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Consecuencias
 
Edición N° 24
 
Octubre 2020 | #24 | Índice
 
Pasiones filosóficas, pasiones del universal
Por Mauricio Beltrán
 
Mauricio Beltrán

“El psicoanalista es la presencia del sofista
en nuestra época, pero con otro estatuto”[1].

Recalculando

La primera conclusión apresurada que se puede sacar de la pandemia en el plano de las interpretaciones filosóficas e intelectuales que la precedieron, es que obligó a varios a revisar sus premoniciones pre pandémicas. Aquellos con una impronta menos rígida se reposicionaron, y reconfiguraron sus posturas. Tal el caso del filósofo sur–coreano Byung Chul–Han que descartó momentáneamente su paradigma neurológico y volvió a desempolvar la tan citada perspectiva inmunológica en su artículo “La emergencia viral y el mundo del mañana”[2].

Otros, más enamorados de sus ideas, redoblaron la apuesta hasta casi rozar la exuberancia, como el italiano Giorgio Agamben, o el historiador y escritor israelí Yuval Noah Harari.

Grandilocuentes siempre fueron los postulados de Harari. Este considera que, al haber superado la guerra, el hambre y las pestes – ¡si, las pestes! – estaríamos dejando atrás al Homo–sapiens, y dando nacimiento al Homo–Deus, una especie de superhombre nietzscheano ahuecado de sentido y repleto de datos, cuyo comportamiento se explicaría exclusivamente por la interacción de genes, hormonas y neuronas, sin deliberación alguna de los individuos. Este descubrimiento científico pondría en cuestionamiento, según su prédica, los dos postulados esenciales del humanismo liberal: el libre albedrío y la igualdad de las personas. Cuesta pensar porque si para Harari todo depende de interacciones químicas y moleculares, sigue esperando la aparición de “grandes liderazgos”[3] como el de EE.UU., para sacar adelante la pandemia, tal como lo habría hecho en la crisis del 2008.

En el caso de Han, su tesis fundante, desarrollada en el libro La sociedad del cansancio, apunta a explicar al neoliberalismo como un dispositivo de poder, que genera una hipertrofia del sentimiento de libertad. Hipertrofia que deja al descubierto una paradoja: los sujetos se someten libremente al control y a la vigilancia, pero cuanto más libres creen que ejercen sus decisiones, mejores consumidores son.

Estamos en una era de feudalismo digital[4], advierte. Volcamos gustosamente nuestros datos en la red, y los Señores de Facebook, Instagram y Google pasan a retirarlos con nuestro dócil consentimiento. Esto explica por qué el mercado de datos es uno de los más cotizados en los últimos tiempos.

Agamben, por su parte, continuó extremando su discurso sobre el estado de excepción y la utilización del virus por parte de los estados para dominar y controlar a la población. Argumento que algunos sectores ya empezaron a recitar a coro para criticar las medidas de confinamiento del gobierno nacional. Esas son algunas de las paradojas a las que nos arroja esta pandemia, Agamben citado por economistas neoliberales, por ejemplo. En fin…

Las plantas de Aristóteles no gozan.

“Un universal producido que borre por sí mismo y para él mismo toda manera de advertir que lo es – he aquí, a mi juicio, la definición más rotunda de la ideología. De hecho, este es el universal de buena parte del Occidente filosófico, del Occidente a secas. (…) Mi universal contra el tuyo, pero voy a probarte que el tuyo no existe y que, en todo caso, es menos universal que el mío”[5].

Así define Bárbara Cassin la pasión de parte la filosofía occidental por el Universal. Según esta eminente helenista, todo comienza con el principio de no contradicción formulado por Aristóteles en el libro Gamma de la Metafísica:

“Es imposible que lo mismo simultáneamente pertenezca o no pertenezca a lo mismo y según lo mismo”[6].

Aristóteles, continúa Cassin, “procede por refutación, exigiendo que el adversario diga algo a fin de que, a partir de ahí, se le pueda probar que, simplemente al hablar, ha respetado en todo momento el principio que él cree rechazar. Una de dos o el adversario dice algo que tenga un sentido y uno solo, en cuyo caso habla como Aristóteles y se somete al principio; o se rehúsa, pero en este caso ni siquiera habla, no satisface la definición de hombre como animal dotado de logos, es una planta”[7].

Difícil someter a este argumento a un hombre como Lacan que nos habló del goce de la planta[8], precisamente; y que le respondió a Chomsky que a pesar de que se piense que pensamos con nuestros cerebros, él personalmente, piensa con los pies[9]. Que esa era la única manera en que podía entrar en contacto con algo sólido. Ironía a la que aludimos para situar la materialidad de la lengua y su determinación en nuestro modo de vivir y de gozar a destiempo. Hecho que puede resultar ilustrativo para aquellos que creen pensar por sí mismos y en realidad reproducen discursos en que fueron instruidos y adoctrinados.

Te demando que me ames como yo me amo

A partir de esta orientación arriesgo algunas reflexiones sobre el empuje de la época a dar razón de este real con nombre de virus que nos acecha desde el picaporte de una puerta a la góndola de lácteos del supermercado.

Se sabe que lo real en los términos que lo aborda Lacan no puede universalizarse, no puede decirse todo, como intentan en vano algunas de las argumentaciones que se encuentran a la palestra de las discusiones.

¡Pensemos con los pies entonces! ¡O mejor! ¡Hundamos nuestros pies, como las plantas que no piensan como Aristóteles, en las raíces de ese terreno pantanoso que es el goce! El goce sigue siendo, tal como lo recordara Lacan en cierta Alocución que brindó hacia finales de los años 70, el gran ausente en este convite filosófico de actualidad. El goce, el gran ausente, Aún.

Aún fue el nombre propio con el que Lacan situó esa falla desde donde parte la demanda de amor, la demanda de hacer Uno, la demanda de dar respuesta, ¿de ser consistente con las medidas?

Filosofía deriva del griego filo, amor, y sofía, sabiduría. Hacer Uno con la sabiduría. Pero el que hace Uno, el que universaliza, olvida que para ello borra las raíces de aquello que lo constituye. Ese desarreglo constitutivo, que hace que los seres hablantes gocen siempre un poco al margen de lo establecido. A eso respondió el derecho consuetudinario, tal como lo señalara Lacan, al legislar sobre los usos y costumbres, sobre lo que no estaba escrito.

¿No se plantea acaso que después de la pandemia nuestros usos y costumbres se verán radicalmente trastocados? ¿Se legislará sobre ello? Habrá que esperar para saberlo, advertidos que toda legislación también se queda en las puertas del goce. Se puede obligar a cumplir con los deberes cívicos, se puede obligar al encierro, pero no se puede obligar a gozar, ni a dejar de hacerlo. El confinamiento de cada uno finalmente, es el confinamiento con su goce.

El goce es tan singular, que cualquier intento de regularlo produce fracturas y multiplicaciones en nuevas comunidades gozantes. Como lo señala Graciela Musachi: “Durante el mismísimo siglo XX todavía se enseñaba que el derecho de cada uno terminaba donde comenzaba el derecho de los demás, mientras que hoy los derechos se han convertido en el único deber y el límite del otro no se conjuga (lo que no está prohibido es obligatorio, tal como lo dice en Subversión del sujeto”)[10].

En esa infinitización andamos.

Me estoy enamorando de la cuarentena, pero no me da bola

El amor es tema de debate en estas interlocuciones variadas. El amor universal, el amor narcisista, el amor al consumo, el amor comunitario, el amor al dinero, el amor a las estadísticas.

Lacan se despega tempranamente de las paradojas del amor. Una vez más, por la vía del equívoco. Contrapone entonces, la demanda de amor al “(a)mur”“amuro” – como aquello “que aparece en señales extrañas sobre el cuerpo (…) caracteres sexuales que vienen de más allá, de ese lugar que creíamos poder escudriñar en el microscopio bajo la forma del germen”[11]. Algo a escudriñar, más allá de lo visible, más allá de la forma. Interesante metáfora de la sobre determinación de lo invisible. Así se lo ha denominado al Coronavirus, ese enemigo invisible.

¡Qué Witz de Lacan! Casi cincuenta años después.

Al referirse a la ausencia de la cuestión del goce en esas alocuciones Lacan comentaba: “Eso no quiere decir que su presencia no nos haya dominado, invisible, pero palpable en tal gesticulación detrás del micrófono”[12].

La referencia al germen apunta al goce de la vida en su límite con la muerte. ¿Acaso no se nos dice que el virus está en el límite de la vida? ¿Que por sí mismo no tiene posibilidad alguna de vivir? Sólo puede sobrevivir y reproducirse a partir de un organismo biológico que lo aloje, murciélago, pangolín, humano, cuerpo vivo. No sabemos por ahora nada del goce del murciélago o del pangolín, pero del goce del parlante hay huella – insiste Lacan – imborrable.

El amuro es entonces una referencia tangencial al amor, pero ligado al horizonte de la castración, a lo imposible de demandar al Otro, a lo imposible de colmar, a lo que no cesa de no inscribirse. No se puede amar lo Uno, sin lo Otro.

Para muestra basta un botón. Ahí está la RAE[13] sumándose al debate, y a los embrollos de lo simbólico para decir lo Real. Yendo y viniendo con el género del mal–dito/mal–dicho Coronavirus. Ya sea por ironía o prejuicio, nos ofrece otra pista para rebatir el empuje a decir lo justo sobre este Universal que se impone. ¿Acaso La Covid–19, también sumerge sus raíces en el goce? ¿En ese goce más allá del falo universalizante, fuera de discurso? ¿O no se cuela en los besos, los abrazos, la ronda de mates, la glotonería con la que se avanza sobre la naturaleza? Este virus, ataca las raíces del modelo innovador de consumismo capitalista, con la industria del turismo como estandarte: masivas inversiones en infraestructura de aeropuertos, hoteles, restaurantes y parques temáticos que ahora están vacíos y abandonados. En este punto, se ve atacado aquello que André Gorz llamó consumismo compensatorio en el que los trabajadores explotados recobran su ánimo gracias a un paquete de vacaciones en una playa paradisíaca.[14]

Atacar el consumo, es atacar el sentido, el gosentido. De allí el llamamiento a un significante que ordene, que universalice. Toda crisis finalmente, es una crisis de sentido. Ya Freud veía en el delirio un intento de restitución de la realidad, de re–ligazón de sentido. Narrar, entretejer con palabras, para bordear el agujero, advertidos que no hay simbolización lograda.

Para respuestas ingeniosas, Giovanni Boccaccio. Promediando el 1330, y ante la epidemia de la peste bubónica tuvo por ocurrencia novelar en su Decamerón[15] el encuentro de siete mujeres y tres hombres que escapando de una Florencia asediada por la muerte se instalan en una casa de campo para narrarse historias, durante diez días. Historias que iban del erotismo a la tragedia, pasando por el chiste y el ingenio. Solución freudiana si las hay. ¡Otra vez el Witz, como orientación frente a lo real de la peste!

Pero volvamos al Aún de Lacan, y a los convidados de piedra que en esta narración anti–apocalíptica son los intelectuales mencionados. Allí propone una manera de tomarse en serio esa falla. Establecer lo serio a través de la serie.

¿Qué es lo que hace serie en mucho de los trabajos publicados? ¿Cuál es la red en la que se entretejen esos discursos? En general, hay coincidencia en que estábamos atravesando un momento de crisis del modelo de capitalismo global. Crisis que el Coronavirus no hizo más que mostrar, develar, delimitando las líneas de fractura (acceso restringido a la salud, educación de clase, condiciones laborales precarizadas, relocalización de empresas en países empobrecidos) de un sistema que se suponía cerrado sobre sí mismo.

Hay acuerdo en que el capitalismo en su mutación neoliberal se presenta como el esfuerzo del sistema por no dejar nada afuera, por engullirlo todo. En este punto, busca igualarnos como consumidores, ¡mirarnos gozar! No tiene color de pañuelo, vende el verde y el celeste, con todo el merchandising que se pueda comprar. Tampoco tiene partido político, tal como sentenciara Marx, aunque muestra su cara más feroz en algunos gobiernos más que en otros. Eso, sin duda.

Se presenta tan omnisciente y omnipresente, que como lo postulara Fredric Jameson era más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Pero…

Una novela que comienza…

Otorguemos valor de lectura a ese síntoma entonces, a ese recrujir del sistema capitalista del que nos cuentan y que ya era tal con anterioridad a la pandemia. Y a partir de allí: “Que el síntoma instituya el orden en el que se revela nuestra política”. (Esto) “implica, por un lado, que todo lo que se articula de ese orden sea posible de interpretación. Por ello tienen mucha razón al colocar al psicoanálisis a la cabeza de la política. Y esto podría no ser del todo tranquilizador para lo que hasta aquí se destacó como política, si el psicoanálisis se demostrase al respecto advertido”.[16] Una política del psicoanálisis implicada en el síntoma de una época, con los recaudos de quien evita la masificación en un discurso pedagogizante o voluntarista, como se pregona en algunas comunicaciones.

De pasada, una lectura de Lituraterre, texto al que pertenece la cita y de Advertencia al lector japonés, podrían ponerse en tensión con los temores de Byung Chul–Han de una supuesta orientalización de occidente, para llamarlo de algún modo, o de una posible importación del modelo de control y vigilancia chino, calificado de autoritario.

Esta es la novela que ya comienza a escribirse y promete varios capítulos más.

Sin embargo, parece una extrapolación desmesurada suponer que la relación con la llamada autoridad es la misma en oriente y occidente, salvo que otra vez, se lea en clave Universal. Han lo sabe – ¿pero lo olvida? – porque da muestras implacables de esta distinción en los textos en donde aborda la cultura de China y de oriente. Shanzhai, Loa a la tierra y, fundamentalmente, Ausencia. Acerca de la cultura y la filosofía del lejano oriente.

Entre muchas distinciones sustanciosas, Han plantea que a partir del Confucionismo y el budismo Oriente en su mayoría rechaza la idea de individualismo tan en boga en la cultura liberal de Occidente. Como contracara, el colectivismo y el respeto a la autoridad son conceptos fundantes de esa civilización.

También opone la idea de vacío, preeminente en oriente, a la de Ser, propia de la filosofía de occidente, ligado a lo que se conserva, a lo inmutable. Lo que promueve el pensamiento chino en cambio, es el Tao, el movimiento, el camino.

De allí, que la idea de transformación es lo que domina su concepción de la historia. No concibe visiones como las de acontecimiento y ruptura. No hay sucesos, hay transformaciones. Me pregunto si la Covid–19 representa para oriente un antes y un después, un quiebre de la historia, tal como se argumenta en occidente.

Esta misma concepción de lo que se transforma los lleva a alejarse de cualquier idea de originalidad tan cara a Occidente. Han nos informa que en Oriente las reproducciones tienen más valor que los originales. Que el valor de las cosas radica en la posibilidad de reproducirlas mejor. Empalme, de paso, con otra ironía de Lacan. En Europa su obra necesitaba un estilo para estar vigente, mientras que en Japón solo necesitaría un “stylo”[17].

Sobre la reproducción y el estrecho vínculo existente entre la obra de arte en China y la caligrafía, “donde lo singular de la mano aplasta lo universal”[18], Lacan se detendrá para pensar el Uno en más, que no sería un Uno universalizante.

Han también nos ilustra sobre este aspecto, resaltando el valor de obra abierta, que tiene la obra de arte en China, por ejemplo. De ese lado del mundo, la obra de arte no se cierra con la firma del autor por lo que nunca permanece igual. Cuanto más venerada es, más cambiante será en su contenido y su forma. (Es sabido que se le aplican sellos de tinta a modo de añadido con un fuerte contenido poético).

Para occidente el original se relaciona con la verdad. La verdad, es algo permanente, la verdad se universaliza, se dice toda. Es tu verdad o la mía. De ahí la sutileza de Lacan para captar también su estructura de ficción y su hermandad con el goce.

Shanzhai[19], título que elige Han para hablar de la deconstrucción en China, se traduce por fake, falso. Es la manera con que se nombran allí las marcas de los productos que copian a las originales, tipo Nike, Apple, Sony, etc. A diferencia de lo que sucede en occidente, en oriente no hay ningún tabú con eso. De hecho, la mayoría de los productos Shanzhai son superiores a los originales. El movimiento Shanzhai nos dice Han, descrea, deconstruye la identidad, promueve la transformación.

Por eso también resulta difícil compartir la tesis de Žižek que supone una caída del régimen chino. El comunismo chino también está sometido a constantes cambios, es revisado continuamente y asimila las transformaciones. En China no ven ninguna contradicción entre capitalismo y comunismo. No es lo uno o lo otro, es lo Uno y lo Otro.

Una conclusión que no concluye

Retomo para finalizar la cita del epígrafe para decir, otra vez con Bárbara Cassin, que existe un campo compartido por la sofística y el psicoanálisis. La relación rebelde que mantienen con el sentido y la distancia que los separa de la verdad filosófica.[20]

En este punto, conviene escuchar a Lacan cuando nos pone de aviso sobre lo que convendría a los analistas al momento de articular ciertas ideas sobre el llamado capitalismo. Esto tal vez nos ofrezca otro aire en relación a esa pasión triste que se lee en alguno de los trabajos de Han y compañía.

“…al referir esa miseria al discurso capitalista, yo lo denuncio. Solo indico que no puedo hacerlo seriamente, porque al denunciarlo, lo refuerzo – dándole normas, esto es perfeccionándolo”.[21]

Esa denuncia, agregamos, a modo de sello en una obra abierta como la de Lacan, solo se justifica si se concibe que “la interpretación analítica – en este caso del síntoma que hace tambalear a una época – no está hecha para ser entendida, está hecha para producir olas”.[22]

 
Bibliografía Consultada
  • Lacan, J., Problemas cruciales del psicoanálisis. Clase del 12/5/1965. Inédito. Se puede encontrar en la Web www.bibliopsi.org › docs › lacan
  • Han, Byung–Chul y otros, Sopa de Wuhan, Ed. ASPO 1ª ed. marzo 2020. Se puede encontrar en la web iips.usac.edu.gt › wp–content › uploads › 2020/03 › So...
  • Harari, Yuval–Noah, En la lucha del Coronavirus le falta liderazgo a la humanidad. Se puede encontrar en la web https://www.perfil.com/noticias/opinion/yuval–noah–hrari–coronavirusliderazgo–humanidad.phtml
  • El coronavirus bajo el liberalismo. Byung–Chul Han: vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse. Diario Clarín, 17–04–2020.
  • Han, Byung–Chul, La sociedad del cansancio, Herder, España, 2017.
  • Cassin, B., Elogio de la traducción: complicar el universal. 1ª ed. 1ª ed. El cuenco del Plata, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2019.
  • Lacan, J., Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 2007.
  • Lacan, J., Conferencia en E.E.U.U. Instituto Tecnológico de Massachusetts. 2 de diciembre de 1975. Se puede encontrar en la web www.lacanterafreudiana.com.ar
  • Musachi, G., Utopía aquí y entonces. En Crónicas XXI. N°47. Pueden acceder a todas las Crónicas XXI siguiendo el Link: http://www.gramaediciones.com.ar/newsletters/
  • Lacan, J., Seminario, Libro 20, Aun, 1ª ed. 8ª reimp. Paidós, Bs. As., 2007.
  • Lacan, J., “Alocución sobre la psicosis del niño”. Otros Escritos, 1ª ed. Paidós, Bs. As., 2012.
  • Harvey, D., Política anti–capitalista en tiempos de Covid–19. Buscar en https://rebelion.org/politica–anticapitalista–para–la–cuarentena/
  • Boccaccio, G., Decamerón Tomo I. Libro escrito en 1353. El autor ha tomado distintas referencias de internet.
  • Han, Byung–Chul, Shanzhai: el arte de la falsificación y la deconstrucción en China, Editorial La cajanegra, Argentina, 2016.
  • Han, Byung–Chul, Loa a la tierra: un viaje al jardín, Herder, 2019.
  • Han, Byung–Chul, Ausencia. Acerca de la cultura y la filosofía del Lejano Oriente, Editorial La caja negra, Argentina, 2019.
  • Lacan, J.: “Advertencia al lector japonés”. Otros escritos, Paidós, 1ª ed., Buenos Aires, 2012.
  • Lacan, J., “Lituraterre”. Otros escritos. 1ª ed. Paidós, Bs. As., 2012.
  • Cassin, B., Jacques el sofista. Lacan, logos y psicoanálisis, 1ª ed. Manantial, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2013.
  • Lacan, J., “Televisión”, Otros Escritos, 1ª ed. Paidós, Buenos Aires, 2012.
  • Lacan, J., “Conferencia en la Universidad de Yale”, 24–11–75, (Inédito) Se puede encontrar en la web www.lacanterafreudiana.com.ar
 
Notas
  1. Lacan, J., Problemas cruciales del psicoanálisis. Clase del 12/5/1965. Inédito
  2. Han, Byung–Chul, Sopa de Wuhan. Ed. ASPO. 1ª ed. marzo 2020.
  3. Harari, Yuval–Noah, En la lucha del Coronavirus le falta liderazgo a la humanidad.
  4. El coronavirus bajo el liberalismo. Byung–Chul Han: vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse. Diario Clarín, 17–04–2020.
  5. Cassin, B., Elogio de la traducción: complicar el universal, 1ª ed. El cuenco del Plata, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2019, p. 35.
  6. Ibíd.
  7. Ibíd.
  8. Lacan, J., Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis. Clase 11/2/1970, Paidós, Bs. As., 2007.
  9. Lacan, J., Conferencia en E.E.U.U. Instituto Tecnológico de Massachusetts. 2 de diciembre de 1975.
  10. Musachi, G., Utopía aquí y entonces. En Crónicas XXI. N°47
  11. Lacan, J., Seminario, Libro 20, Aun, 1ª ed. 8ª reimp. Paidós, Bs. As., 2007, p.13.
  12. Lacan, J., “Alocución sobre la psicosis del niño”. Otros Escritos, 1ª ed. Paidós, Bs. As., 2012, p. 384.
  13. La Real Academia Española (RAE)​ es una institución cultural con sede en Madrid (España).
  14. Harvey, D. “Política anti–capitalista en tiempos de Covid–19”
  15. Con el nombre Decameron, Boccaccio que era un apasionado por la filología griega, evoca el Hexameron de San Ambrosio, una reformulación en verso del relato bíblico del Génesis. Boccaccio esboza una analogía entre su obra y la de San Ambrosio: así como el santo narra la creación del mundo y de toda la humanidad, de la misma forma, el Decameron cuenta la re–creación de la humanidad que se produciría por la narración de los protagonistas y sus historias, tras el arrasamiento que ha producido la peste en Florencia en 1348.
  16. Lacan, J., “Lituraterre”. Otros Escritos. 1ª ed. Paidós, Bs. As., 2012, p. 26.
  17. Lacan, J.: “Advertencia al lector japonés”. Otros Escritos, Paidós, 1ª ed., Buenos Aires, 2012. Pág. 525. “Ahora imaginemos que, en el Japón, como en otra parte, el discurso analítico se vuelva necesario para que subsistan los otros, quiero decir: para que el inconsciente devuelva su sentido. Tal como en él está hecha la lengua, uno no tendría en mi lugar necesidad más que de una lapicera {stylo}. A mí, para tenerlo, este lugar, me es preciso un estilo {style}. Lo que no se traduce, fuera de la historia de donde yo hablo”.
  18. Lacan, J., “Lituraterre”. Otros Escritos, 1ª ed., Paidós., Buenos Aires, 2012, p. 24.
  19. Shanzhai es un neologismo chino que refiere a la apropiación de una forma o una idea, desestimando su estatus de originalidad. Un shanzhai es un fake, una copia pirata, una parodia.
  20. Cassin, B., Jacques el sofista. Lacan, logos y psicoanálisis, 1ª ed. Manantial, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2013, p. 45.
  21. Lacan, J., “Televisión”. Otros Escritos.1ª ed. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 544.
  22. Lacan, J., “Conferencia en la Universidad de Yale”, 24–11–75, (Inédito).
 
 
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