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Consecuencias
 
Edición N° 8
 
Abril 2012 | #8 | Índice
 
Un cuento chino [*]
Por Francisco-Hugo Freda
 

En este texto, el autor se sirve de un acontecimiento aparentemente nimio: la crítica en Le Monde de la película argentina "Un cuento chino", precisamente para ubicar la posición de un psicoanalista, la de él, como lector de los sentidos que se introducen en el discurso social a partir de textos sesgados, desfigurados, por falsedades, olvidos u omisiones.

Pues sostiene que la interpretación es una política.

 

Francisco-Hugo FredaEn la página 22 del diario francés Le Monde del miércoles 8 de febrero de 2012, figura la crítica a la película argentina « El chino ».

Según el crítico J-F.R., dicha película se ubica entre aquellas que se pueden evitar, lo cual quiere decir concretamente: « no vaya, es muy mala », opinión que evidentemente no comparto.

J-F.R escribe que este filme « podría provenir de cualquier parte del mundo, dado que responde a una suerte de esperanto audiovisual ». Es falso. Esta película puede filmarse nada más que en Argentina. Intentaré explicarme.

El filme no se llama « el chino », se llama « Un cuento chino », que en el vocabulario porteño, en la lengua argentina, quiere decir algo muy preciso: se trata de la intención de engañar. Una persona le puede decir a otra: « lo que me estás contando es un cuento chino », es decir, que lo está embrollando con una mentira para embaucarlo.

En el filme hay una pequeña escena, casi al final, que muestra la guerra de las Malvinas. Ese es el núcleo de la película.

Considero que el director, con gran astucia cinematográfica, envolvió al espectador con la historia de un encuentro entre un ferretero que estuvo en la guerra de las Malvinas y un chino que llega a Buenos Aires luego de un hecho de su vida que podemos calificar también como un cuento chino, para hacer pasar otra verdad: el cuento chino que fue esa guerra.

Un cuento chinoHace ya varios años, la dictadura militar, para « salvar su pellejo », le contó a los argentinos « un cuento chino »: la guerra de las Malvinas. Ya sabemos el triste destino que esto tuvo, entre otros, el de miles de jóvenes argentinos embaucados con una mentira por la cual sucumbieron. De eso se trata la película.

Los psicoanalistas sabemos, gracias a Freud, que cuando en un texto se borra una palabra, dicho texto pierde el sentido. Ya no sabemos más de qué se trata y estamos inducidos seguramente por dicha tachadura a emitir opiniones que fundamentalmente no tienen ningún asidero.

El título del filme sufrió esa operación descripta por Freud cuyas consecuencias se dejan ver en la crítica.

Insisto, este filme solo se puede filmar en Argentina porque hay en él una trama muy fina en la que se liga la geografía y la historia de un país.

Esta historia continúa y se hace sentir más todavía en estos días. La tensión entre Inglaterra y Argentina es muy grande, dada la reivindicación de esta última sobre sus derechos en ese territorio (leer Le Monde, 9 février 2012, p.5).

Destaco un pequeño acontecimiento, la crítica de un filme, lo cual es incomparable frente a los grandes problemas que acucian hoy al mundo. Pero los psicoanalistas sabemos que en los detalles supuestamente insignificantes se desliza una verdad que tiende a ocultarse.

El psicoanalista interpreta, pero además sabe leer, y pone en evidencia los mecanismos, las tachaduras, las omisiones, los olvidos, que en el discurso social inducen a interpretaciones cuyas consecuencias no se pueden saber de antemano.

La interpretación es también una política.

Francisco-Hugo Freda

París, 8/02/2012

 
Notas

* Nota del autor: "Un cuento chino" recibió el premio "Goya 2012" a la mejor película extranjera de lengua hispánica, el 19 de febrero de 2010.

Agradecemos, una vez más, a Francisco-Hugo Freda por su participación en la Revista Consecuencias mediante la publicación de este texto.

 
 
 
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