Podemos ubicar que la época reanima discursos totalizantes que llevan al despliegue de manifestaciones del odio, fenómenos que, en ocasiones rompen con la trama discursiva y se traducen en pasajes al acto de violencia extrema. Estas manifestaciones, pueden ser interpretadas como locuras actuales, con rasgos de otros tiempos, que se actualizan y toman forma de fascismos neoliberales.
También, como consistencia de identidades, que podrían otorgar a un sujeto en desorientación un lugar en el mundo, un mundo organizado de modo tal, que tiende a la reducción del lazo y a dejar caer subjetivamente a sus habitantes.
¿Puede el psicoanálisis presentarse como un reverso? Pensamos que la resistencia de nuestra orientación aún tiene efectos, ahí donde parece, que todo está perdido. |