La autora realiza en este escrito una original apuesta para precisar la función del analista, a propósito de su encuentro con la fotografía de un artista y cineasta brasilero, Cao Guimarães. Se sirve del vocablo gambiarra, que en el uso de la lengua portuguesa tiene el sentido de un artefacto u objeto con múltiples utilidades, poniendo el acento en que estas utilidades son reparatorias de un funcionamiento defectuosos.
La foto a la que se refiere hacia el final del texto (y que aquí se muestra), le permite afirmar que el analista tendrá una función de gambiarra.
Hace pocos días fui consultada por Sérgio Laia a propósito de una fotografía del artista y cineasta Cao Guimarães. Esta foto habría sido vista en la exposición de Cao en el Museu de Arte da Pampulha[2] en 2008, titulada Gambiarras. Sergio se refería a una foto de un televisor con una virulana en la punta de la antena. Imagen frecuente de nuestra infancia que nos recuerda la precariedad de nuestro pasado tecnológico. Si definimos gambiarra como una invención particular para lidiar con el no funcionamiento del objeto, podríamos decir que la virulana en la punta de la antena del televisor fue una gambiarra que cayó en el dominio público y en esa caída perdió su carácter de invención inusitada, sorprendente. Creíamos que entre las mil y una utilidades de la virulana estaba aquella de completar la antena, en su función de recibir el mensaje televisivo. Con el cambio radical de los aparatos transmisores de hoy la imagen de la TV con la virulana recobraría su dimensión de gambiarra.
La idea de Sérgio era que pidiéramos el uso de esta imagen para la tapa de un libro. La idea me pareció genial y me precipite en la búsqueda del libro-catálogo de la exposición. Sergio acordó entrar en contacto con el artista. Miré dos, tres veces el libro, deleitándome con las soluciones de las gambiarras y reparando que las fotos siempre son sacadas en ambientes de precariedad financiera: periferias de países como Brasil, México o Cuba.
Nos encontramos a la noche en el trabajo, yo con la noticia de que la foto no había sido incluida en el catálogo y él con la noticia de que esta foto simplemente no existía. Nosotros completamos la exposición de Cao con nuestra gambiarra paradigmática.
El deseo de compartir esta pequeña historia surgió en el momento de responder a los colegas que me invitaron para escribir en este boletín[3], que parece recoger un poco de cada uno. Dos cuestiones se me impusieron:
Una en relación a lo simbólico en el siglo XXI: vivimos una crisis de lo simbólico, y nos preguntamos cómo sustentar el trabajo psicoanalítico frente a este escenario. Pienso que debemos recordar que el propio psicoanálisis, así como muchos movimientos en el campo de las artes, surgen exactamente en momentos de crisis o de precariedad de lo simbólico. Estos momentos pueden ser fecundos para la invención.
La segunda cuestión es: el psicoanálisis, él mismo, ya habría encontrado momentos de crisis. En este sentido, creo que Lacan nos legó una invención, una gambiarra que nos ayuda a enfrentar las nuevas configuraciones subjetivas del siglo XXI: el objeto a. Nos orientamos por el objeto a. Hace poco tiempo Miller nos invitó a pensar el analista como objeto multiuso, tal vez por eso la conexión con la gambiarra de la virulana en la punta de la antena de TV. No por casualidad aparece esa imagen compartida por dos analistas.
Finalmente, traigo una imagen extraída, esta sí, del libro de Cao. Se trata de la imagen de una joven con un corpiño cuyo bretel del lado derecho está reventado y que retoma su funcionamiento de bretel enganchado en la taza del corpiño por un clip. Propongo que pensemos el analista en la función de este clip, invención que permite reconectar el sujeto con el objeto como causa de deseo. |