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Consecuencias
 
Edición N° 5
 
Diciembre 2010 | #5 | Índice
 
La Ciencia y el psicoanálisis: El sujeto y la reducción
Fernando Schutt
 

En este artículo el autor toma las palabras de Lacan en textos donde habla de las similitudes y diferencias entre la ciencia y el psicoanálisis; la relación entre el sujeto, el saber y la verdad; y lo específico del sujeto del psicoanálisis. Realiza un recorrido por Descartes, Galileo y Koyré para repensar el lugar que tiene en el psicoanálisis el trabajo de la reducción.

 

(Extracto revisado de un seminario dictado en la sede de la NEL Miami en agosto de 2008 acerca del texto "La ciencia y la verdad")[1]

"La ciencia y la verdad" es la clase introductoria de Lacan al "Seminario 13: El objeto del psicoanálisis"[2]. A mi juicio, hay introducciones de los seminarios de Lacan que son magistrales, entre ellas la del Seminario 2[3], la del 11[4] y ésta. En este texto Lacan condensa una cantidad de preguntas, y fija ciertas coordenadas muy claras que competen a nuestra posición en la clínica. Habla del sujeto y el saber; después de ahí, habla predominantemente del sujeto y la verdad.

Fernando SchuttEste no es un texto epistemológico, no es un texto científico; es un texto donde Lacan intenta ubicar el estatuto del sujeto para el psicoanálisis. Lo dice en la primera oración: "El estatuto del sujeto en psicoanálisis, ¿diremos que lo hemos fundado el año pasado?"[5]. Y al final del texto: "¿Concluiré volviendo al punto de donde partí hoy: ¿división del sujeto? Éste punto es un nudo".[6]

Entonces, tenemos estas dos partes muy claras: la primera, más ubicada en relación con el saber, y la segunda con la verdad. La primera va a tener mucho que ver con la ciencia, mientras que en la segunda parte ya no alcanza ésta para abordar la verdad, Lacan pasa a tratar entonces la religión, la magia y el psicoanálisis, para ver cuál es el estatuto de verdad en esos lugares y cuál es la posición del psicoanalista. Éste es, más o menos, el orden general del texto.

Cualquier formación del inconsciente –fallido, lapsus- hace evidente en la praxis la escisión subjetiva. Pero que la división sea evidente no quiere decir que entendamos nada de la praxis, afirma Lacan. No alcanza con esa evidencia para que uno entienda lo que está haciendo, entender es otra cosa. En el nacimiento de cualquier ciencia no basta con el hecho empírico, y esta es una referencia que Lacan hace a Alexandre Koyré. [7]

Koyré sostiene epistemológicamente que la ciencia no es un continuum sino que avanza por rupturas y que no es empírica, hay algo de lo empírico que no funciona para nada en la ciencia. Entonces, es necesario un trabajo de reducción para fundar una ciencia.

Esta reducción, dice Lacan, intenta ubicar el objeto de la ciencia. Pero que la ciencia se defina por el objeto significa que la epistemología no estuvo a la altura de las circunstancias. Esto es lo que más o menos está ubicando Lacan, siguiendo la línea de Koyré: lo que define a una ciencia no está por el lado del objeto sino por el lado del sujeto. Ésta es la dirección que va a tomar también Lacan.

¿Por qué el objeto no sirve para definir la ciencia? Por la mutación del mismo. El objeto de la física no es estable, el objeto muta, y nadie se atrevería a decir que la física no es una ciencia. Dice "La Ciencia" en el sentido moderno: lo pone con mayúscula y habla de su sentido moderno. Es un movimiento que viene de la física, de Galileo. Y ubica ahí que hay un cambio decisivo en la posición subjetiva, ésta cambia a partir del nacimiento de la ciencia en dos direcciones: una, en el sentido de una posición que es inaugural –y después va a decir que es irrepetible– y la otra, en el sentido de que la ciencia refuerza a ese sujeto día tras día. O sea que este sujeto aparece a partir de la ciencia moderna, y luego a su vez cualquier acto científico refuerza la existencia de este sujeto que no es el mismo que estaba antes de la aparición de la ciencia definida como moderna.

Me parece muy importante la definición que él da de la ciencia moderna en el año ’65: el hombre no llegó a la luna, el i-pod no existía. La ciencia moderna nace en el siglo XVII, en dos actos que se producen casi en paralelo: el cogito cartesiano y el tratado de Galileo. Los dos van en la misma dirección.

Tres características que encuentra Lacan en la ciencia moderna: la primera es la aceleración, el tempo, va más rápido; la segunda es que se mete por todos lados; y la tercera es la reacción en cadena. En suma, invade todo. Y esto tiene un correlato que es el cambio de la posición subjetiva, el sujeto no es el mismo.

Lacan dirá varias veces en este texto que el sujeto del psicoanálisis es el sujeto de la ciencia. La pregunta es: ¿qué es el sujeto de la ciencia? Vimos que tiene una fecha de nacimiento y que es reforzado una y otra vez por la ciencia. Y para fundar una ciencia es necesaria una reducción. ¿Qué es lo que reducimos? Lacan no oculta de dónde está sacando su información, ubica a Koyré como "nuestro guía y es sabido que se lo reconoce todavía mal"[8].

Esto no quiere decir que el psicoanálisis sea una ciencia. Lacan no está dando ese paso, todo el tiempo se corre de darlo hasta que explica por qué no lo da. Hay que tener en cuenta que cuando Lacan escribe este artículo es un momento muy particular en el cual muchas de las ciencias "humanísticas" están pegadas al estructuralismo y hay cierta predisposición para considerar al psicoanálisis una ciencia. Lacan empieza a separarse de ese estructuralismo: si bien hay muchas cosas en el estructuralismo que apoyamos, el psicoanálisis no es ni estructuralista ni una ciencia.

Entonces, el sujeto queda como correlato esencial de la ciencia. No es posible pensar la ciencia sin su correlato que es el sujeto, y viceversa. En esto Lacan es muy estricto, y ubica a Descartes.

Descartes produce un rechazo de todo saber, y termina fundando al sujeto en su atadura con el ser, mientras que para nosotros eso constituye el sujeto de la ciencia. Está posicionándose frente a Descartes. ¿A qué se refiere con este "rechazo de todo saber" de Descartes?

Descartes implementó un método: la duda metódica -respecto de todo saber-. Pone en duda todo tipo de saber. ¿Qué es lo que está haciendo? Reducción: esto no, esto tampoco, esto otro se va. Metódicamente se rechaza todo tipo de saber, guiado por la duda.

Hasta que, dice Lacan, tiene una experiencia inaugural que es una experiencia subjetiva de Descartes, esa experiencia funda este sujeto que dice "pienso". De ese "pienso" no puedo dudar, es la única certeza. La certeza no es el saber sino el acto de pensar. Noten entonces cómo Descartes se mueve del objeto al sujeto. Esta experiencia del pienso, nos dice Lacan, es la experiencia en donde se sostiene Descartes, se funda en esa experiencia subjetiva algo que no se sostiene en ningún saber sino en el pensar.

Y después: ergo, existo. Ahí el sujeto se nos fue, una cosa es pensar y sostener cierto orden de subjetividad, pero el "existo" viene a sostener un orden de existencia, y ahí nosotros no participamos. Según Lacan es en ese punto de reducción de todo saber que es el cogito donde se produce el sujeto de toda ciencia. Y después Descartes lo sostiene en la existencia: luego existo. Por eso dice: "Este correlato, como momento, es el desfiladero de un rechazo de todo saber, pero por ello pretende fundar para el sujeto cierta atadura en el ser que para nosotros constituye el sujeto de la ciencia…"[9].

Ese "pienso" está en el aire, no está agarrado de ninguna idea. No es el pensador escolástico que "piensa en" tal cosa, no es el matemático que piensa en los números. Es un solo pienso, una experiencia subjetiva, y en ese pienso aparece el resultado de cierta reducción.

Muchas veces nosotros decimos -en un uso del lenguaje habitual- "el sujeto me dijo", "el sujeto siente tal cosa". Lacan sostiene acá qué el sujeto de la ciencia y del psicoanálisis es una posición totalmente evanescente. El sujeto piensa totalmente en el aire. Descartes lo abrocha con el "luego existo", le encuentra una abrochadura al sujeto, que es muy distinta de la abrochadura que recibía antes.

O sea, no estamos en el contenido de lo que se piensa, sino en el acto mismo de pensar. Ahí está la fundación moderna de la subjetividad. En esa reducción. Luego viene una recuperación –"luego existo"– y en esa recuperación el sujeto ya no está.

Entonces, el momento del cogito, que es de Descartes y no de nosotros, es un momento donde él queda desprendido de todo, sin embargo, después lo abrocha. Lacan nos propone quedarnos en el pienso, y que no avancemos al luego existo. El sujeto es un efecto, y el acto donde el sujeto se sostiene es evanescente, se pierde inmediatamente. Entonces este sujeto, luego de un trabajo de reducción, se nos presenta dividido. ¿Entre qué? Entre un saber y la verdad. ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué está dividido entre el saber y la verdad?

Una de las cosas que produce el cogito cartesiano es una producción de un saber. Si uno va a la iglesia o a una mezquita puede observar que están esos señores que leen una y otra vez el mismo libro, esos libros vinculados a algo del orden de la revelación, entonces tiene que ver con algo del orden de la verdad. Cuando Descartes produce este movimiento por primera vez -al igual que Galileo Galilei- producen una ruptura entre el saber y la verdad, y a Galileo casi lo queman vivo por eso. Cuando nosotros estamos en psicoanálisis leyendo textos tenemos cierta actitud religiosa, dice Lacan. Este es uno de nuestros puntos de contacto con la religión: la verdad. Pero la verdad como causa en la religión está en un lugar y la verdad como causa en el psicoanálisis está en otro.

Cuando Descartes produce esta reducción que ubica que no se puede creer en esto ni en aquello, ahí emerge el pienso luego existo, se funda otro tipo de saber. Es un saber que no está relacionado con la verdad sino con la producción de más saber. O sea: consideramos saber a todo aquello que nos permite producir más saber, y esto está muy vinculado con el capitalismo ya que se considera capital a todo aquello que sirve para producir más capital. Es una cuestión de acumulación de saber y de uso, porque tiene que usarse para producir más saber.

¿Y dónde queda la verdad? La verdad en Descartes queda garantizada por Dios. Lacan es mucho más duro y dice que no queda garantizada por Dios, sino que para Descartes Dios es el creador de esas verdades últimas.

Entonces, hay separación entre la verdad y el saber. El campo del saber se mueve independientemente del campo de la verdad. Es por eso que cualquier científico puede investigar o desarrollar cualquier cosa sin ir a la Iglesia y rezar, cosa que a Galileo se le complica en su momento. Galileo dice que la Tierra es redonda y que no es el centro del universo, la iglesia le responde "¿cómo vas a decir eso, si Dios dice lo contrario?", entonces Galileo tiene que dar marcha atrás para que no lo quemen vivo justamente porque la verdad y el saber estaban en el mismo lugar.

El cogito cartesiano hace la misma división, y lo que dice va por un lado sin que eso cuestione la existencia de Dios, que es el garante de la verdad, y para Lacan es directamente el que las produce.

Koyré estudia lo que hizo Galileo y plantea una ruptura absoluta entre lo que hizo Galileo y todo lo que pasó antes, del mismo modo que Lacan plantea una ruptura absoluta entre Descartes y todo lo anterior. Ahora bien, ¿dónde queda el sujeto? Quedó claro que el saber y la verdad están separados, pero; ¿qué es el sujeto?

En la reducción de la que habla Koyré hay una cuestión central que tiene que ver con el empirismo, pero también hay una cuestión anterior, que es la reducción en Galileo.

Galileo lanza una publicación en 1613, una especie de manual sobre cómo ser un buen astrónomo. Podemos decir que antiguamente la formación para ser un buen carpintero era ser un buen aprendiz, conocer todas las mañas del maestro carpintero. Para eso el aprendiz tenía que convivir con el carpintero. Ahí, verdad y saber están juntas. Una vez que se produce la partición entre verdad y saber, hay un saber escrito, se sigue la receta, cualquiera lo puede repetir. Ése es un paso fundamental de la ciencia: su transmisibilidad. Se escribe algo y se eyecta toda verdad. Hay fórmulas que cualquiera podría repetir, no se necesita aquel saber mezclado con la verdad.

Hoy por hoy al Papa no se le mueve un pelo ante buena parte de los descubrimientos científicos, ¿por qué? Porque se produjo esta división entre saber y verdad; y todas las piezas se acomodaron. Antes la universidad no tenía nada que ver con este saber científico y sin embargo lo adoptó.

Estábamos con Galileo y su reducción. ¿Qué trae Galileo? Un telescopio para mirar el universo. Lo que tenemos que evitar son las fluctuaciones: para ser un buen astrónomo se debe ubicar un objeto en el espacio y dejar muy quieto el telescopio; si se mueve no podemos calcular nada. Y el próximo paso es anotar cuándo vio al objeto y anotar cuándo se lo vuelve a ver, y esto incluye medir el tiempo. Lo que necesitaba era eliminar la fluctuación. Ahí entra ya la reducción.

Ahora tenemos otro problema: usted mira la luna y hoy tiene un tamaño pero mañana vuelve a mirarla y la luna está más grande y pasado la luna se achicó. Tenemos vapores que producen cierta refracción de la luz. Entonces, se va a tapar determinada parte del lente para poder seguir viendo la luna por el mismo diámetro por donde la está viendo, y evitar las imperfecciones que producen los vapores, se saca otra cosa, todo el tiempo se trata de reducir, de sacar las fuentes del error. Y Galileo sigue: el objeto que queremos determinar está muy lejos, en estas distancias tan grandes, un mínimo milímetro que se cambia son kilómetros en el espacio. Tenemos un problema que tiene que ver con el ojo y la pupila. Según tenga la pupila más dilatada o menos dilatada se corre el punto en el fondo del ojo, y la medida cambia miles de kilómetros. Y el tiempo que se debe medir es preciso. Galileo dice: usted va a mirar con determinada luz y va a hacer una marca, y después a la noche va a mirar y va a hacer otra marca; la diferencia entre las dos marcas es el cálculo que usted tiene que restar cuando mira de día y cuando mira de noche. Entonces: afuera las imperfecciones del ojo.

La reducción empieza por lo más exterior, y ahora llega al ojo. ¿Y cual es la paradoja? El cuerpo como obstáculo, también tiene que ser reducido. Y así llegamos al sujeto, identificado al objeto mirada: eso imperfecto que mira. Todo el resto, afuera.

Y siempre el trabajo de la ciencia es un intento de lograr esa perfección que nunca se logra. Ésta es la ciencia definida del lado del sujeto que Lacan llama "La Ciencia": este esfuerzo de reducción hasta un punto que él llama "punto de sutura del sujeto", le toma el texto a Miller que es el que hablaba de sutura.

Todo el trabajo de Galileo, así como el de Descartes, apunta a ese punto. El trabajo de Galileo es por eliminación, empezando por todo lo del mundo exterior y luego con la eliminación del ojo que perturba, produce error. Se dice que Galileo tenía problemas serios de visión. Casualmente ahí está la separación entre el ojo y la mirada; es el gran ojo de la humanidad, pero él no ve bien. Es la mirada separada de la visión.

En esa mirada que mueve, que perturba a su objeto se juega el sujeto de la ciencia, ese que habría que expulsar, si se pudiese. El sujeto queda definido como un error. ¿Cómo empieza Freud a abordar el sujeto? Por el lado del error: fallido, lapsus, sueño. Ésa es la entrada del sujeto en le psicoanálisis.

La ciencia trata de restringir el error eliminando imperfecciones, reduciendo, eliminando al sujeto.

La ciencia intenta reducir al máximo la falla, y el sujeto es aquello que se sostiene en falla. Tomemos como ejemplo algunos medios de producción y consumo modernos. ¿Cuándo algo tiene un nombre propio en esos medios? Cuando falla. Piensen en el mundo contemporáneo en cualquier lugar donde la ciencia hizo, como dice Lacan, su inmixión. Piensen por ejemplo en los lugares de comida rápida: ahí no hay nada subjetivo desde el punto de vista de la empresa, esas personas que están trabajando ahí no tienen ningún grado de existencia subjetiva desde la estructura de producción, es siempre un "hola, me llamo Francisco, ¿en qué lo puedo ayudar?". El "Francisco" es como un intento secundario de re–inclusión fallida de algo del orden de la subjetividad, pero la realidad es que son todas personas-piezas intercambiables.

Aparece lo subjetivo cuando "Francisco" se equivoca, llega el jefe y pregunta "¿quién fue?", y los demás dicen "fue Francisco". En el error aparece lo propio de "Francisco" que, además, ese mismo error lo divide a él mismo.

Entonces, nosotros podemos decir al nivel del psicoanálisis: ¿por qué hay tantos errores? Porque es un punto importante de presencia subjetiva imposible a la reducción. Es el efecto sujeto apareciendo en el "error". Una cajera, ¿cómo no va a estar "deprimida" si la mayor parte del tiempo ese trabajo exige erradicar los efectos subjetivos? Antiguamente había algún tipo de relación con la cajera del almacén del barrio, a los consumidores no les daba lo mismo una cajera que otra. Con el "supermercadismo", se borró la historia y los lazos.

La reducción nos lleva hacia el punto de sutura que siempre falla. Lacan dice que el tercer teorema de Gödel lo demuestra en la lógica. Y por eso va a decir que el correlato de la ciencia es el sujeto: cada vez que hay ciencia, hay un sujeto. Entonces ya Lacan no define más la ciencia por el objeto sino por el sujeto.

La otra cuestión es la relación de lo empírico y la ciencia. Galileo tiene una serie de experimentos que son experimentos mentales. ¿En qué consisten? Galileo dice: si nosotros tenemos una madera curvada de cierto modo y tiro la bolita desde arriba, ésta va a subir por el otro lado hasta una altura que es exactamente la misma desde la cual yo la lancé. Ahora bien, si yo deformo esa superficie, si la estiro un poco, la bolita se va a ir un poco más lejos pero no tan alto. Este experimento es imposible, es un experimento mental. Newton lo retoma y dice: vamos a suponer que cuando empujamos un objeto, ese objeto sigue un movimiento rectilíneo y uniforme. ¿Y dónde está el empirismo de eso? ¿Quién vio un objeto que se mueva de manera rectilínea y uniforme? ¿Qué lleva a los grandes de la física a decir esto? Ningún experimento. Cuando producen esto estaban separadas desde el pensamiento Aristotélico dos leyes distintas para el universo: las leyes de la tierra y las leyes celestiales, donde los objetos se desplazaban de distintas maneras y con distintos criterios.

El movimiento que va de Galileo a Newton unifica esas leyes y es por lo tanto una ruptura total con el pensamiento anterior. Pero esta modificación no tiene nada de empírico. No hay manera de demostrar el movimiento rectilíneo y uniforme en ningún lugar del universo. ¿Cuál es la revolución de la ciencia moderna? ¿Está en el experimento? Para nada, ninguno de estos señores descubrió nada en un experimento empírico, producen en otro lugar. Y lo que producen es la aplicación de las reglas de las matemáticas y la geometría en el mundo; y la reducción de todo lo que molesta a estas reglas.

Lacan propone -al principio de este artículo- que existe un trabajo de reducción tanto en el psicoanálisis como en la ciencia. La división subjetiva es evidente, pero saber de qué se trata exige un trabajo de reducción. Vimos estos dos ejemplos de reducción: Galileo y Descartes. Nos toca entonces plantear cómo pensamos la reducción en el psicoanálisis.

Nosotros, al igual que la ciencia, nos relacionamos con esa falla, trabajamos con el mismo sujeto, pero la ciencia se empeña en erradicar esa falla en tanto que nosotros intentamos escuchar lo que allí se abre. Esto nos deja relacionados con la ciencia pero trabajando en una dirección diferente.

 
 
Notas
1- La Ciencia y la verdad, Jacques Lacan, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Pág. :834
2- El Seminario 13, Jacques Lacan, El objeto del Psicoanálisis, Inédito.
3- El Seminario 2, Jacques Lacan, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica, Ediciones Paidós.
4- El Seminario 11, Jacques Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Ediciones Paidós.
5- La Ciencia y la verdad, Jacques Lacan, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Pág.: 834.
6- La Ciencia y la verdad, Jacques Lacan, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Pág.:856.
7- Estudios de historia del pensamiento científico. Alexandre Koyré, Siglo veintiuno ediciones.
8- La Ciencia y la verdad, Jacques Lacan, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Pág. :834
9- La Ciencia y la verdad, Jacques Lacan, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Pág. :835.
 
 
 
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