Desde hace ya un cierto tiempo soplan vientos de cambio en las Jornadas anuales de L' Ecole de la Cause Freudienne. Una vez hecha la invitación a testimoniar sobre el propio análisis, ya no quedó otra opción que pasar por el Trauma, para desembocar, como no podía ser de otra manera, en los "fantasmas de maternidad". Ser Madre, y serlo con "mayúscula", parecía indicar el sugestivo título de esta nueva convocatoria.

Sin embargo, que dicha invitación haya sido con mayúscula no implica que las madres de estas Jornadas lo hayan sido en absoluto. Es cierto que se habló de la madre a más no poder. Se habló de la madre muy presente, de la madre ausente, del deseo de ser madre, y también de la madre que se desea ser y que no llega a realizarse; se habló de la madre cruel, de la mala madre y de las bondades y delicias de la maternidad; se habló de sus marcas imborrables, de una nueva posible invención, así como también de la extrañeza con respecto a su función; se habló de su prescindencia, de las nuevas formas de gestación, de la recomposición de su lugar en la familia y, por qué no también, de su posible desaparición.

Pero no sólo se habló de la madre, y acá reside una de las novedades que desde hace un cierto tiempo se vienen gestando en las Jornadas de la ECF. Es que no sólo se habló de ella ante un público record de 3.100 personas, en estas Jornadas también se la recreó en todas sus formas. Veamos algunas:

–Se la filmó, y en ese acto se la homenajeó, se la inventó, se la cantó y también se la desmistificó; se contaron anécdotas de la ficción y de la vida, y la sala entera rió y se sensibilizó.

–Se la escenificó y se la actuó, y de esa forma se la recriminó, se la lloró y se la odió, y ante ella el hijo también se desenmascaró. El público, emocionado y agradecido, la aplaudió.

–Se la sustituyó y se la descartó, porque, en una especie de máquina wajcmaniana, desde el primer día ya se anunciaba la llegada del niño rojo sintético casi como la llegada de un nuevo Dios. Aunque más parecida a una impresora (y no de las más modernas) que a una probeta, y ante los ojos atónitos de los presentes, en su interior el prodigio no tardaba más de una hora en hacer su autogestada aparición. Y así, ya promediando el domingo, se podía divisar a hombres y mujeres, analistas jóvenes y analistas consagrados, amontonarse ante el fenómeno. Ataviados con remeras que anunciaban su Être Mère, cual logo de GAP, de « I © NY » y « Paris je t' ©», a más de uno se lo vio correr para no quedarse sin su muñeco, el cual seguramente ya reposa en más de un mobiliario como souvenir de la gran fiesta que sin lugar a dudas también han sido estas Jornadas.

Antes de concluir y de partir, una interminable lista de nombres, fotos y música variada desfiló por la misma pantalla gigante que, imperturbable, acompañó todo el evento para, por un instante, fundirse y confundirse con la hilera interminable de aquellos que, silenciosamente detrás de cámara, dieron vida e hicieron palpitar el corazón de lo que ya todos hablan como lo que ha sido: un verdadero acontecimiento.

París, 17 de noviembre de 2014.