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Consecuencias
 
Edición N° 5
 
Diciembre 2010 | #5 | Índice
 
Presentación del libro de Silvia Tendlarz, "Clínica de las versiones del padre"
Andrés Rascovsky
 

Andrés Rascovsky comenta el nuevo libro de S. Tenlarz, "Clínica de las versiones del padre". En este escrito suma a la paternidad de Freud y Lacan, otras herencias intelectuales. La autora realiza un recorrido teórico, marcando coincidencias y diferencias, entre Freud y Lacan, ya que no hablan del mismo padre, sus teorías son diferentes. Con Freud, el amor al padre salva al padre, y Lacan, agrega la falta del padre y sus pecados. Otra diferencia, entre ambos, es la concepción del superyó: en Freud, como la figura en que opera la renuncia pulsional, en Lacan, como empuje al goce. A las versiones detalladas por la autora, Racovsky agrega "El Filicida".

 

Queridos colegas y amigos:

Le agradezco a Silvia Tendlarz el privilegio de leer y comentar su nuevo libro "Clínica de las versiones del padre"; libro que lleva en la tapa una foto del padre del psicoanálisis. El movimiento psicoanalítico se ha desarrollado albergando distintas versiones de la clínica del padre. Lacan mismo signó su filiación: "Yo soy Freudiano, ustedes pueden ser Lacanianos", expresó. A la paternidad intelectual de Freud y Lacan se le suman en este escrito otros autores, Miller y Laurent. Las herencias intelectuales suelen ser diversas, en este trabajo se contrastan, confluyen, divergen y gestan la singularidad del texto de Silvia.

Andrés RascovskyTendlarz ha nuevamente logrado un significativo y singular trabajo psíquico, ya nos ha acostumbrado a su vocación erudita y minuciosa; algunos de sus textos son "Cultura y Psicoanálisis", "La psicosis en la infancia", "Estudios sobre el síntoma", "Aimée con Lacan", "Las mujeres y sus goces", "¿A quién mata el asesino?". Títulos y textos que albergan un desafío, el anhelo de revelar y la pasión por ir más allá, la aventura en territorios nuevos o inhabituales y que expanden en su recorrido, el saber psicoanalítico.

No son frecuentes los artículos de una mujer acerca del padre del psicoanálisis y de las versiones delimitables de su función. Las biografías de Freud han sido escritas por hombres, en las de Lacan están presentes las mujeres (Clement, Roudinesco, Sylvie) sin duda requieren amor al padre. Silvia nos guía en los diversos capítulos con entusiasmo, son textos que entusiasman, en el recorrido teórico por Lacan y en las coincidencias y diferencias con el texto freudiano, en lo concerniente al padre, sus registros, sus funciones, su déficit y sus pecados, seguimiento cronológico y a la vez orden lógico que provoca una apertura a la trascendencia estructurante y también a su borramiento pero asimismo a la precisión que imponen los desarrollos teóricos de Lacan.

Su extensión de las formulaciones de Lacan, en ese sentido son múltiples y diversas las coyunturas teóricas y los interrogantes que se formulan.

Freud había inicialmente denominado al complejo nodular, "el complejo Paterno", luego optó por denominar al nódulo de las neurosis, "el complejo de Edipo". Pero, es quizás, el lenguaje –señala Silvia- un eslabón previo para el límite al goce, su pérdida parcial y el acceso a la simbolización, son muchas otras las consecuencias de su inscripción imaginaria, simbólica y real, como son los entrecruzamientos teóricos y las diferencias que se señalan en el escrito presente en Tótem y Tabú o en las implicancias del complejo de Edipo, complejo que Edipo quizás no tuvo, como señala Lacan, ya que pasó a la acción parricida sin conflicto alguno. En estos recorridos podemos visualizar la diferencia teórica en la comprensión de la función del superyó en la concepción de Freud y también la aparición en Lacan de la significación del superyó como empuje al goce y su diferenciación con la función del nombre del padre. Para Silvia la concepción del superyó en Lacan está más próxima a la perspectiva de Klein.

Son "Los pecados del padre", ese capítulo del libro y de nuestras vidas, sus fallas, su caída o su humillación, como aquel sombrero arrojado a la calle por aquel antisemita que el padre de Freud recogió silenciosamente, ese recuerdo de una humillación indeleble, inolvidable ese capítulo de nuestra historia a menudo desmentida que esconde un dolor de retracción y un punto de quiebre potencial. Es el amor al padre el que debe emerger, producirse para acceder a esos desarrollos estructurantes y sus consecuencias.

Desde otra perspectiva podríamos afirmar que es la alianza padre-hijo la adecuada resolución del drama y que sobre esta alianza se forjó el desarrollo de Occidente.

Freud señalaba que la muerte del padre es el acontecimiento más dramático en la vida de un hombre y quizás debajo de muchas capas psíquicas nos suceda un acontecimiento similar a aquello que Borges describió en su cuento Emma Zunz, en él expresa: "[…] la muerte del padre era lo único que había sucedido en su vida y le seguirá sucediendo sin fin…". Quizás generamos estrategias para amortiguarlo, buscamos sustitutos, creamos padres celestiales o indagamos en sus marcas, inscripciones, su persistencia en legados, presencias o en sus funciones.

Pero el padre no ha sido todo amor es también Abraham y el mandato de Dios, el empuje al sacrificio de Isaac. El mito Abrahámico.

Silvia nos brinda cuatro versiones heideggerianas y como título a las versiones de mi padre, de las cuales yo debo ser una, aludiré a que "El Filicida" es también otro de los nombres del padre, quizás la versión más unheimlich, más siniestra, su deseo o goce en destruirnos. Así los pecados del padre y sus fallas son diversas.

Clínica de las versiones del padreEl tiempo de los pecados y faltas de Lacan es necesario atravesarlo, es una deuda no resuelta. Quisiera señalar que otra satisfacción que tengo es estar aquí, respondiendo a la invitación de Silvia, con quien hemos compartido estudios y reflexiones y el reconocimiento a paternidades psíquicas que ejercen autores como Freud y Lacan y el tejido psíquico que hemos creado que une y divide reflexiones, que nos permite verificar lo que tenemos en común y también constatar nuestras diferencias. Pero como con muchos de los presentes producimos ese diálogo que se sostiene, el deseo de dar lugar de representar la dimensión de lo humano, de esa consideración o esa preocupación por el otro, por el semejante, aquello que diferencia el movimiento de ideas de psicoanálisis, nuestro territorio, de muchos otros.

Tenemos esa causa en común, esa ética sobre lo humano que emana de nuestra praxis, lo que considero, una ética de la libertad.

Nos permite compartir el ciboullete y la reflexión enfrentados con los estragos de la cultura de la hipertrofia tecnológica y la subjetividad en riesgo.

Silvia Tendlarz como Palas Atenea, ha nacido de la cabeza de Zeus, encarna la metáfora de la filiación intelectual, tiene esa pasión, esa curiosidad por el conocimiento y realiza como hoy mismo, esa producción que recorre y explora tantos territorios psíquicos. Es un combatiente que avanza con coraje no exento de arrogancia. Es necesario protegerse al incursionar teóricamente en zonas de violencia y destrucción, en los goces del género o en los abismos de la desesperación y sus autopuniciones. Como Palas Atenea posee el escudo y la armadura intelectual, está protegida y su batalla es justa y anhela sabiduría. Como Palas Atenea ha generado un campo fértil, favorece las cosechas, apoya algunas conquistas y protege en su ágil vuelo el legado psicoanalítico. Esta siembra intelectual será un día, una cosecha frondosa en las que se nutrirán las jóvenes generaciones de hoy y de mañana. Por todo ello, su ética y su estética, festejemos su encanto, sus valores y su publicación. Gracias a todos.

 
 
 
 
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