El objetivo que me planteo con este escrito es intentar, en lo posible, (haciendo una relectura –que siempre aporta una novedad–) efectuar un paralelo en el recorrido del concepto de síntoma en la obra de Freud, articulándolo con el de Lacan que, a mi entender, lo conceptualiza guiándose por el "retorno a Freud", en el inicio de su enseñanza, para conceptualizar al sinthome. Intentaré mechar con algunas consideraciones que he podido captar sobre el Inconsciente Transferencial y la novedad que propone Lacan al enunciarlo como Inconsciente Real en su última enseñanza. A lo largo de su recorrido Lacan se interroga y reformula a sí mismo y a Freud. Siguiendo este modo de Lacan de repreguntarse los conceptos a medida que los va construyendo, me tomaré la licencia de utilizar su manera de articular, quedando preguntas sin responder hasta donde he llegado en mi lectura.
Partiendo entonces de la Conferencia 17. El sentido de los síntomas (1917) Freud explicita como concepto esencialal sentido de síntoma como un vinculo singular con el padecer del enfermo.
Es aquí donde me parece interesante enlazarlo con lo que nos plantea Lacan –en su propósito de hacer primar lo Simbólico– en el Seminario 1: Los Escritos técnicos de Freud (1953) cuando también afirma que el hallazgo de la experiencia analítica es haber percibido la relación problemática del sujeto con su sexualidad y haber puesto esa relación con el sentido de los síntomas. ¿Pareciera que Lacan parafrasea a Freud, no?
Estamos aquí en el momento en que Lacan se propone "un retorno a Freud", por lo cual lo que cobra importancia es la historia del sujeto, el sentido de su novela familiar. Aquí podríamos ubicar al Inconsciente Transferencial en tanto que el analista otorga un S2 que significa al S1. De este modo, al hacer cadena, con su efecto de verdad, el lenguaje se constituye como un modo de hacer con la lengua. El Inconsciente es así "un saber no sabido".
En "Función y campo de la palabra y el lenguaje" de 1953, podemos leer esa poética definición que corrobora, a mi entender, de alguna manera el primer concepto de Lacan sobre el Inconsciente Transferencial: "es el capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste, es el capítulo censurado. La conexión entre el capítulo censurado y los capítulos que lo enmarcan será restablecida por la recuperación del sentido histórico". Y más aún: "El síntoma aparece en la palabra que viene del Otro y va hacia el Otro, donde obtendrá su sentido". Estimo entonces que el analizante atribuye al analista un Sujeto supuesto Saber.
Es relevante retomar la ultima parte del Seminario 1: Los Escritos técnicos de Freud (1953) donde afirma que ese sentido no puede ser revelado, debe ser asumido por él, ya que marca la posición del analista en este momento de la enseñanza de Lacan. El analizante debe hacerse responsable de dicha interpretación en el caso que sea atinada.
Más adelante en el Seminario 2: El Yo en la teoría analítica (1954–55), pude pesquisar una precisión muy freudiana donde coloca al síntoma en el cruce de dos series para toda formación sintomática. Una es sexual, la otra es simbólica. Indagando en lo que ya nos transmite Freud en "Estudios sobre la histeria" (1893) me topé con que ya aquí, en esta fecha (muy anterior a donde lo formula Lacan) Freud nos decía que el síntoma se produce a partir de cierta solicitación somática en el interior de un órgano del cuerpo (deduzco que es un anticipo de lo que más adelante Lacan asevera que es un S1 que produce un acontecimiento en el cuerpo). Y agrega Freud que esta solicitación somática se produce una sola vez (me pregunto si estará hablando de una marca contingente) y requiere de un sentido psíquico para no repetirse (¿será para no volverse necesario?). Más adelante, añade que este sentido le es prestado, es soldado con él. Podemos deducir de aquí los dos aspectos del síntoma: su cara de goce y su envoltura formal, lo simbólico.
En el Seminario 4: La relación de objeto (1956–57) Lacan introduce el complejo de castración como nudo central de la teoría analítica. Desde la apertura de esta redefinición de la falta, estipula al significante reprimido, al significante sintomático, como una condensación de múltiples sentidos, al que no puede dársele un solo sentido". Esta multiplicidad de sentidos ya había sido advertida por Freud en "Estudios sobre la histeria" en 1893 cuando decía que era muy notable cuán a menudo un síntoma es de determinismo múltiple, de comando múltiple.
En el Seminario 5: Las formaciones del Inconsciente (1957) el síntoma aparece como una metáfora y el deseo como metonimia. Lo que Freud descubre en los síntomas es siempre un deseo reprimido. En La interpretación de los sueños (1900) ya nos aclaraba que elsíntoma es la expresión de un deseo inconsciente realizado Recordemos que en este texto introduce el desplazamiento y la condensación como los mecanismos de formación de los sueños que posteriormente Lacan sustituirá por la metonimia y la metáfora.
Hasta aquí podemos ubicar que ambos, tanto Freud como Lacan, dan predominio al Inconsciente en tanto transferencial, ya que un S2 le da sentido al S1 (sin sentido).
Me permito hacer un salto para arribar a la imposibilidad con la que se topa Freud al encontrarse con la resistencia a la transferencia en su práctica analítica ("ombligo del sueño", "lugar de sombras", "lo visto y oído" no comprendido, "la roca de la castración", transferencia negativa) por ejemplo cuando afirma en "Inhibición, síntoma y angustia" (1926) que: "cuando intentamos prestar asistencia analítica al yo en su lucha contra el síntoma, nos encontramos con que estas ligazones de reconciliación entre el yo y el síntoma actúan en el bando de las resistencias. No nos resulta fácil soltarlas,"–estimo que se está refiriendo esencialmente a la neurosis obsesiva– y el carácter mudo de la compulsión a la repetición que menciona en "Más allá del principio del Placer" (1920)ante las observaciones relativas a la posición del paciente en la trasferencia y osará suponer que en la vida anímica existe realmente una compulsión a la repetición que se instaura más allá del principio de placer, que es muy difícil evitar.
En relación a la Transferencia, en este mismo texto refiere que en el curso de la experiencia analítica se establece –de manera regular– un particular vínculo afectivo del paciente con el analista. Ese vínculo al que denomina trasferencia, tanto en su forma positiva cuanto en la negativa, entra al servicio de la resistencia.
"Análisis terminable e interminable" (1937), constituye un punto de viraje esencial. En ese texto, Freud explica que, en el momento mismo en que un análisis parece llegar a su fin, surge comúnmente una resistencia más fuerte que todas las que pudieron precederla. En el hombre en análisis hay "protesta viril", o rechazo de la posición pasiva hacia otro hombre. En cuanto a la mujer en análisis, las cosas no se presentan mejor, puesto que la "envidia del pene" la aparta de aceptar la solución propuesta por el analista, haciéndola entrar en rivalidad con él. En uno como en otro caso, el análisis tropezaría contra la "roca de la castración", lo que impediría llevarlo a su verdadero término.
Después de ubicar el límite (imposibilidad) con el que se encuentra Freud en la experiencia analítica, pasemos ahora a ir de la mano de la enseñanza de Lacan, que intenta desbloquear esta imposibilidad, resignificando los conceptos de Inconsciente y Transferencia.
Avanzo y me dirijo al Seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, teniendo en cuenta que su enseñanza da lugar a lo imprevisto, lo novedoso, lo subversivo mediante un método en el cual no avanza un paso sin antes demostrar los fundamentos del anterior. Me adentro así en las primeras pistas que nos da Lacan sobre la diferencia entre Inconsciente Transferencial e Inconsciente Real
El Seminario 11 data de 1964, posterior a la exclusión de Lacan de la IPA (ya que no consentía a las imposiciones que le obligaban a cumplir), por lo cual comienza con una nueva elaboración de los que considera como conceptos fundamentales: Inconsciente, Repetición, Transferencia y Pulsión. Es en este seminario donde creo encontrar la primera huella de lo que nos ofrecerá como guía para llegar al sinthome.
Ya en el capítulo denominado "La excomunión" introduce de alguna manera lo que luego denominará claramente como uno de los registros, el Real, en tanto imposible de nombrar. Al definir al psicoanálisis como una "praxis" afirma: "Es la que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico…". Más adelante le dará un estatuto más consistente. Puntuando luego por qué se diferenciará de Freud, diciendo "Por eso la histeria nos da la pista de cierto pecado original del análisis…: algo en Freud no fue analizado". Lo ubicará en su imposibilidad de ir más allá del padre.
Es en el segundo capítulo "El inconsciente freudiano y el nuestro" donde se diferencia de Freud. Después de plantear "que el inconsciente está estructurado como un lenguaje", afirma taxativamente que no va a conservar los conceptos introducidos históricamente por Freud bajo el término de inconsciente. Lacan nos recuerda que Freud partióde "La etiología de las neurosis" y se encontró con unagujero, en la hendidura, en la hiancia característica de la causa. Algo perteneciente al orden de lo "no realizado"… Define pues que: "El inconsciente, en primer lugar, se nos manifiesta como algo que se mantiene a la espera… podría decir, de lo no nacido… Esta dimensión debe evocarse con certeza en un registro que no tiene nada de irreal, ni de desreal, sino de no–realizado". Y se contrapone asegurando que el inconsciente es un concepto que sirve para designar un lugar de opacidad, proponiéndose situar la función de la causa. Coloca en la función de la causa una cierta hianciapor dondela neurosis empalma con un real, real que muy bien puede no estar determinado… En esa hiancia ocurre algo. Se pregunta entonces: "Taponada esa hiancia, ¿queda curada la neurosis? Después de todo, la pregunta siempre permanece abierta. Tan solo, la neurosis deviene otra, a veces simple achaque, cicatriz, como dice Freud; no cicatriz de la neurosis, sino del inconsciente". Podríamos ubicar aquí un anticipo de lo que más adelante serán los "restos sintomáticos" después del fin de análisis y, por qué no, la orientación por lo Real en la experiencia analítica.
Luego se pregunta qué es lo que Freud nos transmitió en primer lugar como el fenómeno del inconsciente.Y se responde que es bajoel modo de tropiezo como se presenta…Este tropiezo se presenta como el hallazgo bajo el modo de la sorpresa que rebasa al sujeto. Ahora bien, ese hallazgo, desde el punto que se presenta, es hallazgo de algo perdido, y lo que es más, siempre está preparado para esconderse de nuevo, instaurando la dimensión de la pérdida. Para mi sorpresa afirma ya aquí que no es el uno anterior a la discontinuidad, recordándonos que en su enseñanza tendió a hacer eliminar esta exigencia de un uno cerrado, sino lo que hizo es implantar el uno introducido por la experiencia del inconsciente, es el uno de la hendidura, del rasgo, de la ruptura, de la falta, que refuta a un todo completo.Ahora bien, ¿cómo ubica al sujeto en este momento? Está indeterminado.
Pero podemos pensar que al final de su enseñanza reformulará a Freud y a sí mismo en su concepción del Inconsciente y del fin de análisis, intentando ir más allá de Freud.
Es interesante ubicar ya aquí las huellas de lo que más adelante denominará el Inconsciente Real, –que es posterior a la diferenciación del Sujeto (sin cuerpo) con el parlêtre (que se produce en el instante del misterio, del acontecimiento de la unión de lalengua con el cuerpo, en el que no hay elucubración de saber)–, donde la verdad es mentirosa.
Me detengo un momento en esta "verdad mentirosa" que confieso me costó mucho elucidar. Les comentaré lo que logré despejar. El inconsciente freudiano puede mentir, en tanto avanza en dos direcciones: primero, el sueño no es lo inconsciente, es la vía regia que conduce allí; segundo, el sueño no interesa tanto por la fidelidad de su contenido sino por su relato. Es en la dirección al Otro que el sueño miente, es decir, el inconsciente bajo transferencia se vuelve tan engañoso como el amor mismo. Asimismo, a veces mentir es la forma como el sujeto enuncia la verdad de su deseo, porque no hay otra manera de enunciarlo que por la mentira.
En uno de sus últimos textos, "Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI" (1976) Lacan se pregunta: ¿si el inconsciente no fuera más que semblante, pura elucubración de saber, si fuera entonces un fraude? y propone no dedicarse a salvar la verdad sino a defender lo Real, incluso a lo Real del Inconsciente del que sólo estamos seguros cuando carece de sentido. La verdad no será más que el espejismo que persigue el analizante durante su experiencia y aquello que lo empuja durante el trayecto analítico a seguir adelante hasta que la satisfacción que marca el fin de análisis le gane la partida al goce del bla bla.
Para concluir extraeré algunos aportes de Silvia Salman sobre el testimonio de su pase en su texto "Encontrarse con el lugar del sinthome" (Lacaniana N° 13, 2012)que me resultan sumamente interesantes. En primer lugar, ubica la tan mentada no inscripción de la relación sexual como el puntapié inicial de la experiencia analítica. Aclara entonces que "en la experiencia del pase, el pasante podrá testimoniar de cómo suplió esta ausencia que lo ha determinado […] para ello deberá dar cuenta de los embrollos del amor, del peso del fantasma, del padecimiento de los síntomas […] y de cómo ha podido franquear ese impasse, de cómo ha podido captarlo en su experiencia y de cómo ha podido, si le fue posible, nombrarlo". A mi entender es una búsqueda de cómo ha logrado traspasar el sinsentido de su síntoma y demás padeceres. Afirma más adelante, como he mencionado anteriormente, que "lo sexual llama al sentido" (aquí me permito situar al Inconsciente transferencial). Leamos entonces cómo ha sido el recorrido que atravesó para encontrar una solución singular. Silvia Salman destaca entonces que los usos del sinthome son "un tiempo de investimiento que puso en evidencia un goce que no desmiente las marcas de la no relación sexual, un goce que no se esfuerza en remediar lo irremediable", y revela, no por primera vez, que en su caso se escribió 'por vías corporales' con el significante 'encarnada'." Considero que ya aquí hay un S1 que, si bien surge en transferencia, es un nombre de goce que no llama a ningún S2 que le dé sentido.
Me interesa remarcar la postura que toma en relación al síntoma en "tanto se libera de la significación fantasmática aplastante del Otro, de lo que se libera justamente es del sentido y del pathos que siempre acarrea." Sugestivo, ya que remarca una vez más la hiancia en el sentido que se produce en el Inconsciente Transferencial provocando una liberación del padecer. Y continúa: "Pero no se libera del goce, lo que no impide que éste varíe en su intensidad". Recurre entonces a lo que formula Miller en "Sutilezas Analíticas": "El sujeto se libera de la cárcel del fantasma pero permanece enmarcado en la prisión de su goce".
Leamos qué se hace con este goce. Continúa su recorrido comentándonos que, a partir de una intervención del analista, "operó un empalme entre el sinthome que tocó lo real […] produciendo un doble consentimiento en lo que hace a lo real como contingente: por un lado un consentimiento a lo real como imposible: ¡El significante está desanimado! que dibuja el imposible de la relación de un significante con un significado: de un hombre con una mujer" (Sitúo aquí la desarticulación S1–S2 del sentido) y por otro lado, "un consentimiento a lo real como contingente: el hallazgo del significante 'encarnada' que revela el encuentro contingente con una letra producida por un inconsciente (¿Real?) que puede nombrar el goce que resta". Este significante nuevo, hallazgo, es el que "pone un funcionamiento nuevo, al que podemos llamar sinthome".
No quiero terminar este recorrido sin mencionar cómo Silvia Salman retoma la pregunta que se hacía Lacan en el Seminario 11: "¿Cómo vive un sujeto la pulsión una vez que atravesó el fantasma?" a la cual Salman responde: "la vive sinthomáticamente, es decir, la pulsión organiza sinthomáticamente la vida del sujeto.
Es interesante cómo se ubica claramente en el recorrido de este testimonio el pasaje del síntoma (que se construye a partir del Inconsciente Transferencial) al sinthome (hallazgo, invento sorpresivo que emerge del Inconsciente Real). |
Bibliografía |
- Freud, S., (1893) "Estudios sobre la histeria", en Obras Completas, Tomo II, Amorrortu, Buenos Aires, 1988.
- Freud, S., (1900) "La interpretación de los sueños", en Obras Completas, Tomos IV y V, Op.Cit.
- Freud, S., (1917) "Conferencia 17. El sentido de los síntomas", en Obras Completas, Tomo XVI, Op.Cit.
- Freud, S., (1920) "Más allá del principio del Placer", en Obras Completas, Tomo XVIII, Op.Cit.
- Freud, S., (1926) "Inhibición, síntoma y angustia", en Obras Completas, Tomo XX, Op.Cit.
- Freud, S., (1937) "Análisis terminable e interminable", en Obras Completas, Tomo XXIII, Op.Cit.
- Lacan, J., (1953) El Seminario, Libro 1, Los Escritos técnicos de Freud, Paidós, Buenos Aires, 1991.
- Lacan, J., (1953) "Función y campo de la palabra y el lenguaje", en Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 1988.
- Lacan, J., (1954–55) El Seminario, Libro 2, El Yo en la teoría analítica, Paidós, Buenos Aires, 1990.
- Lacan, J., (1956–57) El Seminario, Libro 4, La relación de objeto, Paidós, Buenos Aires, 1994.
- Lacan, J., (1957) El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 1998.
- Lacan, J., (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1991.
- Lacan, J., (1976) "Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI", en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
- Miller, J.–A., Sutilezas Analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2011.
- Salman, S., "Encontrarse con el lugar del sinthome", en Revista Lacaniana N° 13, Grama, Buenos Aires, 2012.
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