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Consecuencias
 
Edición N° 3
 
Septiembre 2009 | #3 | Índice
 
Contagioso: swine flu; suicidio; hysteria
Josefina Ayerza
 

Josefina AyerzaMayo 2009, Nueva York. Transitamos una epidemia de gripe, de neto corte epizoótico: la tal epidemia tiene su origen en el porcino mejicano. Aparte está el pájaro que se la dio al porcino y también el inoculado huevo de probeta de donde se habría originado el pájaro. Sucede, sin embargo, que el problema actual no es entre el porcino, el pájaro y el huevo, sino entre las personas que se contagian las unas a las otras. La gravedad de la fiebre porcina alcanza una medición de 5 grados, y mejor que no llegue a los 6 grados (el máximo) pues en ese punto prevalece a manera de gripe pandémica -el brote que se extiende en forma de contagio global que afectaría a continentes enteros, a toda la humanidad-.

Jacques Lacan alude a la pandemia al tiempo que rescata el discurso de Pausanias en El banquete, o lo que trae a colación a causa de una distinción en dos órdenes del amor. Para Pausanias, el amor no es unívoco. Sin tener en cuenta que no hay Afrodita si no se trata del amor, en su escena van a convivir dos Afroditas. La diferencia entre ambas radica en que una de ellas no es parte alguna de la mujer que no tiene madre. Nacida de la proyección de la lluvia sobre la tierra esta Afrodita se nutre de la castración primordial de Urano, que Cronos lleva a cabo - ésta, la Venus Urania, nada debe a la duplicidad de los sexos-.

La otra Afrodita nace de la unión de Zeus y Dionea – es una mujer titán-. Esta Afrodita no se llama Urania sino Pandémica. El discurso de Pausanias despliega un énfasis irrespetuoso y de desdén: ella es la Venus popular, ella pertenece al pueblo, ella es una con los que mezclan los amores distintos, con los que no hacen del amor un elemento de dominación sublime como el que produce la Venus Urania -la Afrodita Urania-

Todo basado en la diversidad de posicionamiento, en la Grecia clásica, el locus de este amor superior sucede entre aquellos de un mismo estrato social: entre los más fuertes y elevados de espíritu, entre los que saben cómo pensar, entre aquellos dotados de una misma capacidad.

Pero los dioses no entienden nada del amor, observa Lacan.

Contagioso: swine flu; suicidio; hysteriaErixímaco, un joven estudiante de medicina, en El simposio, ofrece una versión más científica del amor, que junto al odio abarca a la naturaleza y al hombre. Y para terminar, invita a cada uno de los comensales a hacer su speech en honor a Eros después del convite.

Tanto por el manejo médico del amor, la oposición entre el sujeto del amor y el amor pandémico no es visto con buenos ojos por Erixímaco. Lo relevante son los efectos del amor. Su discurso evoca a la astronomía: "Si consideramos el orden de las estaciones, ellas están llenas de los dos Eros. Los elementos, como lo caliente y lo frío, lo seco y lo húmedo, de obtener el Eros ordenado, que es bello, con armonía y mezcla razonable, traen prosperidad y salud a los hombres, animales y plantas. Pero si prevalece el Eros de la desmesura, hay destrucción y daño, y se pueden originar plagas y enfermedades variadas entre animales y plantas. Heladas, granizo, tizón, se producen de tales tendencias amorosas."

Para resumir su teoría, Lacan nos cuenta una experiencia de su vida personal: "Se trata de alguien a quien vi, no en análisis, a quien vi lo suficiente como para que me abriera lo que le servía de corazón. Era un personaje conocido, y lo era por tener un vivo sentimiento de los límites que impone, en el amor, eso que construye la posición del rico. Era un hombre excesivamente rico, poseía -no es una metáfora- cajas fuertes llenas de diamantes -porque nunca se sabe lo que puede pasar-. Fue después de la guerra…

Era un rico calvinista. -Presento mis disculpas a quienes puedan pertenecer a esa religión-. No creo que sea privilegio del calvinismo producir ricos, pero no carece de importancia dar esta indicación pues la teología calvinista planteó como uno de sus efectos de la relación moral, que es en esta Tierra dónde Dios colma de bienes a quienes ama. La observación de los mandamientos divinos tiene como fruto el éxito terrestre y no ha dejado de beneficiar a toda clase de empresas. Nuestro calvinista registraba el orden de los méritos que adquiría en esta tierra para el mundo futuro exactamente como en una contabilidad – tal cosa, comprada tal día. Y sus acciones iban dirigidas a adquirir, para el más allá, una bóveda bien abastecida.

Un día, derribó con el parachoques de su enorme automóvil a una persona que cruzaba la calle, ésta se levantó y se sacudió el polvo. Era bonita, era hija de un portero, algo que no es imposible cuando se es bonita. Recibió con frialdad sus excusas, con más frialdad sus propuestas de indemnizarla, y con más frialdad todavía sus proposiciones de ir a cenar juntos. A medida que se elevaba la dificultad del acceso a aquel objeto milagrosamente encontrado, se formaba en su mente la idea de que ese objeto era realmente precioso. Todo terminó en matrimonio."

Contagioso: swine flu; suicidio; hysteriaMayo 2009, Nueva York.

Nos desplazamos a través del paso Khyber, ocultos en uniformes del ejército afgani. Guerreros talibanes llevaron a cabo ataques coordinados en el oriente de Afganistán, matando a, por lo menos, siete personas…

— Cantidad de atacantes munidos de chalecos suicida, autobombas y otras armas, pelean hasta hacer explosión o hasta que los maten…

—Mr. Padshah afirma que en total fueron once los atacantes involucrados en el asalto, cada uno portador de un chaleco suicida y de un rifle de asalto AK-47…

—Talibanes suicidas y hombres armados matan veinte personas después de atacar edificios del gobierno en tres lugares.

—Matan a dos talibanes suicidas antes de que puedan detonarse a sí mismos, dijo Chief Naranjo

—El hospital regional recibe nueve cuerpos, entre los cuales hay cuatro policías, cuatro civiles y un talibán suicida.

Lo que aparece aquí es la presencia de un sujeto que se articula "no sólo como deseo de reconocimiento sino como reconocimiento de un deseo. El significante es su dimensión esencial." Aclara así Lacan, respecto de esta circunstancia, que cuanto más se afirma el sujeto con ayuda del significante para salir de la cadena significante, más se va a adentrar en ella. ¿Cómo? Digamos que el sujeto se fusiona entre los eslabones hasta convertirse en un signo de esta misma cadena. "Tan pronto el sujeto está muerto, se convierte para los otros en un signo eterno, y los suicidas más que el resto."

Si el suicidio posee una belleza horrenda que lleva a los hombres a condenarlo cual ofensa capital, también posee la belleza contagiosa que lo enaltece al punto que se vuelve epidemia. Para Lacan, las epidemias de suicidio son lo que hay de real en la experiencia.

De la relación del sujeto suicida en su confluir con el significante… ¿Acaso está obligado a exponerse cuando se le pide que se constituya en el significante? Lo que es claro es que puede negarse. "Puede decir: No, no seré un elemento de la cadena."

Si este es el fondo, el fondo que es el reverso que es lo mismo que el anverso, Lacan se pregunta: "¿Qué hace el sujeto cuando se niega a pagar una deuda que no ha contraído?"

Digamos que el efecto de sus sucesivas negativas resulta en un rebote, que a medida que la cadena se reanima, el sujeto se encuentra cada vez más atado a ella. En la necesidad de repetir la misma negativa está el motor de todo aquello que, del inconsciente, despliega su atonalidad en forma de reproducción sintomática.

Contagioso: swine flu; suicidio; hysteriaMayo 2009, Nueva York: la auto-tortura de Nancy Pelosi

Dada la reconocida pericia de Nancy Pelosi[*] en torturar a la administración Bush, fue sin duda con placer que sus críticos la miraban retorcerse en el viento frente a la prensa al tiempo que se explicaba respecto de cuánto y desde cuándo sabía de las interrogaciones a terroristas que llevaba a cabo la CIA. Sujeto de burla, de hasta de Jon Stewart en Comedy Central, Pelosi se ha vuelto un espectáculo en vivo. El juego de acusaciones sobre quien supo "tolerar la tortura" es mutuo. Así, ella y sus colegas demócratas por un lado amenazan con el banquillo de los acusados a los funcionarios de Bush, aunque al mismo tiempo Nancy Pelosi se retracta y niega que su silencio al respecto podría significar que aprobaba los métodos violentos de tortura practicados por la CIA.

El contagio en la histeria es psicológico. Y puede llegar a volverse epidemia. Así es como juega de fundamento real en la historia de la posesión demoníaca y de la brujería.

La histérica no hace un amo para que la domine, sino para dominarlo ella a él. La maîtresse du maître según Lacan. A tal punto que las interpretaciones con la histérica huelgan. Porque el deseo de la histérica es equívoco, no se puede proponer si es que desea esto o aquello, si la enamora tal o cual persona. Toda conjetura resulta en una interpretación forzada, inexacta, errada. Así, con Freud tenemos el caso Dora, o el caso de la joven homosexual. Freud comete el mismo error, que se vuelve a hacer patente en la negativa de parte del paciente a acceder al sentido del deseo de sus síntomas y sus actos. Aclara Lacan, "El deseo de la histérica no es deseo de un objeto sino deseo de un deseo, esfuerzo por mantenerse frente a esa instancia donde ella convoca a su deseo, instancia donde se encuentra con el deseo del Otro."

Es desde ahí entonces que se llega al contagio, a la epidemia… que es a la vez posesión demoníaca y brujería. En el caso de la histérica, la epidemia empieza con la identificación: ella se identifica con un objeto, de la misma manera que Nancy Pelosi se identifica con Obama y con distintos personajes de su familia y de su medio. Nancy Pelosi quiere mandar.

En la instancia en que el histérico se identifica con alguien, los términos del yo o del Ideal del yo son impropios, de hecho ese alguien se convierte para ella en su otro yo. "Lo vuelve un objeto a medida que reconoce en otro los índices de su deseo—así ella se encuentra frente a los mismo problemas de deseo que él." Resultado de la identificación es el efecto del doble que conlleva todas las forma de contagio, de crisis, de epidemia, de manifestaciones sintomáticas tan características de la histeria.

 
Traducido por Jorge Jauregui.
 
Notas
* Presidenta de la Cámara de Representantes en el Congreso de los Estados Unidos de filiación demócrata
 
Bibliografía
Jacques Lacan, El Seminario V, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires: Paidós, 1999.
Jacques Lacan, El Seminario VIII, La transferencia, Buenos Aires: Paidós, 2003.
Platón, El simposio, Madrid: Síntesis Editorial, 2007.
 
 
 
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