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Consecuencias
 
Edición N° 23
 
Diciembre 2019 | #23 | Índice
 
Pasaje al acto y violencia [*]
Por Jorge L. Santopolo
 
Jorge L. Santopolo

Notas sobre el pasaje al acto

Lacan trabaja minuciosamente el par pasaje al acto/acting out en el Seminario de La angustia. Realiza una relectura integral del caso “joven homosexual” y de la “escena del lago” del caso “Dora”. Esclarece las coordenadas del fatídico episodio en el que la joven homosexual se arroja desde un puente a las vías del ferrocarril o Dora estampa un súbito y estridente cachetazo al sorprendido Sr. K para luego salir corriendo sin destino prefijado…

Dadas ciertas condiciones muy precisas en las que las coordenadas simbólico imaginarias de la realidad del sujeto se rompen, se revela el lugar de resto, desecho o escoria que ocupa en el deseo del Otro. El pasaje al acto carece de toda significación, no tiene ningún significante, es un desprendimiento de la cadena. Se alcanza el deseo de reducirse a un objeto en dirección de fuga de todo campo de deseo. Es una voluntad de hacer caducar algo, “dejarse caer” es lo característico de cuando a alguien se le revela de manera súbita que es un objeto… Se trata del deseo de realizarse como objeto.

El encuentro de la joven homosexual con la mirada irritada del padre es una mirada que rechaza su ser y tiene un efecto de atravesamiento del fantasma; a ello se le suma que la cocotte dice ¡basta! y la deja. Punto en el que vuelve a realizarse como objeto a… sale corriendo y se tira a las vías del tren (niederkommen – dejar se caer). El análisis del pasaje al acto de Dora por fugaz que sea su instante subjetivo, basta para definir que se trata de una fuga de la escena, sin representación de ninguna otra. Un golpe súbito producido por una frase que deshizo su escena… entonces, pasaje al acto: cachetazo y fuga. El Sr. K. con su frase elimina brutalmente el elemento identificatorio que funciona como sostén fálico para la escena de Dora. Con un efecto de palabra que produce una barradura tan honda que le deshace su lugar en el fantasma y ella huye.

La temporalidad es importante en la lógica del pasaje al acto. Es “de golpe”, “súbitamente” que el sujeto queda confrontado con su lugar de resto y actúa violentamente…

Esa violencia es mortífera, pura pulsión de muerte que se expresa en acto y carece de representación. Puede expresarse a través del acto suicida u homicida, con mayor o menor estridencia pero es súbito e imprevisto.

Semblante y pasaje al acto

En el Seminario 18 Lacan despeja al discurso del Amo como algo distinto que la violencia en continuidad con anteriores referencias que ubican la violencia en los límites de la palabra. Unas páginas más adelante y hablando del semblante en la relación entre los sexos, lo que sucede en el punto de caída del semblante es el pasaje al acto: “En los límites del discurso, por cuanto este se esfuerza en sostener el semblante mismo, hay de tiempo en tiempo real. Lo llamamos pasaje al acto y no veo mejor lugar para designar lo que esto quiere decir. Observen que en la mayoría de los casos el pasaje al acto es cuidadosamente evitado. Solo ocurre por accidente”[1].

Lo que resulta llamativo es que ubica al pasaje al acto en el punto de fracaso de la comedia sexual puesto que de lo que está hablando, en ese contexto, es de los semblantes que permiten el abordaje del partenaire sexual, a pesar de la inexistencia de la relación sexual.

Tomamos en primer lugar la indicación de modo generalizado y afirmamos que está en perfecta continuidad con el modo en que piensa el pasaje al acto en El Seminario 10. Es caída de la escena, reducción del sujeto al resto y expresión mortífera. La gran diferencia es que para todo sexuado el pasaje al acto está latente como posibilidad ante el fracaso del semblante en el abordaje sexual del partenaire.

Hay en este párrafo una importante alusión a la violencia en la relación entre los sexos y el uso de los semblantes como modo de evitarla. Dice “solo ocurre por accidente”. Pues bien aquí hay una nota de época, diferente a la del momento en que estas palabras fueran pronunciadas. Ya no parece tan accidental la violencia sexual. Si bien no es objeto de este trabajo, lo que está en juego merecería un buen desarrollo. Debería cernirse por el lado de la caída, de la ineficacia de los semblantes para orientar a los seres hablantes respecto del encuentro sexual en la civilización actual.

El párrafo siguiente introduce el acting out: “Este consiste en hacer pasar el semblante a la escena, en montarlo a la escena, en hacer de él ejemplo. También lo llamamos pasión.”[2] La generalización también vale para el acting out, en el abordaje sexual, no nos queda otra que la pasión amorosa… hacer semblante.

Nos queda entonces la violencia del lado del pasaje al acto en el punto mismo en el que caen los semblantes, se sale del discurso y falta la palabra. Si, como consignábamos hace un momento, el carácter súbito e imprevisto es la temporalidad propia del pasaje al acto; se atisba la dificultad para hablar de interpretación ante este tipo de violencia. Sólo a posteriori podría haberla si hubiese quien tome la palabra.

 

 
* Trabajo presentado en las VI Jornadas Anuales de a EOL Sección La Plata: Interpretar la violencia, 2 de noviembre de 2019, Colegio Nacional Rafael Hernández, La Plata.
 
Bibliografía
  • Lacan, J., El Seminario, libro 10, La Angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006.
  • Lacan, J., El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Buenos Aires, Paidós, 2006.
 
Notas
  1. Lacan, J., El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 32.
  2. Ibíd, p. 32
 
 
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