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Consecuencias
 
Edición N° 28
 
Diciembre 2023 | #28 | Índice
 
Los adolescentes y el malestar en la cultura
Por Jackie Rico
 
Jackie Rico

En la época actual, nos vemos bombardeados por diversas narrativas provenientes del discurso de la ciencia, principalmente ligadas a la medicina y la tecnología. Es el tiempo del declive de los Nombres del Padre y la época en la que el Otro no existe, por lo que el sujeto tiende a caer en múltiples excesos. Con el imperativo de que todo se puede todo el tiempo, los jóvenes que no logran realizar su deseo, se sienten frustrados y con gran sentimiento de culpa. En este trabajo nos centraremos en la adolescencia y su relación con las coordenadas actuales.

Los estragos de la época

El pseudo discurso capitalista propone un empuje a promesas ilimitadas, infinitas, donde el individuo es alentado a "gestionar" sus emociones, anticiparse a situaciones adversas, acumular capital y superarse a sí mismo: todos discursos que apuntan a la autoafirmación ignorando cuál es el síntoma para cada sujeto. Se promueve la reinvención constante sin apoyo en los otros.

Lacan[1] caracteriza al pseudo–discurso capitalista como aquel en el que predominan la lógica del mercado, la ciencia y la tecnología. En el sitio del agente hay un sujeto desarticulado; se trata de un sujeto que aislado del Otro e incorporando los objetos de consumo, fabrica el propio significante que lo represente sin pasar por el Otro. Existe como consecuencia, un rechazo a la castración, a las determinaciones inconscientes y una disolución del lazo social[2].

El saber de la ciencia y la tecnología producen cada vez más objetos atractivos de consumo que, al ser adquiridos prometen dar un "ser", una "identidad". Estos objetos son adquiribles y acumulables como objetos de goce. Se corrobora, sin embargo, la paradoja del consumo: las mercancías no vienen a tapar ningún vacío existencial ni a satisfacer la falta de goce sino a borrar la dimensión subjetiva[3]. Como señala la analista, se puede ilustrar esto con las prácticas actuales de los jóvenes que organizan la previa de la fiesta, "la previa de la previa" y el "after". Estos hábitos reflejan una tendencia hacia lo infinito, sin un fin determinado.

En esta línea, Han[4] caracteriza la sociedad actual como la sociedad del rendimiento y por consiguiente, el cansancio. El sujeto no se siente en guerra con un soberano externo que le exige cada vez más, sino que esa guerra ahora es interiorizada. El sujeto de la postmodernidad tiene como metas la libertad y la voluntariedad. No actúa por mandato ajeno, más bien se escucha a sí mismo. El autor sostiene: "la coerción externa es reemplazada por auto coerción que se hace pasar por libertad"[5].

Hoy en día, funciona una norma que empuja al individuo a realizarse personalmente, al proyecto personal y a la motivación. La auto explotación se acompaña del sentimiento de libertad de superarse y dicho logro se vive de manera individual, sin otros. El individuo compite contra sí mismo y puede llegar al burn out en algunos casos.

Respecto al discurso de la ciencia, Han[6] afirma que la reducción de la vida a procesos meramente biológicos la despoja de toda narratividad. Ante la erosión de la sociedad, aparece el imperativo de tener un cuerpo sano. La salud se vacía convirtiéndose en una conveniencia sin objetivo[7].

Como indica López[8], el discurso capitalista produce un taponamiento de la hiancia en tanto pérdida constitutiva del sujeto generando en los adolescentes una desorientación generalizada que se denomina erróneamente como libertad. Los jóvenes cada vez más defienden sus derechos sostenidos en la elección de consumo del yo, aunque tienden a desconocer la causa de su deseo.

Si bien en el pasado, el saber estaba regulado por un Otro encarnado en un maestro, médico o el juez, actualmente ese saber está disponible de manera automática, a la simple demanda que se formula a la máquina[9]. Como el objeto no está más en el otro, el lazo social pierde interés y es difícil que surja el sentimiento de amor. Los lazos sociales se vuelven frágiles.

Como sostiene Miller[10], el discurso de la ciencia nos colma de objetos, mercancías que, en lugar de funcionar como objeto a causa de deseo, son objeto a tapón, que es aquel que intentamos usar para tapar un agujero imposible de tapar. Siguiendo a Amadeo de Freda[11], los adolescentes ya no respetan a su padre sino que éste suele ser rebajado a la categoría de objeto de consumo. Ellos prefieren dirigir la demanda de saber a los objetos técnicos, como ser, celulares, tablets u otros dispositivos en un circuito que prescinde del Otro y los aísla.

La adolescencia y los malestares actuales

Con la Metamorfosis de la Pubertad, Freud[12] (1905) sitúa el momento de la pubertad como aquel en el que se introducen los cambios que llevan desde la vida sexual infantil a su conformación definitiva. La pulsión sexual, que en la infancia era predominantemente autoerótica (oral, anal, genital), apuntalada en el propio cuerpo, encuentra en la pubertad su objeto sexual y las pulsiones se subordinan al primado de lo genital.

La adolescencia para Freud es la reorganización de la vida sexual infantil. Hay un goce reencontrado a nivel de su propio cuerpo, como un elemento pulsional nuevo que emerge en el cuerpo del niño y eso es lo que lo confronta con el fuera de sentido, (Lacadée, 2015)[13].

Lacan[14] sostiene que la sexualidad hace agujero en lo real y en esta línea, el encuentro con el otro sexo no existe. En términos de Lacadée[15], "La paradoja a la que se enfrenta el adolescente entonces en su encuentro con el Otro sexo es el exilio de su propio goce que, en lugar de producir la relación con el Otro, lo exilia todavía más en una soledad que no puede traducir en palabras"[16].

Como resultado, ante el declive del padre y la caída de las figuras de autoridad se presentan síntomas en los adolescentes, que son solidarios de las coordenadas actuales.

La ludopatía es un síntoma característico de la época. Si bien siempre existió la adicción al juego, éste estaba ritualizado, ceñido a lugares específicos. Había momentos de apertura y de cierre de los casinos o lugares de apuestas. En la actualidad, en cambio, el juego es solitario. No tiene ninguna restricción dado que está al alcance de todos.

Otro síntoma de la época es la adicción a las pantallas. Los adolescentes están pendientes de los likes o retweets en redes sociales. Podemos recordar el episodio de la serie de ciencia ficción Black Mirror, Nosedive (Caída en picada) en la que Lacie, la protagonista, se obsesiona por la calificación que recibe en una aplicación muy similar a Instagram donde 0 es la puntuación más baja y 5, la más alta. Lacie está pendiente de esta red social buscando obtener la máxima valoración. A mayor calificación en esta red social, mayores son los beneficios a los que se puede acceder: se puede conseguir un mejor trabajo, comprar un departamento y hacer amigos. Lacie está desorientada, dado que cree que su valoración está estrechamente vinculada a la puntuación que recibe en esta red social. Ningún personaje es auténtico, sino que busca agradar a todos todo el tiempo a fin de ser calificados con una buena nota. Todo es mérito personal, sin deseo de hacer lazo con otros verdaderamente. Se muestra un mundo perfecto, sin fisuras. Rechazo a la castración. Recortes de la época actual. Si bien esta escena tiene rasgos futuristas, no parece diferir de la realidad de las redes sociales y de cómo los adolescentes pueden quedar cautivos de ellas.

La inhibición es otro síntoma de los tiempos que corren: se manifiesta como falta de curiosidad, carencia de objetivos o agotamiento. En Inhibición, Síntoma y Angustia, Freud la define como:"la expresión de una restricción funcional del Yo, restricción que puede obedecer a diversas causas, como medida de precaución o a consecuencia de un empobrecimiento de energía"[17]. Los adolescentes pueden pasar horas y días ausentándose de actividades escolares o sociales.

Por otro lado, la presencia y oferta de imágenes ideales y pornografía produce una declinación del deseo, en tanto los jóvenes sienten que no están a la altura de la imagen ideal. Como afirma Sota Fuentes[18], en la época actual no hay un despertar de la sexualidad sino un puro sin-sentido que lleva al joven a dilatar cada vez más su vida sexual. Las imágenes pornográficas están al servicio de velar la no relación sexual; se muestran cuerpos perfectos que gozan sin límites ni dificultades. Desaparece la dimensión del enigma, del misterio que implica la alteridad.

Un tratamiento posible

Miller afirma que el partenaire del psicoanalista debe ser la civilización, es decir, que la praxis analítica debe estar a la altura de los rasgos y las coordenadas de la época. El acto analítico siempre marca un antes y un después en el sujeto. El analista opera como agente alojando el padecimiento subjetivo y posibilitando un espacio donde la palabra del paciente adquiera valor de verdad. No se trata de que el analista advenga como psicoeducador a fin de orientar al paciente sino que intentará escuchar y hacer que el sujeto se responsabilice por su decir.

Los adolescentes pueden encontrarse desorientados, sin brújula y las palabras pueden fallarles para dar cuenta de su estado con modelos de identificación muy frágiles. El goce no está signado por un ideal ni sujeto a un Otro, sino que se presenta bajo modalidades de satisfacción masificadas, con un empuje a lo absoluto e ilimitado[19]. El objeto de consumo se impone frente al adolescente alentándolo a gozar sin límites, sin represión ni castración. Hoy se trata de un superyó que ordena a gozar y en lugar de dejar al sujeto confrontado a ese Otro lo confronta con ese objeto y plus de goce. Será el acto analítico el que permita sostener el lugar de lo imposible en una época tendiente a negar la castración.

 
Notas
  1. Lacan, J., El seminario 17. El reverso del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992
  2. Berenstein, V., Despertar e inventar en la adolescencia, Ed Grama, Bs As, 2022.
  3. Ibid
  4. Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, Herder, Barcelona, 2018, p.67
  5. Ibid., p. 96
  6. Byung-Chul Han, Op.Cit.
  7. Ibid
  8. López, G. A., La adolescencia en los tiempos que corren, Grama ediciones, Buenos Aires, 2022
  9. Miller, J.-A., En dirección a la adolescencia, Paidós, Ciudad de Buenos Aires, 2015p 18.
  10. Miller J.-A., Todo el mundo es loco, Paidós, Bs As, Argentina, 2015, p.33
  11. Amadeo de Freda, D., El adolescente actual, UNSAM Edita, Buenos Aires, 2015.
  12. Freud, S., "La metamorfosis de la pubertad", Tres ensayos de teoría sexual, Obras completas, Tomo VII, Amorrortu editores, Bs As, 1993.
  13. Lacadée, P., Los sufrimientos modernos del adolescente. Grama, Buenos Aires, 2017.
  14. Lacan, J., "Prefacio a El despertar de la primavera" en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial, 2007
  15. Ibid
  16. Lacadée, P. El despertar y el exilio. Grama, Madrid, 2010, p.77
  17. Freud, S., "Inhibición, síntoma y angustia". En Obras Completas Tomo XX, Buenos Aires: Amorrortu, 2003, 71-164
  18. Berenstein, V., Despertar e inventar en la adolescencia. Ed Grama, Bs As, 2022
  19. Íbid
 
Bibliografía
  • Amadeo de Freda, D., El adolescente actual, UNSAM Edita, Buenos Aires, 2015.
  • Berenstein, V., Despertar e inventar en la adolescencia, Ed Grama, Bs As, 2022.
  • Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, Herder, Barcelona, 2018.
  • Freud, S., "Inhibición, síntoma y angustia". En Obras Completas Tomo XX, Amorrortu, Bs.As.,2003.
  • Lacadée, P. El despertar y el exilio. Grama, Madrid, 2010.
  • Lacadée, P., Los sufrimientos modernos del adolescente. Grama, Buenos Aires, 2017.
  • Lacan, J., El seminario 17. El reverso del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992.
  • Lacan, J., "Prefacio a El despertar de la primavera" en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial, 2007.
  • López, G. A., La adolescencia en los tiempos que corren, Grama ediciones, Buenos Aires, 2022.
  • Miller J.-A., Todo el mundo es loco, Paidós, Bs As, Argentina, 2015.
  • Miller, J.-A., En dirección a la adolescencia, Paidós, Ciudad de Buenos Aires, 2015.
 
 
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