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Consecuencias
 
Edición N° 11
 
Noviembre 2013 | #11 | Índice
 
Literatura - Arte - Psicoanálisis [1]
Por Claudio Curutchet [2]
 

Claudio CurutchetQuisiera comentar un poco lo que se habla en cuanto a cruces, entrecruzamientos, etc., entre el arte y el psicoanálisis.

A los interesados en la lectura de los Seminarios de Lacan, no hay tal cruces ni tales entrecruzamientos. Para Lacan, el artista siempre le lleva la delantera al psicoanalista y esto lo dijo a partir de sus conversaciones con Marguerite Duras. Allí donde a él se le obstaculizaba el camino, a ella, la artista, se le iluminaba.

El psicoanálisis no debe aplicarse a las obras de arte sino el arte al psicoanálisis.

Fue así que el arte enseñó con Los Embajadores de Holbein, la cuestión del falo y la mirada, la Antígona de Sófocles revela que es el entre–dos–muertes, Hamlet lo que concierne al falo y creo que, también, la cuestión del padre.

La trilogía de Claudel nos enseña sobre el deseo, Las Meninas, que es un cuadro, nuevamente Sófocles y Claudel, que son lo trágico antiguo y lo trágico moderno.

En literatura, Lacan le dedicó algunas clases a André Gide y a James Joyce un Seminario.

Es decir que el arte, en el caso de la pintura, no sirve sólo para decorar sino que organiza alrededor de un vacío imposible de colmar.

Con Gide y Proust tenemos el caso de dos escritores que tratan sus vidas como materiales para sus obras, lo que constituiría lo propio de la literatura moderna. En la actualidad vemos aquí mismo, en Buenos Aires, a autores que siguen ese camino.

En Joyce se trata de una literatura muy difícil de soportar, parecería una escritura que no conmueve, pero que llega hasta la descomposición del lenguaje.

Que Joyce haya gozado escribiendo Finnegan's Wake fue algo muy bueno para él, porque en las psicosis ese es el problema: que entre algo de goce; mientras que en las neurosis podemos ver hoy cómo se busca gozar más y más, ahí el problema es el plus.

En pintura, Henri Matisse nos trae el problema de la verdad, cuando el reflejaba su rostro en el espejo y se dibujaba, dijo: "La exactitud no es la verdad".

Podría invertir esa frase y decir: la verdad no es exacta.

El psicoanálisis demuestra a partir de la gente que consulta, que ellos quieren saber sobre lo que les pasa y eso que les pasa no es por casualidad, quieren saber su verdad y sabemos que no hay acceso a una verdad absoluta, sino a una verdad a medias y que esa verdad a medias es una ficción, es decir hay una verdad no–toda.

En el cine tenemos el ejemplo de tratar de captar algo de la verdad por medio de la ficción.

En un reciente artículo de Carlos Motta se hace referencias a algunas películas que influyeron a Lacan y que aplicó al psicoanálisis.

La película Él, de Luis Buñuel, Lacan la recomendaba a sus alumnos para verla y entender la Paranoia. Otra película del mismo autor El perro andaluz, para hablar de la identificación; como así el film Monsieur Verdoux de Chaplin; La ventana indiscreta de Hitchcock; Psicosis del mismo autor, por nombrar sólo algunas.

En nuestra actualidad vemos cómo ha caído la autoridad paterna, la mujer ya no es más la misma de antes y da batalla por tener los mismos derechos que los hombres.

Ya algo se empezaba a gestar hace muchos años en el teatro y haciendo una síntesis muy ajustada, podría decir cómo lo romántico de las obras de Víctor Hugo habían llegado a su apogeo y lo nuevo vendría de tierras muy lejanas y frías.

Fue Ibsen, dramaturgo noruego, que en sus obras mostraba a sus personajes femeninos de fuerte carácter y fuerte personalidad, su teatro había alcanzado tal repercusión e influido en la vida diaria, que tuvo que refugiarse en Italia.

Otro autor fue Chéjov: él mostraba la sumisión de sus personajes femeninos, haciendo tomar conciencia a las mujeres de su condición.

En cuanto al arte y la intención de explicar qué es el arte, escribiendo diferentes definiciones, sigue conservando su lugar de enigmático.

Haciendo quizás un paralelismo un poco arriesgado entre el arte y la femineidad, Freud en su Conferencia 33, dice que la femineidad aparece como un enigma para el hombre y que tal vez el psicoanálisis no esté para resolver este enigma sino para indagar cómo deviene lo femenino.

También Jacques-Alain Miller, en su curso El lugar y el lazo, agrega "cada mujer debe inventar su femineidad".

Vemos entonces cómo el arte y lo femenino tienen una base en común: lo enigmático y la invención.

El poeta inventa con sus versos como el pintor con sus imágenes en su tela.

El psicoanálisis pudo avanzar y mucho gracias a Leonardo Da Vinci.

George Braque, pintor y escultor decía "sólo hay una cosa valiosa en el arte, las cosas que no se pueden explicar".

En psicoanálisis se habla de sujeto dividido, sujeto escindido. Esto ya se hablaba en autores como Paul Bourget y Èmile Zola, sus personajes hablaban de vicios incorregibles, de una experiencia que podría decirse como "es más fuerte que yo". Experiencia que se escucha en la consulta y esto se refiere a pasiones como incontrolables. A desbordes que no se pueden evitar, todo aquello que "es más fuerte que yo", todo lo cual contra lo que no se puede y donde se experimenta cierta impotencia: impulsiones, pensamientos obsesivos o, a la inversa, inhibiciones, ideas fijas.

Con esta experiencia "es más fuerte que yo", con ese sentimiento de impotencia es que el psicoanálisis se refiere a un sujeto dividido, sujeto escindido y esto, como antes había comentado, se encontraba en los autores antes nombrados.

Se demuestra así un sujeto con un yo que no es un agente libre y autónomo y creo que podríamos ampliar si nos referimos a lo que decían los sabios antiguos.

Aquí también vemos cómo el arte, en este caso la literatura, se le anticipaba al psicoanálisis.

Todo esto también muestra que la experiencia subjetiva no es la unidad.

Por último me referiré a un libro de Henri Matisse, el texto Reflexiones sobre el arte: "Jamás el artista puede ser enteramente comprendido por la mayoría, ni siquiera tampoco por una medianía ¿Acaso es comprendido por sus pares?"

El poeta como el músico, el escultor como el pintor, sufren esta imposiblidad. Pero la virtud de la obra de arte actúa, poco a poco, a espaldas de los hombres, y esta influencia los obliga un día testimoniar una verdad.

 
Bibliografía
  • Freud, S., "Conferencia 33: La feminidad" en Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1992.
  • Regnault, F., El arte según Lacan y otras conferencias, Ediciones Eolia, 1995.
  • Miller, J.–A., El lugar y el lazo, Paidós, 2013.
  • Motta, C., "Escenas de la vida lacaniana", nota en la revista Ñ, 27/05/13.
 
Notas
  1. Escrito presentado en la Segunda Edición de la Feria del Libro de San Isidro, Buenos Aires, junio 2013, feriadellibrodesanisidro.blogspot.com.ar
  2. Psicoanalista en formación, pintor y poeta.
 
 
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