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Consecuencias
 
Edición N° 13/14
 
Noviembre 2014 | #13/14 | Índice
 
Lectura de la enseñanza. El niño, objeto de la angustia.
Por Marta Ricciardi
 

Marta Ricciardi¿Dónde Lacan anticipa el estatuto del niño como objeto?

En la "Alocución sobre la psicosis en el Niño"[1], coloquio organizado por Maud Mannoni y a dos años antes del texto "Nota sobre el niño"[2], Lacan anticipa el estatuto del niño como objeto.

Haré puntuaciones de la lectura de ambos textos que nos orientan en la práctica analítica con niños, en este momento de la enseñanza.

En la época de producción del objeto a, en tanto éste surge del funcionamiento de la estructura significante sobre el cuerpo, funcionamiento que en el texto es señalado por el accionar del principio de placer: … "produce una elisión, que sólo puede anotarse como a"[3].

Elisión, separación o pérdida es situada en la relación entre el niño y la madre. El cuerpo del niño es el que puede responder como objeto a inanimado, nos previene Lacan y es a ello a lo que el psicoanálisis se debe oponer, esta indicación es muy importante para nuestra práctica con niños.

Hoy observamos como el niño todo él está en una posición de consumidor de los objetos que ofrece el mercado y a la vez consumido por estos.

La estructura del objeto a es ser un condensador de goce y el niño, por excelencia, es llamado a ocupar ese lugar. Lacan precisa, también, de lo que se trata es que el niño sirva o no de objeto transicional para la madre, haciendo referencia al objeto de Winnicot, antecedente de su objeto a.

En la "Alocución…", Lacan, señala los estragos producidos por el significante, los cuales serán captados en el fantasma. Otra indicación es que el psicoanálisis tiene el valor de operar sobre el fantasma, pues la posibilidad de movilizarlo está dado por la extracción y manifestación del objeto a.

También, refiere a la importancia de establecer la respuesta del niño respecto del Otro, que no se agota en la vertiente del deseo sino que es su posición en tanto objeto la que se debe, además, atender, pues de ella va a depender la dirección de la cura y las posibilidades de construir, a partir de ello, una versión suya de objeto.

La manera en que fue deseado dará cuenta del nudo traumático para cada niño y la posición que el niño va a ocupar en el mundo en tanto objeto de goce dependerá del tratamiento que haga a la lalengua[4] que recibe y padece. Ahí está el secreto del niño para responder, caracterizando a la infancia de irrepetible y singular a cada niño[5].

Lacan, crea este neologismo lalengua para conceptualizar cómo el deseo de los padres, encarnado en su forma de hablar captura al niño, lo coagula en su posición y siempre retorna en el síntoma y en las formaciones del inconsciente. La familia es el lugar de un aprendizaje por inmersión de la lengua materna o lengua familiar.

Esto tiene efecto en el encuentro de las palabras con el cuerpo, así constituye el acontecimiento de cuerpo, punto de llegada en la conceptualización de cuerpo que da Lacan en sus momentos de enseñanza.

Bien diferente es cómo la palabra hace resonar el cuerpo, a cómo la tecno–ciencia puede y podría modificar ese cuerpo.

El psicoanálisis deberá interrogar lo real en juego en el nacimiento del niño, real que será indicado por el deseo o el goce de los padres.

"No se trata de reconocimiento, sino de angustia"[6].

La angustia, como sabemos, no engaña y es el acceso al objeto. Desde el inicio de la vida, detrás de la demanda e inscripto en ella, se perfila el objeto a.

Cuando el acento está colocado sobre el goce, se trata de la realización del objeto a en el fantasma. Ese objeto designará al sujeto en el punto justo en que es ausencia de representación, ausencia propia al ser hablante. El niño pasa a ser esos objetos, según el lugar en donde estos funcionan en su fantasma fundamental, respondiendo a esa identificación al "tú eres" que viniendo del Otro lo inmoviliza en su posición de goce.

Había mencionado dos momentos de la enseñanza de Lacan según se ponga el acento en relación al niño en el deseo del Otro y al niño en su estatuto de objeto de goce, el estatuto del niño se desplaza del falo al objeto.

En la problemática fálica el matema del niño corresponde al de la metáfora paterna, despejar el enigma del deseo de la madre le da al niño una respuesta a lo que él es. En esta vertiente de la teoría fálica, la dirección de la cura apunta a que el niño pueda tener una versión del deseo materno, cuando lo logre, aunque tenga que ponerlo a prueba, es suficiente[7].

Estos dos textos toman su relevancia porque es el momento en que en Lacan es la sexualidad femenina el trasfondo necesario y previo a todo tratamiento con niños. La pregunta que concierne al niño no será, sobre el deseo de la madre, sino sobre lo que quiere una mujer. Encarnar el objeto a es una forma de respuesta y la dirección de la cura apuntará a separar al niño de esa posición que pueda ocupar; como nos los dice en la Alocución, "impedir que sea el cuerpo del niño el que responda a la pregunta que se formula una mujer", p. 390

El niño, ofreciéndose a que la mujer encuentre en él esa parte de sí misma que ella perdió en tanto hablante, pasa a funcionar todo él como la pareja síntoma de la madre.

Es necesario, en la dirección de la cura, que el niño construya el fantasma que lo habita, diferente en cada edad, a través de las ficciones que crea e inventa como se logra tal construcción. Las ficciones funcionan como elementos reguladores y separadores que el niño tenga una versión del objeto a.[8] Este punto está dentro de la concepción del Nombre del padre, tal como lo demuestran las elaboraciones de Juanito en el Seminario 4.

Siguiendo los desarrollos de Lacan en el Seminario 16, contemporáneo a la "Nota…" y posterior a la "Alocución…", define, allí, al objeto a como "liberado"[9], y explicita que se trata del niño tomado en el goce de él como de los padres. La perspectiva que toma acá es que en el Otro hay una falta, que es por estructura. Concebir así el objeto por el funcionamiento de la estructura, aclara lo que dice en la "Alocución…", que el niño pasa a ocupar ese lugar.[10]

El niño tomado, para no percibir la falta en el Otro, como obturador, recibe el peso de sostener los ideales de la familia, produciendo en niños y púberes estados de tristeza o de descreimiento, de aburrimiento, desatenciones u oposición al aprender. Todas formas de desfallecimiento del deseo que no es el propio.

 
Bibliografía
  • Lacan, J., "Alocución sobre las Psicosis en el Niño" ("Discurso de clausura de las Jornadas sobre las Psicosis en el niño") en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012.
  • Lacan, J., (1969) "Nota sobre el niño", en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012
  • Lacan, J., (1962–1963) Seminario 10: La Angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006.
  • Lacan, J., (1968–1969) Seminario 16: De Otro al otro, Buenos Aires, Paidós, 2008.
  • Miller, J.–A., La angustia lacaniana, Buenos Aires, Paidós, 2007.
 
Notas
  1. Lacan, J., "Alocución sobre las Psicosis en el Niño" ("Discurso de clausura de las Jornadas sobre las Psicosis en el niño") en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012.
  2. Lacan, L., (1969) "Dos notas sobre el niño", en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012
  3. Alocución sobre la psicosis del niño, p. 388–89.
  4. Lalengua término acuñado por Lacan que designa los aspectos no comunicativos del lenguaje.
  5. Stiglitz, G., responsable de la Nueva Red Cereda NRC Argentina, en II Jornada Nueva Red Cereda América, Buenos Aires, noviembre 2013.
  6. Laurent, E., "El niño como reverso de las familias" en El goce sin rostro, Editorial Tres Haches, Buenos Aires, p. 138.
  7. Laurent, E., ¿Hay un fin de análisis para los niños?, Colección Diva, Buenos Aires, 1999.
  8. Ibíd.
  9. Lacan, J., Seminario 16, Cap. XIX.
  10. Lacan, J., Otros Escritos, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 381
 
 
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