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Consecuencias
 
Edición N° 9
 
Noviembre 2012 | #9 | Índice
 
La experiencia analítica, en–cuerpo [1]
Por Andrea Perazzo
 

Andrea PerazzoEl título del Seminario XX, Aún, con su equívoco homofónico: Encore, "En–corps", "En cuerpo", fue el punto de partida que elegí, para la presentación de hoy.

La experiencia analítica es una cita de dos cuerpos en presencia. Una experiencia de cuerpo. Hablar de experiencia implica atravesarla, y esto no es sin poner el cuerpo en el asunto.

Si el discurso analítico es una práctica que tiene efectos de resonancia en el cuerpo, ya no sólo contaremos con un sujeto de la palabra el que acude a una sesión, sino estaremos en presencia de un cuerpo hablante.

¿Por qué el tema del cuerpo en psicoanálisis es de fundamental importancia?

El psicoanálisis se interesa por el goce ligado a la vida, pero bajo la forma del cuerpo y que habla.

Con el comienzo de la última enseñanza, Lacan propone abordar la experiencia analítica desde la perspectiva del goce, goce que habita en Lalengua. No siendo posible entonces pensar el recorrido de un análisis sin darle todo el valor que merece al estatuto del cuerpo, valor que no era tomado así, cuando Lacan partía del Otro del Lenguaje, perspectiva simbólica. Para poder operar sobre el goce, tiene que estar el cuerpo, pero no sólo el del analizante, también será necesario que el analista ponga el cuerpo allí, que haya presencia.

Un psicoanálisis es del orden del encuentro (tyche) algo que toca el cuerpo, resultando imposible pensar que puede realizarse por skype, por mail, por teléfono o mail.

En Los usos del lapso, J–A Miller plantea "…el analista con su presencia, encarna algo del goce, la parte no simbolizada del goce. (…) y de la que se puede decir que el testimonio es la presencia del analista en carne y hueso. (…) El analista está a título de su encarnación y no del saber que tendría, del saber inconsciente del sujeto.[2]

Inmanencia del goce

Seminario XX… estamos frente a la inmanencia del goce, el goce está en todas partes.

Los términos Lenguaje, Otro, objeto a, Nombre del Padre, símbolo fálico quedan reducidos al Semblante. La estructura del lenguaje aparecerá como derivada, siendo un constructo sobre esos sonidos del ser hablante. Lacan definirá al lenguaje como una elucubración de saber sobre Lalengua. Lalengua no es el lenguaje. Hablar de Lalengua nos conduce a tomar la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico, lo pre–gramático. Así la palabra es tomada materialmente, fonemáticamente.

El Inconsciente está hecho de Lalengua, ésta como integral de equívocos, no sirve para el diálogo, sino para el goce, pura jaculación.

"Hay goce", y el goce responde al régimen del Uno, al Uno solo, sin el Otro, al goce del Uno, y esto tiene que ver con Lalengua.

El goce es el del propio cuerpo, siendo éste el que goza por diferentes medios, puede gozar hablando, satisfacción específica del cuerpo hablante o masturbándose.

El concepto de goce llama al de sustancia, para Lacan será la sustancia gozante. El cuerpo viviente como sustancia y el goce afectándolo. ¿Cómo? el significante incidiendo sobre el cuerpo, significante como causa de goce.

Lacan en este Seminario XX, en la pág. 32 nos dice: "¿No es esto lo que supone propiamente la experiencia psicoanalítica? La sustancia del cuerpo, a condición de que se defina por lo que se goza". "No se goza sino corporeizándolo de manera significante". "Diré que el significante se sitúa a nivel de la sustancia gozante. (…). El significante es causa del goce. Sin el significante ¿Cómo siquiera abordar esa parte del cuerpo?"[3]

Aquí tenemos el "se goza" como forma impersonal, no es el ser.

En Sutilezas analíticas[4], Miller plantea que en este "se goza", se descalza el yo, y también se desvanece el sujeto. Implica un cuerpo en su dimensión real. Goce como dimensión esencialmente del cuerpo vivo.

¿Recuerdan el ronron del gato? un sonido, que vibra en todo el cuerpo, en ese ronron tenemos ejemplificado el goce del cuerpo. J–A Miller en su curso de El Lugar y el lazo[5], dirá que Lalengua no está hecha para decir, sino para gozar, y que Lalengua es nuestro ronron.

¿Cómo adviene ese afecto de goce al cuerpo? ¿Qué necesitamos para ello?

Necesitamos que esté involucrada junto a la condición del cuerpo, la condición significante. Entonces, no hay goce sin un cuerpo y sin lo simbólico. No estamos interesados en un cuerpo aristotélico, toda armonía, en un todo, sino en un cuerpo como sustancia gozante, por sus marcas de goce, dejadas por el discurso. Un cuerpo sirviendo de soporte al significante, marcado por el goce a través de acontecimientos de discurso.

En un cuerpo pasan cosas… ¡Si las palabras pueden conmover tanto! uno lo siente…, si pueden ser algunas inolvidables, es que no se reducen sólo a la estructura del lenguaje, por ello la importancia de la sustancia gozante.

Aquí es donde una frase de J–A Miller me resuena cuando nos dice que para que haya un psicoanálisis no nos podemos contentar sólo con el S.s.S., sino que es necesario un cuerpo supuesto gozar.

Síntoma como acontecimiento de cuerpo

La definición de Síntoma en la última enseñanza de Lacan, la encontramos en la conferencia "Joyce, el Síntoma II": "Dejemos al síntoma en lo que es, un acontecimiento de cuerpo, ligado a lo que se tiene…"[6]

J–A Miller en "Leer un síntoma"[7] diferencia el goce de un cuerpo viviente, goce propio del cuerpo como tal, del goce del ser hablante. En el cuerpo del ser hablante el goce sufre también la incidencia de la palabra, o sea que el goce es producido por el significante, y es por esto que el goce del síntoma se convierte en un acontecimiento de cuerpo. Luego el sujeto le dará un sentido para poder advenir así un síntoma interpretable.

El encuentro contingente entre lalengua y el cuerpo, se caracteriza por ser traumático, donde el acontecimiento de discurso dejará marcas de goce permanentes en el cuerpo del sujeto, perturbándolo. Sólo si el sujeto quiere encontrar un querer decir en ese acontecimiento de cuerpo, leyendo esas huellas, descifrándolas podrán hacer síntoma. Y la posibilidad en un análisis de seguir esas huellas es porque el analizante habla.

Cito a Miller, en Piezas sueltas: "Lalengua para cada uno, subraya Lacan es algo que se recibe, que no se aprende. Es una pasión, algo que se sufre. Hay un encuentro entre el cuerpo y lalengua y de ese encuentro nacen las marcas sobre el cuerpo. Lacan llama Sinthoma a la consistencia de esas marcas. Es por lo que puedo reducir el síntoma a un acontecimiento de cuerpo, algo que llega al cuerpo por el hecho de Lalengua[8]".

Del sujeto divido al Parlêtre, o podríamos decir también: "de la negatividad del sujeto del deseo, a la positividad del goce del parlêtre."

A raíz de la impronta del significante sobre el sujeto, queda dividida su existencia entre ser y cuerpo. La identificación entre ser y cuerpo está irremediablemente perdida, nunca podremos identificar el cuerpo a nuestro yo. El lenguaje nos separa del cuerpo.

Tendremos así, en relación al ser, la falta en ser que lo caracterice; y el cuerpo pertenecerá al registro del tener. Abismo irreductible entre la falta en ser que somos y el cuerpo que tenemos. Un sujeto no se puede definir a partir de la relación con su cuerpo, porque no lo es, lo tiene.

Lacan no sitúa el cuerpo en el orden del ser, sino en el "tener". Si decimos, "el cuerpo se tiene", entonces podemos apropiárnoslo, o también dejarlo de lado, descuidarlo, recortarlo. Esto lleva a entender por qué Lacan rechaza la idea aristotélica de la unidad del cuerpo, de la armonía entre alma y cuerpo y tomará el cuerpo en su fragmentación, en su despedazamiento, los agujeros del cuerpo, para hablar de la condición de goce.

Hasta el Seminario XX, el punto de partida de Lacan era lo simbólico, su sujeto dividido era lo que lo justificaba, falta en ser, lo negativo de ser. Luego lo sustituye por "ser hablante", categoría anclada en el cuerpo. Aquí el significante no es tomado por sus efectos de significación, sino por sus efectos de goce, que son afectos. Ya el goce será soportado por el cuerpo y no por el lenguaje.

Es fundamental este pasaje pues al tomar la función de la palabra no sólo en relación a lo que quiere decir, sino al efecto de goce, ¡podemos entender un poco más sobre el porqué las palabras pueden conmover, perforar, movilizar!

En "Joyce, el Síntoma II", Lacan introduce al Parlêtre: "Mi expresión de Parlêtre sustituirá al Inconsciente."[9]

A partir de esta conferencia Lacan lo llamará Parlêtre, donde la función del inconsciente se completa con el cuerpo, pero no un cuerpo imaginario ni simbólico, sino un cuerpo en lo que tiene de real. Al sujeto dividido le agrega el cuerpo vivo.

Parlêtre, entonces, un sujeto que habla, que es hablado y además está en relación a su cuerpo. En la expresión "Parlêtre", el goce está concernido, cosa que no pasaba cuando hablábamos del sujeto dividido. En este último, donde no entra el cuerpo vivo en el asunto, es imposible abordar el goce.

J. Lacan en el Seminario XXIII, Joyce el síntoma, dice: "Relacionarse con el propio cuerpo como algo ajeno es una posibilidad que expresa el uso del verbo "tener". Uno tiene su cuerpo, no lo es."[10]

Cuando hablamos del cuerpo, que no somos, pero que "tenemos", ya allí aparece como algo ajeno, extranjero al parlêtre. Pero no es fácil "tener un cuerpo". Alcanzar a tener un cuerpo en el análisis, esto sólo se podrá lograr fragmentándolo, trozándolo en cuerpos de goce corporales; sin el significante no se podría abordar ni una parte del cuerpo.

Tener un cuerpo implica en la última enseñanza de lacan, un anudamiento de los tres registros. El parlêtre es pensado en sus tres consistencias, real, simbólico e imaginario.

Es necesaria una operación que se lo atribuya, que anude.

Nos confrontamos todo el tiempo en nuestro propio análisis, como en los análisis que conducimos que el sujeto tiene grandes dificultades con su cuerpo. Pero este "tener", es sólo una creencia. Se cree que se tiene un cuerpo, como un mueble sobre el que podemos disponer.

Como no podemos tener una relación de conocimiento con nuestro cuerpo, ignoramos lo que sucede a nuestro cuerpo, se lo califica de misterio, la única relación que tenemos es por medio de la adoración. Adoración al Un–cuerpo es la raíz de lo imaginario. Este Un–cuerpo es la única consistencia del parlêtre, consistencia mental, y no física, porque el cuerpo se está yendo a cada rato, pero dirá Lacan "no se evapora". Por ello esto se lleva al análisis.

Lacan dirá en el Seminario XXIII: "El parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene. En realidad no lo tiene, pero su cuerpo es su única consistencia, consistencia mental, porque su cuerpo a cada rato levanta campamento. El cuerpo no se evapora, es consistente. La mentalidad cree tener un cuerpo para adorar. Esta es la raíz de lo imaginario. La adoración es la única relación que el parlêtre tiene con su cuerpo…"[11].

Esto está muy bien desarrollado por Miller en su curso La muy última enseñanza de Lacan[12], donde trabaja lo siguiente: Al ser el Otro destituido, en el lugar de la primacía del Otro, vendrá el Un–cuerpo, el propio cuerpo, historia que tratamos de contar a partir de trozos de real.

Un–cuerpo tiene que ver con el amor propio, el amor del Un–cuerpo. Allí Lacan retomará el término Ego, tomado de Freud, Ego como idea de sí mismo, sería la función originaria de la relación con el propio cuerpo. El Ego se establece a partir de la relación con Un–cuerpo, donde no hay identificación, sino pertenencia, propiedad.

En este Seminario XXIII, el cuerpo está en lo imaginario, pero el imaginario del nudo borromeo está puesto el acento en que el cuerpo funciona por su propia cuenta, y no tenemos ningún conocimiento de él. Aquí el cuerpo nos es ajeno, una entidad aislada, no depende del Otro.

Por ello la insistencia en el verbo "tener". El cuerpo en el Seminario XXIII, tiene su apoyatura en los agujeros de los bordes pulsionales, y no en la imagen del estadio del espejo, ni en la identificación al cuerpo del Otro.

En Sutilezas analíticas, Miller trabaja también el lugar del cuerpo en la última enseñanza, y dice que el Otro no existe en la materia, (recordemos que en esta ultima enseñanza prima el materialismo), sí el Otro de la verdad, del sentido, entonces el lugar del Otro habría que tomarlo en el cuerpo, pero no el cuerpo del lenguaje.

La referencia al goce tiene que ver con que "la cosa es", de ahí que Miller diga que el Otro del goce es el cuerpo, pero esto no es el goce del Otro, no hay goce del Otro, sólo hay goce del cuerpo propio. Lo que sí puede ocurrir es que el propio cuerpo se nos vuelva extraño, y se torne Otro. El goce es del cuerpo pero se apoya en el significante, por ello no podemos decir que el goce está primero.

Pero no olvidemos que el goce sólo es posible abordarlo por medio del semblante, entonces… para encontrar el "eso quiere gozar", será necesario pasar por el "eso quiere decir", y luego "eso no quiere decir nada".

Con la última enseñanza, partiendo de Lalengua, se hace problemática también la cuestión de la interpretación:

La interpretación a partir del nudo, consistirá en "la lectura del fuera de sentido". Lectura que apunta a la materialidad de la escritura, a la letra, como acontecimiento de goce que determina la formación de síntomas. Miller en "Leer un síntoma", nos dice que saber leer apunta a la conmoción inicial: "Saber leer apunta a reducir el síntoma a su fórmula inicial, al encuentro material de un significante y del cuerpo, al choque puro del lenguaje sobre el cuerpo… apuntar a la fijeza del goce, a la opacidad de lo real".[13]

Esto Lacan lo trabajará en el Seminario XXIII: "La interpretación opera únicamente por el equívoco. Es preciso que haya algo en el significante que resuene". "Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir". "Para que resuene este decir, para que consuene es preciso que el cuerpo sea sensible a ello…"[14].

El equívoco cortocircuita el sentido, única arma contra el síntoma. La interpretación por el equívoco nos vuelve a colocar en la dimensión de Lalengua, donde no hay relación entre lo que se escucha y lo que se dice. Por medio del equívoco, perturbando la defensa, llevar al sujeto hasta el punto de encuentro de lalengua y el cuerpo donde se marcó su modo de goce en la repetición.

Interpretación que es una operación de lectura donde los dichos estallan para hacer resonar el decir, que es fuera de sentido.

Si comenzamos por el goce, si nos interesan los efectos de goce, afectos, ¿Qué lugar a la interpretación a partir de Lalengua?..

Miller en su curso La experiencia de lo real[15], trabaja lo que llama "perturbar la defensa", como matriz misma de la operación analítica. Si hablábamos del interés puesto en la materialidad del significante, en el sonido, esta interpretación, apuntará a lo sonoro, lo que se escucha separado de lo que quiere decir.

Perturbar la defensa moviliza al cuerpo, por ello exige ser investida por el analista, con el tono, el gesto, la mirada. Entonces aquí vemos la importancia no sólo de la escucha del analista para la interpretación, sino que tendrá efectos porque también pone su cuerpo, está presente con su cuerpo.

En un análisis no intervenimos directamente en el nivel del cuerpo, sino no estaríamos en la práctica del psicoanálisis. Lo hacemos a través del lenguaje y la palabra.

Miller en "Piezas sueltas": "En el análisis nos aliviamos en la medida en que comenzamos a leer "el acontecimiento de cuerpo", pero siempre hay algo ilegible"[16].

Cuando decíamos del alivio que genera leer el acontecimiento de cuerpo, esto implica llevar esa lectura hasta lo último, porque no olvidemos que hay un resto que es lo ilegible, opacidad que resta, este ilegible sólo se podrá cercar, ceñir, no se podrá nombrar, sólo entre líneas. Lo que Lacan llamó sinthome se acerca a la sustancia gozante. Una vez que se llega a esto, sólo queda saber hacer, convertirse en artesano.

Entonces, tenemos la repetición de ese síntoma. En un análisis tratamos de discernir cuáles fueron esos significantes amos que comandaron la vida del sujeto, marcando una modalidad de goce propia. ¿Cuándo comienza la repetición? A partir del encuentro contingente con el goce, que luego devino necesario.

No se puede renunciar al goce del cuerpo, pero con la experiencia de un psicoanálisis se puede hacer algo con eso, reconciliarse con ese goce, haciéndolo de un modo nuevo.

Para concluir…

Hay un texto de Eric Laurent "Poética pulsional" que tiene un párrafo que quisiera citar:

"…nos resta un cuerpo de gloria sintomático, cuya nueva presencia es el resto del síntoma leído. A medida que el sujeto se separa de su síntoma, que se resuelve, se aleja, se cura de él, la presencia del cuerpo–síntoma se acentúa. No es «harapo», sino materia propia a la sustancia gozante. Por un lado tenemos el beneficio terapéutico y por otro la ganancia del cuerpo." (…) "¿Qué queda del síntoma cuando ha sido cuidadosamente descifrado…?... Queda una letra. ¿Dónde está situada? La envoltura formal, una vez leída la envoltura da vuelta,… ¿Sobre qué muro, sobre qué amuro está puesta para que no la percibamos más para poder hablar de identificación al síntoma? (…) No hay otro muro más que el cuerpo… Síntoma como acontecimiento de cuerpo… …el cuerpo resta como letra caída identificado al síntoma. Un cuerpo–síntoma"[17].

Laurent plantea que un cuerpo descifrado, es un cuerpo para todo uso. Ya el cuerpo puede empezar a inventar nuevos usos. Un síntoma sinthomatizado, un síntoma vuelto sinthome será el resultado del recorrido de un análisis.

Articulación con Testimonios de Silvia Salman

Continuando con la presentación "La experiencia analítica, en–cuerpo", me pareció sumamente enriquecedor trabajar los testimonios de pase de Silvia Salman. Me serviré de algunos párrafos, fragmentos y comentarios de los mismos, a fin de permitir una articulación al tema que venimos trabajando.

El valioso trabajo que Silvia Salman, A.E en función, nos transmite, enseña cómo este parlêtre llega a "tener un cuerpo" en lo singular, a partir de experiencia analítica.

Recordando un libro leído en mis últimas vacaciones, de Albert Camus, pensé en valerme de su título para nombrar la relación que esta analizante tuvo con su cuerpo, durante gran tramo del recorrido de su análisis

"El Extranjero", extranjero en la tierra, extranjero de sí mismo….

Un sentimiento de extranjeridad inquietante, marcaba la relación al propio cuerpo de esta analizante, manifestándose en una especie de desorden: "Más acá o más allá de la escena, estar y no estar al mismo tiempo"[18]. "Querer estar siempre en otra parte…, que ahí donde estaba el deseo"[19].

En el recorrido de su análisis ubicará, a partir de diferentes nominaciones, un goce que no deja de repetirse, junto a sus distintas modalidades de satisfacción.

Anorexia

Experiencia de acontecimiento de cuerpo en la infancia.

"…cuerpo mortificado, atrapado en el complejo materno que organizó una cierta relación con la demanda del Otro fijando allí, una modalidad de satisfacción. Ser demandada por el Otro, ser devorada por el Otro"[20].

"Cerrar la boca hasta casi desaparecer es sin duda una locura, en mi caso la más temprana… el fantasma de desaparición es el primer objeto que el sujeto propone como respuesta al enigma del deseo materno… diferentes estructuras lógicas captaron ese rasgo e hicieron de él un modo de funcionamiento libidinal"[21].

La analizante relata que de niña estuvo diagnosticada de raquitismo, y/o mongolismo. Recién con el último análisis podrá nombrar como anorexia a este acontecimiento de cuerpo.

"El «cuerpo como Otro»: El rechazo del cuerpo, en la posición de la anorexia, permite interrogar el sentimiento de extranjeridad, propia de la histeria en su relación con su cuerpo… Siempre con esa manera de estar y no estar al mismo tiempo, adquiriendo el cuerpo vida propia y haciendo un poco a su antojo… rasgo que se articulará de diferentes maneras con los setes mas íntimos del sujeto, mostrando también cierto modo de ausentarse de sí"[22].

«Dibujo animado»

"…significante de Lalengua que traumatizó al cuerpo, allí se unieron significante y objeto para plasmar la neurosis y fijar el núcleo del Inconsciente. Se trata de una invención subjetiva, extraída de la palabra paterna… Ser un dibujo animado, ser el dibujo animado del padre fue el nombre que captó la libido, produciendo un acontecimiento de cuerpo, alrededor del cual se ordenó toda la vida. Se produce el pasaje de un cuerpo que estaba por desaparecer en lo real, a un cuerpo que identificado al dibujo, entre imaginario y simbólico, que no se deja agarrar. El desaparecer, pudo enmarcarse en los límites del padre"[23].

"Es sólo cuando la palabra del padre recupera su potencia, y como consecuencia anima el cuerpo de la niña, que el significante paterno "dibujo animado" enlaza el cuerpo y la palabra… permitiendo a la neurosis ordenarse"[24].

También esta nominación "dibujo animado" será ubicada durante el último análisis, recortando un goce que toca el cuerpo e incide en la posición sexuada de este parlêtre.

"Del "dibujo animado" pude extraer la prevalencia del objeto mirada que se recorta en el horizonte del padre. Pude destacar entre otros tres elementos concentrados en esa fórmula…lo vivo en lo animado, que hace de contrapunto al goce mortífero de la anorexia vinculado al Otro materno;… un cuerpo que se escabulle, que no puede ser agarrado ya que no se trata de un cuerpo de carne y hueso sino de un dibujo;… y un modo de nombrar en masculino, deja en suspenso la construcción de un cuerpo de mujer"[25].

Eric Laurent al comentar el testimonio "Ánimo de amar", planteaba que la anorexia de la niña estuvo tratada por una interpretación del padre "mi dibujo animado", dando así un cuerpo al sujeto, cuerpo que estaba por desaparecer en lo real. Permitiendo construir el cuerpo de la histeria.

La ausencia de cuerpo se irá desplazando a las relaciones amorosas, bajo el modo de la histeria. Sufriendo así el amor una mortificación.

Una intervención del analista donde le pregunta si en la mirada de los hombres veía la mirada del padre. Recorta un modo de goce que se repite en los lazos con el partenaire amoroso condicionándolo. "Sentirme agarrada por la mirada del Otro", fija una posición subjetiva, un padecimiento que toma la forma de "querer estar en otra parte"[26].

Un partenaire le recitará los versos de Neruda… "me gustas cuando callas porque estás como ausente….".

El analista no la dejará ir, dará una interpretación donde las palabras estarán acompañadas con el cuerpo, ésta traerá efectos considerables en el cuerpo de la paciente. Agarrándola en acto le dirá: "Ud. me provoca esto", evidenciándose que la pulsión es activa, desprendiéndose de ello que hay un "hacerse agarrar para huir", y ya no "el Otro es quien me agarra". "Esta interpretación fue clave para desarticular el circuito pulsional que fijaba y determinaba la repetición, obteniendo allí satisfacción sintomática y fantasmática"[27].

A partir de allí se irán transformando los lazos con el partenaire y con la Escuela, posibilitando una manera de estar, "más adentro que afuera".

Síntoma y fantasma

El síntoma histérico que lo nombra como "huidiza", y el fantasma "sentirse agarrada por el Otro", se despliegan junto a la formula del "dibujo animado", no dejarse apresar como pasa con un dibujo, sustrayéndose el cuerpo de este modo.

"Las vueltas dichas del trayecto pulsional me permitieron fabricar un Otro que me agarraba… con el cual juegue la partida fantasmática. Los diferentes lazos que establecía estaban condicionados por el marco fijo de esa satisfacción. "Ser agarrada por la mirada del Otro", traza un borde entre el funcionamiento libidinal y el padecimiento subjetivo. El goce capturado en ese borde le permitió ubicar una satisfacción que no sentía así, dejándolo hasta entonces como una intencionalidad del partenaire, cualquiera que fuere"[28].

Así como el padre vivifica y da cuerpo al cuerpo inanimado de la niña con su nominación "mi dibujo animado", el analista con esa interpretación en acto, repite esta operación reproduciendo la neurosis en el análisis. En el acto de atrapar al sujeto al no dejarla ir, también le da cuerpo. A partir de allí se organizan las coordenadas para poder llegar a decirle al "borde de la salida": "la dejo ir", pieza fundamental para poder separarse del analista.

"Lacan dice que todo padre traumático está en definitiva en la misma posición que el psicoanalista. La diferencia es que el psicoanalista reproduce la neurosis, mientras que el padre traumático, la produce inocentemente". "Este redoblamiento que promueve el discurso analítico apunta directo al cuerpo, restando goce, e introduciendo lo nuevo en la repetición". "El analista cuerpo, presta cuerpo al objeto y de este modo agrega con su interpretación la dimensiòn libidinal que se necesita para encarnarlo. Se produce entonces la transformación de un cuerpo mortificado y aplastado en el discurso, a un cuerpo que puede alojar y soportar una satisfacción. Se abre una vía posible para encarnar un cuerpo de mujer"[29].

Luego, otra intervención del analista: "Ud. todavía no encontró el sete desanimado" orientando el análisis hacia el final y la salida. Producción de sueños de desinvestimiento donde aparecerá lo desdibujado, difuso, y la pérdida de la mirada del padre, conducen a la paciente hacia el final.

«Encarnada»

Con este significante que suelta el inconsciente, y que está desprendido del Otro, la analizante acepta terminar su análisis. "Encarnada", nombre del sinthome, significante nuevo que no estaba en la serie de los significantes distribuidos en su historia, pero que se desprende de ellos. Este significante anuda de una manera nueva cuerpo y semblante. Ganancia de cuerpo, al decir de Laurent.

En este significante "Encarnada":"En él, la nada de la anorexia inicial encuentra su escritura, esta vez en un cuerpo vivo de mujer. Así como la carnada de la histeria se corporifica la relación al Otro sexo… Un nombre en femenino que conserva las marcas de una ausencia y permite operar con ella con cierto grado de libertad en las contingencias de la subjetividad"[30].

"Encarnada, es el revés de "dibujo animado"….En este significante se encuentra el cuerpo, lo vivo y lo femenino que se obtiene al final de la experiencia. Significante que también es el índice de una satisfacción correlativa a tener un cuerpo que se deja agarrar. Finalmente es también un modo de nombrar el deseo del analista dispuesto a encarnar lo que más convenga en cada caso"[31].

Del "dibujo animado", que vivificó al cuerpo del sujeto, pero que no se dejaba agarrar, al "encarnada", donde tenemos la presencia de un cuerpo erótico, que se deja agarrar y se deja llevar por un hombre, por ejemplo, en el gusto por la danza, que plantea Silvia en un testimonio. "Este nombre del Sinthome,…escribe una presencia de cuerpo, que ya no necesita desaparecer para ser. Un cuerpo erótico que más allá de la imagen fálica, puede obtener una satisfacción dejándose agarrar, pero manteniendo sin embargo cierto modo de ausentarse"[32].

En uno de los testimonios, encontraremos que el cambio al final del análisis lo refiere al cuerpo y se pregunta: "¿Cómo decir el sentimiento de tener un cuerpo que finalmente por momentos había logrado experimentar?[33]

Para concluir… Sueño en el Dispositivo del Pase

"Hay un accidente y tiene que ir a buscar los restos de una mujer, amiga entrañable, y ponerlos en algún lado. Recojo esos restos, se trata de una figura, una escultura hecha de trozos de mujer…un cuerpo de mujer construido a partir de trozos que el análisis permitió animar y encarnar de otra manera. Hoy puedo agregar que se trata de un cuerpo de mujer como resto de la operación analítica…"[34].

Andrea B. Perazzo
[email protected]

 
Bibliografía
  • Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: Sutilezas analíticas, Edit. Paidós Bs.As., 2012.
  • Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: El Lugar y el Lazo, inédito.
  • Miller, J–A, Leer un síntoma. Revista Lacaniana Nº12, Edit. Grama, Bs.As, Año 2012.
  • Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: La muy última enseñanza de Lacan, inédito.
  • Miller, J–A, La Experiencia de lo Real, Edit. Paidós, Bs.As, Año 2003.
 
Notas
  1. Clase dada en el marco del Seminario "El amor a Lalengua" coordinado por Paula Vallejo, en Acción Lacaniana, La Plata, agosto de 2012.
  2. Miller, J–A, Capítulo I, de Los usos del lapso, Edit. Paidós, Bs.As., Año 2004, p. 22.
  3. Lacan, J, Capítulo II, del Seminario 20, Aún, Edit. Paidós, Bs.As, Año 1995, p. 32.
  4. Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: Sutilezas analíticas, Edit. Paidós, Bs.As., 2012.
  5. Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: El Lugar y el Lazo, inédito.
  6. Lacan, J, "Joyce El Síntoma", en Otros escritos, Edit. Paidós, Bs.As, Año 2012, p. 595.
  7. Miller, J–A, "Leer un síntoma" en Revista Lacaniana Nº12, Edit. Grama, Bs.As, Año 2012.
  8. Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana, Piezas sueltas, inédito.
  9. Lacan, J. "Joyce El Síntoma" , Op.Cit., p. 592
  10. Lacan, J. El Seminario, Libro 23 El Sinthome, Edit. Paidós, Bs.As, Año 2006, p. 147.
  11. Lacan, J. El Sinthome, Op.Cit., p. 64.
  12. Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: La muy última enseñanza de Lacan, inédito
  13. Miller J–A, "Leer un síntoma", Op.Cit., p.18
  14. Lacan, L., El Sinthome, Op. Cit., p. 18.
  15. Miller, J–A, La Experiencia de lo Real, Edit. Paidós, Bs.As, Año 2003, p. 35
  16. Miller, J–A, Piezas sueltas,Op.Cit.
  17. Laurent, E. "Poética pulsional", en Enigmas del cuerpo Nº2. Publicación del CIEC, Córdoba. Año 2, Abril 2011, p. 9
  18. Salman, S., "El misterio del cuerpo que habla", en El amor y los tiempos del goce. ¿Qué responden los psicoanalistas?, Colección de Orientación Lacaniana Nº23, Edit. Grama, Bs.As, Año 2011, p. 37.
  19. Salman, S., "Las marcas de Lacan, marcas del análisis", en Revista Lacaniana Nº12. Edit. Grama, Bs.As, Año 2012, p. 42.
  20. Salman, S., El destino de la anorexia en un análisis", en Enigmas del cuerpo, Revista de Psicoanálisis, Publicación del Departamento de Estudios de Psicoanálisis y Cuerpo CIEC. Año 2 Nº2, Abril 2011, p.41.
  21. Salman, S., "Los nombres posibles de mi locura", en Revista Lacaniana Nº11. Edit. Grama, Bs.As, Año 2011, p. 54.
  22. Salman, S., "El destino de la anorexia en un análisis", en Enigmas del cuerpo. Op. Cit., p. 40
  23. Salman, S., "Los nombres posibles de mi locura", Op.Cit., p. 54.
  24. Salman, S., "El misterio del cuerpo que habla", Op.Cit., p. 38.
  25. Salman, S., "Ánimo de amar", en Revista Lacaniana Nº 10. Edit. Grama, Bs. As. Año siete, octubre 2010, p. 94.
  26. Ibíd.,p. 95.
  27. Salman, S., "El misterio del cuerpo que habla", Op.Cit., p. 41
  28. Salman, S., "Los nombres posibles de mi locura", Op.Cit., p. 54.
  29. Salman, S., "El misterio del cuerpo que habla", Op.Cit., p. 41 y 42.
  30. Salman. "El destino de la anorexia en un análisis", Op.Cit., p. 41.
  31. Salman, S., "Ánimo de amar", Op.Cit., p. 99.
  32. Salman, S., "Los nombres posible de mi locura", Op.Cit., p. 55
  33. Salman, S., "El misterio del cuerpo que habla", Op.Cit., p. 37.
  34. Salman, S., "Los nombres posibles de mi locura", Op.Cit., p. 55.
 
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA