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Consecuencias
 
Edición N° 4
 
Abril 2010 | #4 | Índice
 
Premisas para Procesos de Selección, Gestión de Recursos y Bienestar Humanos en contextos de instituciones de corte social
Astrid Álvarez de la Roche
 
La autora propone en este texto una lectura de los modelos organizacionales a partir de una mirada psicoanalítica, desde conceptos lacanianos. Articula los registros, imaginario; simbólico y real, con las diversas posiciones y respuestas subjetivas que se dan en el interior de una institución. "Se estima en cierta manera una práctica clínica al interior de la organización". Esta práctica está orientada a partir de lo real en tanto toma la angustia como brújula. El "estrago institucional" es inversamente proporcional al espacio otorgado para elaborar el trauma estructural. Este recorrido por las instituciones es luego entrecruzado con la experiencia de "humanización", la relación entre un bebé y su cuidador. El punto de capitón se ubica en la "escucha" del adulto-institución.
 

La"trascendencia" de un juez no tiene que ser más justa que la ley misma, lo mismo que el valor axiomático de una proposición que no tiene que ser mas demostrada que las otras proposiciones del sistema. La proposición inicial es adoptada, no porque sea más verdadera, sino que ella es adoptada en función de lo que resulta como verdadero. Ella no tiene más evidencia que la que se le acuerda. Ella no tiene para si nada más que ser elegida convencionalmente o ser admitida. Así, aunque necesaria a la formación del conjunto, el más allá del conjunto no es en sí mismo más que el semblante del más allá: él no es nada de real (Zenoni, 2010).

En el actual estado de cosas dentro de los modelos y teorías organizacionales pareciera que el tema de la selección y otros en Recursos y Bienestar Humanos está hecho. Su aplicación consistiría en la apropiación de determinado modelo, amoldándolo a algunas características de "estilo institucional" de orden imaginario (que llamo acá "Primer Nivel/Estado") y simbólico ("Segundo Nivel/Estado").

Sin embargo, existen casos extraídos de la experiencia clínica en empresas de índole social que permiten establecer con claridad que para efectos de promoción de condiciones de Clima Organizacional en que diversos sujetos logren construir soluciones subjetivas ante variadas situaciones de malestar, ubicando elementos conflictivos particulares separados de lo propiamente laboral, es necesario incluir categorías de orden real ("Tercer Nivel/Estado").

En este sentido se formulan a continuación algunas premisas en la producción de un Modelo InterNiveles que permite un abordaje complejo sin perder la especificidad, evitando así la adopción de orientaciones en que "todo se relaciona con todo, todo es plurideterminado", en la medida en que allí se encuentra una dificultad radical en el sentido de la delimitación de la causa, haciéndose de la Nada un obstáculo y no un elemento movilizador.

El Vacío puede devenir entonces en el lugar de Cuarto Estado o Nivel, ubicándolo también semblante, referente de orden necesario en la edificación conceptual de una arquitectura extraída de una práctica y orientación teórica, a saber, producción en experiencia, academia, Escuela.

Al no-haber, que es "menos" por efecto de extracción, corte, pérdida, se le da allí el valor de lugar vaciado inaugural del campo del Sujeto. Si el lapso ha aparecido como consecuencia del trabajo individual o grupal, propio de la dinámica de labores específicas, se evita caer en el sostén de la paradoja al servicio del imperativo de un "todo está perdido", o "nada sirve, por tanto Todo se desecha", o la sentencia de por ejemplo "como no hay nada que perder, entonces todo es válido".

Así, el presente Modelo, sus premisas, surgen por efecto de saber desde la Consultoría que el Análisis Organizacional, que el límite a lo traumático en lo institucional puede promoverse, para sujetos particulares a través de sesiones, seminarios, talleres, reconstruyendo sentidos y realidades rotas, pero fundamentalmente a partir de la ubicación de lo real en tanto Ilimitado Originario que el sujeto y la organización deben "a-prender en uso", bordeándolo, retomándolo, en su carácter parcial, al servicio de escalas específicas en valores atadas a la historia y posición respecto del Otro, la cultura, el contexto, diversos objetos y usos. Lo anterior puede formularse como Índices de tranquilidad y bienestar, localizando condiciones de angustias organizacionales, miedos, fantasmas, pertinencia o no de modificarlos, entre otros elementos que incluyen tiempos y espacios.

La actividad de una institución queda así atada a la relación que cada sujeto-funcionario sostiene respecto del vacío en el Otro, siendo un entramado-red del entre-varios que se produce cuando reacciones y posiciones frente a la falta del Otro se encuentran.

Por tanto, la organización es evanescente en su existencia, inestabilidad que le aporta a su vez capacidad de amoldamiento y cambio.

Ahora, si hay el lugar del encuentro entre varios sujetos, también lo habría el del desencuentro, el de la no relación, campo proyectado como no-laboral, verificado en la experiencia subjetiva y que provoca el pedido de atención al analista a partir de genuinas vivencias de angustia, por lo cual se estima en cierta manera "práctica clínica" al interior de la organización.

El lugar en que se recibe dicho pedido, espacio de alguna manera "interno", no es sin embargo y únicamente de "dentro". Implica un lugar éxtimo porque si bien recibe el malestar que en los fenómenos puede aparecer obstaculizando, emanando o relacionándose con/desde lo laboral, dicho padecimiento se recibe como proviniendo de otra espacialidad que rebasa lo familiar, de historia, desarrollo.

Este sufrimiento, más allá de la queja, encuentra su causa, su resorte, en un saldo, aquel de la operación que ha permitido el dentro-fuera (fort-da). En particular, el retorno de dicho resto, remanente de procesos simbólicos que desde lo real de la voz habla en tanto ajeno que se hace oír, se impone bajo formas de intimidad provocadoras de angustia que "saltan" al cuerpo, lo "muerden", haciendo sede en determinadas zonas y objetos, signos enigmáticos de lenguaje, no atrapables a través de pruebas (tipo test psicológicos), sí percibidos de costado, en sus fragmentadas y fugaces manifestaciones.

Desde allí esa función -distinta pero amparada en la coordinación, consultoría, apoyo-, se proyecta, encarna de manera no anónima, tiene lugar. Se ubican entonces, en entrevistas preliminares y para ocasionales derivaciones externas (a veces como "consulta externa"), dificultades asociadas por ejemplo a estrés y burn-out laboral, rupturas de lazos en el trabajo, conflictos e incapacidad para negociar, diversas violencias institucionales, episodios de depresión, manía, adicciones, deserción, falta de concentración. Ellas, su fuente, al ser "en sí misma" ajena a la misión y objetivos de la organización, implican lo específico de cada sujeto en la relación con su Otro particular. Por esto conviene la consideración del síntoma como manifestación cuya raíz proviene, habla, desde "otra escena", apreciable en lo que se cuela a través de las grietas y fallos de la realidad institucional.

En esta línea, "sensibilizar" al personal respecto de su propia angustia, la de los otros, en lo individual y en contextos de varios, es un aspecto importante para una orientación respecto del sujeto y lo real. Sería una manera de transmitir, "dejarse vehiculizar" por aquella política que de corte clínico ofrece a la experiencia la vital complejidad que la pulsión inyecta a cuerpos, redes y entramados sociales humanos, bien empresariales, bien educativos.

El concepto específico de Trauma estructural como efecto de lo real, apoyado y no restringido en su definición al registro simbólico e imaginario, permite un reordenamiento del Recurso Humano y la categoría de Bienestar al tomar en cuenta al sujeto en su carácter Único de goce, distinto a lo personalizado que conceden determinadas ofertas encontradas en el mercado usual de la consultoría empresarial. Caso por caso, se establecen coordenadas éticas para condiciones de satisfacción y sufrimiento no universales.

Al establecer el "Estado de Inscripción del Trauma en la Subjetividad" a partir de la escucha atenta del discurso desde la enunciación -distinto al enunciado- es posible indicar por ejemplo si alguien podría o no soportar situaciones de desvalimiento sin caer en posiciones de franca victimización y/o denuncia de las inconsistencias del Otro, problemáticas porque se evade la responsabilidad subjetiva implicada en la queja.

Siempre que se localizan situaciones conflictivas dentro de las organizaciones, se encuentra en muchos casos a sujetos que se perciben a sí mismos intocados, intachados, por tanto ausentes de toda implicación en aquello de lo que se lamentan, en eso que denuncian, empecinándose – con cierto nivel de deleite- en ubicar lo "disfuncional" o que no marcha en cierto sistema de equivocada aspiración perfectible.

La posición del sujeto respecto a la no relación originaria es distinta, necesitándose el detalle no solo en términos de "diagnóstico estructural" (psicosis, perversión o neurosis) sino, y como se ha anotado, en el uno por uno de las modalidades de goce y las condiciones en cuanto a la sexuación.

Una hipótesis importante apunta a que el imperio de cierto "estrago institucional" se incrementa en monto inversamente proporcional a los procesos íntimos de subjetivación del trauma estructural y las formas en que esto se pusiera o no en juego en el lazo laboral.

En este sentido toda intervención que posibilita condiciones para tal inscripción y subjetivación del trauma más allá del acontecimiento o su significado, repercutiría en la manera en que el goce en la institución pudiera quedar vinculado con la Ley simbólica, estableciéndose salidas el eterno retorno de lo igual nefasto, invasor. Así, condiciones a un "no al incesto y el parricidio" o situaciones derivadas como el abuso, el maltrato, la delincuencia y la corrupción, pudiesen encontrar soluciones ante el problema que implica la pulsión.

Ahora bien: adicional y derivado de este Tercer Nivel/Estado, que no existe sin el Cuarto (del Vacío), en un intento por ordenar ("operacionalizar") ese estado de Subjetivación del Trauma Estructural para su aplicación en procesos prácticos organizacionales, se formula un "Índice de Humanización", integrado por "Niveles de Humanización".

Dicho Índice ha sido producto de verificar, por ejemplo, que en situaciones de instituciones que amparan a población en riesgo de vulnerabilidad menor de 18 años, específicamente niños entre 0 y 2 años que viven en circunstancia de internado, es necesario que la persona encargada de su cuidado diario, aquella que tiene contacto con cada niño, tenga lo necesario subjetivamente hablando para "Humanizar" a la criatura.

Lo anterior a través de actividades de lenguaje como el juego, los cantos, las caricias, los cuidados, ciertos consentimientos, y en general un acompañamiento tal que provea en la construcción de la realidad fantasmática por medio de la experiencia "sensible" de olores, texturas, sabores, colores, distancias, apariciones, desapariciones, pérdidas, recuperaciones, separaciones, superposiciones, diferencias, similitudes, coordenadas, entre otras muchas categorías de Mundos//Deseos.

Sabemos que todo adulto, para lograr esto con varios niños de un grupo, tendría claramente "topes", con lo cual es imposible que lo asuma "suficientemente" para grupos grandes, y con todos. De no aceptarse así, que su presencia no anónima Total es imposible, se raya con el grave riesgo e improvisación de caer en indeseables y problemáticas tendencias al puro entrenamiento o aprecio "funcional", práctico e higiénico del cuerpo, o su contracara (la indisciplina, abandono, descuido radical).

Loa anterior sería justamente lo contrario al proceso de Humanización que se pretende, que en parte radica en elementos de educación, ensayo, ejercicio y habituación-repetición pero fundamentalmente en el Sujeto que hay en cada cuidador, Sujeto-₡uidador.

¿Qué sería entonces "Humanizar", planteado desde esta perspectiva?

Aportar condiciones que desde el Otro provean a los niños y niñas como poseedores de pulsiones y no instintos, es decir, alejamiento absoluto de todo carácter Natural unívoco de sus cuerpos y manifestaciones.

Lo anterior a partir de que el Øtro ofrece "estímulos simbolizantes" que aportan y representan ellos mismos un Otro mundo, de lenguaje, no salvaje-instintual, de significados en construcción, de historias en escritura, lazos que se tejen, cuentos que se narran, canciones que se cantan, deseos que se erige desde el enigma…

Allí se logran las bases para la configuración de caracteres individuales como formas de satisfacción y descarga pulsional, enmarcados en vínculos sociales en que se desean actividades vitales, hábitos, situaciones lúdicas, y no de sufrimiento compulsivo, de orden inanimado o mortificante, que dejan al ser mutista/mutilado en su amarre a una existencia de posible dignidad.

En la Humanización, el Øtro, a partir de procesos de palabra y lenguaje, marca, muerde, atrapa, a-hueca, toca el cuerpo-goce, acompaña al sujeto en su delineamiento, diseño, escritura, quedando signos en la superficie y profundidad, orientaciones para umbrales y límites al dolor y al placer, escalas, factores de protección y prevención frente al peligro, principios específicos para la edificación de un Bien individual, capaz de socializarse, entre otros elementos.

En suma, se haría posible a través del proceso Humanizador la operación de una Ética de responsabilidad sobre la solución que cada sujeto construye ante las paradojas de la experiencia.

La voz, la mirada, el roce en el cuidado de zonas del cuerpo, el valor del sujeto como "objeto de cuidado" para el Øtro, transmitido de manera simbólica en el vínculo, daría las bases materiales, Uno a Uno, para dicho proceso.

Para la edificación de Valores, tanto el "sí" (afirmación) como el "no" (negación) son necesarios. No importan la edad del niño, su pretendida "capacidad para comprender". Sabemos que uno ("sí") no es sin el otro ("no"), son el envés y su revés, el del objeto. Por tanto, se sugiere considerar:

· Para el cuidador: recibir, acoger, ofrecer soporte, permitirle explorar al sujeto-niño, hasta un punto Límite: su propio vacío, umbral, tope al exceso, al imperativo de asumir lo infinito desde la brújula dada por su Deseo. Allí DEBE APARECER EL "NO" como signo del imposible en el Total de la satisfacción, total concreto, aspiracional o de otra índole.

· También es deseable contribuir en la producción de categorías que de allí pueden partir: lo que gusta y lo que no, lo que duele y lo que no, lo familiar y lo ominoso, lo privado y lo público, lo rico y lo feo, lo limpio y lo sucio, lo propio y lo ajeno; barreras como el asco, el pudor, la vergüenza, etc.

· Siempre, en "la mitad" de esas dos dimensiones (bueno-dentro//malo-fuera), aparece una Tercera: el "gap", intervalo, fase que puede ser barrera de protección y antiestímulo, espacio de contención, límite real, proyección simbólica en la superficie corporal, frontera que el niño le pone al Otro, al "sí mismo", preventivo ante ciertas formas de violencia y que aposteriori, cuando su Casa-Familiar le "quede pequeña" le permitirá salir a buscar en el resto del Planeta bajo la promesa de una vida en sociedad.

· Interesa ahora sentar las bases para el establecimiento de "Niveles de Humanización" asociados al estado de elaboración del Trauma, los cuales serían aplicables en algunos procesos por ejemplo de apreciación y asignación a funciones para personal en lo empresarial/social, o para segmentar grupos de niños y adolescentes que en lo educativo presentan ejecución diferencial respecto a requerimientos apoyados en teorías generales de desarrollo humano o infantil.

o Grupo Fase FSØ[1]-3: Sujetos que cuentan con la Semilla del Significante afirmada y "Germinando", perfiles de sujetos "normales" (diagnóstico diferencial estructural del lado de las neurosis en relación a la falta del Otro).

o Grupo Fase FSØ-2: Sujetos con afirmación de la Semilla Significante con manifiesta resistencia para acogerla ("apropiársela") y permitirle su asentamiento (procesos de subjetivación "en los bordes"/al filo, perfiles posiblemente asociados a rasgos de "placa giratoria" o entre la "normalidad" y ciertas psicosis estabilizadas).

o Grupo Fase FSØ-1: Sujetos con grados precarios en relación con el FSØ, con perfiles asociados a rasgos de psicosis o autismo (fenómenos elementales) que requieren cuidados a veces urgentes y absolutamente especializados (sobre todo en niños y jóvenes arrojados del Otro, abandonados a corta edad, en momentos en que la estructura como posición de goce aún no se ha consolidado).

· Para cada uno de los grupos de niños o jóvenes se esperarían por ejemplo caracteres diferenciales en competencias y destrezas en el personal a cargo, así como actividades y ambientes direccionados a promover, al "máximo" de cada sujeto, la capacidad de simbolización y promoción del vínculo con sus diversos concomitantes psíquicos.

Es muy importante sensibilizar la escucha del adulto-institución en el sentido de saber escuchar los contantes llamados de muchos de los sujetos que tenemos a nuestro alrededor, más allá de su edad, en el sentido de una urgente petición que le hacen al Otro (cuidador, padre, funcionario, etc.) y que lamentablemente no se escucha/hace oír con la regularidad y prioridad que se requeriría:

Si acuciamos nuestros oídos tal vez oigamos al sujeto decir:

"Confía en mí, dame chance, dame distancia sin dejarme caer, suéltame sin arrojarme, libérame sin abandonarme, tolérame sin culpabilizarme u odiarme, entiende que debo descubrir-construir formas para la vida, no sin ₮u apoyo, el ₮uyo; transmíteme, préstame esos signos que a través tuyo me hacen Humano, sirviéndome de símbolos para leer y escribir mi historia, contigo y más allá de ₮í, con otros, en soledad…".

De no oír, escuchar, ¿qué riesgo?

Un probable forzamiento del sujeto a su estado (originario) de objeto desvalido y vulnerable, aquel en cierto modo de la FSØ-1, haciendo del Otro Institucional un "caldo de cultivo" para una sociedad cada vez más "autista", "psicotizada", loca y desmedida.

Algunas recomendaciones para preguntas tácitas/transversales en Procesos de Recursos Humanos y Bienestar Organizacional:
a. ¿De qué maneras se satisface, y sufre el Sujeto?
b. ¿Qué le satisface, y produce malestar//angustia en las relaciones con el Otro?
c. ¿De qué se ha hecho responsable en cuanto al goce, el deseo, el amor, en su vida, de qué no?
d. ¿Cómo reacciona cuando se encuentra con la paradoja, la contradicción, el "conflicto"? ¿Hasta dónde puede y no hacer con eso?
e. ¿Cómo son sus relaciones con los otros?
f. ¿Prevalece (para formularlo de alguna manera) un modo (o "estilo") "autista"//"psicotizado"//"neurotizado"//"perverso" de articulación pulsional, o qué cosa(s)?

Abril de 2010

 
Bibliografía

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Boletín 8, III Encuentro Americano del campo Freudiano, Buenos Aires 2007, en http://ea.eol.org.ar/03/es/template.php?file=boletines/boletines/008.html, consultado en abril de 2010.
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García, G. (2005) Actualidad del Trauma. Grama:Buenos Aires.
Ubieto, J. R. José Ramón Ubieto El trabajo en red.Usos posibles en Educación, Salud Mental y Servicios Sociales. Gedisa:Barcelona.
Zenoni, A. "Semblante del más allá", en Numero 7 – Mars 2010 – Association Mondiale de Psychanalyse, PAPERS - Bulletin Electronique du Comite d'Action de l'Ecole-Une - Version 2009-2010.
 
Notas
1-

FSØ: Fundamento Significante del Øtro.

 
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA