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Consecuencias
 
Edición N° 3
 
Septiembre 2009 | #3 | Índice
 
El estrago en la política
José Vidal
 

Lacan usa el término estrago para referirse a la devastación que retorna sobre el sujeto cuando la demanda de amor se torna ilimitada[1]. Lo ilimitado sigue la lógica del no- todo, es decir, lo que no encuentra un significante para nombrar un universal. Se ubica por eso del lado femenino, diferente del síntoma masculino que se ordena por la lógica del todo, aunque muchos hombres puedan experimentar el amor.

De un amor sin límite, sin regulación, puede retornar del Otro el estrago bajo la forma de un sufrimiento, un tormento, sea físico o moral, pero también, y Miller hace resonar la equivocidad de la palabra ravage en francés, un delumbramiento. Es decir, el amor puede llevar al sujeto a la perdición (perder significa dar totalmente) por la via del sufrimiento pero también por el deslumbramiento, que es ser transportado a un estado de felicidad extrema en el sentido místico.

En la política hay también las grandes pasiones, los grandes amores que el liderazgo de hombres o ideas generan. Hay el deslumbramiento en la política como lo hay en el amor.

No es desatinado entonces hablar del estrago en la política si se imagina que el amor al líder, a la idea, a la causa, puede ser ilimitado y conducir a un grupo, a un pueblo, a una nación al estrago, a la devastación.

Es fácil representarse esto, si seguimos el esquema de Freud en Psicología de las Masas[2], con los grandes liderazgos del siglo veinte, Hitler, Mussolini, que derivaron en los horrores de la segunda guerra mundial. Ejemplos que revelan esa coalescencia entre el objeto y el Ideal que permite que el amor al líder provoque una satisfacción pulsional a la vez individual y colectiva. Freud da el nombre de superyo a ese punto donde el significante y el goce se superponen.

Lacan señala, en las últimas paginas del seminario 11, cuán difícil es no sucumbir a la fascinación que provoca el sacrificio a los Dioses Oscuros[3].

Facinación,deslumbramiento, rapto, son sinónimos en el sentido de una transportación a lo ilimitado.

En el siglo XXI los liderazgos tienden a deconsistir pero hay otras formas del deslumbramiento masivo de tinte religioso.

El concepto de fascinación es solidario al de hipnosis. Un objeto brillante, una voz monocorde que cautivan al sujeto en su ser de goce y capturan su voluntad. Es el amor pero deslizándose delicadamente hacia la identificación. Hay el consentimiento de dejarse hipnotizar por aquel sobre el que se transfieren afectos arcaicos. Es un aspectocentral en el discurso del amo. El analista, por lo que conoce de la transferencia, esta advertido de sus efectos de engaño.

A raíz del juicio a Chabán y a Callejeros supimos que en derecho penal se llama estrago doloso a eso por lo que los juzgan, la muerte de casi doscientos jóvenes en el incendio de Cromagnón.

Es una sorpresa que esos también jóvenes artistas puedan ser los responsables de esa tragedia. Porque, en honor a la verdad, no hicieron nada que no fuera corriente, que no fuera del disco-urso-corriente en la Argentina hasta Cromagnon, esa especie de negligencia en la que dormitamos hasta la aparición de ese real.

Hay que reconocer en las situaciones estragantes de un país, como lo fue para nosotros la dictadura de 1976/1983, que además de la voluntad del opresor, hay también en el conjunto social la mirada perpleja que presencia todo eso que pasa.

Lo podemos reconocer también en el 2001 y actualmente.

Hay un goce, el del superyo si se quiere, en presenciar el sacrificio. Esa es la idea de Lacan, verificable en nuestros consultorios, la de la ofrenda al superyo, ese que el sujeto quiere que encarnemos y es necesario un esfuerzo para salirse de eso.

La película de Lucia Cedron, Cordero de Dios[4], alude a esto desde el título. Los corderos no son para el pastoreo sino para ofrendar a Dios. Se trata de una inmolación que se ofrece para una supuesta salvación y eso hace de la película algo muy crítico.

En esa mirada hipnótica, en la que incluso el espectador participa, se está en relación con lo ilimitado de un goce que no es el del falo, y en esto encontramos la alusión de Lacan a dioses oscuros, porque se trata de algo que está separado de la experiencia humana, y por eso entra la esfera de lo sagrado, de lo religioso. Es ese el retorno contemporáneo de la religión, la religión que para Walter Benjamín es el capitalismo mismo, el discurso capitalista que se caracteriza por ser una Voluntad de Goce técnicamente instrumentalizada que hace "converger lo real y lo trascendente" (Lacan, el triufo de la religión)

Los medios de comunicación masivos son hoy sin duda un instrumento privilegiado para provocar esa hipnosis, donde la muerte, la desesperación y la impotencia de los otros actúan como un tapón para el pensamiento autónomo y proponen lo que Miller llama el carnaval de los miedos-[5]

¡No es fácil la civilización! No va de suyo que seremos seres de cultura.

Por eso el psicoanálisis tiene algo que decir ahí.

En Cordero de Dios, en una conversación, la amiga de la protagonista le pregunta a Mercedes Morán "Qué hubieras hecho vos en su lugar".

Es una pregunta fatal, qué hubieras hecho vos, porque lleva implícita la idea de que vos no podrías haber hecho nada más que lo que hacen todos, que las coordenadas del colectivo, de lo social en un momento determinado no permiten que vos hagas otra cosa que lo que hacen todos. El prejuicio se impone sobre el juicio, como diría Hanna Arend, es decir, el discurso-corriente, lo que dicen todos y hacen todos, toma la forma de un destino inevitable.[6]

Podemos encontrar la misma frase en la película "El lector"[7] donde Kate Winslet, que personifica a una ex SS acusada de dejar morir a cientos de prisioneros responde "¿Qué hubiera hecho usted?"

El estrago en la política es eso: la banalidad del mal. El sacrificio ante la mirada fascinada, la del amor hipnótico colectivo que se presenta como el prejuicio, el gusto, el sentido común

Son muchos los modos de provocar ese efecto, el fútbol, la inseguridad, las catástrofes, las epidemias, todos factores de producción de pánico o éxtasis pero siempre una sincronización afectiva de la sociedad.

Todo el esfuerzo del psicoanálisis es el de despertar al sujeto de ese sueño hipnótico y por eso el psiconálisis es un síntoma de la civilización, no anda, hace ruido.

El pequeño aporte del psicoanálisis es el de reconciliar al sujeto con su singularidad y su relieve para librarlo de esos sueños religiosos de fundirse en el Todo de lo social, permitir reconocer los semblantes para servirse de ellos, en fin, lo que se llama la política del síntoma para no encontrarnos dentro de unos años diciendo ¿Qué hubiera hecho ud?

 
Notas
1- Lacan, Jacques. El seminario Nº 23, el Síntoma.
2- Freud, Simund. Psicología de las masas y análisis del yo.
3- Lacan, Jacques. El Seminario Nº11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
4- Cordero de Dios. DIRECCION: Lucía Cedrón. GUION: Lucía Cedrón, Santiago Giralt. INTERPRETES: Mercedes Morán, Jorge Marrale, Leonora Balcarce, Malena Solda, Juan Minujín. ORIGEN: Argentina - Francia (2008).
5- Miller, Jacques Alain. Entrevista en Le Point 03 diciembre, 2008.
6- Arend, Hanna. ¿Qué es la política?
7- The Reader (El Lector). USA, 2008. Dirigida por Stephen Daldry. Reparto Kate Winslet, Ralph Fiennes, David Kross, Lena Olin, Bruno Ganz. Basada en la novela homónima de Bernhard Schlink.
 
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA