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Consecuencias
 
Edición N° 23
 
Diciembre 2019 | #23 | Índice
 
La buena manera, usar el sinthome [*]
Por Carolina Dagnino
 
Carolina Dagnino

“El fracaso del inconsciente es el amor”, es una de las traducciones posibles del título que Lacan eligió para su Seminario 24: L’ insu que sait de l’une–bévue s’aile à mourre. Por homofonía puede escucharse L’ insuccès de l’une bévue – Unbewusste – c’est l’amour.

“La relación sexual, no la hay, pero eso no va de suyo. No la hay salvo incestuosa. Es muy exactamente eso lo que me adelantó Freud”[1]. “El analizante dice lo que cree verdadero. Lo que el analista sabe, es que no habla sino al costado de lo verdadero, porque lo verdadero, lo ignora”[2].

La novedad que nos trae Lacan, a diferencia de Freud, es que no se puede decir lo verdadero sobre lo verdadero, en su lugar hay que optar por un hacer que consiste en rastrear lo real; que para él, a esta altura, no ex–siste más que en el nudo[3].

Aquello que Freud imagina y teoriza como el núcleo traumático, no tiene existencia. Para Lacan “las pulsiones son el eco en cuerpo del hecho de que hay un decir”[4]. Lo traumático es el aprendizaje que el sujeto ha sufrido de una lengua entre otras, la que es para él lalengua, en la esperanza de aferrar a ella (ferrer, elle), lo que equivoca con hacer–real (faire–réel)[5] Lacan continúa diciéndonos, “lalengua, cualquiera sea, es una obscenidad, lo que Freud designa como la obtrescena, como la otra escena que el lenguaje ocupa por su estructura, estructura elemental que se resume en la del parentesco”[6]

Esto lo lleva a notar algo que para él sigue siendo completamente sorprendente y es que los analizantes no hablan sino de eso, las relaciones con sus parientes.

Lo que se presenta como verdadero para el hablante es que existe el Otro sin barra, o peor, el goce del Otro, que lo conduce a una suerte de destino, donde ser el objeto de ese Otro, de ese goce, es una experiencia que se repite y de la que parece no haber salida. En este sentido hay relación, relación con el objeto.

Lacan nos propone pasar de la verité, la verdad, a la varité. Lo dice así: “abrirse a la dimensión de la verdad como variable, de lo que llamaré la varidad, con la e de variedad tragada”[7]

Si nos apoyamos en el nudo, vemos que allí, entre lo real y lo imaginario Lacan anota JȺ goce del Otro barrado, eso quiere decir que no hay Otro del Otro, por lo tanto tampoco hay goce del Otro.[8] Los otros dos lugares corresponden al goce llamado del falo, entre lo simbólico y lo real; y al sentido que se produce entre lo simbólico y lo imaginario.

Los tres ex–sisten sólo cuando R, S e I consisten, es decir, se anudan borromeanamente, están enlazados en su no˗relación. Los redondeles de cuerda no se interpenetran; para verificar esta condición, si uno se suelta, los demás también. Subrayamos esta condición porque sólo así, la experiencia para el hablante será novedosa, y no una repetición incesante, fuente de sufrimiento.

¿Cómo se consigue este anudamiento? Lacan nos dice: si pensamos que no hay goce de este Otro del Otro, es preciso que en algún lado hagamos la sutura entre simbólico e imaginario. Se trata de un empalme de lo imaginario con el saber inconsciente. Todo esto para obtener un sentido, lo que es objeto de la respuesta del analista a lo que el analizante expone a lo largo de su síntoma.[9]

Y nos aclara que la operación es doble, porque al mismo tiempo que hacemos oír un sentido, hacemos otro empalme entre lo simbólico y lo real, entre su sinthome y lo real parásito del goce. Poéticamente nos dice Lacan: “Lo característico de nuestra operación es volver posible este goce, un j’ouïs˗sens.”[10] Y esto sólo se consigue por un artificio.

¿Es posible entonces, con el psicoanálisis, vía los lazos errantes, saber hacer que no la haya, la relación, y así encontrar un mejor tratamiento de las pulsiones? “Me di cuenta de que consistir quería decir que había que hablar de cuerpo”[11] Lacan nos dice que el parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene, pero este cuerpo a cada rato se nos revela. Por el anudamiento sinthomado, bajo esa orientación, se puede tener, de a ratos, un cuerpo, que se siente, y que tiene que ver con la vida.

“Al inconsciente yo propongo darle otro cuerpo, porque es pensable que uno piensa las cosas sin pensarlas. Allí son suficientes unas palabras; las palabras hacen cuerpo, eso no quiere decir que uno comprenda allí nada.”[12]

Esas unas palabras pueden ser dichas bajo transferencia, se trata de un “decir que no”[13], decir que no al empuje a la relación y sus consecuentes lazos incestuosos; y entonces hay una oportunidad para la castración, para el amor.

 
* Escrito presentado en las X Jornadas Regionales del NEA del IOM2 “Lazos errantes, pulsiones consistentes. Invenciones bajo transferencia”, que tuvieron lugar en los días 1 y 2 de noviembre en Gualeguaychú, Entre Ríos ; producto de mi trabajo en el cártel “Cuerpo y escritura del goce”, del que participo con colegas de Gualeguaychú, y Nora Silvestri es Más Uno.
 
Notas
  1. Lacan, J., El Seminario, Libro 24, L’insu que sait de l’une˗bévue s’aile à mourre, 1976-1977, Clase del 15/03/1977, (Inédito).
  2. Ibíd.
  3. Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., Año 2008, p. 64.
  4. Ibíd, p. 18.
  5. Lacan, J., Op. Cit.
  6. Ibíd.
  7. Ibíd.
  8. Lacan, J., Op. Cit., p. 55.
  9. Ibíd, p. 70.
  10. Ibíd.
  11. Lacan, J., Op. Cit.
  12. Lacan, J., Palabras sobre la histeria, Conferencia en Bruselas, 26/02/77 (inédito).
  13. Lacan, J., Otros Escritos, El atolondradicho, Paidós, Bs. As., Año 2012, p. 477.
 
 
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