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Consecuencias
 
Edición N° 26
 
Junio 2022 | #26 | Índice
 
Comentario a "El no-todo" de Marta Ricciardi.
Por Andrea Botas
 
Andrea Botas

A partir del trabajo de Marta, me interesa agregar algunas notas. Es mi propósito poder pensar –repensar y desplazarnos– algo sobre el No–todo como operador en el discurso analítico, con ella y con ustedes. Me propuse recoger algunos conceptos que inciden en nuestra clínica.

Posición femenina

Freud, a partir del "no tener corporal", pone la solución femenina del lado del tener. Lacan investigará una solución por el lado del ser. Dice Miller: "la solución no es colmar el agujero sino metabolizarlo, dialectizarlo o convertirlo en el agujero mismo (…) la solución del lado del ser es fabricar un ser con la nada, no colmar el ser. La posición femenina se acerca aquí a la posición analítica"[1]. Posición del analista como semblante.

En la posición masculina, el semblante tiene la función de proteger el tener; en la posición femenina, el semblante es máscara de la falta. El culto al tener está vinculado en la sexualidad–dice Miller–con el goce fálico. Una "verdadera mujer" trata siempre de hacer ver al hombre lo ridículo del tener. Denuncia a los semblantes y al falo mismo como un semblante respecto del goce ¿Se podría pensar una posición del analista más del lado de la verdadera mujer?¿Sería pertinente, oportuna, la posición femenina respecto a la posición del analista?

Lógica de la cura

Miller nombra una "razón de fondo" para pasar de la posición femenina a la lógica de la cura. Lacan, formula que la cura se soporta en la estructura lógica. ¿De qué estructura lógica se trata? Responde Miller, "es preciso distinguir esa estructura lógica, de la estructura del lenguaje que es la del inconsciente. La estructura del lenguaje permite varias estructuras de discurso". Los cuatro discursos son el resultado de cuatro permutaciones de la estructura del lenguaje. El discurso del analista es una estructura discursiva.

A la altura del seminario 17 (1969-1970), para formalizar el recorrido de un análisis, delimita una estructura lógica que incluya el factor temporal y que admita transformaciones internas. En este seminario se perfila una nueva dimensión del goce en relación con los medios de producción. Lacan retoma el saber inconsciente para ubicar en él un trabajo necesario para la producción del plus de gozar. El inconsciente es el trabajador ideal. Miller propone seguir, ocupándose en la estructura discursiva del analista, de las sucesiones, de las series, de las secuencias. El grafo del deseo, explica la estructura lógica que incluye cierto algoritmo e indica cierto recorrido del análisis. Este grafo explica también las relaciones que mantienen la posición del analista, la pulsión, el deseo en el curso de un análisis.

Ahora bien, ¿cuál es "esa razón de fondo" por la que se pasa de la posición femenina a la lógica de la cura?A propósito de la posición femenina, Freud parte de una fenomenología de la `percepción de la forma del cuerpo –se tiene o no se tiene–. Del mismo modo, el problema económico, al decir, que el sujeto en posición femenina obtiene placer con el sufrimiento. Bajo la forma del masoquismo erógeno, Freud, admite el suplemento de goce del sujeto femenino.

A partir de los años 70, en Lacan ya no se trata de una fenomenología del cuerpo imaginario sino del goce. Esto tiene consecuencias, explica Miller: "si partimos de una fenomenología de un cuerpo imaginario, la posición femenina está marcada por un menos, mientras si se parte de la fenomenología del goce está marcada por un más, un plus de gozar. Y el hombre –con un ciclo del placer del órgano peneano– se encuentra afectado por un menos; ciclo que muestra el funcionamiento fisiológico y la fenomenología del goce[2]. Establece otra lógica que incluye a lo femenino como objeción al universal.

Un goce discreto y Otro

El goce del órgano es un goce situado, localizado, tópico. Discreto, porque es un goce que se presenta fenomenológicamente en elementos discretos, separados, enumerables que forman un todo. En la lingüística, se dice que los significantes son elementos discretos. Goce que tiene afinidades con el significante, que funciona por sí o por no. Este es el goce fálico. Es el goce que refuerza las identificaciones.

El Otro, será el goce femenino. Se presenta con caracteres suplementarios, no es fácilmente situable ni es enumerable. Lacan, especifica Miller, intentó atribuirle "cierta compacidad en términos topológicos" –dijo que se trataba de un goce contiguo a él mismo–. Al no tener afinidad con el significante, no puede decirse. Es un goce que no respeta nada cuando se ha desencadenado, ni siquiera los semblantes oficiales y por eso, presenta efectos de estrago. Este goce puede ser una amenaza para la identificación.

El falo como función lógica

Lacan en el seminario 20, decide tomar su punto de partida en la significación fálica del órgano masculino significantizado –del símbolo freudiano–. Dice Miller: "de ese símbolo único de la libido hizo una función lógica. Mediante la función lógica, Lacan formalizó la lógica freudiana del Complejo de Edipo y al mismo tiempo, utilizó esa función fálica para acceder por esta vía al goce femenino"[3].

De un lado, las fórmulas indican una relación totalizable, unificable del sujeto con el goce. Ubica al sujeto en posición viril que nunca está sobrepasado por su goce. Y en el otro lado, pero con la misma función, Lacan inscribió una relación con el goce no totalizable. En las primeras fórmulas, sea finito o infinito, no hay problema para representar la relación con el goce: se hace un círculo para decir "todo está ahí". El no–todo de incompletud; así como aquel que alude a la negación es un no–todo erróneo. Para pensar el no–todo, no se puede pensar ni como conjunto ni como clase.

El No-todo

El no–todo lacaniano podría llamarse indecible.En ese marco no se puede tener un universo –no tenemos un todo que haga uno–. La posición femenina se define como la de un sujeto a quien su goce sobrepasa siempre, lo que no es el caso en el hombre. Es a lo que Lacan se refiere cuando dice que ella nunca es toda para ella misma como tampoco es toda para un hombre[4].

Se hace necesaria la teoría de las secuencias para teorizar la lógica de la cura. Sostiene Lacan: "en la ética que se inaugura con el acto psicoanalítico (…) la lógica gobierna"[5].

El No-todo en el lenguaje. La apuesta de Lacan –en el seminario 20– es decir que la huida de sentido es un real. Se esfuerza en pensar lo real a partir de esa fuga. Se experimenta a través de eso que no se capta, que no se deja fijar. Por eso Lacan dirá que la relación sexual es imposible de escribir, que es imposible "que el lenguaje deje en ella un rastro que no sea un zigzag infinito". Lacan dice que la relación sexual no figura en el lenguaje, sino que hay una huella y esa huella es una chicane –obstáculos en zigzag– infinita. Lo sexual –especifica Miller– no se encuentra a nivel del significante; está a nivel del sentido, de la huida del sentido (…) cuando se trata de la cosa fundamental, solamente es posible una chicane, decir de costado, aproximarse[6]. Hay sentido cuando hay satisfacción.

Lacan dirá que en la contingencia, la imposibilidad se demuestra y a partir de la imposibilidad se verifica lo real. Lacan dirá que el goce está en el ciframiento. Establece la relación del lenguaje con el goce.

Intenta cernir lo real de una manera que el matema no permite. Señala lo equívoco de la cifra: por un lado es el signo sinsentido –el sentido puede darse de manera suplementaria– y por el otro, al contrario, la cifra designa ese significante enigmático que está a la espera del sentido.

Lo real responde a la ausencia de una fórmula, a algo no grabado. Es lo que significa la tesis "no hay relación sexual".

Dice Miller: "el sexo no figura sino como imposibilidad de la razón sexual, hay sin embargo el goce sexual (…) está al nivel del sentido en tanto que goce"[7]. El sentido desborda el significante. El sentido demuestra que el lenguaje tiene siempre un agujero. La fuga del sentido demuestra la función del no–todo. El sentido nunca permite una completud; es a la vez, fuga y huida.

Presencia y deseo del analista

En el Seminario 11, Lacan realiza un recorrido del amor a la libido. Hará una elucidación sobre esta última. Siguiendo a Freud, señala que, en el inconsciente, no se encuentra representación de la totalidad de la pulsión sexual. Esto lo ha aprendido de la experiencia.

En el capítulo 15 –Del amor a la Libido–incluído en el apartado "La transferencia y la pulsión", establece el lugar del analista. El analista como partenaire. Dice: "el sujeto que está en la incertidumbre debido a que está dividido por efecto del lenguaje (…) se realiza cada vez más en el Otro, pero con ello sólo persigue una mitad de sí mismo. Irá encontrando su deseo (…) en la cernida metonimia de la palabra.El efecto de la palabra está incesantemente mezclado con algo que constituye el telón de fondo de la experiencia analítica. El sujeto sólo es sujeto por su sujeción al campo del Otro (…) luego el sujeto tiene que salir de él airoso –salirse con la suya–"[8]. Y aclara "algo fundamental" para la experiencia analítica, que la pulsión está articulada. Y que la genitalidad está disuelta, no recogida, ya que en el sujeto no puede captarse en ninguna parte. Pero si bien no está, se puede sentir[9]. La pulsión presentifica la sexualidad en el inconsciente. El sujeto no es sin el Otro. De esa conjunción del sujeto en el campo de la pulsión con el sujeto tal como es evocado en el campo del Otro, ese esfuerzo depende, del que haya un punto de apoyo[10].

Vilma Coccoz al hablar sobre el oficio de analizar, dice que no se trata de un mero rol o papel, como dicen los psicólogos, sino de encarnar una función no sin la implicación de un deseo particular. Explica: "la potencia de una función se desprende de la manera en que se da cuerpo al significante (…) sustentado por un deseo particular, siendo por lo tanto insuficiente la voluntad o el conocimiento teórico de un oficio"[11].

Lacan expone: "qué ha de ser el deseo del psicoanalista para que opere de manera correcta?"[12].

Siguiendo el Seminario 11, la facultad del analista es lo que orienta la experiencia hasta obtener la diferencia absoluta, el rasgo singularísimo que distingue al analizante de los demás seres hablantes. Lugar del analista que dista de la tentación pedagógica o de dominio.

No se puede aspirar a la total traducción –explica Coccoz– en palabras de la huella traumática de la sexualidad en el ser hablante. Es imposible. Se localiza un elemento de imposibilidad en el inconsciente; no todo puede recordarse o decirse y ello no está ocasionado por la impotencia de la técnica, su causa radica en la estructura misma del ser hablante, aquejado de una falta–en–ser debido a su alienación en el lenguaje[13]. Abstenerse de la ambición terapéutica supone considerar el factor de la imposibilidad, índice de la singularidad rebelde a la identificación, que se manifiesta como resistencia a lo común, a lo mismo[14].

En Aún (1972-73),la investigación que hace Lacan sobre el goce de la mujer pasa por una posición que señala como no–todo –que no todo gira en torno al goce fálico-–. Posición que toca la imposibilidad. "El deseo de ser Uno, conduce a la imposibilidad de establecer la relación de los dos sexos…la imposibilidad de establecer el Uno de la proporción sexual"[15].

El no–todo como operador, se puede encontrar en El Atolondradicho. Lacan no parte ya de la ausencia sino de la sensibilidad, de la satisfacción; y en ese momento, el hombre es confrontado a la satisfacción femenina más allá de su representación. ¿Cómo responderá el analista al goce femenino? Este goce sin representación encontrará un medio para ajustarse con las vueltas de lo dicho. Y serán necesarias muchas vueltas, sobre el toro del lenguaje– parafraseando a Laurent– para encerrar esta satisfacción. Serán necesarias muchas vueltas de ese dicho para que el analista sepa, más allá del símbolo fálico, responder a la exigencia de un goce más allá, y del cual la mirada no se desvía tan fácilmente[16]. Goce no simbolizado.

Dice Lacan: "un analista verdadero no propondría sino hacer que este decir, ocupe el lugar de lo real…dar cuenta que se realice la topología …un discurso vaciado de sentido que existe por prescindir de toda metáfora, por ser metonímicamente de au–sentido y que inscribe lo real. "[17].

Y agrega: "Recurrir al notodo (…), almenosuno, posibilita salir de las ficciones y hacer fixión –fijación- distinta de lo real: o sea, con lo imposible que lo fija desde la estructura del lenguaje".

El decir del analista (…) nos ofrece el único apoyo para suplir el au-sentido de la relación sexual, nos dice Lacan.[18] Y agrega: "este decir procede del hecho de que el inconsciente, está habitado por lalengua (…)veta en la que lo real, lo real de que no hay relación real, ha depositado su sedimento en el curso de los siglos (,,,) este real introduce al uno, a lo unido en el cuerpo que toma en él su origen.[19]

Lalenguano sirve para la comunicación. Lo demuestra la experiencia del inconsciente, en cuanto está hecho de lalengua, que es el asunto de cada quien[20]. El lenguaje está hecho de lalenguay se sostiene en ella. Es una elucubración de saber sobre lalengua. El inconsciente es un saber, habilidad con lalengua.

El deseo del analista apuntará a la introducción de la diferencia como tal en el campo que es lo que permite extraer de lalengualo que toca al significante[21].

Cuerpo. El saber del Unoviene del significante. El significante Uno viene de la diferencia con los otros. "Qué quiere decir HayUno? un S1, un enjambre significante (…) zumbante. El s1 es lo que asegura la unidad (…) …el S1 no es un significante cualquiera (…). El Uno encarnado en lalengua es algo que queda indeciso entre el fonema, la palabra, la frase y aún el pensamiento todo. Eso es lo que está en juego en lo que llamo significante–amo. Es el significante Uno"[22].

Al pensar en el lugar del analista –y parafraseando a Laurent– podemos escoger situarnos allí, entre lo visible y lo invisible, entre lo invisible femenino y lo visible fálico[23]. Fijando desde el psicoanálisis, la dificultad de la representación de la imagen del cuerpo y de su goce.

Concluyendo y siguiendo a Laurent: "se trata de enfrentarse con la imposibilidad de representación del sujeto, con la imposibilidad de la representación del goce más allá del falo como tal, del goce Otro. Es la imposibilidad de la representación del sujeto barrado, agujero, elidido entre dos significantes y lo indescifrable profundo, S(Ⱥ) –falta un significante en el Otro–, signo del goce que no tiene nombre (…) cuando se trata de situar la posición femenina, está en primer plano la imposible representación del parlêtre, para retomar los términos de la última enseñanza de Lacan"[24].

 
Notas
  1. Miller, J–A., "Una Clínica de la posición femenina" (1992) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP, p.287.
  2. Miller, J–A., "De la posición femenina a la Lógica de la cura" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Elp, p.323.
  3. Miller, J–A., "El falo como función fálica" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP, p.326.
  4. Miller, J–A., "El NO-TODO" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP, p.330.
  5. Lacan, J., "El acto psicoanalítico", en Reseñas de enseñanza, Manantial, Argentina 1988, p. 55.
  6. Miller, J–A., "Sobre la fuga de sentido" en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP, p.369.
  7. Íbid.
  8. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidos, Buenos Aires. p.195.
  9. Íbid, p. 197.
  10. Íbid, p.207
  11. Coccoz, V., Nuevas formas del malestar en la cultura, Grama, Buenos Aires, 2021, p.105.
  12. Lacan, J.,OP.Cit, p.17.
  13. Coccoz, V., OP,Cit., p.112.
  14. Íbid, p.119
  15. Lacan, J., El Seminario Libro 20,Aún, Paidós, Argentina, 1992. p.14
  16. Laurent, El psicoanálisis y la elección de las mujeres, Tres Haches, Argentina, 2016, p. 117.
  17. Lacan, J.," El Atolondradicho" en Otros Escritos, Paidós, Argentina, 2014.
  18. Íbid, p.514.
  19. Ibid, p.514
  20. Lacan, J., El Seminario Libro 20, Aún, Paidós, Argentina, 1992, p.166.
  21. Íbid, p.171
  22. Lacan, J., El Seminario Libro 20, Aún, Paidós, Argentina, 1992, p.173.
  23. Laurent., L., El psicoanálisis y la elección de las mujeres, Tres Haches, Buenos Aires, 2016, p.3.
  24. Íbid., p.6
 
Bibliografía
  • Miller, J–A., "Una Clínica de la posición femenina" (1992) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP.
  • Miller, J–A., "De la posición femenina a la Lógica de la cura" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Elp.
  • Miller, J–A., "El falo como función fálica" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP.
  • Miller, J–A., "El NO-TODO" (1993) en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP.
  • Lacan, J., "El acto psicoanalítico", en Reseñas de enseñanza, Hacia el tercer encuentro, Buenos Aires 1984.
  • Miller, J–A., "Sobre la fuga de sentido" en Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. ELP.
  • Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires.
  • Coccoz, V., Nuevas formas del malestar en la cultura, Grama, Buenos Aires, 2021.
  • Lacan, J., El Seminario, Libro 20,Aún, Paidós, Bs. As., 1992.
  • Laurent, El psicoanálisis y la elección de las mujeres, Tres Haches, Argentina, 2016.
  • Lacan, "El Atolondradicho"en Otros Escritos, Paidós, Argentina, 2014.
 
 
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