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Consecuencias
 
Edición N° 17
 
Julio 2016 | #17 | Índice
 
Cientificismo, Técnica y Mercado, un lugar para el psicoanálisis.
Por Alejandro Rinaldi
 

Alejandro RinaldiEl termino Troika procede del ruso y designa un trineo tirado por tres caballos alineados uno al lado del otro. En el siglo XXI, en estos días, hemos sido testigos de cómo los griegos están siendo sometidos a una Troika financiera conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.

Lo grave es que quien maneja el Trineo, es el sistema financiero globalizado, deslocalizado y autónomo, que actúa por fuera de los poderes que responden a los sistemas democráticos nacionales, degradando las referencias simbólicas ligadas a la cultura, las lenguas y las propias autoridades democráticas.

Quiero enfocarme en algunas particularidades que tiene otra Troika actual conformada por la asociación entre la Ciencia –en su inflexión Cientificista–, la Técnica y el Capitalismo. Trípode que la práctica del Psicoanálisis, la Psicología, y la psiquiatría no pueden desconocer en tanto condicionan la contemporaneidad.

Según Alexander Koyré[1], la Ciencia moderna (siglo XVII), supuso un cambio radical en la concepción ontológica, gnoseológica y metodológica. Esta mutación en el modo de pensar se debe a cambios intrínsecos a las ideas filosóficas y metafísicas que destruyeron el cosmos finito y ordenado jerárquicamente propio de la Edad Media, de raigambre Aristotélica. La geometría y la matemática solo le estaban permitidas al mundo supralunar. Lo característico de esta mutación es la matematización de la naturaleza (mundo sublunar). Los modernos interponen entre la experiencia sensible y su intelección la formalización matemática y se convierte en el modelo a seguir de la ciencia moderna.

J. Lacan[2], quien toma a Koyré como su guía en estos temas, plantea que la ciencia moderna progresa por sustracción del factor sujeto. Argumenta que el sujeto que la ciencia mantiene en exclusión interna, por método, es el mismo sujeto del que se encarga de dar cuenta el Psicoanálisis, el sujeto del inconsciente, esto es, sus angustias, sus inhibiciones y sus síntomas. Vemos aquí el lugar privilegiado que Lacan pretende para el Psicoanálisis, y la íntima relación entre ciencia moderna y psicoanálisis.

El psicoanálisis tiene entonces la responsabilidad de tomar a su cargo lo que la episteme moderna forcluye, ocuparse de los fantasmas que impregnaban a la ciencia antigua, de aquel mundo poblado de dioses y magia que los modernos pretendieron olvidar. En este sentido, la Ciencia ya no se pregunta por qué ocurre tal cosa o cuál es su finalidad, sino que busca el modelo matemático que le diga cómo ocurre y eventualmente poder predecirlo. De este modo, la pregunta por el deseo no se deja atrapar por fórmulas universales.

Es el Psicoanálisis el que con su dispositivo, permite que el analizante despliegue en la transferencia su episteme antigua, politeísta si lo fuere, para reconocer a qué dioses oscuros (producir los S1) ha dado en sacrificio su vida pulsional.

El discurso de la Ciencia por las características citadas, dice lo que se puede hacer con su descubrimiento pero no tiene idea sobre si debe o no hacerse, y rápidamente su logro no le pertenece. Queda captado por la producción en serie (Técnica) y los intereses del mercado capitalista cuyo único interés es su ganancia económica. Este desplazamiento transforma la ciencia en cientificismo[3], que es la utilización del prestigio del discurso científico para la legitimización de prácticas educativas o políticas de salud, que tienen en común una normatización sacralizada. Se parte de algún dato extraído de un campo reducido de análisis científico mensurable y se extiende a la totalidad de la vida. Este salto reduccionista no solo no tiene base científica sino que está al servicio de cierto ejercicio de poder y responde muchas veces a intereses económicos.

La psiquiatría actual está en el centro de esta problemática. El 29 de abril del 2013 Thomas Insel, director del National Institute of Mental Health (NIMH) inició una polémica con la American Psyhiatric Association (APA) cuando esta última estaba a días de publicar el DSM–5. Thomas Insel anunciaba que el NIMH abandonaba la investigación a partir del DSM y que pasaría a utilizar el proyecto "Research Dominian Criteria" ( RDoC ). No voy a desarrollar las diferencias sino meramente nombrar que el DSM sigue una clínica fundamentalmente categorial, por ejemplo, el diagnóstico de Esquizofrenia surge de la suma de cierta cantidad establecida de síntomas. A diferencia del RDoC que plantea una futura taxonomía basada en biomarcadores. Se trata de una matriz con dominios que se correlacionan con datos de investigación de diferentes niveles: genes, moléculas, células, circuitos cerebrales, fisiología, teoría de la mente; donde el ordenamiento no es por categorías sino por dimensiones donde síntomas psicóticos pueden clasificarse junto con más o menos impulsividad, uso de drogas, problemas alimentarios, etc. En fin, esta forma de abordaje produce una fragmentación de la clínica que haría imposible a un Psiquiatra actual poder orientarse. Entre otras razones porque en la actualidad no contamos con biomarcadores válidos para los diagnósticos psiquiátricos.

El 14 de mayo del 2013 Insel y Lieberman, presidente de APA, hicieron rápidamente las pases y emitieron un comunicado conjunto previo al lanzamiento del DSM–5 donde reconocían que el DSM y el ICD son las mejores fuentes de información disponibles en la actualidad. Pero aclaraban que lo que es razonable para los clínicos no es suficiente para los investigadores, sugiriendo que en la medida que surjan nuevos descubrimientos del proyecto RDoC serán incorporados en futuras revisiones. Este conflicto de intereses deja ver la brecha entre los avances de las neurociencias y la falta de novedades cualitativamente significativas de los últimos años de la psiquiatría contemporánea.

El propio Thomas Insel reconoce el 8 de agosto del 2014 que la industria farmacéutica que tradicionalmente ha sido tan importante defensora de la ciencia biomédica básica, ha dejado en gran medida la investigación psiquiátrica así como también el NIMH perdió más del 20% de su presupuesto en los últimos años.

Steven E. Hyman del MIT–Harvard, informa que Pharma ha eliminado las enfermedades psiquiátricas de su cuerpo de proyectos de descubrimientos de fármacos. Las compañías farmacéuticas entienden que la ciencia actual no logra orientar las investigaciones hacia áreas productivas. (Science traslational medicine).

Uno de los caballos de la troika (los intereses del capital) no quiere seguir empujando el trineo y pone en dificultades la psiquiatría actual. Hizo sentir su tracción en la construcción del DSM–5, con una proliferación de diagnósticos y el riesgo de una próxima psiquiatrización de la vida, pero se muestra reacio a seguir las investigaciones en neurociencia. Lo complejo parece resistir las ganancias rápidas que exigen los negocios.

A esto se suma la falta de novedades de nuevas moléculas que agreguen alguna ventaja significativa a las ya existentes. Las neurociencias generan una gran cantidad de datos pero estos datos no pueden encontrar una teoría que pueda unificarlos y organizarlos, quedando, de este modo, trozos de real sin sentido.

Cito frases de publicaciones de investigaciones de neurociencias que pueden dar una idea acerca de la forma universalizante que adquieren, en la que el sentido singular no ingresa:

  • "El sistema de avalancha neuronal está en equilibrio entre neuronas excitatorias y otras inhibitorias, el cerebro sano mantendría el equilibrio, se observa en imágenes utilizando sensores de calcio fluorescentes".
  • "En el desarrollo fetal las neuronas se dividen más rápido que cualquier otro tejido con tasas de replicación estimados en 100.000 divisiones por minuto desde la semana 10 a la semana 24".
  • "86 mil millones de neuronas se encienden en un acto en fracciones de segundo para permitir la conciencia y el comportamiento".

¿Qué dicen estos datos de cada sujeto? Es un: para todos 100.000 divisiones, para todos 86 mil millones de neuronas se encienden, pero poco se dice acerca de qué sentido tiene ese acto en lo singular del caso. Esto no es una crítica a la ciencia sino una observación acerca de lo que queda por fuera de su campo.

El psiquiatra no puede contentarse con pensar la enfermedad mental solo como una enfermedad del cerebro. Esto es concebir la enfermedad en su pura extensión, organismo, sustrato y soporte real neuronal y molecular. Sin duda esperamos que los avances neurocientíficos nos brinden novedosos tratamientos para las enfermedades psiquiátricas, con menos efectos secundarios y de mayor eficacia para reducir el sufrimiento. Pero cualquier aplicación terapéutica en el nivel biológico tiene que poder contemplar que el cuerpo es algo más que lo puramente mensurable, es un cuerpo con propiedades emergentes que se resisten a la objetivación. Un cuerpo atravesado por el lenguaje, integrado a una imagen unificada siempre algo inestable, y con un resto íntimo que nunca termina de ser tomado como propio.

El psicoanálisis descubre que algunas partes del organismo adquieren valor significante con un efecto semántico y una satisfacción libidinal asociada que condicionan sus elecciones y deseos. Estas propiedades emergentes atrapables en el dispositivo analítico tienen una cara cuyo atributo es la pura extensión (Real de la ciencia, en este caso organismo) y otra que Freud supo llamar Pulsión en tanto concepto límite entre lo somático y lo psíquico.

Lacan en el último tramo de su enseñanza ubica el encuentro entre la palabra y el cuerpo en el registro de lo real sinthomático[4]

Para terminar, diría que al cientificismo se lo contrarresta con ciencia y el compromiso ético del científico (hay que decir que el discurso de la ciencia no lo ayuda y tendrá que buscarlo en otro lado), la técnica dependerá del amo al que sirva, el capitalismo tendrá que encontrar en la Políticas de Estados una regulación en donde la ganancia no sea la única variable que determine el intercambio. Al psicoanálisis le toca estar junto a la ciencia para darle lugar al sujeto que ella rechaza y poder interpretar la época para orientarse en las soluciones singulares siempre abierto a las contingencias con el Otro.

 
Notas
  1. Koyré, A., Estudios de historia del pensamiento científico, sigloXXI, 1977.
  2. Lacan J., "La ciencia y la verdad", Escritos 2, sigloXXI, 1987.
  3. Peteiro, J., El autoritarismo científico, Miguel Gómez Ediciones, 2010.
  4. Miller, J.–A., "El inconsciente y el cuerpo hablante", Presentación del tema del congreso de la AMP, Río de Janeiro, 2016.
 
 
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