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Consecuencias
 
Noviembre 2008 | #2 | Índice
 
La voracidad del Superyó y la violencia del Ello
Osvaldo L. Delgado [1]
 

La supuesta nobleza simbólica del super yo de ordenador, es deconstruida llegando a su fundamento en la pulsión de muerte, de ahí su "vocación gozante". La tesis del ello freudiano como soporte de la articulación masoquismo femenino – segundo tiempo de la fantasía "pegan a un niño", es el lugar mismo de la satisfacción fantasmática de lo inmunitario como razón política, bajo la modalidad ideológica de la ciencia médica preventiva.

Las llamadas guerras preventivas de la actualidad son las máximas expresiones de la segregación contemporánea del odio segregativo del ello y la ferocidad fundamentalista del superyó. El psicoanálisis no debe éticamente acoplarse al fantasma de la época, sino, ubicarse en el lugar del síntoma, de lo que no marcha.

 

El legado de Freud es "La captación de la ley en su raíz pulsional".

La supuesta nobleza simbólica de ordenador, es deconstruida llegando a su fundamento en la pulsión de muerte, de ahí su "vocación gozante".

Osvaldo L. DelgadoPor eso dice Alemán "El superyó es una pulsión disfrazada de ley". Si la neurosis obsesiva nos lo revela en el autorreproche, la psicosis melancólica es su cara más atroz.

En la cultura, la caída de los semblantes paternos y con ella el programa institucional, son correlativos de una ferocidad mayor.

De aquí que Alemán se preguntara: ¿Es posible o no transformar la relación con la ley a favor de una causa distinta al mandato superyoico? ¿Es el no-todo propio de la lógica femenina una respuesta al carácter mortificante de la ley?

Kant en su texto sobre la Ilustración, se va a referir a la minoría de edad, no sólo en términos de no ser responsable de los dichos y actos y refugiarse en la obediencia, sino que esta posición de sumisión implica una satisfacción.

"Por tanto a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya, inclusive le ha cobrado aflicción".

"La mayoría de los hombres… permanecen con gusto bajo la conducción ajena, debido a la pereza y a la cobardía (Kant) "¿Qué es la Ilustración?"

Para Kant, en el estudio que realiza Foucault "¿Qué es la Ilustración?" "La Ilustración nos libera de la minoría de edad. Por minoridad entiende un estado determinado de nuestra voluntad que nos hace aceptar la autoridad de algún otro para conducirnos en los dominios en los que conviene hacer uso de la razón".

Varios procesos que marcan la segunda mitad del siglo XX han traído la cuestión de la Ilustración hasta el centro de las preocupaciones contemporáneas. El primero es la importancia que adquiere la racionalidad científica y técnica en el desarrollo de las fuerzas productivas y en el juego de las decisiones políticas. El segundo es la historia de una "revolución", cuya esperanza, desde fines del siglo XVIII, provenía de un racionalismo al que tenemos derecho de preguntar qué responsabilidad pudo tener en los efectos despóticos en los que se desvaneció esta esperanza.

Foucault advierte que es fundamental no asimilar Ilustración con Humanismo ya que éste reúne un conjunto heteróclito / (cristiano, stalinista, nacional socialista, marxista, etc.).

Por su parte, Sartre va a afirmar que: "Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos, entre los cuales yo colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y por otra parte, los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los existencialistas franceses y a mi mismo" (J. P. Sartre "El existencialismo es un humanismo".

Pero Heidegger, en "Carta sobre el humanismo", le responde "Pero la tesis principal (en Sartre) del "existencialismo" no tiene ni lo más mínimo en común con la frase de Ser y Tiempo; a parte de que en Ser y Tiempo no puede expresarse todavía en absoluto una tesis sobre la relación de essentia y existencia, porque de lo que allí se trata es de preparar algo precursor".

Para Foucault las verdaderas preguntas que hay que abrir son: como somos constituidos como sujetos que ejercen o sufren relaciones de poder, como sujetos de nuestro saber y como sujetos morales de nuestras acciones. Y estas son las preguntas de las que se hace cargo, a mi gusto, Roberto Espósito en su conferencia "Biopolítica y Filosofía".

Parte de una pregunta que suena a ingenua: ¿Cómo entender (…) la antinomia de las llamadas guerras humanitarias que terminan resultando las mismas atrocidades por las cuales se llevan a cabo?" Como si las hubiera. Cómo si las democracias occidentales se asentaran en valores que las negarían.

Lúcidamente dice: Hay un verdadero efecto de ocultamiento.

Su instrumento de deconstrucción es: La secularización.

El efecto de ésta produjo la Modernidad, con ella, agreguemos a la Ilustración.

La secularización hace necesario a los aparatos inmunitarios para proteger la vida.

La expresión más radical en la contemporaneidad, es lo que Laurent afirma como transformación del cuerpo humano en un nuevo dios. El "cuerpo como fundamento de una ciencia de la felicidad" (E. Laurent).

Pero esto no es sin un impasse ético, tal como lo formula Fagot – Largeault, en el excelente texto "Dilemas de bioética": "Un pesimista deplorará que la Organización de las Naciones Unidas no tenga un poder dictatorial que le permita hacer reinar un único orden. Un optimista dirá que con la mundialización las divergencias éticas entre culturas tenderán a atenuarse, todo el mundo reconocerá el interés de la investigación en las células troncales embrionarias humanas y las aplicaciones de esta investigación por selección natural darán lugar a las mejores terapias ¿Quién lo sabe?

Si en la Primera Modernidad la relación entre política y conservación de la vida, estaba mediada por los conceptos de soberanía, representación, etc., en la Segunda Modernidad estos semblantes se van desdibujando y se asiste a una superposición más inmediata entre Bios y Política.

La paradoja de lo inmunitario, implica que para preservar la vida hay que matar a todo cuanto atente contra ella.

La secularización hace necesario los aparatos inmunitarios para proteger la vida.

La política se hace ciencia médica preventiva de lo que puede infectar, o degradar, o suprimir, el cuerpo social a resguardar.

El ejemplo paradigmático (aunque no único) es el nazismo como filosofía integralmente traducida en términos de biología.

La pasión de lo real del nazismo tenía sus razones, sus pensadores, sus argumentos como afirma Badiou en su texto "El siglo".

Y también como lo señala Freud diciendo que "El prójimo es una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, inflingirle dolores, martirizarlo y asesinarlo" (S. Freud: "El malestar en la cultura" (1930 – [1929]).

Esto es tan así que podríamos decir que Freud en "El porvenir de una ilusión" (1927), también tiene su propia ilusión cuando cree que sociedades basadas en tal configuración, no tienen perspectivas de conservarse duraderamente.

Se trata de asumir la muerte como objeto o instrumento de cura a favor de la vida. Este es el argumento que llega a nuestros días.

Espósito formula con sus conceptos la misma pregunta que se hace Alemán en "El legado de Freud", ¿Es posible una biopolítica finalmente afirmativa, productiva, que se sustraiga al retorno irreparable de la muerte?

¿Acaso la vida sería soportable si se inventa una nueva relación con el superyó?

Laurent, se pregunta por una biopolítica lacaniana a partir de los nudos como la posibilidad de una escritura insustituible como respuesta a la locura de la época.

Para Marx, la cura es la revolución.

Para Heidegger, mediante la ereignis acontecimiento de apropiación – expropiación.

Alemán le formula una posible respuesta en la vía del porvenir del inconsciente, por su estatuto ético, ya que siguiendo a Lacan, este no es una estructura permanente necesariamente.

En esta perspectiva debo agregar que se abre la posibilidad de considerar en este problema no sólo al superyó, sino también al ello como satisfacción fantasmática que recupera Zizek con la fórmula "Violencia del ello" en la segregación contemporánea.

Esta violencia del ello, también se expresa en palabras de Eric Laurent respecto a los cartoneros, dedicados a lo excluido, la basura, siendo también ellos los deshechos segregados.

"Lo que encontramos aquí es en realidad violencia del ello, es decir, el mal estructurado y motivado por el desequilibrio más elemental en la relación entre el yo y el goce, por la tensión entre placer y el cuerpo extranjero de goce en su propio núcleo" (Zizek "La suspensión política de la ética").

Pero retomando la pregunta por un cambio en la posición del sujeto respecto al superyó, que podría abrir a lo que Alemán en el "Porvenir del inconsciente" llama "Un Iluminismo abierto a lo otro de la razón" ¿Cómo pensarlo?

Zizek, en el texto citado da una respuesta acorde con el Lacan del Seminario sobre "La identificación".

"¿Cuándo funciona exactamente el objeto a como la inducción del superyó al goce? Cuando ocupa el lugar del Significante Amo, es decir, como lo formulara Lacan en las últimas páginas de El Seminario 9, cuando se produce el cortocircuito entre S1 y a. El movimiento clave a realizar para poder romper el círculo vicioso de la orden del superyó es, por lo tanto, establecer la separación entre S1 y a. En consecuencia, ¿no sería más productivo seguir un camino distinto: empezar con el diferente modus operandi del objeto a, que ya no funciona en psicoanálisis como el agente de la orden del superyó, como sí ocurre en el discurso de la perversión? Así es como debe leerse el planteo de Miller sobre la identidad del discurso del analista con el discurso de la civilización actual: como un indicio de que este último (el vínculo social) es el de la perversión. Es decir, el hecho de que el nivel superior de la fórmula de Lacan sobre el discurso del analista es igual al de su fórmula de la perversión (a – S barrado) abre una posibilidad de leer la fórmula completa del discurso del analista también como la fórmula del vínculo social perverso: su agente, el perverso masoquista (el pervertido por excelencia), ocupa la posición del objeto- instrumento del deseo del otro y, de este modo, al servir a su víctima (femenina), la postula como el sujeto histerizado / dividido que "no sabe lo que quiere": el perverso lo sabe por ella, es decir, finge hablar desde una posición de saber (acerca del deseo del otro) que le permite servir al otro; y, finalmente el producto de este vínculo social es el Significante Amo, es decir, el sujeto histérico elevado al papel de amo (dominatrix) al que sirve el perverso masoquista".

Sabemos que el ello freudiano tiene su antecedente en el si- mismo nietzscheano, y un poco más lejos en la "voluntad" o "cosa en si" de Schopenhauer: "Hermano mío, detrás de tus ideas o sentimientos se oculta un poderoso señor, un sabio desconocido. Se llama "si- mismo". Reside en tu cuerpo, es tu cuerpo". (Nietzsche, Así habló Zarathustra).

Este ello soporte de la articulación masoquismo femenino – segundo tiempo de la fantasía "pegan a un niño"-, es el lugar mismo de la satisfacción fantasmática de lo inmunitario como razón política, bajo la modalidad ideológica de la ciencia médica preventiva.

Las llamadas guerras preventivas de la actualidad son las máximas expresiones de la segregación contemporánea del odio segregativo del ello y la ferocidad fundamentalista del superyó.

El psicoanálisis no debe éticamente acoplarse al fantasma de la época, sino, ubicarse en el lugar del síntoma, de lo que no marcha.

El fantasma de la época está enmarcado en relación a dos versiones según Slavoj Zizek:

1. la crueldad en todas sus expresiones como violencia del ello

2. un empuje superyoico a la toma de decisiones sin consciencia de las consecuencias.

"¿En qué se relacionan esos estallidos con el hecho que vivimos en una "sociedad de riesgo" de elecciones permanentes? En todo: esos estallidos de violencia "excesivos" e "inútiles" que sólo dan muestra de un odio puro y desnudo (no sublimado) por la otredad, son el anverso de la reflexivización de nuestra vida cotidiana. En ningún plano resulta más evidente que en el destino de la interpretación psicoanalítica. En la actualidad, las configuraciones del inconsciente (desde los sueños hasta los síntomas histéricos) perdieron su inocencia y se encuentran reflexivizadas: las asociaciones libres de un típico analizado educado, consisten en su mayor parte en intentos de brindar una explicación psicoanalítica a sus perturbaciones, de modo que muy bien podría decirse que no sólo tenemos interpretaciones jungeanas, kleinianas, lacanianas… de los síntomas; sino síntomas jungeanos, kleinianos, lacanianos… vale decir, cuya realidad comprende una referencia implícita a alguna teoría psicoanalítica".

¿Qué es lo que podemos aportar desde el psicoanálisis de la orientación lacaniana a esta cuestión? El pase.

Y a partir de él, responderle a Zizek que colocar en la serie Jungeanos – Kleinianos – lacanianos, implica una operación ideológica (o sea fantasmática) que vela las consecuencias de la orientación por lo real.

Degradar la asociación libre a una "reflexividad", y el síntoma a un argumento, es ubicar al psicoanálisis como un relato más. La operación de Zizek revela su propia caída, en la trama de la democracia ilusoria que él denuncia, y se coloca al servicio del cierre del inconsciente en la cultura, ya que su práctica inmunitaria para eliminar el "virus psicoanalítico" es formular que ya no existe como tal.

De este modo retrocede a un momento anterior al Nietzsche de "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral", ya que si bien es cierto que no hay adecuación sujeto – objeto (nombre del no hay relación sexual en Nietzsche), si hay "una conducta estética, un extrapolar alusivo, un traducir balbuciente, a un lenguaje completamente extraño, para lo que, en todo caso, se necesita una esfera intermedia y una fuerza mediadora, libres ambos para poetizar e inventar (Nietzsche).

Eric Laurent lo llamó el Tao del psicoanalista.

Lo que Zizek plantea como dos versiones de la cultura contemporánea, en verdad dan cuenta de las identificaciones débiles y "por detrás una identificación de hierro", como lo plantea Eric Laurent.

El final de análisis conduce, vía las desidentificaciones, al encuentro de una certeza que implica que la "… conexión con la civilización no es a través de los ideales sino a través de los objetos de goce…" que le permiten (al sujeto) "…enfrentar la angustia y la caída de los ideales".

 
Notas
*

Psicoanalista. Bs. As. Miembro de E.O.L. AME. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Prof. Titular Cátedra Freud I UBA. Responsable del Departamento Psicoanálisis y Filosofía: Pensamiento Contemporáneo.

 
Bibliografía
Alemán J.: El legado freudiano, Lo real de Freud. C.B.A. Madrid 2006.
Deleuze y otros: Ensayos sobre biopolítica. Ed. Paidós. 2007.
Espósito, R.: Biopolítica y Filosofía. Conferencia Facultad de Filosofía. Bs. As. Grama. 2006.
Foucault, M.: ¿Qué es la ilustración?
Laurent, E.: Patologías de la identificación en los lazos familiares y sociales. Ed. EOL Grama. 2006.
Laurent, E.: Posiciones femeninas del ser. Ed. Tres haches. Buenos Aires, 1999.
Zizek, S.: La suspensión política de la ética. Ed. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2005.
 
 
 
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