esa construcción implica; romper ese binomio víctima–victimario que se propone cristalizando identificaciones. Pero a su vez, el libro reconoce (lo que me parece de suma importancia) que es un significante que nombra un nuevo real, una nueva forma de violencia propia de este siglo XXI que comenzó con todo, y donde parece que la segregación será el pan nuestro de cada día. Podrá gustarnos más o menos el término, pero no deja de ser un significante que nombra una problemática creciente en la época y nos ayuda a dimensionarla. Como ha señalado Miller, hay que hablar la lengua del Otro, pero para decir aquello que no se quiere escuchar, aquello que no se quiere saber. Considero que en esa vía se sostiene el libro.

Es un libro que se dirige a todos aquellos profesionales que sostiene su práctica con niños y adolescentes, lo hagan en ámbitos escolares o no (en este punto es un libro clínico). Pero también es un libro político, que interpela a los psicoanalistas, que nos recuerda que debemos estar a la altura de la subjetividad de la época, ayudándonos a transmitir a otros discursos, a otras disciplinas, lo que el psicoanálisis tiene para decir.

Nos ayuda a situar lo nuevo, a situar las nuevas formas de vivir la pulsión. Nos ayuda a distinguir lo que varía de aquello que no. Nos ayuda a distinguir aquello que es estructural, invariante (no faltan las referencias al malestar en la cultura, a la agresividad como constitutiva en el ser hablante) de aquello otro que puede ubicarse como síntoma social (y todo síntoma social es hijo de una época, de determinadas coordenadas socio–históricas). Nos ayuda a dejar de creer que el fenómeno que se recorta hoy como Bullying es un nuevo nombre del antiguo "tomar de punto", es algo que he escuchado en muchas oportunidades… La cultura del espectáculo, la violencia como divertimento, la caída de los diques, la promoción de la mirada como objeto de goce privilegiado, la desorientación propia de los adolescentes en una época donde el Otro ya no existe (donde cada vez se cuenta menos con un discurso donde sostenerse), el ideal de transparencia, la declinación de la autoridad, el temor de los maestros a los niños, es lo nuevo que se nos presenta. Es el discurso capitalista destruyendo el programa cultural y proponiendo el programa del espectáculo.

Nos ayuda el libro a tener presentes que en el Bullying se trata de una lógica de grupo, con sus tres lugares: el acosado, el/los acosado/res, y los espectadores. Donde en cada uno (eso puede situar el psicoanálisis) se satisface un goce oscuro. Varios textos abordan este punto: desde la lógica del chiste cruel, la gratuidad, no hay razón ni justificación, no hay causa racional… Se maltrata desde un puro sinsentido, o desde la intolerancia al goce del Otro (causa del racismo como nos ha enseñado Miller) Varios textos trabajan el tema en profundidad.

La cuestión del ciberBullying no es menor, tema también abordado en el libro. Hay allí algo nuevo, en el ciberBullying hay algo que se amplifica, ya no hay separación entre la casa y la escuela, se acaba con la protección de los lugares…

Nos ayuda el libro a situar lo grave del problema, a no banalizarlo (tendencia tan contemporánea). El niño acosado pasa a encarnar un semblante de desecho, donde se atenta contra su ser al vivir una humillación sin medida, donde queda reducido en los casos más graves a una posición de residuo, a un puro objeto de rechazo. Varios autores coinciden que hoy en día los insultos no tienen el objetivo de rebajar al sujeto (algo clásico), sino que buscan destruir al sujeto como ser, se busca aniquilar su subjetividad. En varios casos la coyuntura dramática los empuja al suicidio. Se relatan casos en el libro que son realmente conmovedores. Una joven recibe más 3000 mensajes de acoso durante el mes que precede al suicidio. Ese 3000 nos habla de lo ilimitado en el siglo XXI.

La violencia en las escuelas

Tema que también se aborda en el libro. No solo el Bullying es la forma en que se presenta la violencia en las escuelas. Mario Goldenberg señala un interesante contrapunto mediante el cine (los artistas nos llevan, como se sabe, la delantera) Señala un contrapunto entre el film The Wall de 1982, donde se denuncia el castigo físico, la violencia tradicional que se aplicaba en las escuelas y la rebelión contra eso; y otro film, Elephant, sobre una masacre en una escuela de EEUU, donde la estructura de la masacre tiene la estructura de un videogame. No es violencia por venganza o por reivindicación sino por diversión, uno le dice a otro: "tenemos garantizado un día de diversión, divertite". Donde también está en juego la relación a las pantallas, ya que en esos pasajes al acto se busca inscribir un nombre de un modo horroroso, se busca una inscripción mediática. También se hace referencia al film francés Entre muros, donde no encontramos el estrago propio de la sociedad armamentista norteamericana sino el síntoma de la falta de autoridad en la época, y donde los maestros, cuestión que sucede tanto allá como aquí, se las arreglan como pueden

Los medios

Hay un dato que encontré en uno de los trabajos que me parece fundamental. Olweus, el psicólogo sueco–noruego que introduce el Bullying, afirma que él no se vuelca al estudio de Bullying como consecuencia de los resultados que fueron arrojando sus investigaciones, sino que a partir de las historias aparecidas en la prensa. Es decir, que desde el inicio es un constructo relacionado a los medios de comunicación de masas.

Víctimas

A la construcción de un otro temido, del posible victimario del que hay que protegerse, se suma una construcción de una subjetividad victimizada. El tema de la víctima está muy bien y ampliamente trabajado a lo largo del libro. Desde la construcción social de la subjetividad victimizada (se señala lo que el constructo Bullying toma de la victimología, lo que toma del discurso jurídico) hasta la afinidad estructural entre la posición de víctima y el yo. La vocación del yo, ese delirio de identidad, por algo desde el psicoanálisis nos ocupamos del sujeto y no del yo, a diferencia de las terapias de la conciencia (como se señala en el libro) que refuerzan la posición de víctima y donde se parte de una idea de déficit en vez de una idea de responsabilidad.

Último punto. ¿Qué hacer?

Quiero decir que es un libro que llama a tomar las armas. A tomar las armas del psicoanálisis, que son la palabra, la escucha y la lectura, y a partir de ahí inventar dispositivos (desde la lógica y los principios del psicoanálisis) que puedan ayudar a tratar estos síntomas sociales. Es un libro que convoca al analista ciudadano como ha formulado Eric Laurent en su momento. Convoca a inventar una respuesta que no sean ni los protocolos ni el control social. Inventar una respuesta que contemple la división subjetiva, que haga lugar al rasgo singular y no intente normativizar. Sabiendo que hay algo imposible de educar y gobernar y que todo en un punto va a fracasar, pero al menos fracasar de la buena manera.

Lo que está en juego en la violencia es la dificultad o la imposibilidad para tratar la diferencia. Y de la diferencia es justamente de lo que se ocupa el psicoanálisis. O sea, que tenemos mucho por hacer y pensar, a esto nos invitan los autores de este apasionante libro.

 
 
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