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Consecuencias
 
Edición N° 15
 
Mayo 2015 | #15 | Índice
 
Homenaje a Mabel Andrawos de Chedid
Por el CID Santiago del Estero
 

Mabel Andrawos de ChedidCompartimos con Ustedes nuestro homenaje a Mabel Andrawos de Chedid, realizado el 22 de noviembre del 2014 en presencia de su hijo Pablo.

Ese mismo día en homenaje a su persona realizamos también la última clase del seminario 2014 que consistió en la lectura de los trabajos presentados por los integrantes del Cid–Santiago del Estero en la Jornadas regionales del CID (JUJUY) y en la presentación de los avances de los grupos de investigación y lectura.

A continuación, algunas de las palabras y dedicatorias leídas ese día.

Urgencia de vos (a Mabel Andrawos de Chedid)
Por Carola Santucho (CID Santiago del Estero)

Urgencia de ti…
De desnudar el alma…
Hay poemas heridos, discursos confusos,
Que agotan la calma.
Necesidad de paz,
Cuando la guerra gana:
Fantasmas nocturnos,
Han tomado los sueños en historias que sangran.
Urgencia de vos, de comprender la trama,
De que un mismo escenario, tenga nuevas escenas
Sin censuras y claras.
Urgencia de sol, cuando la tarde avanza,
Oscuro paisaje que se vuelve verde cuando le pones signos al confuso latido de mi alma.

Palabras de Gabriela Alluz (CID Santiago del Estero)
Así la vamos a recordar siempre. Alegre, tenaz, optimista, auténtica, con estilo propio; una mujer apasionada que supo hacer con su deseo; genial en la clínica, absolutamente brillante.

Docente de vocación, por su compromiso, su generosidad y su claridad de enseñarnos y transmitirnos el psicoanálisis.

A los colegas que tuvimos el lujo de formarnos con ella, nos imprimió su sello, su audacia, sus transgresiones calculadas, el plantearnos desafíos. Pero sobretodo nos alentó a constituirnos como un grupo, a crear un vínculo entre nosotros.

Hoy nos encontramos unidas por fuertes lazos de afecto, de amistad y de respeto. Somos parte de su legado y tenemos el desafío de continuar en su memoria.

Estaremos agradecidas eternamente y su presencia nos acompañará siempre.

Palabras de Lilian Carini (CID Santiago del Estero)
¿¡Nos dicen que se murió Mabel!?
¿¡Quién puede creer en eso!?
¿¡Otro viaje más Mabel!?
Que locura
¡¡No te vayas tanto!!
Aunque siempre nos traes un saber
Mejor no ahora no saber nada.
Posesión del ayer. Jorge Luis Borges

Lectura realizada por Inés Contreras (CID Santiago del Estero)
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. Ilión fue, pero Ilión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.

Sobre Mabel Andrawos.
Por Francisco Ruiz (CID Santiago del Estero)

Escribo estas líneas sobre Mabel porque fue una analista que ha dejado su marca en Santiago del Estero, en muchos de nosotros, en relación al psicoanálisis. Me pregunto si le hubiera gustado que escribieran sobre ella. No lo creo. No le gustaba mucho la exposición pública. Sin embargo, hay algo que decía su sonrisa, su alegría, su picardía y su gusto por el trabajo: algo dejan los que nos dejan.

La vimos siempre en movimiento, con los tiempos justos, viajando constantemente, a Córdoba, a Buenos Aires y también al exterior. La recordamos siempre también en su consultorio, a la cual le dedicaba lapsos de tiempo poco comunes. De lunes a sábado, de 8 a 13 y de 17 a 23. Todos los días, con la misma intensidad.

Esa intensidad era visible también en su trabajo en el CID en sus intervenciones.

Opinaba, aportaba, interpretaba. Sabía que un acto se mide por sus consecuencias.

Ya era analista de algunos de nosotros cuando se creó el IOM, allá por el año 2000. Pero a partir del IOM empezamos a escuchar sus clases, que eran estimulantes, claras y a su modo. Si bien existe la disciplina del comentario, dijo alguna vez, prefiero a veces la indisciplina.

Asistíamos a los talleres del seminario. Ella en su consultorio. La escuchábamos con atención. La transferencia era fuerte. Era en esos talleres, en su consultorio donde se producía también nuestra formación.

Saber hacer, otro modo de gozar, hacerse un nombre, el rasgo de goce, son cosas que siempre decía cuando nos explicaba alguna cuestión. Son nociones que son de la última enseñanza de Lacan, siempre presentes en ella.

Sus plantas en su sala de espera, que apenas llegaba les echaba agua, libros de Borges cerca del diván, y otros de historia argentina. En otra habitación, una gran biblioteca.

Su especialidad, la interpretación y la escucha. Con habilidad y rapidez para encontrar los puntos del goce. El efecto no puede haber sido otro que la transferencia al inconsciente.

Una posición singular y original, siempre atenta al inconsciente. Con cálculo pero sin demoras.

 

La palabra ya no es ley [1]
Por Mabel Andrawos de Chedid [2]

Esta ponencia pretende destacar las coordenadas de la época actual, época que si bien por un lado ha posibilitado grandes avances para la humanidad, sobre todo en materia de salud, democracia y tecnología, por otro lado ha dado lugar a cambios en la organización social y a síntomas sociales, que la ficción del mercado ha desencadenado, unido a los descubrimientos de la ciencia. Dichos cambios se tornan sorpresivos y vuelven inoperantes las formas de abordaje tradicionales, obligando a interrogarse y proponer nuevas formas de tratamiento que la época exige.

Hace varias décadas la preocupación era cómo levantar las prohibiciones, hoy la pregunta vigente es qué ley puede venir a contener la desorientación y el desorden de la época.

Me abocaré en este artículo a la cuestión desde lo que consideramos ley para el psicoanálisis. Si bien la ley que rige para la vida ciudadana es universal, el modo de subjetivarla es particular de cada sujeto

La palabra ya no es lo que era, ya no es ley, es la época del Otro que no existe. Época del Uno sin lazo al Otro, los ideales ya no ordenan. El relativismo que la ciencia ha demostrado ha hecho caer las verdades absolutas, lo que ha dado lugar a que si no hay verdades todo valga, predominando un discurso que promueve la búsqueda de la libertad y la satisfacción absoluta, que todo se diga y se muestre.

Paradójicamente encontramos un sujeto insatisfecho y desorientado. La armonía entre el sujeto y el lenguaje es borrada y son más bien los embrollos los que se manifiestan, dando lugar a Uno solo que habla para sí con la pulsión, sin tener en cuenta al Otro. La existencia del Uno sin lazo al Otro, funda el individualismo contemporáneo.

Mundialización e inexistencia del Otro van juntos. Lo que se ordenaba según las leyes de la palabra se encuentra degradado. No hay lazo social más que el determinado por la relación a la propia satisfacción. Gozar mejor y más rápido, frenesí de consumo y de éxito. Prevalece entonces el autismo del goce con un horizonte a–social.

Los sujetos se encuentran entre la angustia y el aburrimiento y en ese sentido la relación entre los sexos devendrá cada vez más imposible.

Uno solo comandado por la búsqueda de satisfacción ilimitada será el estándar hipermoderno y sus efectos: adicciones, acumulación de riquezas, el mercado del arte de lo obsceno, pantallas multiplicadas donde los sujetos son manipulados a voluntad.

¿Qué ley puede venir a contener el desorden de la época desencadenado por el discurso del capital y de la ciencia?

Situar la ley en el discurso de la ciencia quiere decir que la ley está inscripta en relación a las modificaciones que la ciencia ha introducido en el modo de relación de los hombres entre sí.

La ciencia separa al sujeto de la pregunta por su ser, universalizándolo. El sujeto no es susceptible de culpa alguna, sin la mediación de la culpa establece una conexión con el goce, con la satisfacción sin barreras. Pone el deseo al servicio de la producción y consumo de objetos supuestos de satisfacer la falta humana.

Objetos nuevos es el imperativo de la época. Renovar, es una serie infinita. En esta abundancia sin límites para satisfacer la falta no logramos la satisfacción prometida sino el hastío.

La relación entre los semejantes no necesita pasar por el Otro de la ley, que ya no exige la renuncia a la satisfacción pulsional, tú tienes derecho a gozar sin que nada ni nadie te lo impida, todo está permitido, empuje al abismo del goce sin mediación simbólica.

¿Cuáles son las consecuencias de este nuevo orden sobre el Estado, el orden social y el sujeto?

En relación al Estado la ley ha perdido su rigor formal. La ley está a merced del intérprete, se puede como con todos los objetos del mercado, negociar, intercambiar, etc…

Por otra parte una sociedad que reposa en los lazos al semejante y no al Otro, no tiene la fuerza de la cohesión sino la tendencia a la agresividad. Anorexia, toxicomanías depresión, ataques de pánico, violencia, son las nuevas formas del síntoma efectos del discurso capitalista.

En cuanto al sujeto, dejarlo sin ley es someterlo al desamparo y la insatisfacción que no es lo mismo que el deseo. Los contratos reemplazan la ley por falta de respuesta de la misma, quitándole la función de regulación, orientadora y generadora del deseo.

La multiplicidad inconsistente, el no–todo de lo ilimitado, la ley de hierro del mercado, reemplazaron al orden simbólico.

Lacan desde su teoría llamó declinación de la autoridad paterna al más allá del Nombre del Padre, para designar una época en la cual el significante Amo, de la ley, del orden, había sido sobrepasado. En 1972 llama a este nuevo orden discurso capitalista, producción de saber sin amo, al que nada puede detener. Hoy es la dimensión de lo imparable lo que hace causa al malestar contemporáneo.

J.–A. Miller en Una Fantasía nos dice que si hoy estamos sin brújula, ¿estamos sin embargo sin discurso? El analista no tiene que ser nostálgico del Nombre del Padre. Por muy imposible que sea su posición, no puede estar a contrapelo del cambio en la civilización. La inconsistencia del Otro es más bien la que tiene que hacer soportar.

¿Cómo el síntoma analítico podrá responderle al síntoma de la ciencia? Si la relación de los sujetos al goce hace a partir de ahora a los Unos disjuntos ¿cómo hacer existir la relación simbólica? ¿Cómo el derecho podrá responder y legislar las nuevas formas que la ciencia ha generado?

Hay un irreductible que atraviesa las épocas y genera malestar, a ese irreductible Freud lo llamó pulsión de muerte que hace del hombre el lobo del hombre (Hobbes). Cada época intentó una forma de tratamiento, los intentos de regulación diferentes en cada época no fueron del todo exitosos, el fracaso corrobora su insistencia.

Si admitimos que el psicoanálisis trabaja en relación a un imposible de simbolizar, el analista está en el lugar de ese fracaso que es la manifestación de la relación a ese imposible, un real sin ley.

La contingencia del éxito en psicoanálisis no invalida la ley del fracaso, más bien es su demostración.

Al discurso capitalista que anula el lazo social se le opone el discurso analítico que hace lazo y rescata al sujeto como subjetividad y singularidad, permitiéndole lograr una invención que funciona como ley singular, permitiéndole saber arreglárselas con ese imposible, real sin ley, con el goce en exceso al que lo empuja el mercado con su imperativo de consumo instalando solo vacío, desorientación y angustia.

Estos encuentros y las conversaciones que devengan intentan abrir a todos los que formamos parte de la época, interrogantes y propuestas que posibiliten un tratamiento del malestar actual, impasse ético al decir de J.–A. Miller, y de los síntomas que genera en el ámbito del derecho, la familia, la educación, la salud y las coordenadas de la época, tanto en lo institucional como en lo personal.

 

Síntoma y Sinthome en la práctica psicoanalítica [3]
Por Mabel Andrawos

Mabel Andrawos: Buenas noches a todos. Quiero aclararles algo: no vayan a esperar de mí una clase estructurada porque si por algo me caracterizo es por no poder seguir un orden estricto. Por ahí es un defecto del análisis mismo, de la profesión que tengo, donde uno va escuchando hasta que de pronto se escucha en una palabra dicha algo que va más allá de lo dicho y que ayuda a hacer las articulaciones necesarias.

Entramos de este modo a la práctica del psicoanálisis que es fundamental para la formación de los psicoanalistas. ¿Por qué les digo esto? Yo vengo de un congreso de París donde hay una coincidencia generalizada de que los practicantes, o los jóvenes practicantes del psicoanálisis, no controlan (control es la supervisión de los casos con los que trabajan), no se analizan, solamente van a estudiar, a escuchar clases teóricas, leen libros, se atragantan de libros y creen que con eso es suficiente para poder llevar adelante la práctica psicoanalítica. La formación de un analista tiene tres campos que están interrelacionados, que son: el epistémico, el clínico y el político; vinculados entre sí precisamente por estas, vamos a decir, distancias, que son el control, la escuela de psicoanálisis, que ya les voy a decir por qué se las nombro, y, por otro lado la experiencia del propio analista como analizante. Si no está ésta experiencia, es muy difícil no contaminar lo que es la escucha en relación al paciente y poder sustraerse de su propio goce. Goce en tanto repetición, digamos, de un lugar que hace a su estilo. No para ayudar a que esto fluya, sino por ahí termina siendo un obstáculo. El mismo obstáculo que encontró Freud cuando, trabajando con sus pacientes, se daba cuenta que el análisis se detenía en algún punto que lo llevó a replantearse, a considerar el síntoma como un significante reprimido que había que descifrar aportándole otros significantes: o sea, el otro le daba sentido, él le daba sentido a aquello que escuchaba de los pacientes, comenzando por las histéricas, quienes hablaban de fantasías reprimidas. Mejor dicho, en su discurso aparecían fantasías que remitían a otras reprimidas que lo llevaron a él a darle sentido a ese sinsentido en el discurso para poder resolver el problema del síntoma.

Esto que funcionó durante una época sorprendió a Freud, sobre todo sus alumnos también le aportaron en ese sentido, en los años 20, cuando se daban con que había un punto de cierre de lo simbólico –lo simbólico no funcionaba–, de cierre del inconsciente, digamos, de algún modo, que presentaba una paradoja: quien iba a la consulta porque sufría, estaba quejado de algún malestar, de angustias, de inhibiciones, de síntomas. Pasado un tiempo empezaba a cerrarse, a callarse, a cortar la cadena asociativa, que lo llevó tanto a Freud como a sus discípulos a interpretarlo como una reacción terapéutica negativa. O sea, no solamente a través de esto. Hubo, digamos, abandonos de los análisis, interrupciones, impotencia de parte de los analistas ante esta situación que más tarde Lacan va a tomar como efectos de un real: transferencia negativa, cierre del inconsciente, impotencia del analista, inhibición, síntoma, angustia. Lacan lo ve como la emergencia de un real en la práctica psicoanalítica que obstaculiza el desarrollo de la práctica, que es con lo que hay que trabajar todo el tiempo de alguna manera.

¿Por qué? Bueno, vamos a ir por partes. Mejor que lo organice un poco. Ya me estoy yendo para las últimas enseñanzas cuando en realidad tengo que seguir con Freud.

Público: La importancia del análisis personal del analista…

Mabel Andrawos: Fundamental. Fundamental. Que también muestra resistencias. Por ejemplo hoy se preguntaría uno, siguiendo tu planteo. ¿Por qué los jóvenes de hoy no se analizan, no supervisan, o llevan los casos a la supervisión como flashes? La urgencia los empuja, plantean dónde tienen el obstáculo y después no continúan con la supervisión. Hay varias respuestas para esto: la época, su prisa, la necesidad de que todo ande rápido; o, cuando lleva el caso un practicante a supervisión lleva su caso. No es casual cuando el practicante selecciona un caso y lo lleva a la supervisión. No es casual: hay algo de su propio goce, o de su propia traba en la escucha que obstaculiza llevar adelante ese caso. Yo lo compruebo cada vez que hay una supervisión. De hecho hay una escucha que va más allá del caso como tal, y por ahí me lleva a tener que puntuarle al propio practicante cosas acerca de él, a través de una pregunta, a través de una palabra. Realmente es sorprendente ver cómo funciona esto.

Entonces, aquello que en una época fue obligatorio en el Campo Freudiano, que es actualmente la Asociación Mundial de Psicoanálisis, hoy está siendo dejado de lado cada vez más. ¿Qué hacen los practicantes entonces? Insertan al analizante en los textos. No buscan ponerse en la postura de la docta ignorancia para ver, bueno, qué escuchan de quien habla, qué cosas van cayendo como restos sintomáticos, restos que son los que van a orientar la cura de alguna manera.

¿Por qué les decía esto? … les decía que en una época esto era condición sine qua non para poder analizar, entrar en la práctica psicoanalítica. ¿Qué ha pasado que hoy esto se va diluyendo? ¿A qué le temen los analizantes?

Yo les hablaba de los textos. Cómo, en lugar de escuchar lo que trae el paciente, buscan adaptar la teoría al paciente. Es realmente una cosa muy peligrosa porque dejan de tener en cuenta a quién está adelante. Ustedes acuérdense, y ahora vamos a la relación de lo epistémico y lo clínico, lo epistémico se fue armando, la teoría de la clínica, digamos, por los problemas que iban surgiendo dentro de la clínica. Entonces ¿Cómo se puede lograr cortes epistemológicos, o replantearse o generar una investigación de la lógica usada en un momento determinado si, en lugar de escuchar al paciente, se lo mete dentro de los textos leídos? ¿Está claro? ¿Lo alcanzan a ver?

Esto es puntual, por eso la insistencia en ese sentido. De lo contrario, la singularidad, que es fundamental en el caso por caso, desaparece. Leyeron que en la teoría pasa tal cosa y buscan generalizarlo para todos. Es como si buscaran el "tipo clínico" más que el sujeto en su modo personal de gozar, fundamentalmente.

¿Ustedes, todos entienden qué es el goce?

Público: Parece que no

(Risas)

Mabel Andrawos: ¿Por qué les digo esto? Porque yo voy a usar palabras que, por ahí… Bueno, me importa que me digan "yo no entiendo qué es eso". ¿Ustedes saben cuánto le van a aportar al resto? Porque no es que uno hable porque es lúdico. Me parece que muchos tienen el mismo problema.

Entonces, esto me ayuda a seguir con la evolución del concepto de síntoma y su pasaje al Sinthome. Tenemos una primera etapa, que la tuvo tanto Freud como Lacan, y en Freud perduró bastante. Es el síntoma–verdad, de la primera época de Lacan y de la época de Freud, donde es el síntoma descifrable tomado como un mensaje dirigido al Otro para que el Otro lo descifre, fundamentalmente le dé un sentido. Dice Lacan, que le aporte un significante que permita esclarecer el significante enigmático. ¿Está claro? Bien.

En esa vía ¿Qué se buscaba? Se buscaba esclarecer la verdad del sujeto. El inconsciente era concebido entonces como un querer decir que había que localizar y ayudarlo a devolver, a través de una interpretación, el sentido de ese síntoma para levantarlo, para que lo pudiera resolver.

¿Qué pasa con Lacan? Lacan tomó al principio en la misma línea de Freud. Así como Freud en un momento se da cuenta de que no era suficiente descifrar el sentido del síntoma a nivel simbólico, con palabras, porque la repetición del síntoma alertaba al respecto, o sea, la insistencia. Por otro lado, la transferencia negativa, que también hablaba de un obstáculo, lo lleva a determinar que hay algo más en relación a todo esto: una insistencia pulsional que él llega a determinar y que produce efectos en la transferencia negativa, en el sentimiento de culpa y que muestra en estos fenómenos la presencia de la pulsión de muerte fundamentalmente. ¿Por qué de muerte? Porque si hacen obstáculos, en lugar de que el sujeto pueda superar y salir adelante, queda encerrado en aquello que aparentemente busca superar. Entonces, todo lo que tira al mismo lugar, hace trabas para poder salir de la situación, operar de otra manera, digamos, por eso él habla de la pulsión de muerte. Es la inercia. Es aquello que se repite y no permite modificar. ¿Está claro hasta acá? ¿Van siguiendo?

Esto es el síntoma verdad que en un momento los lleva a replantearse, tanto a uno como a otro. Porque Lacan en un momento desmerece todo lo que es el orden pulsional para jerarquizar el orden simbólico. Entonces, si hay un real, él lo desestima y sienta la primacía de lo simbólico sobre lo real, siguiendo un poco esta línea de Freud. El síntoma se metaforiza de esa manera: síntoma–verdad, síntoma–metáfora, donde un significante viene a reemplazar a otro, para poder acceder a la verdad del síntoma, y se interpreta esto, fundamentalmente.

Lacan, cuando Freud habla de representaciones inconscientes, se burla de eso y dice: "eso es vacío", y empieza a plantearse la presencia de algo más. Al caer estos restos sintomáticos que hacen de obstáculo, que Freud los refería a la pulsión de muerte y Lacan a algo que iba más allá de las palabras, varía el concepto de inconsciente, reformula el concepto de inconsciente de Freud y dice: "está estructurado como un lenguaje, porque se forma desde el discurso del Otro". Es el lenguaje del Otro el que promueve… ustedes han visto que dicen: "las fantasías del paciente en la época de Freud y del primer Lacan tienen que ver con lo escuchado, oído o visto en la infancia". ¿Se acuerdan? Lo que dice Lacan es que no es solamente eso, hay algo más que implica el cuerpo. Está en el inconsciente el peso de lo real. Por eso lo va a llevar a hablar del inconsciente real, diferente al de Freud. El de Freud son representaciones reprimidas.

¿Qué le indicó a Freud, o que lo llevó a establecer el concepto de inconsciente? Las fantasías reprimidas. O sea, la represión lo llevó a establecer el concepto de inconsciente. Pero en relación al Otro y al discurso del Otro, Lacan dice: "No. En el inconsciente hay algo más", que tiene que ver con un real inefable del que no se puede hablar, del que no se sabe y que se busca cernir mediante la operación analítica.

¿Cómo va a cernir este real? Esa es la otra cosa. Él se entra a preocupar a raíz de esto que ve que hace obstáculo, tratando siempre de encontrar una relación entre el sentido y el goce. Se ha pasado probando distintas cosas, lo intenta a través del fantasma, por ejemplo. ¿De dónde parte el fantasma? Es lo que el sujeto interpreta como deseo del Otro, cómo me quiere el Otro, y lo arma en una frase, en muchas: "yo soy la pobrecita", "yo soy el que vuela bajo y pesado". Se nombra desde su lugar, en el fantasma, y desde el lugar del objeto del fantasma fundamentalmente, pero otorgándole un sentido para calmar la angustia, para pacificar esto. Aparece de esa manera el fantasma como una defensa hacia lo real, una forma de tramitarlo, de alguna manera, para que el sujeto no lo sufra. ¿Me van siguiendo hasta acá? Cuando escuchan hablar del fantasma, es aquello que…

Público: Una construcción

Mabel Andrawos: Y que además anima el síntoma. ¿Por qué les digo esto? Porque los síntomas se forman en relación a ese fantasma. Ya lo van a ver en un caso que he traído, se lo ve con mucha claridad, para que ustedes puedan entender que síntoma y fantasma, al comienzo de un análisis, están relacionados. En esta búsqueda de Lacan de poder unir el sentido, digamos, con el goce, va probando distintas reformulaciones. Los cortes epistémicos se van dando a raíz de esto que va encontrando en esta investigación, que va surgiendo a través de la práctica. ¿Por qué les digo de los cortes epistemológicos? Ustedes han escuchado hablar de tres enseñanzas de Lacan. La primera, que dura diez años, que habla del predominio de lo simbólico sobre lo real, tiene un corte epistémico cuando incluye el seminario de La angustia a donde, justamente, lo que destaca, es la angustia como el sentimiento que no engaña, el afecto que no engaña, vinculada a los objetos. Hay un objeto… acuérdense que cuando hablamos de la pulsión, la pulsión busca la satisfacción y toma por completo al sujeto. Para poder tener un referente en relación a eso, la parcializa, le pone un objeto de alguna manera para evitar esta angustia emergente. Una angustia que, de hecho, se impone ante las contingencias de la vida. Cuando el síntoma, funcional al sujeto hasta el momento, se desestabiliza,¿Qué es lo que pasa? Urgente van a la consulta porque emerge la angustia. Esa angustia que implica un no sé qué, pero que no se puede controlar y se genera como urgencia. A veces dura y a veces hace que se abandonen los análisis. Su monto es a veces necesario, su intensidad (regulada, ¿no?) es necesaria para que el sujeto pueda operar en análisis.

Bueno, volviendo a esto que les decía, después del seminario de la angustia, con la inclusión del objeto a, permite hacer un corte epistemológico, darle entrada a esto que él va a llamar real más adelante, que tiene que ver con un agujero que se instala, donde el fantasma, el síntoma, las manifestaciones, los fenómenos que surgen en el sujeto, tienen la función de ordenar o de funcionar como defensas ante lo real.

Les voy a comentar algo que fue muy interesante, que por suerte coincidió con lo que el presidente de la AMP saliente dijo en una de las conferencias. Mi trabajo, el que yo presenté, se centraba en la fijación del goce y la demostración de la práctica fue perturbar la defensa como un modo de conseguir una nueva construcción hecha por el sujeto en relación a este goce que la invadía. Era un goce por todas partes. Lo que yo pensé mientras escribía el trabajo, me decía: "¡Pero si el sujeto es una defensa!". Cada uno es como es porque ha logrado un modo de regular este vacío, este sin sentido ligado a lo real. Son diferentes formas de encontrarse en la historia de la vida o armar el fantasma o el síntoma ligado a ese fantasma como un modo de tener un referente personal, digamos.

Público: Un semblante

Mabel Andrawos: Tal cual, un semblante. El semblante tiene mucho que ver con estas cosas porque condensa el goce, no es porque sí. O sea, cada uno tiene un semblante determinado, que es un modo de regular el goce. Todas son defensas: semblante, síntoma, fantasma, y demás. El sujeto, como tal, es una defensa, desde el momento que cada uno se diferencia del otro. Es una singularidad que se las ha ingeniado para hacer construcciones sobre ese real angustiante que por ahí aparece, porque todos han sentido angustia, y a veces no saben por qué, ¿no es cierto? Pero dan un montón de razones, cosa de poder encontrarle un sentido, sino sería tremendo. De ahí que llevó tanto, sobre todo a Lacan, hablar de la verdad como "la verdad mentirosa". Es lo que uno se cuenta o arma como verdadero, pero en realidad es una historia creada, la historización, para poder darle un sentido a la vida.

El presidente de la AMP, para sorpresa mía, después de haber escuchado la conferencia de él, me doy con que había planteado más o menos lo mismo. O sea que todas son defensas que el sujeto establece para poder estabilizarse, teniendo en cuenta la caída del orden simbólico, más que nunca hoy eso está porque, ustedes saben de que a raíz de los cambios operados por la época a donde el individualismo ha primado sobre el lazo al otro, los valores han caído, bueno, lo que escuchan permanentemente, que el discurso de la ciencia y del capital han hecho caer las verdades absolutas y demás. Aquello del orden simbólico que pacificaba no está. O sea la proliferación de los goces incrementa actualmente los estados de angustia porque se carece del recurso, del uso que se puede hacer del síntoma para poder estabilizar.

Ya el síntoma–verdad va cada vez más en declive para instalarse el síntoma–goce. "Soy como gozo", que se lo ve en el modo, bueno, en todo lo que actualmente se va teniendo en cuenta. Algo del congreso que se ha señalado y que es muy importante es cómo la pornografía se ha impuesto y lo vemos en el espectáculo… A ver, ¿Qué se entiende por pornografía?

Público: Sexo explícito

Mabel Andrawos: Tal cual. ¿Qué más? Explícito, pero no solamente la mostración. Porque es la mostración del sexo explícito, que hay hasta relaciones sexuales, o coito digamos, en la pantalla, pero es una forma que llega a hacer existir la relación sexual. Acuérdense de la fórmula de Lacan: "no hay relación sexual". ¿Cómo se unen, digamos, las parejas? Cualquiera sea: mujer–hombre, mujer–mujer, hombre–hombre... A través de un síntoma. Porque hay una cuestión de goce de por medio que se sintomatiza para poder permitir la unión. Sino la tendencia del goce es autoerótica. Una cosa que se está viendo en relación a todo esto en la actualidad, leía un artículo sobre Japón. Japón está en segundo lugar en el índice de falta de natalidad en el mundo. Se nota que los japoneses buscan cada vez más la satisfacción o virtual o autoerótica. La eliminación del contacto corporal está siendo cada día más manifiesta por esta cosa de, digamos, del predominio del goce como tal y corrobora todo esto lo que les decía hace un momento: la fórmula de Lacan "no hay relación sexual". ¿Sabían ustedes que hay lugares a donde van a satisfacerse con juguetes sexuales como una forma que es autoerótica? Cuando no la masturbación, el famoso goce del idiota del que hablaba Lacan.

Entonces, ¿Qué le lleva a Lacan a decir de este replanteo o reformulación del síntoma– verdad? "Todos delirantes". La verdad y la variación de la verdad que tiene cada ser humano él la denominó "Varidad", o "Varité", que es la mezcla de verdad variable. ¿Entienden? O sea, bueno yo me cuento mi propia verdad, me miento a mí misma, porque si no, si asumo, si me asumo "soy como gozo", ¿Qué es lo que surge? En un análisis no hay problema, pero si lo detecto sin una orientación analítica emerge la angustia.

¿Hasta acá me van siguiendo? O sea primera etapa, entonces, todo lo que hace al síntoma– verdad. Seminario de la angustia, incluye al objeto, empieza a aparecer el peso de lo real, entramos en la época del goce como tal; con el seminario "Aún…" que ayuda y da la entrada a la tercera o última enseñanza de Lacan, que hoy es ultimísima, donde el sentido desaparece, predomina lo real sobre lo simbólico, al revés de lo simbólico sobre lo real, el goce es autoerótico por otro lado. Esto se ve cada vez más, incide en todos los planos de la vida del sujeto y hace que el objetivo sea llegar a esto en un análisis: "Soy como gozo". El goce, esto que necesita de un cuerpo para poder sentirlo porque ustedes véanlo en la vida diaria: cuando pasan un buen momento, van chochos, contentos, se sienten divinos, plenos… cuando hay un mal momento, de tensión o de malestar en el lazo con el otro, ¿Qué es lo que sienten? Hasta malestar en el cuerpo. O sea, es la irritabilidad, el malestar, la tensión, los dolores, el dolor en la cabeza, ¿Entienden? O sea la palabra impacta el cuerpo. Por eso Lacan habló en un momento del goce sentido, porque después ya en la última enseñanza elimina el sentido, sobre todo en la práctica analítica para que el sujeto se responsabilice, una vez localizado su goce, de este modo de gozar, y sepa hacer con él. A él le preocupaba cómo termina un análisis porque, desde Freud, que hablaba de "Análisis terminable e interminable" y se lo cuestionaba, quedaba con la roca de la castración. Lacan lo que busca es no detenerse ante eso, seguir buscando cernir este goce para que el sujeto pueda nombrarlo. Y cuando hablamos del sinthome es esto precisamente: la localización del "soy como gozo" donde el sujeto elabora una palabra para nombrarse. Acuérdense de Joyce, el sinthome. ¿Qué le pasaba a Joyce? ¿Por qué nunca hizo un delirio? Porque él en lugar de dejarse tomar por su angustia y su goce, lo elaboró, hizo una invención, una escritura ininteligible pero que le dio un nombre en el mundo y lo ayudó a anudarse, a estructurarse.

Entonces, en un análisis, ¿Cómo se va dando este pasaje del síntoma al sinthome? En esta mezcla del fantasma y el síntoma, los giros y los diferentes decires al respecto y precisiones, hay construcciones y deconstrucciones que se van operando, situaciones que van a hacer la reducción significante y poder ver la existencia de determinados –vamos a hablar en relación a los pacientes– modos de relación, modos de abordar las situaciones y demás, va decantándose este estilo personal, este goce que comanda y hasta da un argumento al discurso de quien habla. Ustedes van a ver en el análisis que hay una existencia del discurso en una línea. Pueden contarles de distintas cosas y demás, pero siempre hay una que es la que predomina. Esos significantes amo que se van detectando y se le devuelven al paciente, palabras marcadas dentro del discurso, le permiten ir pensándose. El corte de la sesión ayuda en ese sentido. Una marcación, "nos vemos", deja al otro pensando: ¿Qué me quiso decir con eso? Y solas van haciéndose asociaciones que permiten el sentido y los cortes –porque en el análisis el sentido se usa también, no es que el analista se queda mudo todo el tiempo mirándolo–. Además, cada analista tiene su estilo para abordar y trabajar, y se adecua al paciente que tiene adelante.

Todo eso va a ir permitiendo poder ver cómo hay una insistencia en los modos en que cada analizante hace lazo con el Otro, que también se lo ve en la transferencia, cómo se maneja en la vida, digamos. Y siempre hay una línea: eso es lo que va ayudando además a poder ir accediendo al modo de gozar de él, y orientando la cura hacia lo real, hacia a ese sentido, a ese efecto de goce que produce lo real. Lo real, no podemos definirlo. No podemos decir nada porque es sin sentido, sin orden y sin ley. Es un agujero. Pero sí de las respuestas hacia lo real. Una de las respuestas es el goce: eso que se siente, a veces negativamente y a veces con una cara positiva, ¿no? Cuando se lo siente con emergencia de la angustia tenemos el goce en su cara mortificante, o sea, la negativización del goce. El análisis, ¿Cómo ayuda a poder superar el sufrimiento, el dolor, la angustia, las inhibiciones vinculadas? Llevando a una positivización de ese goce, que consiste en una invención. Lo que antes, digamos, podría haberse visto como una sublimación, que uno desvía hacia otros fines aquello que de desbordar sería muy negativo para el sujeto –el exceso– esa invención que el sujeto busca, el saber hacer, arreglárselas más que nada con ese goce es lo que llamamos sinthome. Que es lo que hizo Joyce con la escritura ininteligible, pero que le dio un nombre. Y que Lacan dijo: Joyce, el sinthome. ¿Está claro? Lo nombró.

Miren, yo los dejaría con esto. Prefiero que pregunten más al respecto. La orientación lacaniana hoy es hacia lo real del síntoma. Y lo real del síntoma es el sinthome. Mientras el síntoma así, a secas, no es uno sino son "los" síntomas que el sujeto va haciendo para poder defenderse del goce y tramitarlo de alguna manera, el sinthome es asumir ese goce "soy como gozo", el estilo personal de cada uno pero positivizado, a partir de una invención. ¿Está claro? Bueno, a ver. Pregunten… ¿Qué no entendieron? ¿Qué no quedó claro?

Público: ¿Se trataría de ir dejando un lugar de desciframiento y asumiendo uno que tenga que ver con la asunción de responsabilidad del goce?

Mabel Andrawos: Así es. En lugar de descifrar, en la clínica se marcan cosas. Por ahí cuentan cosas terribles y yo me río. Nada más, ¿eh? O sea no agrego una palabra, como para desdramatizar, reducir todo este patetismo del yo que es una defensa imaginaria. Ahí está la desestabilización, ¿Entienden? Que el otro se pregunte "¿De qué se ríe? Entonces en lo que digo no hay tanto dramatismo, hay otra cosa". Porque esas movilizaciones de la defensa van a ayudar a que pueda haber otro modo de abordar la cosa.

(…)

¿Por qué les hablo de rasgo de carácter? Porque el carácter es un modo de defensa tan encarnada que el sujeto no la reconoce como algo disfuncional. ¿Se acuerdan cuando Freud hablaba de los tipos de carácter? Que hablaba de las excepciones, fundamentalmente. Aquellos que habían sufrido un daño en la vida se sentían con derecho al goce. Ellos establecían su propia ley y podían hacer lo que quisieran porque ellos tenían que reivindicarse por lo sufrido. Ya habían pagado en la vida entonces tenían derecho a hacer eso que sintieran. El derecho al goce, en estos pacientes, tiene que ver con un rasgo de carácter incorporado: "A mí me dañaron, yo soy así y tengo derecho". Los que fracasan al triunfar es otra historia. Ahí el derecho al goce no está. ¿Por qué fracasan al triunfar? Porque se prohíben gozar. ¿Lo alcanzan a ver a esto?

Público: Contrario al anterior…

Mabel Andrawos: Pero es muy interesante porque son modos donde emerge lo real. Si a ustedes les cuesta saber cómo pescarlo, tienen todo este tipo de cosas para poder verlo. Cuando hay derecho, cuando hay prohibición sobre el goce; y cuando se quedan con la culpa del goce, como los criminales, por sentimiento de culpabilidad. Necesitan cometer el delito para después, finalmente, pagar por esto. Todos estos son indicadores acerca de cómo emerge lo real. Hay situaciones desencadenantes, por eso tiene carácter de contingencia por otro lado. No aparece en cualquier momento, hay circunstancias en la vida de un sujeto donde se lo ve con mucha claridad. No es tan fácil al principio, hay que estar atento a estas emergencias que ayudan a poder, primero, ver por qué lado viene la mano.

Hay otra cosa. Si bien es cierto que las primeras clínicas han sido de las estructuras porque apelaban a lo simbólico y al Nombre del Padre como determinante de las neurosis y las psicosis, hoy al trabajar sobre el síntoma como condensador de goce, a lo que se apunta es justamente a esto, o sea, a cómo tramitar, digamos, o cernir lo real en un análisis en el caso de las neurosis, o como ayudar a elaborar un nombre o un síntoma en las psicosis. ¿Entienden? Es el proceso inverso. Y a propósito de esto, hoy hay un caso de psicosis y un caso de neurosis que pueden ilustrar al respecto.

Sebastián Ibañez: Una pregunta Mabel. Hay algo que no me ha quedado claro, y es esta cuestión de fantasma y del sinthome. Lacan cuenta el inicio de un análisis con un síntoma, y un final de análisis que tiene que ver con el atravesamiento del fantasma.

Mabel Andrawos: No, no. Eso lo dejó de lado después. Porque, sí, el atravesamiento del fantasma es la separación, la desarticulación del sentido y el goce, para trabajar sobre el goce, y poder llevar al sujeto a que desinvista el síntoma, para quedar con este punto de goce, que es sobre el que se va trabajando. Él dice que a partir del momento de la operación analítica lo sacamos al sujeto de la cárcel del fantasma, pero queda prisionero de la celda del goce. Queda prisionero en el goce, que es con lo que tiene que arreglárselas para poder primero asumir. Yo tengo que ver qué dice, la rectificación subjetiva es eso. No es: "la culpa la tiene el otro, porque el otro, porque tal cosa…"

Teresita Ruiz: En relación a lo que preguntaba Sebastián y a este caso que vos traías, me parece que de lo que se trata en el psicoanálisis de la orientación lacaniana y en este orientarse por lo real es precisamente ver cómo desde el comienzo lo simbólico, lo que se dice, los dichos de un paciente, vehiculizan ese goce. Desde la primera sesión. Uno puede quedarse con la vertiente del sentido solamente, lo que hace a toda la historización, la mamá, el papá, que es lo simbólico en este sentido. Pero si uno está orientado por lo real, uno también escucha al mismo tiempo el goce que es lo que ella estaba escuchando. Más allá de que sean distintos tiempos de la enseñanza, las dos pueden ser válidas y aportar en el análisis en la medida que sea orientado por lo real. Encontrar desde el primer momento ese goce que es lo que satisface.

Inés Contreras: Digamos que si nos quedamos con la primer parte que vos, Mabel, explicabas al principio, esto del síntoma…

Mabel Andrawos: El síntoma–verdad y el síntoma–goce. Esos han sido los cambios epistemológicos que se registran en el psicoanálisis. Fundamentalmente de parte de Lacan, que dan los tres tiempos de su enseñanza y su orientación hacia lo real. Esto es muy importante que lo vean. La primera lógica es la lógica del Otro: el Otro del lenguaje, del deseo, de lo simbólico, todo lo que hemos visto. El inconsciente como "poder decir", como consecuencia de las represiones, o formado por las represiones. Y la segunda, la del síntoma–goce, es la lógica del Uno del goce. ¿Está claro?

Inés Contreras: Por eso como decías también, a medida que ibas marcando la enseñanza de Lacan, es importante también con lo que mencionabas de la interpretación. Porque no es momento en este ejemplo que traías de la primera entrevista, de agregar los significantes del analista, que sería agregar mayor cantidad de significantes que no tienen nada que ver porque no se está escuchando el goce, se está escuchando el blablablá. Y si comparamos con las psicoterapias, le agregamos sentido permanentemente. Esto es contrario a lo que ocurre en una sesión analítica. Le quitamos ese exceso de sentido para llegar a lo que dice Miller, al hueso de un análisis, al sinsentido.

Sebastián Ibañez: Ahí el paciente se presenta con el "Yo soy…" de las identificaciones, y se busca llegar al "Soy como gozo".

Inés Contreras: Por eso es necesario ese atravesamiento del fantasma que vos decías, no como fin…

Mabel Andrawos: Pero durante la sesión, no como final de la cura. De hecho el fantasma es fundamental, porque hay que ver cómo se coloca la persona en relación al objeto de goce. Pero que no lo sabe. Pero va en lo simbólico. Lo simbólico, como decía Tere, vehiculiza lo real. Por eso sentido y goce van juntos, lo que hay que hacer es empezar a desanudar.

Sabrina Romera: Quitarle sentido al goce…

Mabel Andrawos: Pero con las palabras del paciente.

Sabrina Romera: Que sería, en el primer tiempo de Lacan, que vayan cayendo las identificaciones, o el atravesamiento del fantasma.

Mabel Andrawos: Así es. Simplemente marcando significantes claves. Por ahí, por supuesto, alguna interpretación que también hay que hacer para que vaya articulando todo esto, ¿no? ¿Va quedando más claro cómo se trabaja? Esa era mi intención. Más que hablarles de síntoma y sinthome, que ya lo hablamos en una clase, que ustedes han tenido un seminario sobre todo lo que tenía que ver con el síntoma el año pasado, yo dije: "¿Qué es lo más útil?" Justamente ver cómo se detecta esto en la práctica. Cómo se opera con todo esto en la práctica.

Teresita Ruiz: Quería felicitar a la mesa por esta articulación entre la teoría y la clínica, que enseña tanto y que además es sobre lo que siempre se está poniendo el acento. Mabel nos transmitía acerca del congreso justamente la importancia de la transmisión clínica y por supuesto la teoría. La articulación en esta mesa se ha dado muy bien.

Mabel Andrawos: Bueno. Dejamos por hoy.

 
Notas
  1. Ponencia realizada en Santiago del Estero, en el ciclo de conversaciones, 2011: La palabra ya no es lo que era– El orden simbólico y el debate contemporáneo–. ¿Qué consecuencias en el tratamiento de los síntomas de la época?
  2. Asesora del IOM CID Santiago del Estero. Docente del IOM. Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Psicoanalista del medio local.
  3. Segunda clase del Seminario Patología de la época y tratamiento psicoanalítico, CID Santiago del Estero, 23 de mayo de 2014.
 
 
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